tag:blogger.com,1999:blog-10692621554474842632024-03-12T17:30:10.665-07:00HISTORIA DE VIDASDEFINIR UNA VIDA ES QUIZAS LA TAREA MAS ENGORROSA O DIFICIL QUE EL INDIVIDUO SE HAYA IMAGINADO,O QUIZAS SEA PARA ALGUNOS LA MAS SENCILLA, CUESTION ESTA QUE ABARCO INVESTIGACIONES DE ALTO NIVEL ACADEMICO SOBRE ESTA TEMATICA.- EL OBJETIVO DEL PRESENTE ES ILUSTRATIVO Y DESCRIPTIVO DE VIDAS QUE HICIERON, ,VIVIERON Y DEJARON SU PROPIA ESCRITURA.herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.comBlogger19125tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-31252006901474800192009-04-25T20:57:00.000-07:002009-04-25T21:00:15.507-07:00EL JUICIO A JUAN MANUEL DE ROSAS /ART- RELACIONADOVisitante Nro. 1434550 desde marzo de 2003<br /><br />Juicio a Juan Manuel de Rosas en la Universidad de Mar del Plata<br /><br />El 4 de diciembre pasado se realizó en la Universidad de Derecho de Mar del Plata un juicio a Juan Manuel de Rosas.<br />La acusación era: ¿Por qué no convocó el congreso general federativo, dispuesto en una de los artículos del Pacto Federal de 1831? , y su negativa a dictar la constitución y temas que de ahí vienen derivados.<br />El equipo de defensores de Rosas, buscando argumentos para defensa llegó a nuestra página donde PENSAMIENTO NACIONAL publica libros y artículos de José María Rosa. Inmediatamente se comunicaron con nosotros y les facilitamos bibliografías y en especial les transcribimos parte del libro de Jaime Gálvez “Rosas y el proceso Constitucional”, libro que más específicamente tocaba el tema.<br />El juicio, que se prolongó ese sábado 4 de diciembre hasta las 11 de la noche, fue ganado por la defensa en todas las acusaciones, y según la palabra de los brillantes abogados “ la figura de Rosas salió ilesa, absuelto del mismo, sin podérsele comprobar ningún cargo acusatorio”. Y además les valió un 10 promediable con el resto de sus notas.<br />El estudiante Martín Rapallino, futuro brillante abogado y conductor del grupo de la defensa nos ha hecho llegar el texto de su defensa:<br /> Eduardo Rosa/ Pensamiento Nacional <br />ESCRITO DE LA DEFENSA DEL BRIGADIER DON JUAN MANUEL DE ROSAS.<br />Conocida previamente la acusación, y oídas las probanzas invocadas, esta defensa rechaza en todos sus términos los argumentos vertidos por la fiscalía en su requisitoria, y sostiene que en cambio, analizado el desempeño del Señor Juan Manuel de Rosas, durante el período comprendido entre el año 1829-1832 y 1835-1852, en que se desempeñó como gobernador de la Provincia de Buenos Aires y como Jefe de la Confederación Argentina, dio cumplimiento con las obligaciones y deberes de los cargos con los que le fueron encomendados, dando la unidad nacional del Pacto Federal de 1831, que detuvo el proceso de disgregación del Virreinato del Plata; imponiendo el orden interno; logrando la independencia económica de la Confederación Argentina; obteniendo el respeto por nuestra soberanía; generando la mejora social de la clase popular, característica del único gobierno popular que tuvo la Argentina en el siglo XIX.<br />La defensa entiende y hace saber que para poder abordar los temas postulados por la Fiscalía es necesario realizar un análisis de los hechos históricos y sus respectivas consecuencias ocurridos simultáneamente en ese período, trascendentales para nuestra historia, que explican las razones por la cual no se concretó la convocatoria a un Congreso General Federativo y por consiguiente una carta constitutiva.<br />Lo expuesto a modo de introducción anteriormente se sustenta con las siguientes probanzas:<br />Tema nº1<br />1. Aspecto económico,<br />2. Intereses de Juan Manuel de Rosas<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº1:<br />El historiador Carlos A. Elizagaray, en su artículo “Rosas, Fundador de la Nación” publicado en la revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas afirma que:<br />“El Rosas de 1820 que concurre a poner el orden en Buenos Aires, no es el Rosas que como gobernador restaura las leyes y las instituciones devastadas por Rivadavia. Y tampoco el mismo Rosas que a partir de 1831, suscribe el Pacto Federal con Santa Fe y Entre Ríos primero y después con todas las provincias, abogando por el control de la aduana por Buenos Aires. Y finalmente es también diferente al Rosas que asume a la jefatura nacional y en ese carácter promulga en 1835 la Ley de Aduana, de neto corte proteccionista, tal cual se lo había requerido Ferré, y como convenía a todas las provincias.”<br /> (Pág. 25)<br />“Al asumir el poder, Rosas se enfrenta con los problemas nacionales, y obrará en consecuencia. Han quedado atrás las discusiones con el correntino Ferré, sobre el control de la aduana de Buenos Aires. Y posiblemente como consecuencia de esas diferencias advierte que debe gobernar a beneficio de todo el país, y es entonces cuando dicta la Ley de Aduana de 1835 por la que, si bien no distribuía los ingresos de la aduana que debe preservar para atender a las necesidades del Ejército Nacional, las relaciones exteriores y los requerimientos de las provincias más necesitadas, castiga con altos aranceles la importación de artículos similares a los que se fabrican en el país, generando el florecimiento de industrias y artesanías del interior.<br />Rosas produce una transformación revolucionaria en el sistema de colonización efectiva de la tierra, anulando en buena medida los efectos perniciosos que había producido la Enfiteusis de Rivadavia, paralizando la propiedad agraria. Se liberaron gran cantidad de tierras, a las que accedieron más propietarios. Cobró los impuestos atrasados y de contribución territorial, que nunca se habían percibido.”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº2<br />José María Rosa en su obra “Rosas nuestro contemporáneo” capítulo V: Política Económica de Rosas, Primer acto de liberación: la Ley de Aduana de 1835 afirma que:<br />“Conjeturablemente, Rosas no advirtió la índole de las ligaduras con el extranjero al asumir el gobierno por primera vez, en 1829; sólo la mentalidad de los unitarios que anteponían su clase social a la nacionalidad, y creyó posible reconducirlos al buen camino. Cuando se dio cuenta del motor que los movía, comprendió que la lucha sería tremenda y, tal vez perdida de antemano. Es cierto que tenía el pueblo consigo, pero un gran pueblo y un gran jefe no bastan para liberar a una nación. Se necesitaba una élite, y no la encontraba. Sólo podía gobernar desentendiéndose del problema fundamental de liberar a la Argentina del imperialismo.<br />Pero en 1835 está otra vez en el gobierno. Ahora se llevará todo por delante, aunque debe saber en lo íntimo que su fama y su honra, se la comerán los perros, como decía Sancho Panza.<br />El 18 de noviembre de 1835, en uso de la suma del poder público, dicta por su propia autoridad la Ley de Aduana que regiría desde el 1º de enero de 1836. Rompe con ella el esquema liberal. No habría más libertad de comercio, que mataba las industrias nativas en beneficio de las fábricas de Inglaterra: prohíbe la introducción de similares extranjeros de aquellos productos que aún se elaboraban en el interior (tejidos, algunas herrerías y carpinterías, etc.) y grava con altos aranceles la importación de aquellas que podían fabricarse en el país. Favoreció también a los alcoholes y vino de Cuyo, azúcar de Tucumán y Corrientes, tabacos de Salta y yerba de Misiones.<br />¿Cómo Rosas, estanciero y porteño, pudo hacer una ley en beneficio de los industriales y las provincias del interior? No lo podrían entender quienes suponen intereses materiales en toda gestión política, pero resulta fácil explicárselo aceptando que Rosas hacía prevalecer las conveniencias nacionales sobre las ventajas locales o personales. Pero al móvil patriótico no lo comprenden todos los historiadores.<br />La Ley de Aduana – que rigió con algunas modificaciones hasta la caída de Rosas – sirvió para muchas cosas buenas: a) quitar los recelos del interior contra Buenos Aires; b) crear una considerable riqueza industrial (por supuesto, aun en su fase artesanal, aunque en 1845 – gobernaba Rosas – se estableció la primera máquina a vapor); y c) no hacer tan vulnerable al país a un bloqueo de las potencias marítimas si se hubiese dependido exclusivamente de la exportación e importación”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº3<br />José María Rosa en su obra Historia Argentina, tomo IV capítulo III “Rosas y la Confederación Argentina” subíndice 3. El Pacto Federal: Puntos de vista de Buenos Aires y Corrientes afirma que:<br />“el 20 de julio se reúnen en Santa Fe los comisionados de las provincias federales: José María Roxas y Patron por Buenos Aires, Domingo Cullen por Santa Fe, Diego Miranda por Entre Ríos y Pedro Ferré por Corrientes.<br />A Roxas y Ferré se les encomendó el anteproyecto del Pacto. Ferré presentó un borrador creando una comisión representativa que llamaría a un congreso constituyente, imponía trabas a la entrada de manufacturas extranjeras y repartía el producto de la Aduana de Buenos Aires a todas las provincias. Roxas objetó con su carencia de instrucciones y la negociación llegó a un punto muerto.<br />La polémica de Ferré con Roxas y Patron ha sido explicada por aquél en su Memoria. Ferré defendía los intereses correntinos que descansaban primordialmente en la industria, y los suyos propios, ya que era dueño de una carpintería de ribera; Buenos Aires no tenía industrias elaborativas de consideración y su riqueza estaba en la ganadería. Es notable que Rosas por boca de su delegado Roxas y Patron defendiera el librecambio en 1831, cuando establecería el proteccionismo en 1835. Tal vez lo convencieron los argumentos de Ferré, o quizás obraba en 1831 “como hombre de Buenos Aires” y en 1835 como “hombre de la Confederación.<br />El reparto de la aduana entre las provincias era tan injusto como su aprovechamiento por Buenos Aires con fines edilicios como lo hizo Rivadavia en 1821. El producto de la aduana debía destinarse a gastos nacionales, y Buenos Aires mantenía las relaciones exteriores, el ejército y la marina y pagaba la deuda nacional.”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº4<br />José María Rosa en su obra “el Revisionismo Responde” capítulo 33 afirma que:<br />“Rosas, como todos los estancieros, estuvo en un principio con la oligarquía. En octubre de 1820 defiende el “orden” contra las “anarquistas” federales del motín Pagola. Pero la política de Rivadavia llevó a los estancieros, y a una fracción de la burguesía urbana porteña, a unirse con los federales encabezados entonces por Dorrego: de la correspondencia de Rosas con Tomás Manuel de Anchorena, surge, cómo los estancieros comprendieron el sentido nacional del federalismo como también el advenimiento del pueblo como un hecho irreversible.<br />El conflicto francés de 1838-40, puso a una parte considerable de los estancieros (prácticamente a toda la clase) en contra de Rosas. El bloqueo del puerto y litoral argentino perjudicaba sus exportaciones (carne salada, cuero, sebos, astas, etc.) y preferían sus patacones a la soberanía nacional. En el levantamiento de los estancieros (llamado con benevolencia “de los libres del Sur”) anduvo complicado hasta un hermano de Rosas. ¿Por qué Rosas no se allanó a las pretensiones francesas evitando un conflicto que estuvo al borde de costarle el gobierno, y además era perjudicial para sus intereses privados? Ni esto ni tantas otras cosas de la política rosista – como la Ley de Aduana de 1835 – han sido comprendidas por quienes ven en su política simplemente la de un estanciero en beneficio de su clase. Rosas fue algo más que un estanciero: fue el jefe responsable de una nación, y sus conveniencias particulares no prevalecieron sobre las de la patria.”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº5<br />El historiador Waldo Ansaldi en su obra “Rosas y su tiempo” capítulo 2 la concepción de Rosas sobre la organización constitucional afirma que:<br />Con respecto al pensamiento de Estanislao López de que Juan Manuel de Rosas actuaba influenciado por su entorno y sus intereses, éste le replica en carta del 17 de mayo de 1832 al mismo Estanislao López:<br />“…Aquí tengo que detenerme a hacer notar a usted la grande equivocación en que está, según veo por su carta, de que en esta línea de conducta soy influido por algunas personas que me cercan; y para demostrarle su error, me bastaría recordarle que en nuestra entrevista del Rosario, le dije francamente que la Comisión Representativa debía cesar, porque conjeturaba que sería muy difícil que los Diputados se detuviesen en los limites señalados en el Tratado<br />Tema nº2<br />1. Pacto Federal de 1831, artículos 15 y 16<br />2. Comisión Representativa<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº6<br />Jaime Gálvez en su obra “Rosas y el proceso constitucional” capítulo V El Pacto Federal de 1831 afirma que:<br />“Los artículos 15 y 16, que son los más importantes, han sido mal comprendidos muchas veces, por lo que conviene hacer resaltar su sentido.<br />El Art. 15 reza: “Ínterin dure el presente estado de cosas y mientras no se establezca la paz pública de todas las Provincias de la República, residirá en la capital de Santa Fe una Comisión compuesta de un diputado para cada una de las tres provincias litorales, cuya denominación será “Comisión representativa de los gobiernos de las Provincias litorales de la República Argentina”, cuyos diputados podrán ser removidos al arbitrio de sus respectivos gobiernos, cuando lo juzguen conveniente nombrando otros inmediatamente en su lugar.<br />¿Qué quiere decir esto? Pues que en tanto siga la guerra civil, continuará existiendo la Comisión, que por eso es provisoria.<br />¿Qué iba a hacer dicha Comisión? El Art. 16 trae la respuesta: “Las atribuciones de esta Comisión serán:<br />“1º Celebrar tratados de paz a nombre de las expresadas tres Provincias, conforme a las instrucciones que cada uno de los diputados tenga de su respectivo gobierno, y con la calidad de someter dichos tratados a la ratificación de cada una de las tres Provincias.<br />“2º Hacer declaración de guerra contra cualquier otro poder, a nombre de las tres Provincias litorales, toda vez que éstas estén acordes en que se haga esta declaración.<br />“3º Ordenar se levante el ejército en caso de guerra ofensiva o defensiva y nombrar el general que debe mandarlo.<br />“4º Determinar el contingente de tropa con que cada una de las Provincias aliadas deba contribuir, conforme al tenor del artículo 13.<br />“5º Invitar a todas las demás Provincias de la República, cuando estuvieren en plena libertad y tranquilidad, a reunirse en Federación con las tres litorales; y a que por medio de un Congreso General Federativo se arregle la administración general del país, bajo el sistema federal, su comercio interior y exterior, su navegación, el cobro y distribución de las rentas generales, y el pago de la deuda de la República, consultando del mejor modo posible la seguridad y engrandecimiento general de la República, su crédito interior y exterior y la soberanía, libertad e independencia de cada una de las Provincias”.<br />Algunos apresurados han leído que la Comisión tenía las funciones de un Congreso. Nada más equivocado. Lo que Rosas ha escrito antes y que se ha reproducido, no revela intención de llamar enseguida a un sexto Congreso Constituyente. Además, la Comisión tenía una vida efímera según el Art. 15, pues sólo existiría mientras perdurara la guerra civil. Terminada ésta, finalizarían también las funciones de aquella. Tenía un carácter provisorio.<br />La Comisión no es un Congreso Constituyente, sino que tiene naturaleza diplomática, según las funciones atribuidas por el Art. 16:<br />1º Celebrar tratados de paz...<br />2º Hacer declaración de guerra...<br />3º Ordenar se levante el ejército...<br />4º Determinar el contingente...<br />5º Invitar...<br />Las cinco funciones de la Comisión se ejercerían “mientras no se establezca la paz pública de todas las Provincias de la República” e “ínterin dure el presente estado de cosas”, que son eufemismos usados para no mencionar la dura realidad: la guerra civil. Y mientras ésta existiera, existiría la Comisión.”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº7<br />El historiador Waldo Ansaldi en su obra “Rosas y su tiempo” capítulo 2 la concepción de Rosas sobre la organización constitucional afirma que:<br />El 17 de Mayo de 1832 Rosas le escribe a Estanislao Lopez una larga carta en la que desarrolla detalladamente su parecer sobre el accionar y los objetivos de la Comisión Representativa reunida en Santa Fe como resultado del tratado del Litoral (4 de Enero de 1831).<br />“La reunión de la Comisión Representativa tuvo por objeto especial nombrar al General en Jefe que había de dirigir la guerra contra los opresores de la nación, y concentrar en un punto el sufragio de los Gobiernos confederados en los casos imprevistos que ocurrieren durante la guerra.<br />Después de haber concluido esta, no incumbe ya a la Comisión Representativa sino cumplir religiosamente el artículo 15 de dicho Tratado, y cuando más, la atribución 5ª. del artículo 16, invitando y no convocando (pues es diferente) a las Provincias del interior a que se unan en federación con las Provincias litorales.<br />Si pudiera demostrarme, a lo menos de un modo que yo comprendiese, que la permanencia de la Comisión Representativa después de haber llenado los objetos para que fue instituida podría producir algún bien real a la Republica, usted me conoce compañero, por larga experiencia, y creo que me haría justicia de reconocer que no soy de los últimos que me habría conformado con la prórroga, pero lejos de prever algún resultado favorable, expresaba todo lo contrario, cuando previne al diputado de este Gobierno se retirase.<br />Habría esperado un poco más por las nuevas insinuaciones de usted, si no hubieren llegado a mis manos las cartas escritas por los Diputados de Corrientes y Córdoba, que el señor General Quiroga ha denunciado a los Gobiernos Provinciales, y que acompaño a usted en copia. ¿Podría yo consentir en que el Diputado del Gobierno de Buenos Aires se mantuviese en una corporación de cuyo seno sale la semilla de la discordia y de la disolución de la República?<br />Tema nº3<br />-Congreso General Federativo<br />-Constitución<br />-Conflictos interiores, exteriores<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº8<br />José María Rosa en su obra “Historia Argentina” tomo IV subíndice 10, nos explica el pensamiento de Juan Manuel de Rosas, reflejado en la Carta de la Hacienda de Figueroa, sobre el Congreso General Federativo y la Constitución:<br />“En este lastimoso estado es preciso crearlo todo de nuevo, trabajando primero en pequeño y por fracciones, para entablar después un sistema que lo abrace todo…Una Republica Federativa es lo más quimérico y desastroso que pueda imaginarse toda vez que no se componga de estados bien organizados en si mismos, porque conservando cada uno su independencia y soberanía, la fuerza del poder general con respecto al interior de la República es casi ninguna, y su principal y casi toda su investidura es de pura representación en las relaciones con las naciones extranjeras”<br />“El argentino tendría que moldearse sobre la base de las instituciones provincianas. No crearse por congresos, sino por pactos interprovinciales”<br />¿Quiénes integrarían el Congreso?...<br />“…si en la actualidad apenas se encuentran hombres (del partido federal) para el gobierno particular de cada provincia, ¿de dónde se sacarán los que hayan de dirigir la República?”<br />Faltaban técnicos administrativos; los criollos no habían sido preparados durante la dominación española para el manejo burocrático.<br />Creer que a la “tranquilidad y libertad” se llegaría por el Congreso y la constitución, era poner el carro antes que los bueyes; era una “persuasión o triste creencia en algunos hombres de buena fe (los gobernadores) que da ansia a otros pérfidos y alevosos que alborotan los pueblos con el grito de Constitución para que jamás haya paz, ni tranquilidad, porque el desorden es en lo que únicamente encuentran su modo de vivir”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº9<br />Jaime Gálvez en su obra “Rosas y el proceso constitucional” capítulo IV Los Tratados Interprovinciales afirma que:<br /> “Se ha visto ya que el Tratado del Pilar inauguró en 1820 una nueva era, la federación de hecho, donde las Provincias asoman a la vida nacional con una personalidad propia y quiérase o no, guste o disguste, en adelante serán partes imprescindibles en el proceso histórico nacional. Y con aquel tratado se inicia otro tipo, otra forma de organización, de caracteres contractuales y diplomáticos. Dichos tratados se harán de Gobierno a Gobierno, con la inevitable intervención de ministros y asesores jurídicos y diplomáticos de los pueblos de las provincias contratantes, desde 1820 convertidas por la fuerza de las cosas, de la vida, en entidades autónomas, en un federalismo en marcha.<br />Esta forma de organizar el país es paralela, y a la vez distinta, a la de los grandes Congresos Constituyentes. Estos se convocaron al estilo francés o sajón, con las espectaculares Asambleas rodeadas de la expectativa pública, la cual se estremece con los grandes discursos, con los torneos oratorios, donde no falta el demagogo ni el intrigante, con las citas clásicas o inflamadas, que los periódicos reproducirán y comentarán, convirtiéndose el Congreso en la gran caja de resonancia del país o en el portavoz de las ideas más exóticas, a veces, tocándose allí todos los temas, divinos y profanos, que pueden leerse en las colecciones especializadas.<br />Otras veces es el país que, asombrado, contempla estos Congresos que nunca terminan de parlamentar. Sumando unos con otros, estuvieron reunidos alrededor de diez años, sin llegar a dictar una Constitución unas veces y, en otras ocasiones, sancionando otras repulsivas a los caros sentimientos de los pueblos, que en 1820 y 1827 se levantaron contra disposiciones lesivas a su dignidad. También era notoria la falta de práctica política de las nuevas clases dirigentes, que todo debían improvisar, bajo las circunstancias internacionales más cambiantes y difíciles de entender.<br />En cambio, con más silencio a su alrededor y mejor trabajo de gabinete, se va tejiendo un tipo de organización práctico y concreto, nada abstracto, cuyo desarrollo se da a continuación:<br />23 de febrero de 1820.... Tratado del Pilar (Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires).<br />24 de abril de 1820...... Banda Oriental, Corrientes y Misiones.<br />24 noviembre de 1820. Pacto de Benegas (Santa Fe y Buenos Aires).<br />24 febrero de 1821.... Tucumán y Santiago del Estero.<br />5 de junio de 1821....... Tratado de Vinará (Tucumán y Santiago del Estero).<br />21 de julio de 1821...... Córdoba, La Rioja y Mendoza.<br />22 de agosto de 1821.... Buenos Aires y Santa Fe.<br />19 de septiembre de 1821. Tucumán y Santiago del Estero.<br />23 de diciembre de 1821... Buenos Aires y Córdoba. Convenio Postal.<br />25 de enero de 1822...... Tratado del Cuadrilátero (Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe).<br />20 de agosto de 1822.... Pacto de San Miguel de las Lagunas (San Juan, San Luis y Mendoza).<br />28 de diciembre de 1822... Entre Ríos y el Estado Cisplatino.<br />12 de marzo de 1823..... Santa Fe y el Cabildo de Montevideo.<br />12 de mayo de 1823...... Misiones y Entre Ríos.<br />4 de agosto de 1823...... Santa Fe y Entre Ríos.<br />4 de agosto de 1823...... Santa Fe, Entre Ríos y Montevideo;<br />9 de noviembre de 1823... Buenos Aires y Entre Ríos.<br />Durante la reunión del Congreso de 1824 al 27, hasta casi su fin, se interrumpe la actividad diplomática de las Provincias. Hay, como se dice hoy, un gran “suspenso” en el país. Toda la atención de éste, sus esperanzas, están puestas en el Congreso de Buenos Aires. Sólo se registran dos:<br />3 de enero de 1825....... Buenos Aires y Santa Fe.<br />25 de septiembre de 1825. Buenos Aires y Santa Fe.<br />Pero ya a la vista el fracaso del Congreso y de su Constitución unitaria, la Presidencia de Rivadavia, etc., vuelven a pactar las Provincias:<br />27 de abril de 1827...... San Luis y Mendoza.<br />11 de mayo de 1827...... Tucumán y Santiago del Estero.<br />17 de mayo de 1827...... Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Santiago del Estero, La Rioja, Salta, Mendosa, San Juan, San Luis y la Banda Oriental.<br />4 de septiembre de 1827... Tucumán y Santiago del Estero.<br />14 de septiembre de 1827. Corrientes y Entre Ríos.<br />3 de junio de 1827....... Tratado de Huanacaehe (San Juan, Mendoza y San Luis).<br />21 de septiembre de 1827. Córdoba y Buenos Aires.<br />24 de septiembre de 1827. Corrientes y Entre Ríos.<br />2 de octubre de 1827..... Buenos Aires y Santa Fe.<br />9 de octubre de 1827..... Corrientes y Misiones.<br />29 de octubre de 1827.... Buenos Aires y Corrientes.<br />29 de octubre de 1827.... Las Provincias delegan en el gobernador federal de Buenos Aires, Manuel Dorrego, la representación exterior.<br />Se abre otro paréntesis con la reunión de la Convención Nacional de Santa Fe de 1828, estudiada precedentemente. Disuelta, se siguen celebrando pactos:<br />8 de abril de 1829....... Córdoba y San Luis.<br />24 de junio de 1829...... Pacto de Cañuelas (Rosas y Lavalle).<br />7 de agosto de 1829...... Córdoba. y. Santa Fe.<br />24 de agosto de 1829..... Convención de Barracas (Rosas y Lavalle).<br />17 de octubre de 1829.... Buenos Aires y Córdoba.<br />18 de octubre de 1829.... Buenos Aires y Santa Fe.<br />En el año 1830 es extraordinaria la actividad diplomática interprovincial. En diciembre de 1829 ha subido al gobierno de la Provincia de Buenos Aires don Juan Manuel de Rosas, nuevo jefe del partido federal. En las provincias del interior domina el general José María Paz, unitario, quien se ha instalado en Córdoba derrocando a su legítimo gobernador. Paz comanda los restos del ejército nacional que vino a su mando desde el Brasil y depone no sólo a Bustos, sino también a Ibarra y a Juan Facundo Quiroga, Se forman dos grupos antagónicos: las provincias del Litoral y las del Interior, que así se preparan para la guerra civil:<br />28 de febrero de 1830 ... Santa Fe y Corrientes.<br />23 de marzo de 1830..... Buenos Aires y Corrientes.<br />8 de abril de 1830 ... Tratado de Peñaloza (Córdoba y Mendoza).<br />6 de abril de 1830....... Tratado de la Hacienda de Alta<br />Gracia (Córdoba y San Juan).<br />19 de abril de 1830...... Corrientes y Misiones.<br />8 de mayo de 1830....... Entre Ríos y Corrientes.<br />5 de julio de 1830 ...Pacto de Córdoba (Córdoba, Catamarca, San Luis, Mendoza, La Rioja. Adhirieron después Salta, Tucumán, Santiago del Estero y San Juan).<br />6 de julio de 1830....... Mendoza, San Luis, La Rioja,<br />Catamarca y Córdoba.<br />31 de agosto de 1830 ... Pacto de Córdoba estableciendo el “Supremo Poder Militar” para el Gral. Paz, con facultades extraordinarias (Córdoba, Catamarca, San Luis, Mendoza, La Rioja, Salta, Tucumán, Santiago del Estero y San Juan).<br />24 de noviembre de 1830.. Buenos Aires y Santa Fe”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº10<br />José María Rosa en su obra “Rosas nuestro contemporáneo” capítulo II El Pacto Federal de 1831, oportunidad de una Constitución afirma que:<br />“Desaparecida la liga, las distintas provincias aceptaron el Pacto Federal. Nació así, después de la prisión de Paz y derrota de Lamadrid, la Confederación Argentina.<br />A poco empezó una campaña de cartas y artículos de periódicos para convocar un congreso federativo que sancionase una "constitución federal". Una promoción de jóvenes doctores cargando la divisa punzó rodeaba con curiosa sincronización a los caudillos hablando de "organizar la República", como si organizar fuera copiar la constitución norteamericana dando al traste con el derecho vernáculo existente. Muchos gobernadores federales (López, Ferré, Ibarra, Heredia) y hasta el mismo Quiroga, cayeron momentáneamente en el falso miraje.<br />Lo evitó la intuición de Rosas.<br />Ahora se nos presenta como algo más que un caudillo: un estadista, un gran estadista que no se paga de palabras y busca realidades. Contrasta con la ingenuidad y bonomía de los demás caudillos, fácilmente enredados por los sofismas de los intelectuales. Rector de la naciente Confederación, Rosas señala a sus colegas la inconveniencia de reunir un "congreso de doctorcitos". No impone: convence, porque le sobra dialéctica. Del triunfo del pueblo conducido por sus caudillos había nacido la Confederación, y éstos deberían conducirla hasta que la clase ilustrada acabase por comprender el país. Porque el problema era que los humildes encontraban la patria en sus sentimientos, y los ilustrados la perdían con sus razonamientos. Llamar a éstos al gobierno en esos momentos era "sembrar el campo de cizaña y malas hierbas", escribe a Ferré; era abrir las puertas a la improvisación de quienes “arreglaban todo con un cuadernito” copiado de cualquier parte, le dice a Estanislao López. Los integrantes del futuro congreso deberían sentir la realidad Argentina: "Sólo entonces – la carta es a Quiroga – los hombres de saber, aptitudes morales y patrióticas se franquearán a representar (el país) en un congreso federativo". La base de un sistema político argentino debería ser "el pueblo, siempre": eso era sistema federal, según él. Copiando las leyes políticas anglosajonas se traería un régimen "donde los aristócratas y los poderosos lo sean todo, y el pueblo nada", argumenta a López, “como en Inglaterra, donde la decantada libertad se reduce a ser el pueblo más esclavo que en otras partes, pero con mucha apariencia de libertad; porque libres lo son solamente los grandes lores y el rey”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº11<br />El historiador Pacho O`Donnell en su obra “Juan Manuel de Rosas” Capítulo 22 No a la Constitución, nos facilita el pensamiento de Juan Manuel de Rosas sobre el congreso, quien en marzo de 1831 le escribe contrarrestando argumentos de Ferré con metáforas campestres:<br />“El señor Ferré quiere cosechar buen trigo en un terreno lleno de malezas de toda clase. Malezas que el mismo y todos los buenos hijos de la tierra hemos dejado tomar tanto cuerpo en nueve años, que para destruirlos lo que se necesita es una fuerte liga de labradores respetables…¡desengáñese el señor Ferré! Para recoger buen trigo es necesario, aun cuando la tierra no tiene malezas, prepararla bien y luego sembrarla, conociendo bien la estación y el temperamento.<br />Pero el señor Ferré quiere, antes de preparar esa unión de labradores y de contar con peones, arados, tesoro y bueyes y demás elementos, sin destruir las malezas exteriores e interiores del terreno, sin ararlo y preparar la tierra, sin espiar la oportunidad, etc., etc., sembrar en la peor estación, y ya recoger el más hermoso fruto, con una particularidad, que lo quiere recoger en los momentos mismos que empiece a sembrar.<br />De todo ello resulta la doble propagación de la maleza de una manera que mañana resultaría perdida la tierra para siempre… a no ser que se hiciera entrega de ella a los extranjeros, quienes claro está que la mirarían con agrado, y que nuestros hijos tendrían que ser esclavos, no ya para destruir las malezas, sino para cultivar las tierras ya dueñas de otros, a pesar de haberlas adquirido nosotros por haber nacido en ellas, y por el derecho de haberlas comprado con nuestra sangre.”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº12 <br />El historiador Waldo Ansaldi en su obra “Rosas y su tiempo” capítulo 2 la concepción de Rosas sobre la organización constitucional nos facilita un documento de trascendental importancia para la comprensión de los sucesos a tratar acerca de la organización del país en ese momento:<br />“En febrero de 1873, Vicente G. Quesada y su hijo Ernesto visitan a Rosas en su destierro inglés. En la ocasión, esto es, veintiún años después de la batalla de Caseros, Rosas pasa revista a su gestión de gobierno y reitera su concepción del gobierno autocrático, de fuerza y paternal.<br />Señor –le dijo de repente mi padre-, celebro muy especial esta visita y no desearía retirarme sin pedirle que satisfaga una natural curiosidad respecto de algo que nunca pude explicarme con acierto. Mi pregunta es esta; desde que usted, en su largo gobierno dominó al país por completo, ¿Por qué no lo constituyó usted cuando eso le hubiera sido tan fácil, y sea dentro o afuera del territorio, habría podido entonces contemplar satisfecho su obra con el aplauso de amigos y enemigos?<br />-Ah!- replico Rosas, poniéndose súbitamente grave y dejando de sonreír- lo he explicado ya en mi carta a Quiroga. Esa fue mi ambición, pero gasté mi vida y mi energía sin poderla realizar. Subí al gobierno encontrándose el país anarquizado, dividido en cacicazgos hoscos y hostiles entre si, desmembrado ya en parte y en otras en vías de desmembrarse, sin política estable en lo internacional, sin organización interna nacional, sin tesoro ni finanzas organizadas, sin hábitos de gobierno, convertido en un verdadero caos, con la subversión mas completa en ideas y propósitos, odiándose furiosamente los partidos políticos; un infierno en miniatura.<br />La provincia de Buenos Aires tenia, con todo, un sedimento serio de personal de gobierno y de hábitos ordenados, me propuse reorganizar la administración, consolidar la situación económica, y poco a poco, ver que las demás provincias hicieran lo mismo. Si el partido unitario me hubiera dejado respirar, no dudo de que, en poco tiempo, hubiera llevado el país hasta su completa normalización; pero no fue ello posible, porque la conspiración era permanente y en los países limítrofes los emigrados organizaban constantemente invasiones. Fue así como todo mi gobierno se pasó en defenderme de esas conspiraciones, de esas invasiones y de las intervenciones navales extranjeras; eso insumido los recursos y me impidió reducir los caudillos del interior a un papel más normal y tranquilo. Además, los hábitos de anarquía, desarrollados en veinte años de verdadero desquicio gubernamental, no podían modificarse en un día.<br />Todas las constituciones que se habían dictado eran de carácter unitario.<br />Pero el reproche de no haber dado al país una constitución, me pareció siempre fútil porque no basta dictar “un cuadernito”, como decía Quiroga, para que se aplique y resuelva todas las dificultades; es preciso antes preparar al pueblo para ello, creando hábitos de orden y de gobierno, porque una constitución no debe ser el producto de un iluso sino el reflejo exacto de la situación del país.<br />Nunca pude comprender ese fetichismo por el texto escrito de una constitución, que no se requiere buscar en la vida práctica sino en el gabinete de los doctrinarios; si tal constitución no responde a la vida real de un pueblo, será siempre inútil lo que sancione cualquier asamblea o decrete cualquier gobierno. El grito de “constitución”, prescindiendo del estado del país, es una palabra hueca.<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº13<br />Jaime Gálvez en su obra “Rosas y el proceso constitucional” capítulo VI El poder ejecutivo nacional. El encargo de las relaciones exteriores. Nos facilita el conocimiento de los conflictos acaecidos durante el gobierno de Rosas dando amplitud a la prueba de la defensa anterior.<br />“dichos acontecimientos se encuentran enumerados prolijamente en las reglamentaciones militares vigentes. El Reglamento de Anotación y Cómputo de Servicios del Ejército Argentino-65- establece los siguientes –Art.33 y 34- conflictos en la época del gobierno de Rosas:<br />Guerra internacional contra la Confederación Peruanoboliviana, iniciada el 19 de mayo de 1837 y terminada el 23 de marzo de 1839. Esta guerra aseguró la argentinidad de Salta y buena parte del norte argentino.<br />Guerra internacional contra Francia, iniciada el 8 de junio de 1838 y terminada el 31 de octubre de 1840, con el tratado Arana-Mackau<br />Guerra internacional contra Inglaterra y Francia juntas, iniciada el 22 de agosto de 1845 y terminada con Inglaterra el 24 de noviembre de 1849, y con Francia el 10 de mayo de 1850.<br />Guerra civil entre Corrientes y la Confederación, iniciada el 28 de febrero de 1839 y terminada el 31 de marzo de 1839. Empezó con la declaración de guerra del gobernador correntino Beron de Astrada y finalizó con la batalla de Pago Largo.<br />Guerra civil internacional de 1839-1840-1841. Comienza con el desembarco del unitario Lavalle en Entre Rios, el 3 de septiembre de 1839, con la colaboración de la flota de Francia, la conspiración de Maza en la ciudad de Buenos Aires, el levantamiento de los estancieros del Sud de la provincia bonaerense y la cooperación francesa. Termina con la acción de Rodeo del Medio, del 24 de septiembre de 1841.<br />Guerra civil entre Corrientes y Entre Ríos, iniciada el 12 de septiembre de 1841 y terminada el 26 de junio de 1842<br />Guerra civil entre Corrientes y Entre Ríos, empezada el 12 de diciembre de 1843 y terminada el 14 de agosto de 1846, con el tratado de Alcaraz.<br />Guerra civil entre la Confederación y Corrientes, iniciada el 20 de octubre de 1847 y terminada el 27 de noviembre del mismo año, con la batalla de Vences.<br />Guerra civil internacional de la Confederación Argentina contra Entre Ríos, Corrientes, El Estado Oriental y el imperio del Brasil, iniciada con el pronunciamiento de Urquiza del 1º de mayo de 1851 y terminada el 3 de febrero de 1852, con la batalla de Caseros.<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº14<br />Las explicaciones sobre la convocatoria a un Congreso y las características de la constitución que sobrevino luego de la caída de Rosas nos las da José Maria Rosa en su obra “El Fetiche de la constitución; Constitución de 1853 estatuto de la Dependencia” capitulo V la constitución de 1853:<br />“La tragedia de nuestra historia es que entre nosotros faltó una clase dirigente: una minoría capacitada para asumir la dirección y la responsabilidad de la nación que surgía. Los hombres que tomaron el gobierno a poco de 1810 tenían títulos intelectuales, pero no estaban identificados con el pueblo gobernado; pertenecían a una clase que ya no era una aristocracia: una clase que ignoraba o despreciaba el medio popular. Y una minoría gobernante sin “virtud política" no es una clase dirigente porque nada dirige: simplemente medra”<br />“Después de las violentas crisis de 1825-27 y 1828-31, en que la minoría desplazada quiso retomar posiciones valiéndose del Congreso en aquélla y de la oficialidad del ejército en ésta, tres provincias firman en Santa Fe el Pacto Federal, poco después aceptado por las restantes de la nacionalidad escindida. El Pacto organiza la nación – lo que sobrevivía de la nación – como un acuerdo de convivencia y defensa mutua entre comunas autónomas: nace la Confederación Argentina, “unión permanente” dice el Art. 1º, ligado, por una vinculación espiritual que suplía la inexistencia de un fuerte poder central. Otra cosa no se podía hacer en 1831, por recelos mediterráneos al puerto y susceptibilidades provincianas. Pero se creaba el instrumento que, manejado con prudencia y voluntad, daría por resultado la consolidación definitiva.<br />Rosas, el iniciador del Pacto en los trámites previos en 1830; haría esa obra. Es un político – un gran político – que no se deja alucinar por palabras ni lo satisfacen victorias aparentes No cree en la eficacia de las constituciones importadas, ni en la urgencia de reunir un Congreso de notabilidades intelectuales: los ejemplos de 1819 y de 1826 están fijos en su memoria, y no cesa en sus cartas a los caudillos de provincias de desenmascarar la prédica minoritaria por el cuadernito. Su enérgica voluntad logra en veinte años de gobierno concluir con la anarquía endémica de Buenos Aires y reconquistar el bienestar económico para el interior, pese a los obstáculos que tesoneramente le colocan los desplazados. Afirma la Confederación Argentina en el exterior y en el interior”<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº 15<br />El historiador Alberto Gonzáles Arzac en artículo “Pensamiento Constitucional de Rosas”, en la Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, edición enero-febrero-marzo de 1993, Bs. As., Argentina, página 30 sostiene:<br />“Mediante el Pacto Federal imponía Rosas su criterio globalizador para comenzar la definitiva organización del país: Todo lo que no se haga por tratados amistosos, en que obre la buena fe, el deseo sincero de unión y un conocimiento exacto de los intereses generales aplicando con prudencia a las circunstancias particulares, será siempre efímero, nulo para el bien, y solo propicio para multiplicar nuestros males decía en Carta a Estanislao López”.<br />A su vez dicho historiador, menciona más adelante:<br />“Rosas acompañó copia del Pacto en carta a Quiroga del 3 de febrero de 1831, diciendo que el documento “instruye de la conducta política de Buenos Aires y sus aliados, puntualizándole: “soy de sentir que no conviene precipitarnos en pensar en Congreso. Primero es saber conversar la paz y afianzar el reposo; esperar la calma e inspirar recíprocas confianzas antes de aventurar la quietud pública. Coincidía Rosas con lo dicho en su carta a López, donde reprochaba la actitud de quienes querían apresurar un Congreso mientras las provincias se encontraban en guerra: “ ¡ Congreso! ¡Congreso! ¡Hasta cuándo tendrán lugar entre nosotros esos delirios con que han logrado llenar nuestras cabezas ciertos hombres que no han pensado sino en esclavizarnos.<br />La correspondencia con Quiroga volvería a registrar opinión de Rosas, oponiéndose a la tentativa de “organizar, sin guardar el orden lento, progresivo, graduado, con la obra de la naturaleza, ciñéndose para cada cosa a la circunstancia del tiempo y el concurso de otras cosas influyentes”:<br />Poco antes del asesinato, de Facundo Quiroga, Rosas le expone sus ideas sobre la Organización Nacional (San Antonio de Areco, el 20 de diciembre de 1834, partiendo de una coincidencia básica: “Nadie… más que Ud. Yo podría estar más persuadido de la necesidad de una Constitución Nacional…” Quiroga llevaba ese escrito consigo cuando fue muerto en Barranca Yaco. En el original de la carta quedaron manchas de “alguna sangre de la ilustre víctima”; “así es porque cuando lo mandaron a matar nuestros enemigos, la teniía el General consigo”, diría Rosas tiempo después. No significa esto que Rosas haya sido contrario a la sanción de la “constitución escrita”. Lo dice en la carta a Facundo Quiroga del 20 de diciembre de 1834: “Que los pueblos se ocupasen de sus constituciones particulares para que después de promulgadas, entrásemos a trabajar los cimientos de la Constitución Nacional”. Y es así como durante su influjo dictaron constituciones numerosas provincias: Corrientes (1838), Jujuy (1835-1839), San Luis (1832), Santa Fe (1841), Santiago del Estero (1835).<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº 16: Se ofrece Prueba Testimonial de Don Juan Facundo Quiroga, argentino, general del Ejército Federal.<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº 17: Se ofrece Prueba Testimonial de Doña Encarnación Ezcurra, esposa de Don Juan Manuel de Rosas.<br />PRUEBA DE LA DEFENSA Nº 18: Se ofrece Prueba Testimonial de Don Felipe Arana, Ministro de Relaciones Exteriores de Don Juan Manuel de Rosas durante su segunda gestión. En ejercicio de sus funciones, suscribió en nombre de la Confederación, los Tratados Arana – Mackau / Arana-Le Predour, con la República de Francia, y Arana – Southern con la corona de Gran Bretaña.<br />Por todo lo expuesto anteriormente, considera esta Defensa que debe eximirse de los injustos cargos que se le endilgan, y oportunamente el jurado reconozca al Sr. Juan Manuel de Rosas por sus patrióticos servicios a la causa nacional y no permitir que se oculte y distorsione su noble accionar, como lo hicieron aquellos historiadores pertenecientes y colaboradores de la historia oficial, como ha manifestado ya en su momento el historiador José María Rosa en el Boletín del Instituto J.M. de Rosas nº 3 1968:<br /> “La Historia Argentina fue escrita por hombres que en mayor o menor grado tenían de la patria un concepto exclusivamente formal. De allí que nuestra historiografía corriente – especialmente en los textos destinados a la enseñanza - exalte como valores próceres y califique de patriotas a quienes "se unieron con el enemigo y le prestaron ayuda y socorro", para rebajar en cambio con calificativos denigratorios a los que resistieron a ese enemigo. En la Revolución de Mayo ve solamente un movimiento doctrinario; y considera como propósito exclusivo de las luchas civiles redactar una "Constitución". Rivadavia es la gran figura porque "se adelantó a su tiempo" con proyectos de reformas liberales, y Rosas el "tirano" que retardó veinte años la organización nacional"<br />Nada dice de las causas por las cuales se perdió medio virreynato, de las tentativas de reconstruirlo, de los motivos que obligaron al levantamiento de los caudillos, de la defensa de la soberanía en 1838 y en 1845, de la independencia económica y las causas que motivaron su pérdida, de la posición internacional, etc. Nada dice tampoco sobre una interpretación social de la Argentina. Lo que no es institucional (tomado como sinónimo de liberal) no interesa a la historiografía didáctica.<br />Añadiendo su parecer Arturo Jauretche en su “Manual de Zonceras”:<br /> “Las zonceras son principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia -y en dosis para adultos- con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido” en clara alusión a los contenidos que abordan la Historiografía Oficial.<br />Que el juicio de la historia, representado en el pueblo que integra este Jurado, lo absuelva, de todos los cargos que vilmente se lo acusa, y que se tomen todos los recaudos necesarios para reinvidicar el buen nombre y honor de nuestro defendido, que ya ha sufrido reiteradas e injustas humillaciones.<br />Que el Honorable Jurado aquí presente, así lo resuelva.<br /> <br />• <a href="javascript:sendmail(">Enviar esta página a un Amigo</a><a href="javascript:print(">• Imprimir esta página</a><br />.pie {<br />background-color: #052575;<br />font-family: arial, verdana, helvetica;<br />font-size: 8pt;<br />color: #A1BDEA;<br />padding: 4px;<br />}<br />.gente {<br />background-color: #000000;<br />background-image: url(http://pensamientonacional.com.ar/2006/imagenes/fondo.jpg);<br />background-position: bottom;<br />background-repeat: repeat-x;<br />}herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-47950801355771845032008-05-24T20:05:00.001-07:002008-05-24T20:05:38.962-07:00HIMNO AL GRAL.SAN MARTIN<table align="center" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0"> <tbody><tr> <td valign="top"> <div id="wrapper"> <table align="center" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="750"> <tbody><tr> <td valign="top" width="495"><table align="center" border="0" cellpadding="0" cellspacing="15" width="494"> <tbody><tr> <td valign="top"><!-- InstanceBeginEditable name="texto" --> <table align="center" border="0" bordercolor="#666666" cellpadding="0" cellspacing="0" width="400"> <form method="post" name="rate6539" id="rate6539"></form> <tbody><tr bg style="color:#ffab11;"> <td class="titulo" bg valign="top" width="269" style="color:#ffffff;"><div align="center"><span class="mf"><b><span class="titles">Himno al General<br /> San Martín</span></b></span></div></td> <td class="texto" align="right" bgcolor="#ffffff" valign="top" width="93"><p class="texto"> </p> <p class="texto">Letra: Segundo M. Argarañaz</p></td> </tr> <tr valign="top"> <td colspan="2" align="left" bgcolor="#ffffff" height="498"> <p class="texto" align="center"><span class="texto"><br /> </span></p> <p class="texto" align="center"><span class="texto">Yergue el Ande su cumbre más alta,<br /> dé la mar el metal de su voz<br /> y entre cielos y nieves eternas<br /> se alza el trono del Libertador<br /> </span></p> <p align="center"><span class="texto">Suenen claras trompetas de gloria<br /> y levanten un himno triunfal,<br /> que la luz de la historia<br /> agiganta la figura del Gran Capitán.<br /> </span></p> <p align="center"><span class="texto">De las tierras del Plata a Mendoza,<br /> de Santiago a la Lima gentil<br /> fue sembrando en la ruta laureles<br /> a su paso triunfal, San Martín.<br /> </span></p> <p align="center"><span class="texto">San Martín, el señor de la guerra,<br /> por secreto designio de Dios,<br /> grande fue cuando el sol lo alumbraba<br /> y más grande en la puesta del sol.<br /> </span></p> <p align="center"><span class="texto">¡Padre augusto del pueblo argentino,<br /> héroe magno de la libertad!<br /> A tu sombra la patria se agranda<br /> en virtud, en trabajo y en paz.<br /> </span></p> <p align="center"><span class="texto">¡San Martín! ¡San Martín! Que tu nombre<br /> honra y prez de los pueblos del sur<br /> aseguren por siempre los rumbos<br /> de la patria que alumbra tu luz. </span></p> <p class="texto"><br /> </p> </td> </tr> <tr bg style="color:#ffc259;"> <td colspan="2" bgcolor="#ffffff" height="30"> <div class="link" align="right"><span class="texto">Música: Arturo Luzzatt </span></div></td> </tr> </tbody></table> <!-- InstanceEndEditable --></td> </tr> </tbody></table></td> <td valign="top" width="255"><div id="sidebar"> <table align="center" border="0" bordercolor="#000000" cellpadding="0" cellspacing="0"> <tbody><tr bgcolor="#ffab11"> <td class="slogan" bgcolor="#fafafa"><p><strong><em><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/">Maneras de Bien soñar</a></em></strong> es una revista digital de literatura y cultura de la palabra dirigida por <strong>Cintia Vanesa Días</strong></p> <p> </p></td> </tr> <tr> <td bordercolor="FFCB74" class="titles" align="left" bgcolor="#fafafa"><div align="center">Poetas</div></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td border bg style="color:#fafafa;"><ul><li><span class="mf1" style="color:black;"><span class="link"><span class="mf"><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/capricho.html" class="link"><span class="linking">Capricho </span></a><span class="linking">(Alfonsina Storni</span>)</span></span></span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB744" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/1dia.html" class="link">El primer día </a>(SoLCiTo)</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><span class="linkn"><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/sorjuana.html" class="link">Romance I. 21" si el desamor o el enojo"</a> ( Sor Juana Inés de la Cruz)</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/smartin.html" class="texto"><span class="linking">Himno al Gral San Martín </span></a><span class="linking">(Segundo M. Argarañáz</span><span class="linkn">)</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><span class="linkn"><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/ayf.html" class="link">Fuego y aire </a><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/ayf.html">(SoLCiTo)</a></span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/abstinencia.html" class="link">Abstinencia de vos </a>(SoLCiTo)</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/suenos.html" target="_blank" class="link">En sueños</a> (Percy B. Shelley)</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" class="link" bgcolor="#fafafa"><ul><li><span class="linking"><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/diazcosta.html" class="link">Flor y fruto </a>(Rogelio Diaz Costa)</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" class="link" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/stars.html" class="link" target="_blank">En este suelo habitan las estrellas </a>(Elicura Chihuailaf) </li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/no.html" class="link">No! </a><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/no.html">(Mu'in Bsisu)</a></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/brocal.html" class="link">El brocal del pozo </a>(Jabrâ Ibrâhîm Jabrâ)</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/horse.html" class="link">El Caballo salvaje</a> (Samîh al-Qâsim)</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/luna.html" class="link">La luna, doce años después<br /> </a>[Mu'in Bsisu]</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/nube.html" class="link">A una nube<br /> </a>[Rashîd Husayn]</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/intervalo.html" class="link">Intervalo doloroso</a> <span class="link">[Fernando Pessoa]</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/noes.html" class="link">No, no es cansancio</a><span class="link"> [Fernando Pessoa]</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" class="link" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/hoje.html" class="link">Bem, hoje que estou só e posso ver</a> [Fernando Pessoa]</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/infante.html" class="link">O infante</a> <span class="link">[Fernando Pessoa]</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/pessoa.html" class="link">Como é por dentro outra pessoa</a><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/pessoa.html"><span class="link"> </span></a><span class="link">[Fernando Pessoa]</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/unia.html" class="link">Por aquí cruzó la uña misteriosa</a> <span class="texto">[Boris Pasternak]</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/marburgo.html" class="link">Marburgo</a> <span class="texto">[Boris Pasternak]</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/tilo.html" class="link">La alameda de Tilos </a><span class="texto"><br /> [Boris Pasternak] </span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/vallejo.html" class="link">Hoy me gusta la vida mucho menos</a> <span class="texto">[César Vallejo] </span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/heraldos.html" class="link">Los heraldos negros</a><br /> <span class="texto">[César Vallejo]</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/masa.html" class="link">Masa </a><span class="texto">[César Vallejo]</span></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><div align="right"> <ul><li> <div align="left"><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/7f.html" class="link">Sept [Go 84]</a> <span class="texto">[Jacques Roubaud] </span></div> </li></ul> </div></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><div align="left"> <ul><li><span class="texto"><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/7.html" class="link">Siete [Go 84] </a>[Jacques Roubaud]</span></li></ul> </div></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><div align="left"> <ul><li><span class="texto"><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/negro.html" class="link">Algo Negro</a> [Jacques Roubaud]</span></li></ul> </div></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/nunez.html" class="link">Etapas [Ángel Núñez]</a></li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/nunez2.html" class="link">Luna de miel urbana </a>[Ángel Núñez]</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/poema/nunez3.html" class="link"><strong>Tango</strong></a> [Ángel Núñez]</li></ul></td> </tr> <tr bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="#FFC259" bgcolor="#fafafa"><ul><li><a href="http://maneras.turemanso.com.ar/category/poetas/">+ poemas</a></li></ul></td> </tr> </tbody></table> <p align="center"><span class="titular"> <script type="text/javascript"><!-- google_ad_client = "pub-5550243393984556"; google_ad_width = 120; google_ad_height = 240; google_ad_format = "120x240_as"; google_ad_type = "text_image"; google_ad_channel = ""; //--> </script> <script type="text/javascript" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js"> </script><iframe name="google_ads_frame" 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bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa" valign="top" width="198"><div align="left"> <ul><li><a href="http://maneras.turemanso.com.ar/" class="link">Portada</a></li></ul> </div></td> </tr> <tr bordercolor="#F0F0F0" bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa" valign="top"><div align="left"> <ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/editorial/index.html" class="link">Editoriales</a></li></ul> </div></td> </tr> <tr bordercolor="#F0F0F0" bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa" valign="top"><div align="left"> <ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/autores/index.html" class="link">Autores</a></li></ul> </div></td> </tr> <tr bordercolor="#F0F0F0" bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFC259" bgcolor="#fafafa" valign="top"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/canciones/index.html" class="link">Cancionero</a> </li></ul></td> </tr> <tr bordercolor="#F0F0F0" bgcolor="#ffc259"> <td bordercolor="FFCB74" bgcolor="#fafafa" valign="top"><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/practica/index.html">teoría y práctica</a></li></ul></td> </tr> <tr> <td><ul><li><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/practica/index.html">Qué es?</a></li></ul></td> </tr> <tr> <td><ul><li><a href="http://maneras.turemanso.com.ar/">Novedades [blog]</a></li></ul></td> </tr> </tbody></table> <p align="center"> </p> <div id="twitter_div"> <h2 class="titles" align="center">En Twitter...</h2> <ul id="twitter_update_list"><li><span>Interesante propuesta del diario "El País" http://tinyurl.com/56yoxk</span> <a style="font-size: 85%;" href="http://twitter.com/turemanso/statuses/818345202">1 day ago</a></li><li><span>Que grande! otra cobertura en directo de @rseonline!</span> <a style="font-size: 85%;" href="http://twitter.com/turemanso/statuses/817420049">2 days ago</a></li><li><span>Cosas que cambian, cosas que vuelven http://tinyurl.com/68v9ld</span> <a style="font-size: 85%;" href="http://twitter.com/turemanso/statuses/816085110">4 days ago</a></li></ul> </div> <p> <script type="text/javascript" src="http://twitter.com/javascripts/blogger.js"></script> <script text="text/javascript" src="http://twitter.com/statuses/user_timeline/turemanso.json?callback=twitterCallback2&count=3"></script> </p> <p class="img"> </p> <p align="center"><span class="titular"> <script type="text/javascript"><!-- google_ad_client = "pub-5550243393984556"; google_ad_width = 120; google_ad_height = 240; google_ad_format = "120x240_as"; google_ad_type = "text_image"; google_ad_channel = ""; //--> </script> <script type="text/javascript" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js"> </script><iframe name="google_ads_frame" 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<div id="footer"> <p class="active"><strong><a href="http://www.turemanso.com.ar/maneras/">Maneras de Bien Soñar</a> </strong>| Revista digital de literatura y cultura de la palabra · Idea, edición y redacción: <strong>Cintia Vanesa Días</strong> · Diseño web <span class="post-footer"><a href="http://www.zensoluciones.com.ar/" class="link"><strong>Zen Soluciones</strong></a><strong> · </strong>Este sitio pertenece a <strong><a href="http://producciones.turemanso.com.ar/" target="_blank" class="link">Remanso Producciones</a> · </strong>Editado en <strong>Buenos Aires, Argentina · </strong>© 2002/2008</span><span class="texto"> <script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript"> </script> <script type="text/javascript"> _uacct = "UA-2789089-1"; urchinTracker(); </script> </span></p> </div> <!-- #EndLibraryItem --></div> <br /></td> </tr> </tbody></table> <!-- InstanceEnd -->herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-54715513690648372782008-05-24T19:54:00.000-07:002008-05-24T19:55:55.978-07:00SOBRE SAN MARTIN Y LA MASONERIA /ART- RELACIONADO<div class="hide"><a href="http://www.panodigital.com/varios/sobre_san_martin_y_la_masoneria#content" title="Evitar navegación." accesskey="2">Evitar navegación</a>.</div> <table id="primary-menu" summary="Navigation elements." border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td id="home" width="113"> <a href="http://www.panodigital.com/" title="Principal"><img src="http://www.panodigital.com/themes/Panorama/logo.png" alt="Principal" border="0" /></a> </td> <td id="site-info"> <div class="site-name" align="right"><a href="http://www.panodigital.com/" title="Principal">Panorama Católico Internacional</a> </div> <div class="site-slogan" align="right">Un espacio para todo lo que es católico </div> </td> </tr> </tbody></table> <table id="secondary-menu" summary="Navigation elements." border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td class="secondary-links" align="center" valign="middle" width="75%"> <br /></td> <td align="center" valign="middle" width="25%"> <form action="/search/node" charset="UTF-8" method="post" id="search-theme-form"> <div><div id="search" class="container-inline"><div class="form-item"> <input maxlength="128" name="search_theme_form_keys" id="edit-search-theme-form-keys" size="15" value="" title="Introduzca los términos que quiera buscar." class="form-text" type="text"> </div> <input name="op" id="edit-submit" value="Buscar" class="form-submit" type="submit"> <input name="form_id" id="edit-search-theme-form" value="search_theme_form" type="hidden"> </div> </div></form> </td> </tr> <tr> <td colspan="2"><br /></td> </tr> </tbody></table> <table id="content" border="0" cellpadding="15" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td valign="top"> <div id="main"> <div class="breadcrumb"><a href="http://www.panodigital.com/">Principal</a></div> <h1 class="title">Sobre San Martín y la Masonería</h1> <!-- start main content --> <div class="node"> <span class="submitted"></span> <span class="taxonomy"><ul class="links inline"><li class="first last taxonomy_term_14"><a href="http://www.panodigital.com/articulos/varios" rel="tag" title="" class="taxonomy_term_14">Varios</a></li></ul></span> <div class="content"><p><img src="http://www.panodigital.com/images/sanmartin.jpg" /></p> <p align="justify">Un erudito lector nos envía esta carta a modo de aclaración por lo afirmado en un <a href="http://www.panodigital.com/Sections-article527-p1.phtml">artículo de la edición anterior</a>. En él, el autor afirma que el General San Martín "fue masón". Recordamos que la reseña del libro <i>Los Masones. La sociedad secreta más influyente de la historia </i>del historiador César Vidal, firmada por Carmelo López Arias, para El Semanal Digital, no hace sino mencionar la opinión, sin necesariamente suscribirla. Decimos esto a guisa de salvaguarda de sus opiniones personales, puesto que en la interesantísima y apasionada respuesta que publicamos podría entenderse que se ha faltado deliberadamente a la verdad. Hecha esta salvedad, dejamos la palabra a nuestro lector.</p> <p align="justify">Señor Director:</p> <p align="justify">Sigo con interés y espero, se podría decir que con cierta ansiedad, la aparición de vuestro mensuario, al que considero un poco del viento fresco indispensable para seguir sobreviviendo en medio de la general marea caliginosa cuyas miasmas deletéreas parecería que arrastran a la Iglesia, a la Patria y el mundo… prefacio seguro de la proximidad de la Epifanía.</p> <p align="justify">Sin embargo, observo con cierta perplejidad que vuestra página se hace eco, en algunas ocasiones, de la demostradamente falsa y reiterada afirmación de los actuales "tradicionalistas" españoles referida al masonismo de don José de San Martín, figura que, principalmente por contradistinción, les resulta insoportable a la par que incomprensible. El Cid del siglo XIX es inalcanzable para un español que, aunque se diga hijo de la Tradición, sigue igualmente aferrado a los criterios impuestos por la "mentalidad borbónica", que destruyeron a España y la Hispanidad, y que no es otra cosa que revolución en el estado larval del absolutismo monárquico o del despotismo ilustrado, tan ajenos a la tradición como lo es su hija, la Revolución francesa misma. </p> <p align="justify">Nuestro Libertador &#8211…si descontamos la eficacia probatoria de sus propias palabras y una lucha constante contra los liberales masónicos locales que duró toda su vida&#8211… profesó siempre y en todo lugar una irreprensible fe católica y tradicional, como lo prueban sus hechos, sus obras de gobierno en Mendoza y el Perú, su mando militar y su vida entera. Y si fuera poco lo dicho, también son prueba el calibre y el odio de sus enemigos. Si el autor del libro cuya recensión comento, el señor Vidal, o el comentarista mismo, señor López Arias, no conocen la vida y la obra del gran americano ni, mucho menos, la calidad perniciosa de la obra de algún interesado biógrafo con "tribuna de doctrina" &#8211…que por experiencia personal puedo afirmar es una de las fuentes de mayor prestigio en el mundo de habla hispano-masónica&#8211… no deberían hablar "aunque les duela a los argentinos", sobre todo, sabiendo que lo que más nos duele es la mentira.</p> <p align="justify">San Martín fue católico con fe y conducta notables, al punto de merecer que el abogado francés propietario de la casa de Boulogne sur Mer en la cual falleció, sostuviera que "era un santo"… algo semejante a lo que ocurrió 27 años más tarde con el párroco católico de Southampton, con ocasión de la muerte de otro argentino ilustre… y con la posible diferencia de que el cura inglés insistiría durante muchos años más en remitir a Roma los antecedentes del anciano muerto, para su beatificación ...</p> <p align="justify">San Martín no fue solamente un católico, sino un general católico… a bordo del barco que debía devolverlo a su Buenos Aires querido, con notable anticipación a la era gardeliana, viajaba para esta ciudad y luego también de regreso a Europa, el secretario del Internuncio para estas Américas, el presbítero Mastai-Ferreti, con quien desarrolló este "masón" una amistad duradera y mantuvo, al parecer durante toda su vida, cierta correspondencia. Por ella, sabemos que el anciano general y antiguo compañero de viaje, ofrecería al por entonces sitiado sucesor de Pedro, y futuro Beato Pío IX, los servicios de su espada cuando la Revolución masónica y comunista de 1848 osaba hollar la sede misma del Vicario de Cristo, ofrecimiento que sería declinado con emocionadas palabras de gratitud y recuerdo. No era nueva esta actitud <i>cidesca </i>en este general tan singular, tan "masónico" para estos españoles sin criterio y con más fervor borbónico que patriótico: en 1830, había rechazado de manera vehemente el ofrecimiento de encabezar la rebelión socialista que asoló toda Europa ese año, poniéndose a disposición del Gobierno de Bruselas para sofocarla.</p> <p align="justify"> ¡Qué extraño masón éste, que militaba tan activamente contra los dos grandes triunfos de la masonería del siglo XIX en el mismo sitio de su victoria!</p> <p align="justify">Pero si la masonería odia al Altar, cuya honra fue siempre punto de honor para este general, también maquina contra el Trono, es decir, contra la Monarquía católica y tradicional &#8211…que desde Enrique IV de Francia, el Protestante, no es la de los Borbones. Y el caso es que don José Francisco de San Martín era, además de católico y muy, pero muy hispano (por muy americano), un monárquico convencido. Su correspondencia con el otro ilustre argentino muerto en el destierro así lo prueba, si uno se toma el trabajo de leerla con paciencia y no sin gran provecho, pues el republicano Rosas era muy obcecado y el monárquico San Martín un humorista con enorme talento polémico y el tacto de un auténtico caballero. No se olvide que uno de los candidatos para ocupar el trono americano que surgiría en estas tierras después del Tratado de Punchauca entre San Martín y el Marqués de La Serna, hecho fracasar por los generales masones Valdés y Canterac, era ¡don Carlos de Borbón! No sería mala idea estudiar la trayectoria posterior de todos estos personajes en España y en Europa &#8211…el noble virrey, el noble Libertador y los generales, el masón y Canterac, que morirá asesinado en la madrileña Puerta del Sol cuando la rebelión liberal de Cardero en 1835, el mismo año del sacrificio de Zumalacárregui. Más de uno se llevaría una sorpresa con porrazo incluido, de sentarse a estudiar las trayectorias posteriores de tantos interesantes protagonistas de la Emancipación Americana… de un lado y del otro.</p> <p align="justify">De la disparidad de talentos y talante con el Libertador Bolívar, se puede extraer también mucha materia que alimentó estas críticas, pues nuestro don José desconoció el vicio de la soberbia y ninguno de sus subordinados lo olvidó ni dejó de amarlo como se ama a un jefe inolvidable. Pero Bolívar podía escribir de sí mismo sin mentir: <i>"Mi agradecimiento a Sucre no tiene términos: primero por justicia, y, segundo, por generosidad pues él me ha quitado en Ayacucho el más hermoso ramo de mis laureles: él es libertador del imperio de los incas desde el Juanambu hasta Charcas, de suerte que él es absolutamente mi competidor en la gloria militar, de lo que no estoy sentido, para merecer lo que me queda, pues si me muestro envidioso no mereceré ni una hoja del laurel. Y lo mismo digo respecto a Vd. Nadie lo quiere nadie lo aplaude más que yo, por sentimiento y raciocinio: porque yo creo que la más hermosa corona es la de la justicia Miserable a mi si yo tuviese otras ideas. Si yo fuese envidioso, apenas podría merecer el nombre de hombre. Yo tengo el orgullo de creerme superior a tan infame debilidad"</i> (increíble Carta de Simón Bolívar sobre el triunfo de Sucre en Ayacucho, palabra que significa "campo de los muertos"). Esta asimetría en las personalidades, en las ideas políticas (Bolívar haría abortar un conato monárquico en Colombia) y hasta en la fortuna en combate, pues el venezolano fue grande también en sus sucesivas derrotas ¿a nadie asombran, nada informan al astuto historiador cansado de la impostura y la mentira liberal?</p> <p align="justify">Considero indudable, a esta altura de los estudios históricos, que tanto San Martín en la Argentina y Perú, como Ithurbide en México, se opusieron con toda tenacidad a la Constitución liberal de 1812, la <i>Pepa</i>, como homenaje al espíritu tradicional y católico que animó siempre la mal estudiada y peor enseñada Guerra de la Independencia. A Ithurbide esto, y la gravosa vecindad que tiene México, le costó la vida, en clásica maniobra y asesinato masónicos. A San Martín le costó lo suyo, a no dudar.</p> <p align="justify">El historiador peruano Jorge G. Paredes M. dice así: <i> «Alvarado y Guido recibieron de San Martín la orden de pasar a la hacienda de Torre-Blanca con fecha 15 de febrero. En virtud de dicha orden se trasladaron a Huacho y el día 16 a la una y media de la tarde salían de dicho puerto a bordo del bergantín Pueyrredón con dirección a Chancay. En ese lugar anclaron a las seis de la tarde del día siguiente. El 19 de febrero, por la mañana, a eso de las seis, se reunieron los cuatro comisionados (dos realistas y dos patriotas). La diputación realista centró su propuesta de paz en el reconocimiento del dominio hispano sobre la nueva base de la Constitución de Cádiz, pero dándose cuenta que esto no era aceptado por el bando patriota, señalaron, en la segunda sesión de aquel mismo día, que resultaban irreconciliables las posiciones de ambas partes, en el sentido de que el Virrey no prescindiría del juramento de la Constitución por base de toda negociación, en tanto que el bando patriota no admitía otra posición que el reconocimiento de la independencia. La diputación patriota señaló su base medular: el reconocimiento de la independencia. A las doce de la noche del mismo 19 se daban por concluidas las conferencias y media hora después se retiraban los diputados realistas.</i></p> <p align="justify"><i>Después de este fracaso, el 9 de abril el virrey La Serna envió a San Martín una misiva invitándolo a abrir nuevas negociaciones, para lo cual comisionados de ambos bandos se reunirían en la hacienda Torre-Blanca. El día 15 San Martín dio respuesta a la invitación, solicitándole al virrey que, por lo delicado del asunto, debería hacérselo saber en forma oficial, es decir mediante oficio y no mediante una simple misiva personal. En visto de ello, el día 17 La Serna le comunicó a San Martín que en su calidad de Presidente de la Junta de Pacificación lo invitaba a entablar negociaciones de paz. San Martín respondió el 22, aceptando la invitación, aunque objetando el lugar propuesto (hacienda de Torre-Blanca), manifestando que las conferencias se podrían realizar bien en un barco surto en el Callao o en su defecto en otro lugar que él designase. Se acordó que los diputados fuesen tres, más un secretario sin voto, por cada una de las partes. Ellos se reunirían en la hacienda Punchauca, ubicada en el valle del río Chillón, a escasas cinco leguas al norte de Lima. Los patriotas eligieron como representantes a Tomás Guido, a Juan García del Río y a Juan Ignacio La Rosa y, en calidad de secretario sin voto, a D. Fernando López Aldana, todos los cuales recibieron precisas instrucciones de San Martín. Los delegados realistas fueron don Manuel Abreu, Manuel de Llano y Nájera, Mariano Galdeano y, en calidad de secretario sin voto, Francisco Moar.</i></p> <p align="justify"><i>Fue fijada como fecha de la entrevista el 2 de mayo de 1821. Sin embargo recién vino a llevarse a cabo el día 4, debido a que los diputados realistas detuvieron su desplazamiento cuando se percataron que guerrilleros de Canta hacían su aparición en Punchauca. El día 4 se llevó a cabo la primera sesión. Los diputados patriotas plantearon, como es lógico suponer, el reconocimiento de la independencia. Los realistas, por su parte, al igual que en anteriores oportunidades, <b>propusieron como base de un acuerdo la jura de la constitución española de 1812</b></i><i>. El 23 de mayo, con el fin de trabajar con más confianza y armonía, se firmó un armisticio en virtud del cual se suspendían las hostilidades por un período de veinte días. Asimismo se acordó una entrevista personal entre La Serna y San Martín. El día 30 del citado mes de mayo las dos diputaciones acordaron que la entrevista entre el virrey y el libertador argentino se realizaría el 1 de junio. Sin embargo, debido a una indisposición de La Serna, la entrevista se realizó el día 2 de junio. Se había acordado que cada uno de los dos jefes serían acompañados por sus respectivos jefes de Estado Mayor, los Jefes Superiores, un ayudante de campo, un oficial de ordenanza y cuatro soldados. El séquito de San Martín lo conformaban "los renombrados coroneles Las Heras, Paroissien, Necochea… los tenientes coroneles Spry, Raulet y cuatro ordenanzas". La Serna asistió acompañado por La Mar, Canterac, Landázuri, Ortega y Camba.</i></p> <p align="justify"><i>Abreu (el enviado español que llegaba con instrucciones personales de Fernando VII de poner fin a la guerra americana) relata que el primer día de junio San Martín lo visitó, por la tarde, y que le comunicó que propondría como solución la formación de <b>una regencia</b></i><i> compuesta de tres vocales. Esta regencia debería estar integrada por La Serna, en calidad de Presidente de la misma… un vocal nombrado por el virrey y un tercer vocal designado por San Martín. Asimismo propondría la unión de los dos ejércitos, así como la declaración de la independencia. <b>Producido este hecho San Martín viajaría a España para solicitar, a la Corona, el nombramiento de un príncipe español, el cual sería ungido rey del Perú.</b></i><i> ».</i> Es decir que San Martín era monárquico al punto de proponer contra viento y marea, y sobre todo contra los militares peninsulares que querían jurar la constitución masónica de 1812, la instauración de una monarquía en cabeza de "un príncipe español". Imagínese, señor Director, en quién pensaría el Libertador.</p> <p align="justify">San Martín en Europa no es menos tonante que San Martín en América o en la campaña contra los invasores franceses y revolucionarios en España, la vanguardia de cuya primer derrota en la Península, Bailén, estaría al mando de este notable José de San Martín. Los franceses han hecho de Bailén, que es un auténtico orgullo del Ejército español al mando de Castaños, algo similar a lo que hacen los españoles con San Martín, el teniente coronel jefe de la vanguardia de Bailén. Siguiendo con la tónica sugerida a los investigadores históricos en esta ya larga carta, sería interesante estudiar asimismo la carrera militar de San Martín comparándola con la de Castaños y ver quién pergeñó la victoria del desfiladero de Bailén, batalla de planificación audaz y ejecución, de suyo, parsimoniosa y valiente. Algo así como un cruce de los Andes en chiquito.</p> <p align="justify">Pero para los argentinos que no estudiamos historia en los libros del autor que se robó el archivo de San Martín, sino que <i>descendemos de la historia misma</i>, no valen excusas a la hora de impedir, por los medios que sean, la deshonra que supone para el Padre de la Patria endilgarle aquello mismo que con tanto denuedo combatió. Este hombre, por fin, que mandó se pusiera sobre su féretro ¿tal vez una bandera argentina? Imposible, pues él mismo era la bandera americana. ¿Un guión masónico? Falso y de mal gusto sería, aunque no pocos lo sostuvieran al no haber podido identificar con seguridad, aquel extraño gonfalón morado, bordado primorosamente en oro con las armas de Castilla y León, por la manos regias de Juana la Loca, para obsequio de su hidalgo adelantado Pizarro, que este extraño soldado quiso merecer llevar sobre sus restos mortales el día de presentarse al Creador.</p> <p align="justify">Como humilde desagravio a este prócer, tal vez el único que merezca en toda su extensión este calificativo, tan americano, tan hispano, tan tradicional y tan católico, solicito al señor Director la publicación de esta líneas.</p> <p align="right"><i>Luis María Seligmann Serantes</i></p> <p align="center"><b><a href="http://www.panodigital.com/index.php">Volver a la Portada</a></b></p> </div> </div> <div class="block block-block" id="block-block-19"> <div class="content"><div align="center"><a href="http://www.chicosperdidos.org.ar/" target="new"><img 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class="content"><a href="http://www.panodigital.com/indulgencia-plenaria-por-el-150%C2%BA-aniversario-de-lourdes"><img src="http://www.panodigital.com/images/150lourdes.jpg" alt="" border="0" height="264" hspace="5" vspace="5" width="198" /></a> <p justify="" align="">Temas vinculados ver <a href="http://www.panodigital.com/documentos_del_magisterio_de_la_iglesia/carta_enciclica_le_pelegrinage_de_lourdes"> Aquí,</a><a href="http://www.panodigital.com/cine/la_cancion_de_bernardette_the_song_of_bernardette"> y aquí,</a><a href="http://www.panodigital.com/actualidad_eclesial/la_iglesia_reconoce_el_milagro_n_67_de_lourdes">y aquí,</a><a href="http://www.panodigital.com/libros/la_cancion_de_bernardette_the_song_of_bernardette">y aquí,</a><a href="http://www.panodigital.com/descargas/bernardette.pps">y también aquí.</a></p> </div> </div><div class="block block-block" id="block-block-29"> <div class="title"><h3>Sastrería Eclesiástica</h3></div> <div class="content"><p align="center"><img src="http://www.panodigital.com/images/sastreria.jpg" alt="" border="0" height="198" hspace="5" vspace="5" width="198" /></p> </div> </div><div class="block block-block" id="block-block-30"> <div class="title"><h3>Página Católica, archivo sonoro de doctrina</h3></div> <div class="content"><p><a href="http://www.egrupos.net/grupo/paginacatolica" target="new"><br /><img src="http://www.panodigital.com/images/pcatolica.jpg" alt="" border="0" height="176" hspace="5" vspace="5" width="198" /></a></p> </div> </div><div class="block block-block" id="block-block-1"> <div class="title"><h3>Recomendamos</h3></div> <div class="content"><p><b>El Exorcismo de San Benito</b><br /><br /><br /><a href="http://www.panodigital.com/piedad/la_cruz_de_san_benito"><img src="http://www.panodigital.com/files/u3/msb_an_0.gif" alt="" height="148" width="152" /></a><br /><br /><br /><a href="http://www.statveritas.com.ar/" target="new"><img src="http://www.panodigital.com/banners/statveritas.jpg" height="202" width="150" /></a></p> </div> </div><div class="block block-block" id="block-block-27"> <div class="title"><h3>Foro Misa Tridentina</h3></div> <div class="content"><p><a href="http://www.panodigital.com/liturgia/misa_tridentina_foro_de_intercambio_de_informaci_n_y_mutua_ayuda_para_quienes_quieran_celebrarla_o_asistir"><img src="http://www.panodigital.com/images/elevationofhost_0.jpg" alt="" align="middle" border="0" height="183" hspace="5" vspace="5" width="152" /></a></p> </div> </div><div class="block block-block" id="block-block-24"> <div class="title"><h3>Sostenga Panorama</h3></div> <div class="content"><!-- Start of Traffic Analysis Code --> <script type="text/javascript" src="http://db9.net-filter.com/script/39454.js"> </script> <noscript> <img src="http://db9.net-filter.com/db.php?id=39454&page=unknown" alt="" /> </noscript> <!-- End of Traffic Analysis Code --> <div align="center"><object classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" 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Bojorge</a></p> </div> </div><div class="block block-block" id="block-block-5"> <div class="title"><h3>La Cocina de Panoramix</h3></div> <div class="content"><p><br /><a href="http://www.panodigital.com/taxonomy/term/22"><img src="http://www.panodigital.com/images/panoramix.gif" height="105" width="105" /></a><br /><br /><a href="http://www.panodigital.com/taxonomy/term/22"><b>La Actualidad comentada por nuestro Druida</b></a></p> </div> </div><div class="block block-block" id="block-block-7"> <div class="title"><h3>Librería Acción</h3></div> <div class="content"><div align="center"><embed src="http://www.panodigital.com/flash/banners/accion2.swf" quality="high" type="application/x-shockwave-flash" height="225" width="150"></embed></div></div> </div><div class="block block-block" id="block-block-6"> <div class="content"><p><a href="http://www.panodigital.com/taxonomy/term/26"><img src="http://www.panodigital.com/images/provida.gif" height="105" width="105" /></a></p> </div> </div> </td> </tr> </tbody></table> <table id="footer-menu" summary="Navigation elements." border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td id="footer-message" align="center" valign="middle"> <p align="center"><a href="mailto:panorama@panodigital.com">© Panorama Católico Internacional</a></p> </td> </tr> </tbody></table> <div style="display: none;" id="lightbox"><div id="outerImageContainer"><div style="display: none;" id="frameContainer"><iframe style="display: none;" id="lightboxFrame"></iframe></div><div id="imageContainer"><img src="" id="lightboxImage" /></div></div><div class="clearfix" id="imageDataContainer"><div id="imageData"><div id="imageDetails"><span id="caption"></span><span id="numberDisplay"></span></div></div></div></div>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-41400444762765459092008-05-24T19:40:00.000-07:002008-05-24T19:41:32.860-07:00LAS AMANTES DE SIMON BOLIVAR/ART- RELACIONADO<p><script language="JavaScript1.2"> /* Watermark Backgound Image Script- © Dynamic Drive (www.dynamicdrive.com) For full source code, 100's more DHTML scripts, and TOS, visit dynamicdrive.com */ if (document.all||document.getElementById) document.body.style.background="url('images/back-bolivar-fijo.gif') center no-repeat fixed" </script><a name="inicio"></a></p> <p><a href="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/main.html"><img src="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/images/ve_sbolivar.gif" align="bottom" border="0" height="26" width="103" /></a></p> <center> <p> <table border="0" cellpadding="5" cellspacing="3" width="95%"> <tbody><tr> <td height="24" width="100%"> <p align="center"><b><span style="font-size:180%;color:blue;"> </span></b><i><span style="font-size:6;color:#ff0000;">Dimensión gozosa del Bolívar 2000</span></i></p> <p align="right"><span style="color:#0000ff;"><b>Por: Jesús Rosas Marcano</b> </span> </p></td> </tr> <tr> <td width="100%"> <p align="center"><b><span style="font-size:130%;color:red;">Las amantes de</span><span style="font-size:180%;color:red;"><br /> </span></b><i><span style="font-size:6;color:red;">Simón Bolívar</span></i></p> <p align="justify"><span style="font-family:Verdana;"><i><span style="color:#000066;"> Las damas del Movimiento Bolivariano, para enriquecer sus tertulias proselitistas podrían apoyarse en la vida placentera, digamos que bonachona del padre de la patria, obviando la de los discursos y decretos, o sea, animar platicas existenciales, no digamos faranduleras, pero si de un hombre óseo y dérmico. No da nota eso de Carne y hueso. Ese que a los doce años alternó aprendizaje de equitación, de esgrima y de baile prolegómenos envidiables de galantería juvenil, ejercitados en la cuadra de Bárcenas.<br /> <br /> El collar amoroso de Bolívar tuvo cuentas, perlas, un par de zafiros, una esmeralda y una diadema de brillantes. En Santa Marta, ese collar como un delta al revés regresaba hilitos diáfanos, invisibles, de una fuente exhausta, legítima y única, su corazón vencido.<br /> <br /> </span><b><span style="color:#0000ff;">La Güera Rodríguez, Teresita Toro, Pepita Machado.</span></b><span style="color:#000066;"><br /> <br /> Su primera cuenta fue la "Güera" Rodríguez, su amor veracruzano, descendiente del Virrey Asanza. María Ignacia Rodríguez es la travesura de sus dieciséis años cuando iba rumbo a España, tres semanas.<br /> <br /> Su diadema de brillantes es Teresita Toro y Alaysa, emparentada con los marqueses del Toro y de Inicio y con el conde de Rebolledo. Boda en Madrid el 13 de abril de 1802.<br /> <br /> Marina, amiguita de Alejandro Manzoni, (autor de la novela Los Novios), es la cuenta milanesa del collar. Manzoni dice que Bolívar, tirado en un canapé, en su primer delirio (el otro es el del Chimborazo), exclamaba: ¡Esa mujer ha decidido mi suerte!<br /> <br /> Una de las perlas es Fanny de Villars, casada con Dervieux de Villars, cortejada por el príncipe Eugenio. Francesa, veinteochena, charlante. Ella es el elíxir de su vida y quien hace llevadera su viudez en París. Nostálgico, Bolívar la llama Teresa.<br /> <br /> Uno de los zafiros es Josefina Machado, la "Señora Pepa", una de las doce doncellas que lo coronó en la iglesia de San Francisco e 1813. Fue su amor náutico entre bergantines y goletas hasta 1820.<br /> <br /> En 1816, cuando en Juangriego una banda inglesa tocaba "Yankee Doodle" Bolívar pescó su cuenta margariteña: Asunción Jiménez. Los legionarios habían reprochado a Bolívar haber perdido un paseo para contemplar la belleza de La Asunción. El héroe sonrió y les dijo que él había atesorado todo su aliento en la cubierta del bergantín. Se refería a la otra Asunción, ósea y dérmica.<br /> <br /> </span><b><span style="color:#0000ff;">Julia Cobier, Isabel Soublette, Bernardina Ibáñez</span></b><span style="color:#000066;"><br /> <br /> La perla antillana de Bolívar fue Julia Cobier o Gober; morena pálida, tierna, excitante y rica. Pernoctaba con ella en Kingston cuando sus enemigos fueron a otra casa y asesinaron al pobre Felíx Amestoy, quien lo esperaba para platicar, y por breve reposo ocupó su hamaca.</span></i></span></p><p align="justify"> <span style="font-family:Verdana;"><i><span style="color:#000066;"> Su perla caraqueña en Guayana fue Isabel Soublette, hermana del general Carlos ídem. El intrigante coronel Hippisley escribió en el Times de Londres que Bolívar le había regalado a Isabel la más grata mansión de Angostura, donde podía verse una de las maravillas de la ciudad, la bella cama incluida en el obsequio para la señorita Soublette.<br /> <br /> Juana Pastrano Salcedo es la cuenta humilde de Capacho, la Campaña Admirable. Cuando Bolívar brindó con Morillo en Santa ana, preguntó por su graciosa campesina. Pero que va; la madre la había ocultado en Piedra Gorda, aldea donde había nacido esa flor silvestre.<br /> <br /> Bernardina Ibañes es la perla del Libertador que procede de Ocaña. Estuvo entre las quinceañeras que lo coronaron en Bogota después de la batalla de Boyacá. Esa "Melindrosa" para Bolívar, pretende ser un ángel. Estaba prometida en matrimonio con el pavo del ejército, el coronel Ambrosio Plaza.<br /> <br /> </span><b><span style="color:#0000ff;">Manuelita Sáenz, Joaquina Garaicoa, Janette Hart.</span></b><span style="color:#000066;"><br /> <br /> La esmeralda del collar fue Manuelita Sáenz, quiteña que consume toda la literatura amorosa del héroe. La procuró para siempre en el baile de la Victoria. Enloqueció por Bolívar. Celosa, lo arañó brutalmente por un arete encontrado en su lecho.<br /> <br /> Joaquina Garaicoa es el otro zafiro del collar. Ella es la "Gloriosa". Bolívar, "su sol naciente", "el objeto de su adoración". Una cuenta de brillo fugaz es la francesita Anita Leniot.-No, Ani tu no puedes ir a la campaña del Magdalena. - Benedicta Nadal es su cuenta boliviana de amor. "Tu amante", le anota el héroe. Manolita Madroño es su perla peruana trashumante Huaylas, después de Ayacucho. Janette Hart es su perla norteamericana. La conoció en el puerto del Callao en una recepción de la goleta insignia "United States".<br /> <br /> </span><b><span style="color:#0000ff;">Perlitas sueltas y mostacillas</span></b><span style="color:#000066;"><br /> <br /> Se enhebran Teresa Laisne, madre de Flora Trstán; sus primas Aristiguieta, las bellas de Ocaña, Bárbara y Juana de Dios Lemus; Salustiana y María de Jesús Patiño; Incolaza Ibáñez, hermana de la "Melindrosa". En el ensarte siguen Manuelita White, maestra parvularia en Caracas; Teresa Mancebo a quien le produjo insomnios: La poetisa peruana Tomasa de Suero y Larrea que le escribe poemas en francés. ¡Ay!, y la perlita realista Aurosa Pardo, decidida a no bailar con ése en un baile de Lima en honor de sucre. Ella grita, ¡Viva España! Bolívar la estrecha contra su pecho. Ella con aliento nuevo: ¿Si tú eres el Libertador, viva la gloria!</span></i> </span> </p></td> </tr> <tr> <td width="100%"> <p align="right"><span style="font-size:78%;">Publicado en el diario "El Nacional" de Caracas 2001</span> </p></td> </tr> <tr> <td width="100%"><a href="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/mujeres_de_bolivar.html#inicio"><img src="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/images/i_principio.gif" alt="Vuelve al inicio" align="bottom" border="0" height="26" width="103" /></a></td> </tr> <tr> <td width="100%"> <center> <p><span style="font-size:78%;color:black;">© Copyright </span><a href="mailto:info@simon-bolivar.org"><span style="font-size:78%;">Johannes W. de Wekker</span></a><span style="font-size:78%;color:black;"> junio, 2004</span></p></center> </td> </tr> </tbody></table> </p></center>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-21073379468023122982008-05-24T19:35:00.000-07:002008-05-24T19:37:23.326-07:00MANUELA SAENZ DE THORNE/ LA AMANTE DE SIMON BOLIVAR/ART.RELACIONADO<div id="cabecero"> <div id="skinIzq"><img src="http://www.venezuelatuya.com/images/skinIzq.jpg" alt="" /></div> <div id="skinDer"><a href="http://www.venezuelatuya.com/index.htm"><img src="http://www.venezuelatuya.com/900/img/20080503-1209824590.jpg" alt="Venezuelatuya... ahora más tuya que nunca" /></a></div> </div> <div id="cuerpo"><div id="contenido"><div id="contenidoMiddle"><table cellspacing="0"><tbody><tr><td> <h1>Manuela Sáenz</h1> <h3>Hasta la Independencia</h3><p class="foto"><img src="http://www.venezuelatuya.com/biografias/historia1/mauela2.jpg" alt="Manuela Sáenz" height="250" width="252" /><br />Doña Manuela Sáenz de Thorne</p> <p class="centrado">Nace en Quito en 1797<br />Muere en Paita (Perú) el 23.11.1856</p> <p class="texto">Amante de <a href="http://www.venezuelatuya.com/biografias/bolivar.htm">Simón Bolívar</a>, fue reconocida por él mismo (25.9.1828) como "Libertadora del Libertador". Fueron sus padres Simón Sáenz Vergara, español, y María Joaquina Aizpuru, ecuatoriana. Su infancia transcurrió en Quito, donde rápidamente se hicieron sentir los ideales de los movimientos independentistas, organizándose grupos revolucionarios. En tal sentido, Manuela y su madre se identificaron con la gesta emancipadora; no así su padre quien permaneció fiel a la Corona española, por lo que fue hecho preso al estallar dicho movimiento, aunque posteriormente recuperó su libertad al ser sofocado en 1810. Debido a su apoyo al proceso de independencia americano, Manuelita fue internada en el convento de Santa Catalina donde aprendió a leer, escribir y rezar. Según una leyenda que circuló por mucho tiempo, siendo muy joven fue raptada del convento por un oficial de nombre Fausto D'Elhuyar; lo cual no obstante ha sido desmentido por la historiografía.</p> <p class="texto">En 1817 contrajo matrimonio con Jaime Thorne, comerciante inglés, rico y mucho mayor que ella; trasladándose con él a vivir a Lima (Perú) entre 1819 y 1820. A pesar de ser éste un país donde el sentimiento independentista no se había manifestado, en poco tiempo el prestigio de <a href="http://www.venezuelatuya.com/biografias/bolivar.htm">Simón Bolívar</a> y su triunfo en la liberación de la Nueva Granada (1819) le gana entusiasmados adeptos a su causa, entre ellos Manuela Sáenz, quien se convierte en miembro activo de la conspiración contra el virrey del Perú, José de la Serna e Hinojosa (1820); y que al declararse la independencia del Perú (1821) se confiesa admiradora de José de San Martín. Los servicios de Manuela a la causa de emancipación fueron reconocidos al otorgársele, en 1822, la condecoración llamada "Caballeresa del Sol", consistente en una banda blanca y encarnada con una pequeña borla de oro y una medalla cuya inscripción decía "Al patriotismo de las más sensibles".</p> <p class="texto">Luego de separarse de su marido, en 1822 viaja a Quito acompañada de su padre para visitar a su madre; conociendo en este lugar a Bolívar, cuando éste hizo su entrada triunfal a dicha ciudad el 16 de junio de 1822. En Quito surge un estrecho vínculo afectivo entre Bolívar y Manuela, derivado de sus conversaciones y coincidencias acerca de la campaña libertadora. Ella no sólo concibe idealmente la independencia latinoamericana, sino que toma parte activa en la guerra: monta a caballo, maneja las armas, es capaz de sofocar un motín en la plaza de Quito. En 1823 Bolívar parte al Perú donde se le une semanas más tarde Manuelita, quien lo acompaña durante la campaña libertadora de dicha nación, permaneciendo en su cuartel general algunas veces, o en Lima y en Trujillo en otras ocasiones. De los momentos en que estuvieron alejados, se han conservado algunas de las cartas de amor que el Libertador le escribió expresándole cuanto la extrañaba, tal como la siguiente epístola del 20 de abril de 1825 en la que le dice: "Mi bella y buena Manuela: Cada momento estoy pensando en ti y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y el honor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situación por ti; por que te debes reconciliar con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro¡¡¡ Sí, te idolatro hoy más que nunca jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino, de ese corazón sin modelo".</p> <p class="texto">Durante los primeros meses de 1825, hasta abril, y luego cuando Bolívar regresa del Alto Perú (Bolivia) a partir de febrero de 1826, reside con él en el palacio de la Magdalena, cerca de Lima. Cuando Bolívar sale del Perú en septiembre de 1826, Manuela permanece en Lima, donde persiste en la defensa del ideario bolivariano después de la reacción contra el Libertador en enero de 1827, por lo que es apresada por los adversarios de Bolívar y enviada al destierro (1827), dirigiéndose a Quito y luego a Bogotá, donde se establece en 1828. Al enterarse Bolívar de la situación de Manuelita, la llama a su lado y viven en la residencia que hoy es llamada Quinta de Bolívar. Para este tiempo se hacen manifiestas las intrigas contra la autoridad de Bolívar, que llevan a Pedro Carujo entre otros, el 25 de septiembre de 1828, a intentar asesinarlo, conspiración fallida gracias a la rapidez con que Manuela hizo huir a Bolívar por una ventana del Palacio de Gobierno; es a partir de este acontecimiento que se le llama Libertadora del Libertador, calificativo que le dio el propio Bolívar. En 1830, encontrándose en Guadas (Colombia) se entera de la muerte de Bolívar, por lo que se traslada de inmediato a Bogotá donde manifiesta públicamente de palabra y por la imprenta su adhesión a los ideales del Libertador. Perseguida por el gobierno que sucedió en abril de 1831 al general <a href="http://www.venezuelatuya.com/biografias/urdaneta.htm">Rafael Urdaneta</a> en Bogotá, finalmente es expulsada por considerársele conspiradora.</p> <p class="texto">Encontrándose en Kingston (Jamaica), donde pasa un año, escribe al general Juan José Flores, entonces presidente del Ecuador, quien le envía un salvoconducto y así intenta regresar a su país; pero en Guaranda (Ecuador) en octubre de 1835, es informada que no puede entrar a Quito, pues sus credenciales no son válidas al perder Flores el poder. Asimismo, sus bienes fueron confiscados en Colombia. Ante estas circunstancias se instala en Paita, al norte del Perú, donde por necesidad económica abre un comercio relacionado con la producción de tabacos. En 1847 su marido es asesinado en Pativilca. Durante esta última etapa de su vida, fue visitada en el puerto de Paita por personajes tales como Herman Melville (autor de Moby Dick), <a href="http://www.venezuelatuya.com/biografias/rodriguez.htm">Simón Rodríguez</a> y Giuseppe Garibaldi (patriota italiano). En 1856, contrae difteria, enfermedad que acaba con su vida; su cadáver fue incinerado a fin de evitar contagio en la población, lo mismo que sus pertenencias, entre ellas gran parte de la correspondencia de Bolívar para ella, que guardaba celosamente. En agosto de 1988, fue localizado el lugar donde se encontraban los restos de Manuela Sáenz en el cementerio de aquella población. La identificación fue posible gracias a que se encontró la réplica de la cruz que siempre portaba la cual la identificaba como la compañera del Libertador.</p> <a name="ALogin"></a> <iframe id="ILogin" name="ILogin" style="display: none;" frameborder="0" height="200" width="650"></iframe> <!-- Sube tu foto --> <h2>Sube tu foto</h2> <p class="textomarco">¿Tienes una foto interesante? ¿Tienes una historia que contar? 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href="http://www.venezuelatuya.com/margarita/index.htm">Margarita</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/morrocoy/index.htm">Morrocoy</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/occidente/index.htm">Occidente</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/oriente/index.htm">Oriente</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/islas/index.htm">Mar e Islas</a></li></ul></li><li class="submenu"><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/index.htm">Viajes</a><ul class="level2"><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/mostrarhotel.htm">Buscar Hotel</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/asesoria.htm">Asesoría</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/bodas/index.htm">Bodas</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/andes.htm">Andes</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/barlovento.htm">Barlovento</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/canaima.htm">Canaima</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/caracas.htm">Caracas</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/centro.htm">Centro</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/choroni.htm">Choroní</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/coloniatovar.htm">Colonia Tovar</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/gransabana.htm">Gran Sabana</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/guayana.htm">Guayana</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/litoral.htm">Litoral</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/llanos.htm">Los Llanos</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/losroques.htm">Los Roques</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/margarita.htm">Margarita</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/morrocoy.htm">Morrocoy</a></li><li><a href="http://www.venezuelatuya.com/hoteles/occidente.htm">Occidente</a></li><li><a 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href="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/main.html"><img src="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/images/ve_sbolivar.gif" align="bottom" border="0" height="26" width="103" /></a></p> <center> <p> <table border="0" cellpadding="5" cellspacing="3" width="95%"> <tbody><tr> <td height="24" width="100%"> <p align="center"><b><span style="font-size:6;"> </span><i><tt><span style="font-size:130%;color:red;">Breve biografía de</span><span style="font-size:6;color:red;"><br /> Simón Bolívar</span></tt></i><span style="font-size:6;"> </span> </b></p> </td> </tr> <tr> <td width="100%"> <p align="justify"><img src="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/images/b1799.jpg" alt="Bolivar 1799" align="left" border="0" height="246" hspace="10" vspace="5" width="185" /><span style="font-size:130%;color:#660066;"><i>Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco nació en Caracas en 24 de julio de 1783 de don Juan Vicente Bolívar y Ponte y doña María de la Concepción Palacios y Blanco. Nacido un aristócrata, Simón Bolívar recibió una excelente educación de sus tutores, especialmente Simón Rodríguez. Gracias a sus tutores, Bolívar conoció las obras del movimiento filosófico del siglo XVIII y también las de Grecia y Roma clásica.<br /> <br /> <br /> A la edad de nueve años el joven Bolívar perdió sus padres y quedo en cargo de su tío don Carlos Palacios. A la edad de quince, don Carlos Palacios lo mandó a España para continuar con su educación.<br /> <br /> Bolívar viajó hacia España en 1799 con su amigo Esteban Escobar. Al hacer este viaje, se detuvo en la Ciudad de México donde se encontró con el virrey de Nueva España quien quedó alarmado cuando el joven Bolívar discutió con confianza acerca de la independencia americana. Llegó a Madrid en junio de ese año y quedándose con su tío Estaban Palacios.<br /> <br /> En España, Bolívar conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza con quien se casó poco después en 1802. Poco después de volver a Venezuela, en 1803, María Teresa murió de fiebre amarilla. Su muerte afectó grandemente a Bolívar quien juró nunca casarse de nuevo. Promesa que mantuvo el resto de su vida.<br /> <br /> Después de perder su esposa, Bolívar regresó a España con su tutor y amigo, Simón Rodríguez, en 1804. Mientras en Europa presenció la proclamación de Napoleón Bonaparte como Emperador Francés y después asistió a la coronación de Napoleón como Rey de Italia en Milán. Bolívar perdió respeto por Napoleón, a quien él consideró un traidor a las ideas republicanas. Pero era en Italia que Bolívar hizo su famoso juramento sobre el Monte Sacro de Roma de no descansar hasta que América sea libre.<br /> <br /> Bolívar regresó a Venezuela en 1807 después de una breve visita a los Estados Unidos. En 1808 Napoleón instaló a su hermano, José, como Rey de España. Esto instigó una gran revolución popular en España conocida como la Guerra Peninsular. En América, como en España, juntas regionales se formaron para luchar contra el nuevo rey. A diferencia de las juntas españolas, las juntas americanas lucharon contra el poder del rey, no solo la persona de José Bonaparte.<br /> <br /> Ese año, la junta de Caracas declaró su independencia de España y Bolívar fue enviado a Inglaterra con Andrés Bello y Luis López Méndez en una misión diplomática. Bolívar regresó a Venezuela y el 3 de junio de 1811, dio su discurso en favor de la independencia americana a la Sociedad Patriótica. El 13 de agosto, fuerzas patriotas bajo el comando de Francisco de Miranda lograron una victoria en Valencia.<br /> <br /> El 24 de julio de 1812 Miranda se rindió después de varios desastres militares y Bolívar pronto tuvo que huir a Cartagena. Allí, Bolívar escribió su famoso "Manifiesto de Cartagena" en el cual manifestó que Nueva Granada debería ayudar a liberar Venezuela porque su causa era la misma y porque la libertad de Venezuela aseguraría la libertad de Nueva Granada. Bolívar recibió la asistencia de Nueva Granada y en 1813 invadió Venezuela. Entró a Mérida el 23 de mayo y fue proclamado "Libertador" por el pueblo. El 8 de junio Bolívar proclamó la "guerra a muerte" en favor de la libertad. Bolívar tomó Caracas el 6 de agosto y dos idas después proclamó la segunda república venezolana.<br /> <br /> Después de numerosas batallas, Bolívar tuvo que huir nuevamente y en 1815 tomó refugio en Jamaica de donde escribió su "Carta de Jamaica". Ese mismo año Bolívar viajó a Haití y solicitó a su presidente, Alejandro Sabes Petión, ayudar a la causa hispanoamericana. En 1817, con ayuda de Haití, Bolívar regreso al continente para continuar luchando.</i><br /> <br /> <i><img src="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/images/b1816.jpg" alt="Bolivar 1816" align="right" border="0" height="246" hspace="10" vspace="5" width="192" /></i><em><strong style="font-weight: 400;">La Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819 resultó en una gran victoria para Bolívar y el ejército de la revolución. Ese año, Bolívar creó el Congreso de Angostura que fundó Gran Colombia (una federación de las presentes repúblicas de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador) la cual nombró a Bolívar presidente. Durante los próximos años la oposición realista fue eliminada. Después de la victoria de Antonio José de Sucre sobre las fuerzas españolas en la Batalla de Pichincha el 23 de mayo de 1822 el norte de Sudamérica fue liberada. Con esa gran victoria Bolívar preparó para marchar con su ejército para cruzar los Andes y liberar Perú. <br /> <br /> El 26 de julio de 1822 Bolívar tuvo una conferencia con José de San Martín en Guayaquil para discutir la estrategia para la liberación de Perú. Nadie sabe que ocurrió en la secreta reunión entre los dos héroes latinoamericanos, pero San Martín volvió a Argentina mientras Bolívar preparó para la lucha contra el último bastión español en Sudamérica.<br /> <br /> En 1823 Bolívar tomó comando de la invasión de Perú y en septiembre llegó en Lima con Sucre para planear el ataque. El 6 de agosto de 1824 Bolívar y Sucre juntos derrotaron el ejército español en la Batalla de Junín. El 9 de diciembre Sucre destrozó el último valuarte del ejército español en la Batalla de Ayacucho, eliminando la presencia española en Sudamérica. <br /> <br /> El 6 de agosto de 1825 Sucre creó el Congreso del Alto Perú cual creó la República de Bolivia en honor de Bolívar. La Constitución de 1826, aunque nunca usada, fue escrita por Bolívar mismo. También en 1826 Bolívar creó el Congreso de Panamá, la primera conferencia hemisférica. <br /> <br /> Pero en 1827 debido a rivalidades personales entre los generales de la revolución, explotaron guerras civiles que destrozaron la unión sudamericana por cual Bolívar había luchado. Acorralado por guerras fraccionales y sufriendo de tuberculosis, El Libertador Simón Bolívar murió el 17 de diciembre de 1830.</strong></em></span></p></td> </tr> <tr> <td width="100%"> <blockquote> <p align="right"> <b><span style="color:#990066;">Aportado a [Bolivarianos]</span></b> </p></blockquote> </td> </tr> <tr> <td width="100%"><a href="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/breve_biog.html#inicio"><img src="http://www.simon-bolivar.org/bolivar/images/i_principio.gif" alt="Vuelve al inicio" align="bottom" border="0" height="26" width="103" /></a></td> </tr> <tr> <td width="100%"> <center> <p><span style="font-size:78%;color:black;">© Copyright </span><a href="mailto:info@simon-bolivar.org"><span style="font-size:78%;">Johannes W. de Wekker</span></a><span style="font-size:78%;color:black;"> junio, 2004</span></p></center> </td> </tr> </tbody></table> </p></center>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-72827016076518967952008-05-24T15:31:00.000-07:002008-05-24T15:33:37.374-07:00DON JOSE DE SAN MARTIN/ DOCUMENTO PUBLICADO<center><b><i><span style="font-size:7;color:#0000ff;">Biografía de San Martín<br /><p align="center"><span style="color:#00ff40;"><a href="http://pachami.com/sm12.jpg"><img alt="Retrato de San Martin" src="http://pachami.com/sm12.jpg" height="175" width="150" /></a></span></p> </span></i></b><span style="font-size:100%;color:#000000;"><br /><b><i>Breve historia del libertador de Argentina, Chile y Perú</i></b>.<br /><br /><br /></span><b> <span style="font-size:100%;color:#000000;"> </span></b><p align="right"> <b><span style="font-size:100%;color:#000000;"> </span></b></p><hr noshade="5" style="font-size:180%;color:#0000ff;"> <b><span style="font-size:100%;color:#000000;"> </span></b><table border="0" width="100%"> <tbody><tr> <td width="50%"> <p align="center"><span style="font-size:180%;color:#000000;">Visitas desde diciembre de 1998:</span></p></td> <td width="50%"><!--webbot bot="HitCounter" u-custom i-digits="0" i-image="3" PREVIEW="<strong>[Contador de visitas a la página]</strong>" i-resetvalue="1500000" startspan --><img src="http://pachami.com/_vti_bin/fpcount.exe/?Page=SanMartin21.htm%7CImage=3" alt="Contador de visitas a la página" /><!--webbot bot="HitCounter" endspan i-checksum="29198" --> </td> </tr> </tbody></table> <hr color="#0000ff" noshade="5" size="5"> <b><br /><br /></b><blockquote> </blockquote></center><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> </span></b><h2><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><i>INDICE del Texto Completo:</i></span></b></h2> <b><br /></b><p><b>Primera Parte: En el Río de la Plata<br /><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link1">Introducción</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link2">Orígenes de San Martín</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link3">Situación en América del Sur</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link4">Primeros actos en Buenos Aires</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link5">Combate de San Lorenzo</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link6">El Ejército del Norte</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link7">Plan Continental</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link8">Gobernador de Cuyo</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link9">El año 1816</a><br /><a href="http://pachami.com/SanMartin21.htm#link10">El cruce de los Andes</a><br /><br /></b></p><p><b>Segunda Parte: <a href="http://pachami.com/SanMartin31.htm">Libertador de Chile</a> </b></p><p><b>Batalla de Chacabuco<br />Cancharrayada y Maipú<br />La escuadra del Pacífico<br />Sucesos del año 1819<br />Acta de Rancagua<br /></b></p><p><b>Tercera parte: <a href="http://pachami.com/SanMartin41.htm">Protector del Perú</a><br /><br />Expedición al Perú<br />Protector del Perú<br />Toma de Quito<br /><a href="http://pachami.com/SanMartin/Guayaquil/EntrevistaDeGuayaquil%20Index.htm"> Guayaquil<br /></a> Abdicación del Protector del Perú<br />En Europa<br />Bibliografía<br /><br /><br /></b></p> <hr /> <b><br /><br /></b><blockquote> <b> <span style="font-family:Arial;"><a name="link1"><i>Introducción</i></a></span><br /> <span style="font-family:Roman 10cpi;"><br /> </span></b><p align="justify"><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> En la Gaceta de Buenos Aires del día viernes 13 de marzo de 1812, el redactor —posiblemente Bernardo Monteagudo— escribe estas palabras que, sin saberlo, llegarían a ser proféticas: "Me hé preguntado muchas veces poseido de diferentes afectos ¿qual será la suerte de mi patria? ¿Quien será el que enarbole el pabellon de su LIBERTAD?" <i>(las palabras de los párrafos textuales están escritas con la ortografía y la acentuación del original).</i><br /> <br /> <table> <tbody> <tr> <td><a href="http://pachami.com/gaceta.jpg"><img alt="Gazeta de Buenos=Ayres" src="http://pachami.com/gaceta.jpg" height="245" width="200" /></a> </td><td> <blockquote> <b> </b><p align="justify"><b>El mismo ejemplar, en la última hoja, dice: "El 9 del corriente ha llegado á este puerto la fragata inglesa Jorge Caning procedente de Londres en 50 días de navegacion." Más adelante continúa: "Á este puerto han llegado entre otros particulares que conducía la fragata inglesa, el teniente coronel de caballería D. José San Martín primer ayudante de campo del general en xefe del exercito de la Isla Marques de Compigny : el Alerez de navio D. Jose Zapiola : el capitan de milicias D. Francisco Chilaver : el alferez de carabineros reales D. Carlos Alvear y Balbaltro :el subteniente de infantería D. antonio Arellano y el primer teniente de guardias valonas Baron de Olembert. Estos individuos han venido á ofrecer sus servicios al gobierno, y han sido recibidos con la consideración que merecen por los sentimientos que protestan en obsequio de los interéses de la patria."</b></p> </blockquote> </td> </tr> </tbody> </table> </span></b></p><p align="justify"><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> Es en éste momento que San Martín, que había cumplido 34 años durante la travesía, inicia su obra libertadora de tres países de América del Sur: Argentina, Chile y Perú.<br /> <a name="link2"><br /> </a></span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link2"><i>Orígenes de San Martín</i></a></span></b><br /> <span style="font-family:Roman 10cpi;"> </span></b></p><p align="justify"><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> Nació el 25 de febrero de 1778 en el pueblo de Yapeyú, situado a orillas del caudaloso río Uruguay, que dependía del Virreinato del Río de la Plata. Su padre, don Juan de San Marín, había nacido en España y se desempeñaba como teniente gobernador del departamento. Su madre, doña Gregoria Matorras, era sobrina de un conquistador del Chaco.<br /> </span></b></p><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> <table> <tbody> <tr> <td width="300"> <blockquote> <a href="http://pachami.com/madre.jpg"><img alt="Gregoria Matorras" src="http://pachami.com/madre.jpg" height="257" width="200" /></a> </blockquote> </td><td width="300"><a href="http://pachami.com/padre.jpg"><img alt="Juan de San Martin" src="http://pachami.com/padre.jpg" align="right" height="257" width="200" /></a></td> </tr> </tbody> </table> </span></b></p><p align="justify"><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> Se trasladó a España junto con sus padres en el año 1786 donde ingresó al Seminario de Nobles de Madrid. En 1789 comienza su carrera militar en el regimiento de Murcia. Luchó en la campaña de África combatiendo en Melilla y Orán. En 1797 es ascendido a subteniente por sus acciones frente a los franceses en los Pirineos.<br /> En 1797 su regimiento, que había participado en las batallas navales contra la flota inglesa en el Mediterráneo, se rindió en agosto de 1798.<br /> Durante el período que sigue, lucha en diferentes acciones en el sur de España, en Gibraltar y Cádiz, con el grado de capitán 2° de infantería ligera.<br /> En 1808 las tropas de Napoleón invaden la Península y el rey Fernando VII es hecho prisionero. Estalla la rebelión contra el Emperador y su Hermano José Bonaparte, que había sido proclamado Rey de España. Se establece una Junta de Gobierno que actúa primero en Sevilla y luego en Cádiz. San Martín es ascendido por la Junta al cargo de ayudante 1° del regimiento de Voluntarios de Campo Mayor. Distinguido por sus acciones contra los franceses, llega luego a ser capitán del regimiento de Borbón. El ejercito ataca a los franceses y los vence en la batalla de Baylén, el 19 de julio de 1808; allí se destaca San Martín. Esta victoria permite al ejército de Andalucía recuperar Madrid y es la primera derrota importante de las tropas de Napoleón. San Martín recibe el grado de teniente coronel y es condecorado con una medalla de oro. Continua luchando contra los franceses en el ejército de los aliados: España, Portugal e Inglaterra. Combate a las órdenes del general Beresford en la batalla de Albuera. Conoce a Lord Macduff, noble escocés, que lo introduce a las logias secretas que complotaban por la independencia de América del Sur. Por su intermedio obtuvo un pasaporte para viajar a Inglaterra, donde se encontró en 1811 con compatriotas de América española: Alvear, Zapiola, Andrés Bello, Tomás Guido, entre otros. Todos formaban parte de una logia que había fundado el "Precursor", Miranda, quien, junto con Bolivar, ya luchaba en América por la independencia de Venezuela.<br /> En enero de 1812, San Martín se embarca hacia Buenos Aires en la fragata inglesa George Canning.<br /> <a name="link3"><br /> </a></span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link3"><i>Situación en América del Sur</i><br /> </a></span></b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><br /> En la ciudad de Buenos Aires, el 25 de mayo de 1810 se había constituido la llamada Junta Grande, en forma similar a las juntas de España, que se oponían a la ocupación francesa de la Península, y gobernaban en nombre del rey Fernando VII mientras se encontrara prisionero. Se habían mandado emisarios a los cabildos de las distintas ciudades del Virreinato del Río de la Plata para que constituyan juntas de gobierno y reconozcan a la de Buenos Aires. Las poblaciones se dividen en las que adoptan juntas independientes de España y las que pretenden conservar el poder de los virreyes. La Junta de Buenos Aires nombra un cuerpo ejecutivo que se llamó el Primer Triunvirato. Sus miembros eran: Juan José Paso, Feliciano Chiclana y Manuel de Sarratea. La ciudad de Montevideo no reconoce a la junta de Buenos Aires y emprende hostilidades contra la Capital. En Chile el cabildo se pronuncia contra la autoridad del Virrey. Desde el Alto Perú —hoy Bolivia— los realistas ocupan la provincia de Salta y avanzan sobre Tucumán, defendida por el Ejército del Norte comandado por Manuel Belgrano. El Paraguay se había independizado, adoptando una postura neutral a cargo de José Gaspar Rodríguez de Francia. Vemos que el panorama del río de la Plata no era muy halagüeño a principios de 1812 cuando llega San Martín.<br /> <br /> </span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link4"><i>Primeros Actos</i><br /> </a></span></b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a name="link4"><br /> </a> A los pocos días de su arribo, le fue reconocido el grado de teniente coronel y el Triunvirato le encomendó la creación de un escuadrón, que luego fue el célebre regimiento de Granaderos a Caballo. Durante el año 1812 se ocupó de instruir a la tropa en las modernas técnicas de combate que conocía por su extensa actuación europea contra los ejércitos de Napoleón.<br /> Además, se ocupó de organizar una sociedad secreta que se denominó la Logia de Lautaro —este era el nombre de un caudillo araucano que defendió la libertad de su pueblo a los comienzos de la conquista española—. La sociedad estaba formada como las logias masónicas de Cádiz y de Londres, similar a la que en Venezuela tenía como miembros a Miranda, Bolívar y Andrés Bello. Su objetivo era: "trabajar con sistema y plan en la independencia de la América y su felicidad". Sus miembros principales, además de San Martín eran: Alvear, Zapiola, Bernardo Monteagudo, Juan Martín de Pueyrredón.<br /> </span></b></p><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> <table> <tbody> <tr> <td><a href="http://pachami.com/remedios.jpg"><img alt="Remedios de Escalada" src="http://pachami.com/remedios.jpg" height="200" width="200" /></a> </td><td> <blockquote> <b> </b><p align="justify"><b>El 12 de setiembre de 1812 se casa con María de los Remedios de Escalada, mujer joven y bella, que pertenecía a una de las distinguidas familias del país.</b></p> </blockquote> </td> </tr> </tbody> </table> </span></b></p><p align="justify"><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> En octubre de 1812, cuando llega la noticia de la victoria del ejército de Belgrano en Tucumán, se produce en Buenos Aires un movimiento preparado por la Logia con el objeto de imponer a sus candidatos en el Triunvirato. Con la presión de los cuerpos armados y del pueblo, se nombra el Segundo Triunvirato constituido por: Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Se exige además llamar a una Asamblea suprema con delegados de todas las provincias con el fin de dictar una constitución.<br /> Los primeros actos del Triunvirato consisten en reforzar el ejército y mandar una expedición para que ponga sitio a Montevideo, ocupada por los realistas.<br /> En enero de 1813 se consolidan las posiciones militares: el general José Rondeau estrecha el sitio de Montevideo mientras en Buenos Aires, el domingo 31 de enero se reúne la Asamblea General Constituyente, conocida en la historia con el nombre de Asamblea del año 13, aunque se reunió durante varios años más. Casi todos los miembros de la Asamblea eran de la Logia de Lautaro. Se aprueban importantes reformas legales: El nombre del rey de España desaparece de los documentos públicos; la Asamblea se declara soberana; se eliminan los escudos de armas y los títulos de nobleza; Se aprueban los colores de la bandera de Belgrano, el escudo nacional, el himno; se elimina la Inquisición y se queman los instrumentos de tortura; se defiende la libertad de imprenta; se pone límite a la esclavitud decretando la "libertad de vientres".<br /> <br /> </span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link5"><i>Combate de San Lorenzo</i><br /> </a></span></b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a name="link5"><br /> </a> Los realistas de Montevideo dominaban los ríos interiores con su flota, asolaban las poblaciones costeras y hacían frecuentes desembarcos para obtener ganados y otros alimentos. En enero llegó a Buenos Aires la noticia de que se preparaba una escuadra realista mandada por el corsario Rafael Ruiz y las tropas de desembarco por el capitán Juan Antonio Zabala.<br /> El 28 de enero, el Triunvirato ordena al coronel San Martín que protegiese las costas del Paraná del desembarco realista. Los granaderos siguieron el avance de la flota enemiga que constaba de 11 naves y unos trescientos soldados. Las naves pasaron el pueblo de Rosario y fondearon frente al Monasterio de San Carlos, en San Lorenzo, aguas arriba. Los españoles bajaron a tierra, subieron las altas barrancas y se encontraron con los pacíficos frailes. Luego llegaron algunos paisanos al mando de Caledonio Escalada, comandante militar del Rosario, y, cuando los realistas volvían a embarcarse, intercambiaron algunos disparos de cañón. El dos de febrero por la noche llegan los granaderos de San Martín al convento y se ocultan en el patio, en silencio, sin encender fuegos. Desde la torre del convento, el Coronel vigilaba las señales de luces de las naves enemigas. Cuando despuntaba el sol del día 3 de febrero, las lanchas de la expedición realista tocaban tierra y subían el barranco en dos columnas dispuestos al combate. San Martín dividió a los granaderos también en dos columnas que, cuando sonó el clarín, cargaron desde cada lado del convento. </span></b></p><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> <table> <tbody> <tr> <td><a href="http://pachami.com/sanloren.jpg"><img alt="Combate de San Lorenzo" src="http://pachami.com/sanloren.jpg" height="200" width="360" /></a> </td><td> <blockquote> <b> </b><p align="justify"><b>En la primera carga, el caballo de San Martín fue derribado trabando una pierna del Coronel. El granadero Baigorria traspasa con una lanza a un soldado español que intentaba herir a San Martín. El soldado Juan Bautista Cabral echó pie a tierra y levantó el caballo permitiendo a su jefe incorporarse, entonces fue herido de muerte. A las pocas horas del combate, ya conociendo el resultado, pronunció las famosas palabras:</b></p> </blockquote> </td> </tr> </tbody> </table> </span></b></p><p align="justify"><b><span style="font-family:Roman 10cpi;">"¡Muero contento! ¡Hemos batido al enemigo!" La victoria había sido obtenida en pocos minutos. Los realistas escaparon por la barranca abandonando sus armas, cañones y estandartes. La flota enemiga retornó derrotada a Montevideo y nunca más volvió a incursionar por el Paraná. San Martín escribió el parte del combate bajo la sombra de un añoso pino y regresó en triunfo a Buenos Aires.<br /> Poco tiempo después se conocía el triunfo del General Belgrano frente a los realistas en la batalla de Salta, donde se rindió el ejército al mando de Pio Tristán. El año trece comenzaba favorable a los patriotas.<br /> <br /> </span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link6"><i>El Ejército del Norte.</i></a></span></b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><br /> <br /> Manuel Belgrano, luego de la batalla de Salta, se internó en las tierras del Alto Perú en persecución de los realistas pero debió retroceder hasta sus posiciones anteriores, en el valle de Lerma, luego de las derrotas de Vilcapugio ( 1° de octubre) y Ayohuma ( 14 de noviembre). Entonces el Triunvirato envía al norte a San Martín con un pequeño ejército de infantería y el cuerpo de Granaderos a Caballo. El ejército derrotado se reúne con las tropas de refuerzo en la posta de Yatasto, en el camino entre Salta y Tucumán, donde ambos patriotas se conocen y sellan una amistad que duraría toda sus vidas. Mientras tanto el 31 de enero de 1814, en Buenos Aires, la Asamblea nombra Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata a Don Gervasio Antonio Posadas por un período de dos años, sustituyendo el Triunvirato anterior. También en enero, San Martín toma el mando de un ejército derrotado, quedando Belgrano como su subordinado. El ejército realista, a cuyo frente estaba el general Pezuela, amenazaba las provincias de Salta y Jujuy. El ejercito patriota se concentra en la ciudad de Tucumán y el General comienza a instruirlo formando una nueva escuela militar y hace incorporar nuevos reclutas. <table> <tbody> <tr> <td><b> </b><p align="justify"><b>La frontera norte queda defendida por partidas de gauchos montados, al mando del valeroso teniente coronel Martín Güemes, natural de Salta y gran conocedor del terreno, que detienen, causan estragos en el avance realista, levantando a la población en contra del enemigo.</b></p> </td><td> <blockquote> <a href="http://pachami.com/guemes.jpg"><img alt="teniente coronel Martín Guemes" src="http://pachami.com/guemes.jpg" height="300" width="200" /></a> </blockquote> </td> </tr> </tbody> </table> </span></b></p><p align="justify"><b><span style="font-family:Roman 10cpi;">Mientras tanto en el Río de la Plata, la flota al mando del comandante Guillermo Brown vencía a la armada realista frente a Montevideo y lograba establecer el cerco marítimo que obligaría luego a rendir la plaza al ejército comandado por el general Alvear (junio de 1814). Al conocer esta derrota, los realistas, que intentaban conquistar las Provincias Unidas por la frontera norte, iniciaron la retirada concentrando sus fuerzas en el Alto Perú.<br /> <br /> </span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link7"><i>Plan Continental</i><br /> </a></span></b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a name="link7"><br /> </a> Al poco tiempo de encontrarse San Martín en Tucumán, se dio cuenta que era imposible llegar a Lima, que en ese momento era el centro del poder realista, por el camino del Alto Perú. Cada ves que un ejército realista descendía del altiplano hacia los valles de Salta, era derrotado y , cada vez que un ejercito patriota ingresaba en el Alto Perú, era también aniquilado. Fue entonces que el General concibió la idea, que luego realizaría con éxito, de cruzar la cordillera y atacar la ciudad de Lima por el mar. Para mantener segura la frontera del norte bastaban las tropas salteñas al mando del general Güemes. El plan de conquistar el Perú por el Pacífico era lo que él llamaba "su secreto", que era compartido por unos pocos amigos de la Logia Lautaro.<br /> En el mes de abril de ese año, una enfermedad le obliga a pedir licencia y pasa a restablecerse a una estancia cerca de la ciudad de Córdoba dejando al general Cruz al mando de las tropas del Ejército del Norte.<br /> En agosto de ese año, por solicitud del general, el director Posadas lo nombra Gobernador Intendente de Cuyo, pues su estado de salud era delicado. En realidad San Martín se situaba en una posición muy conveniente para iniciar los planes que luego liberarían medio continente. Tardaría siete años para entrar en Lima.<br /> Cuando el futuro Libertador se instalaba en Cuyo, del otro lado de la Cordillera de los Andes, la revolución del que se llamaba en aquel entonces "Reino de Chile", estaba en peligro: había sido invadido por las fuerzas realistas del Virreinato del Perú y luego de varias batallas, las fuerzas patriotas al mando de O´Higgins y José Miguel Carreras son derrotadas en la batalla de Rancagua (1° de octubre de 1814), donde los ejércitos chilenos son aniquilados dejando abierto el camino a la capital, Santiago. El general Carrera con el resto del ejército cruzó la cordillera refugiándose en el territorio de Cuyo, gobernado por San Martín.<br /> A Buenos Aires llegaban las noticias de que Napoleón había sido vencido y confinado a la isla de Elba. El rey Frenado VII había entrado en Madrid luego de seis años de cautiverio. El primer acto de gobierno fue abolir la constitución de Cádiz y condenar a muerte a todo aquel que se opusiera a su soberanía. Al poco tiempo restableció el Tribunal de la Inquisición.<br /> Es en este momento que la Revolución Sud Americana parece derrotada en todos sus frentes. Perdido Chile y el Alto Perú, con los realistas fuertemente establecidos en Lima; la revolución venezolana era vencida y sus líderes, Bolívar y Mariño, se refugian en Cartagena; los liberales españoles perseguidos. Sólo en el Río de la Plata ondean los estandartes de la Libertad y la Independencia.<br /> <br /> </span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link8"><i>Gobernador de Cuyo</i><br /> </a></span></b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a name="link8"><br /> </a> En Buenos Aires, a comienzos de 1815 se produce la renuncia del Director Supremo, Posadas, y es nombrado en su remplazo el general Carlos María de Alvear, que estaba enfrentado con San Martín, quien para evitar una destitución, solicita su reemplazo. Alvear nombra entonces Gobernador de Cuyo al coronel Gregorio Perdriel. Esto pone a la ciudad de Mendoza en conmoción y, reunido el cabildo el 16 de febrero, solicitan al Director Supremo que conservase en el gobierno al general San Martín, alegando que había un peligro cierto de una invasión realista a través de la cordillera. El Director entonces accede a la petición del Cabildo de Cuyo y confirma a San Martín en el cargo. Al poco tiempo, en Buenos Aires, el Cabildo pide la renuncia de Alvear y es nombrado como Director Supremo el general Rondeau, con la condición de disolver la Asamblea (que había sido nombrada por los cabildos provinciales) y llamar a un nuevo congreso elegido por el sufragio universal (18 de abril). Terminaba así la importancia de los cabildos, que era una herencia de la tradición colonial.<br /> <table> <tbody> <tr> <td><a href="http://pachami.com/mendoza.jpg"><img alt="Ciudad de Mendoza" src="http://pachami.com/mendoza.jpg" height="200" width="333" /></a> </td><td> <blockquote> <b> </b><p align="justify"><b> Los ciudadanos de Mendoza se constituyen en cabildo abierto. Deciden que no obedecerán a ningún gobierno que no sea elegido por la voluntad de los pueblos y que declara nulo el nombramiento del Gobernador Intendente hecho por el Director Supremo. Se aclama a continuación a San Martín como Gobernador de cuyo por la voluntad popular. Los cabildos de San Juan y San Luis confirmaron estas declaraciones.</b></p> </blockquote> </td> </tr> </tbody> </table> <br /> Entonces San Martín emprende la creación del Ejército de los Andes, en el que el pueblo de Cuyo contribuyó con todo lo que podía. Se establecieron nuevos impuestos, se rematan las tierras públicas, se crea una contribución extraordinaria de guerra, se recibieron donaciones en joyas y en dinero, se gravó con un peso cada barril de vino. Además se usaban los transportes de carretas en forma gratuita para los materiales que necesitaba el ejército y a las personas, sin retribución para trabajos públicos, los artesanos servían en los talleres militares sin sueldo, y las mujeres contribuían con sus labores cosiendo gratuitamente los uniformes de los soldados.<br /> Se conoció en esos momentos que España preparaba una expedición de diez mil hombres, al mando del general Murillo, que se dirigía hacia el Río de la Plata a sojuzgar a los rebeldes y someterlos al dominio del rey. El entonces coronel San Martín reunió al pueblo de Cuyo en cabildo abierto y el 6 de junio de 1815 distribuyó un bando que conviene transcribir en parte porque demuestra el temple del Libertador: "Es llegada la hora de los verdaderos patriotas. Se acerca al Río de la Plata una expedición de diez mil españoles. Ya no se trata de encarecer y exaltar las virtudes republicanas, ni es tiempo de exhortar a la conservación de la fortunas o de las comodidades familiares. El primer interés del día es el de la vida: este es el único bien de los mortales. Sin ella, también perece con nosotros la patria. Basta de ser egoístas para empeñar el último esfuerzo en este momento único que para siempre fijará nuestra suerte. A la idea del bien común y a nuestra existencia, todo debe sacrificarse. Desde este instante el lujo y las comodidades deben avergonzarnos… Desde hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad. El empleado que no quiera donar lo que deja de percibir recibirá un boleto par su abono en mejores circunstancias. Yo graduaré el patriotismo de los habitantes de esta provincia por la generosidad… Cada uno es centinela de su vida."<br /> Las damas de Mendoza, encabezadas por María de los Remedios de Escalada de San Martín, su esposa, fueron recibidas por el cabildo en audiencia y, en presencia del pueblo, se despojaron de sus alhajas y donaron sus joyas a la patria.<br /> Llegamos así al final del año 1815 con las desalentadoras noticias de la derrota del Ejército del Norte, dirigido por Rondeau, en la batalla de Sipe-Sipe el 29 de noviembre de dicho año y deben regresar a Salta. Las fuerzas del virrey del Perú, comandadas por el general Osorio, dominan Chile. El ejército de Murillo, que debía llegar a Buenos Aires había desembarcado en Venezuela y batía a las tropas de Bolívar. Fue entonces cuando San Martín, al mando del pequeño ejército de Cuyo era la única esperanza de las Provincias Unidas. Es en estas circunstancias que reúne a sus oficiales y expone su plan del paso de los Andes y la reconquista de Chile.<br /> <br /> </span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link9"><i>El año 1816.</i><br /> </a></span></b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a name="link9"><br /> </a> A fines del año anterior había sido restituido Fernando VII, al que en la Península llamaban "El Deseado". Sus primeras disposiciones en el trono defraudaron a los americanos. Cono ya dijimos, derogó la Constitución de Cádiz, que habían establecido las Cortes y se habían declarado Soberanas y, lo que es peor, declaró "reo de lesa Majestad" a los independientes, imponiéndoles la pena de muerte. Esto tarjo como consecuencia que los generales realistas cometieran enormes crueldades contra las poblaciones rebeldes, especialmente en Venezuela y en el Alto Perú.<br /> A principio de año comienzan a llegar a la ciudad de Tucumán los delegados de las distintas provincias —electos por sufragio universal— y el 24 de marzo se constituye allí el Soberano Congreso Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La Gobernación de Cuyo tenía cuatro delegados, amigos de San Martín y miembros de la Logia Lautaro. Por la provincia de San Juan: fray Justo de Santa María de Oro y Francisco Narciso Lapida; por Mendoza: Tomás Godoy Cruz y don Agustín Maza; por San Luis, Juan Martín de Pueyrredón, que estaba distanciado de San Martín por su actuación en el episodio de la disolución del primer Triunvirato en 1812.<br /> San Martín insiste ante los delegados de su gobernación en la pronta reunión del congreso. En el mes de mayo el Congreso trata de la elección del nuevo Director Supremo. El primer candidato considerado es Belgrano, luego se piensa en San Martín, pero los delegados de Cuyo se oponen, finalmente es designado el día 3 de ese mes Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo, con el consentimiento de los delegados de San Martín. Godoy Cruz había limado las asperezas entre los dos patriotas.<br /> Mientras tanto, San Martín, como Gobernador de Cuyo, insistía ante el Director Supremo la conveniencia de acometer la empresa del paso de los Andes. Ya había comenzado con sus actividades de espionaje y tenía confidentes en Santiago dentro de las esferas realistas que le comunicaban las actividades del gobernador Osorio, y luego las de su reemplazante Marcó del Pont. Así mismo sus espías fomentaban la insurrección en los patriotas de Chile preparando el terreno para la futura invasión. Había sido San Martín propuesto para comandar el ejército del Perú en reemplazo del general Rondeau, pero él no confiaba en el éxito de esta empresa y recomienda al Director que nombre a Manuel Belgrano en su lugar.<br /> Durante este año se llevan a cabo varias batallas navales realizadas por corsarios con el pabellón del Río de la Plata, que capturan presas entre los barcos que realizan la travesía entre América y España, interceptando valiosos cargamentos, entorpeciendo el tráfico de esclavos, lo que le vale a estas provincias el reconocimiento de la opinión liberal de Europa. A su vez se intercepta correspondencia confidencial que permite conocer el verdadero estado de las tropas realistas en el Caribe y en Venezuela y por este medio se conoce en Buenos Aires los progresos de Bolívar y de las tropas independientes de México. En este contexto se prepara la expedición del Comandante Guillermo Brown, secundado por Hipólito Buchardo, que partiendo desde el Río de la Plata, dobla el cabo de Hornos y ataca las fortalezas Españolas de Chile y luego los puertos fortificados del Callao y Guayaquil. Esto permite a los patriotas conocer las defensas de estos puertos que luego serían de utilidad para la campaña al Perú y formarían el comienzo de la flota libertadora.<br /> Luego de la derrota de Sipe-Sipe en el Alto Perú, San Martín cree que ya ha llegado el momento de promover su idea de la conquista de Lima por el Pacífico. Envía entonces a su delegado, Manuel Ignacio Molina, a Buenos Aires para convencer al Director de la conveniencia de la expedición a Chile. El Ministro de Guerra era Tomás Guido, amigo de San Martín y miembro de la Logia, que ya estaba al tanto de la idea del Libertador, pero el gobierno no estaba convencido aún. La misión de Molina, si bien no pudo convencer al gobierno de autorizar la expedición, al menos consiguió una ayuda de 5.000.- pesos mensuales para el ejército.<br /> Sirviéndose de la astucia, San Martín hace correr la noticia que su ejército se preparaba para marchar hacia el Alto Perú. Hizo los preparativos del traslado para intentar que los realistas cruzaran la cordillera pensando que Mendoza quedaba desguarnecida, y así vencerlos en una batalla de este lado de la cordillera. Pero Marcó del Pont no cayó en la celada y nada hizo.<br /> San Martín envía entonces a Buenos Aires a su ayudante de campo, José Antonio Álvarez Condarco, ingeniero militar, con un detalle de la campaña que planeaba. Condarco se entrevista con Antonio González Balcarce, que actuaba en forma interina hasta la llegada del nuevo Director Supremo. Pueyrredón era partidario ya del plan de la invasión a Chile, entonces dio instrucciones de apoyar a San Martín con los pertrechos de campaña (mes de junio). A partir de entonces la Capital comenzó a enviar suministros que hicieron posible la expedición.<br /> San Martín insiste además ante sus delegados al Congreso en la necesidad de declarar la independencia. Le escribía a Godoy Cruz: "¿Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia? ¿No es una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cocarda nacional, y por último, hacerle la guerra al soberano de quien se dice dependemos… …Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, puesto que nos reconocemos vasallos." "Si esto no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero soberano, es decir, al rey de España." El 9 de julio el Congreso declara la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata de la dominación de los reyes de España y su metrópoli. Ya no había posibilidad de reconciliación con Fernando VII.<br /> Pensando en los pasos para cruzar la cordillera, San Martín aprovecha el hecho de la declaración de la independencia para notificar de ella a Marcó. Envía a Álvarez Condarco por el paso de Los Patos (el más largo) para entregar el acta a los jefes realistas. Antes de partir le dijo: "como es seguro que así entregue usted el pliego que lleva lo despedirán con cajas destempladas por el camino más corto, que es el de Uspallata (si no lo ahorcan) dará usted la vuelta redonda y podrá a su regreso formarme un croquis sobre el papel."<br /> El 15 de julio se reúnen en Córdoba el Director Pueyrredón con San Martín donde combinan los aspectos de la expedición. A partir de allí sellan su amistad que durará toda sus vidas. Queda así decidida la expedición a Chile.<br /> <br /> </span><b><span style="font-family:Arial;"><a name="link10"><i>El cruce de los Andes</i><br /> </a></span></b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a name="link10"><br /> </a> Una vez obtenido el apoyo político a su proyecto, San Martín se dispone a realizar los preparativos de la empresa. La maestranza estaba a cargo de fray Luis Beltrán, natural de Mendoza, quien dejó los hábitos y, comandando trescientos trabajadores, fundió cañones, balas, granadas y preparó todos los implementos necesarios para la difícil marcha. La armería estaba a cargo del mayor De la Plaza y la fábrica de pólvora la dirigía el mayor ingeniero José Antonio Álvarez Condarco. Para los uniformes, Beltrán construyó una tejeduría y una tintorería para proveer los paños que las damas de Mendoza luego cosían.<br /> El Director Supremo, ya instalado en Buenos Aires, el día 1° de agosto promueve al entonces coronel mayor San Martín al grado de general en jefe del Ejército de los Andes, acuñando el nombre con que se conocería al ejército libertador de la mitad de América del Sur. Luego aumentó la asignación para dicho ejército a 8.000.- pesos mensuales.<br /> En septiembre de ese año, traslada su ejército, que se componía de 4.000 hombres, al campamento del Plumerillo, al norte de la ciudad de Mendoza, donde Los soldados y los jefes se entrenan para el combate. Desde allí se completaron los últimos pertrechos necesarios.<br /> El día 5 de enero de 1817, el ejército se dirige formado de gran parada hasta Mendoza donde, en presencia de las autoridades y del pueblo, juran la bandera celeste y blanca del ejército y como patrona, a la virgen del Carmen.<br /> San Martín ocultaba el punto por donde cruzarían la cordillera y hacía llegar a Marcó del Pont rumores de distintos posibles pasos, insinuaba que cruzaría por el sur y luego hacía correr rumores de que atacaría por el norte con el objetivo de dividir sus fuerzas y lograr una sorpresa.<br /> Todo estaba listo en el Plumerillo para cruzar el ejército de 4000 hombres, con sus caballos cañones municiones y víveres para un mes. Dos divisiones, al mando del general Miguel Estanislao Soler y O´Higgins cruzarían por el Paso de los Patos. Otra, al mando de Las Heras, debía marchar por el camino de Uspallata con la artillería. Una división ligera al mando de Juan Manuel Cabot cruzaría desde San Juan por el Portezuelo de la Ramada y apoderarse de Coquimbo. Otro destacamento ligero debía cruzar desde La Rioja y ocupar Copaipó cruzando la cordillera por el paso de Vinchina. Por el sur, el capitán Freyre penetraría por el Planchón para apoyar a las guerrillas chilenas. </span></b></p><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> <table> <tbody> <tr> <td><a href="http://pachami.com/cordille.jpg"><img alt="Cruce de la Cordillera" src="http://pachami.com/cordille.jpg" height="200" width="312" /></a> </td><td> <blockquote> <b> </b><p align="justify"><b>Durante la segunda mitad de enero partieron las distintas divisiones llevando instrucciones secretas. Las órdenes eran que todos aparecieran simultáneamente sobre el territorio chileno entre el seis y el ocho de febrero.</b></p> </blockquote> </td> </tr> </tbody> </table> <br /> Quiero transcribir aquí el parte enviado por el Libertador al Director Pueyrredón, ya desde el lado chileno de la cordillera: "El tránsito de la Sierra ha sido un triunfo. Dígnese V. E. figurarse la mole de un exército moviéndose con el embarazoso vagage de subsistencias para quasi un mes, armamento, municiones, y demas adherentes por un camino de cien leguas, cruzado de eminencias escarpadas, desfiladeros, travesías, profundas angosturas, cortado por cuatro cordilleras; en fin donde lo fragoso del piso se disputa con la rigidez del temperamento. Tal es el camino de los Patos que hemos traído…"<br /> En efecto, a las dos de la tarde del 8 de febrero, las dos columnas principales ocupaban los pueblos de San Antonio de Putaendo y Santa Rosa de los Andes despejando el camino hacia el Pacífico.<br /> <br /> </span></b></p></blockquote> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> <br /> <br /> </span></b><hr /> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> </span></b><center><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><br /> Segunda Parte: <a href="http://pachami.com/SanMartin31.htm">Libertador de Chile</a> </span></b><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a href="http://pachami.com/SanMartin31.htm"><img alt="" src="http://pachami.com/ad.gif" height="24" width="41" /></a><br /> <b> <p><a href="http://pachami.com/SanMartin.html">Volver a la Página de San Martín</a></p> <p><a href="http://pachami.com/SanMartin.html"> <img alt="" src="http://pachami.com/at.gif" height="24" width="41" /></a></p> <p><a href="http://pachami.com/">Volver a La página de Chami</a></p> <a href="http://pachami.com/"> <br /> <img alt="" src="http://pachami.com/at.gif" height="24" width="41" /> </a><p> </p> </b> </span></b></p><hr /> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> <br /> </span></b><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a href="http://www.pachami.com/Visitas.html">Ver el Libro de Visitantes</a></span></b></p> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a href="http://www.pachami.com/Visitas.html"> </a></span></b><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><a href="http://www.pachami.com/Visitas.html">Firmar el Libro de Visitantes</a></span></b></p> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"> </span></b><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;">Puede enviar correo<a href="http://pachami.com/form.html"> <b><span style="color:#0000ff;">al autor: Pablo Chami</span></b></a></span></b></p> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><b> <br /> </b></span></b><hr /> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><b> </b></span></b><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><b> </b></span></b></p> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><b> </b></span></b><p><b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><b> </b></span></b></p> <b><span style="font-family:Roman 10cpi;"><b> <br /> </b></span></b></center>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-23273915898218856402008-05-17T20:59:00.001-07:002008-05-17T20:59:49.722-07:00JOSE DE SAN MARTIN / BREVE RESEÑA BIOGRAFICA<div align="center"> <center> <table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="584"> <tbody><tr> <td width="582"><center><b><span style="font-family:Arial;font-size:+2;">JOSÉ DE SAN MARTÍN</span></b><br /> </center> <p><b><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">San Martín, José de</span> (1778-1850), militar y político argentino, caudillo de la </b><span style="font-family:Arial;font-size:+1;"><span style="color:#800000;">emancipación de América</span>, llamado 'el<img src="http://www.navego.com.ar/images/sanma.gif" align="left" border="0" height="193" width="216" /> Libertador'. Nacido en Yapeyú (Corrientes), fue el quinto hijo del teniente de gobernador de aquella provincia, el ayudante mayor Juan de San Martín, y de doña Gregoria Matorras. La familia marchó a Buenos Aires en 1781 donde realizó sus primeros estudios.</span> </p><p><b><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">San Martín en España</span></b> </p><p><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">Se trasladó a España cuando su padre fue destinado a Málaga en 1784 y, aunque fue admitido en el Seminario de Nobles de Madrid, solicitó y obtuvo el ingreso como cadete en el regimiento de Murcia en julio de 1789. Combatió contra los corsarios berberiscos en la campaña de Melilla y fue herido en 1791 en el sitio de Orán.</span> </p><p><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">Luchando contra los franceses, fue ascendido a segundo subteniente en la guerra del Rosellón en 1793, a primer subteniente en 1794 y a segundo teniente en la guerra del Ampurdán en 1795. Tras participar en la <span style="color:#800000;">guerra de las Naranjas</span> frente a Portugal en 1801, ascendió a primer teniente en la guarnición de Cádiz en 1802 y a capitán de infantería del regimiento de voluntarios de Campo Mayor en 1804. Su participación en la <span style="color:#800000;">batalla de Bailén</span>, durante la <span style="color:#800000;">guerra de Independencia española</span>, le valió en 1808 el ascenso a capitán mayor.</span> </p><p><b><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">El inicio de la independencia de Sudamérica</span></b> </p><p><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">En septiembre de 1811 viajó a Londres, donde renovó los contactos con la <span style="color:#800000;">Logia Lautaro</span> que ya había iniciado en Cádiz, y en marzo de 1812 volvió a Buenos Aires, donde la Junta de gobierno que se había constituido allí le encomendó la formación de un escuadrón de granaderos a caballo, del que fue nombrado comandante. En septiembre de ese año se casó con María de los Remedios de Escalada. Al año siguiente venció a los realistas en San Lorenzo y, tras el fracaso de <span style="color:#800000;">Manuel Belgrano</span>, fue nombrado comandante del Ejército del norte, pero los problemas de salud le obligaron a retirarse y buscar el descanso en la sierra de Córdoba. En septiembre de 1814 fue nombrado gobernador intendente de Cuyo y tuvo que acoger allí a los patriotas que buscaban refugio después de la derrota sufrida en octubre de ese mismo año en Rancagua.</span> </p><p><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">Con el apoyo del nuevo director supremo, <span style="color:#800000;">Carlos de Alvear</span>, a quien había conocido en Cádiz, se dedicó a organizar un ejército con los refugiados, al tiempo que el Congreso de Tucumán declaraba la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata el 9 de julio de 1816. El director supremo <span style="color:#800000;">Juan Martín de Pueyrredón </span>le nombró general en jefe del Ejército de los Andes y el 5 de enero de 1817 inició desde Mendoza, donde era gobernador, la marcha para cruzar la cordillera andina en dirección a Chile. Venció a los realistas en <span style="color:#800000;">Chacabuco</span> el 12 de febrero, entró en Santiago dos días después y nombró a <span style="color:#800000;">Bernardo O'Higgins</span> director supremo.</span> </p><p><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">Regresó a Buenos Aires para gestionar la creación de una escuadra en el Pacífico, se negó a utilizar sus tropas en los enfrentamientos entre insurgentes y de nuevo volvió a Chile en el otoño de 1817, aunque su salud siguió empeorando. La reacción española no se hizo esperar y San Martín fue derrotado en Cancha Rayada el 19 de marzo de 1818, con lo que los realistas estuvieron a punto de recuperar Santiago, pero con la victoria de Maipú el 5 de abril de 1818 aseguró la independencia de Chile y volvió a Buenos Aires, donde la situación era de auténtica guerra civil entre el poder central y las provincias, lo cual retrasó sus planes hasta 1820, año en que comenzó la campaña de Perú. Con el apoyo de la flota mandada por el escocés lord Cochrane, los patriotas lograron controlar toda la costa del Pacífico, desde el estrecho de Magallanes hasta el Perú, estrechando el cerco sobre las tropas realistas.</span> </p><p><b><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">Acuerdos con Simón Bolívar</span></b> </p><p><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">Negoció una paz con el virrey absolutista <span style="color:#800000;">Joaquín de la Pezuela</span>, y poco después firmó el Pacto de Punchauca con el nuevo virrey , el liberal <span style="color:#800000;">José de la Serna e Hinojosa</span>, en 1821, acordando la independencia de Perú, el establecimiento de una regencia formada por tres miembros y el envío a España de representantes, para ofrecer el trono a algún príncipe de la familia real española, pero los oficiales realistas se negaron a aceptar ese acuerdo. Reanudada la lucha, San Martín entró en Lima en julio de 1821 y proclamó la independencia del país el 28 del mismo mes. Fue nombrado protector de Perú, convocó un Congreso Constituyente que superara las discrepancias existentes entre los diferentes líderes y partió para Guayaquil a entrevistarse con <span style="color:#800000;">Simón Bolívar</span>, que se encontraba en Ecuador. En la entrevista de Guayaquil, celebrada el 26 de julio de 1822 entre los dos máximos caudillos de la independencia americana, se trató de la situación general del continente americano, del futuro régimen de Perú y de la situación concreta de Guayaquil, que dudaba entre mantener la independencia, incorporarse a Perú o integrarse en la <span style="color:#800000;">Gran Colombia</span>, como al final ocurrió. San Martín se mostró partidario del régimen monárquico en Perú, pero al no contar con el apoyo de la burguesía limeña, que se sublevó, optó por convocar al Congreso y renunciar al mando en septiembre de 1822, dejando los asuntos del país en manos de Bolívar.</span> </p><p><b><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">Regreso a Europa</span></b> </p><p><span style="font-family:Arial;font-size:+1;">Tras pasar por Chile y Mendoza en 1823, y después de ir a Buenos Aires, donde volvió sólo con motivo de la muerte de su esposa, marchó a Europa en 1824 con la salud muy quebrantada, permaneciendo algún tiempo en Gran Bretaña y Francia antes de instalarse en Bruselas. En 1827 ofreció sus servicios a las autoridades argentinas con motivo de la guerra con Brasil y en 1829 quiso mediar en las disidencias internas entre los centralistas de la capital y los federalistas de las provincias, a los que siempre se había opuesto; por ello viajó a Buenos Aires, aunque no llegó a desembarcar y regresó a Europa. Su amigo Alejandro Aguado, marqués de las Marismas del Guadalquivir, le ayudó a instalarse en París en 1830 y desde allí escribió numerosas cartas a los dirigentes argentinos. En 1848, casi ciego, se trasladó a Boulogne-sur-Mer (Francia), donde el <i>17 de agosto de 1850</i> murió.</span></p> <p> </p></td> </tr> </tbody></table> </center> </div> <hr width="648"> <p align="center"><span style="font-size:78%;">Envíe su e-mail a <a href="mailto:navego@navego.com.ar">navego@navego.com.ar</a> con preguntas o comentarios sobre este sitio Web.<br />Copyright © 1999<br />Última modificación: <!--webbot bot="TimeStamp" s-type="EDITED" s-format="%d de %B de %Y" startspan -->02 de April de 2006<!--webbot bot="TimeStamp" endspan i-checksum="36864" --> </span></p>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-67549968319905811252008-05-17T20:40:00.000-07:002008-05-17T20:41:05.692-07:00LEANDRO N. ALEM / BIOGRAFIA / ART. RELACIONADO<div align="center"> <center> <table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="86%"> <tbody><tr> <td width="14%"> <p align="center"> <a href="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/fotos/leandron.htm"><img src="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/images/leandron_small.jpg" alt="Leandro N. Alem" border="4" height="100" width="72" /></a></p></td> <td width="86%"> <p align="center"><span style="font-family:Arial;"><span style="font-size:6;color:#008000;"><b><u>LEANDRO N. ALEM</u></b></span></span></p></td> </tr> </tbody></table> </center> </div> <p align="right"><span style="font-family:Arial;"> Biografía escrita por el <i><b> Dr. Eduardo Zimmermann</b></i></span></p> <p><span style="font-family:Arial;"> El gran republico Leandro Alem, nace el 11 de marzo de 1842 son sus padres Leandro Antonio Alén y Tomasa Ponce Gigena. Su hogar está instalado en la calle Federación –actual Rivadavia, esquina Matheu, de la Ciudad de Buenos Aires, allí su padre es propietario de una pulpería, donde trascurrirá su infancia. Su progenitor es miembro de la terrible mazorca, la policía del dictador Rosas, era hombre del sanguinario Ciriaco Cuitiño, caído el tirano Rosas, es fusilado el 29 de diciembre de 1853 y luego colgado en la plaza Independencia, junto con Ciriaco Cuitiño entre los que observaron la espantosa escena estaba Leandro de solo once años de edad, este hecho lo marcaría de por vida, siempre se lo conocería como "el hijo del ahorcado".<br /> Otro hecho familiar también al decir de Félix Luna, lo marcaría ante la sociedad, su hermana Luisa se unió en concubinato con un sacerdote español, con el que tuvo dos hijos y luego la abandonó marchándose a España. Cuando era su cuñado, el sacerdote le enseño a leer y escribir al joven Leandro. La hermana tuvo que volver a vivir con sus hijos en el hogar materno junto a su familia, entre ellos Leandro, ese hecho hizo que se lo estigmatizara también como "el hermano de la sacrílega" término con el cual legalmente se definían las relaciones sexuales con sacerdotes, los hijos de esas uniones eran hijos sacrílegos despreciados por la comunidad. (Esta división en hijos sacrílegos, adulterinos, incestuosos y mánceres, fue suprimida muchos años después durante el gobierno de <a href="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/fotos/BALBIN%20Y%20PERON%202.bmp"> Juan D Perón,</a> dividiendo los hijos en naturales y legítimos, esta última división fue eliminada muchos años después en el gobierno de<a href="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/fotos/alfonsin.htm"> Raúl Alfonsín</a>), pero en la época en que vivió Leandro Alem (en ese entonces todavía era Alén), ser hijo de un mazorquero ahorcado y hermano de una sacrílega, eran máculas muy difíciles de llevar.<br /> Alem fue soldado federal en Cepeda y combate en Pavón, del lado porteño contra la Confederación y voluntario en la guerra contra el Paraguay, combate con el grado de capitán y es herido en la batalla de Curupaytí.<br /> Ingresa a la Universidad a lo 16 años, era un joven bohemio con vocación de poeta.<br /> En 1869 es secretario de la legación argentina en Río de Janeiro en ese entonces capital del Brasil. Fue también vicecónsul en Asunción en la República del Paraguay.<br /> Ya en Buenos Aires, actúa políticamente en el partido Autonomista que conduce Adolfo Alsina, conocido como el de los "crudos". Allí también actuará su sobrino Hipólito Yrigoyen.<br /> En 1871 se enferma durante la epidemia de fiebre amarilla, pero logra sobrevivir a la terrible enfermedad que estalla en Buenos Aires.<br /> Ya siendo abogado es electo diputado provincial en la Legislatura de Buenos Aires en 1872 y Diputado nacional por Buenos Aires en 1874 allí defiende los derechos de los hijos naturales, impulsa la inmigración y la construcción de telégrafos, interviene en muchos debates participa también en una comisión investigadora del rector del Colegio Nacional Buenos Aires, propone suprimir la subvención del culto católico. Se opuso al nombramiento como jefe de policía de una persona de apellido Rocha, esa oposición derivó en un duelo con el designado que se concretó en la República del Uruguay, sería uno de los muchos duelos que libraría en su agitada vida debido a sus inclaudicables ideales.<br /> Alem fue un idealista puro en el mas estrito de los sentidos, luchaba por alcanzar sus objetivos regido por la ética mas estricta. La política era para el la mas sublime actividad, la misma se desvirtuaba fundamentalmente por el seguidismo a un líder que pudiera dar beneficios personales a sus incondicionales, o el oficialismo corruptor con su posibilidad de obtener cargos o prebendas de diferentes tipos, sostenía que:" nuestra política ha encontrado siempre dos escollos donde han naufragado nuestras instituciones: el personalismo y el oficialismo".<br /> Algunas de sus expresiones lo describen por entero, firmaba su cartas con la frase "en contínua lucha os saludo", sostenía que el partido es preferible "que se rompa y no se doble" frase que se encuentra en la marcha radical y que debe definir todo el accionar de la UCR, si quiere ser su digna heredera y el "adelante los que quedan ", que determina la lucha permanente por los ideales marcó su vida y la de su gran creación: la Unión Cívica Radical.<br /> Siempre en contra de los acuerdos cuando en 1877 se concreta el acuerdo entre Mitre y Alsina, funda en disidencia el partido Republicano Se presenta en las elecciones de gobernador, con la fórmula <a href="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/fotos/delvalle.htm"> Aristóbulo del Valle</a>-Leandro Alem, donde resulta perdidoso, triunfa la fórmula Carlos Tejedor-Félix Frías.<br /> Es electo Diputado provincial en la Legislatura de Buenos Aires en 1879, allí en el año 1880, se produce el histórico debate sobre la capitalización de la ciudad de Buenos Aires, Leandro Alem se opone a la capitalización, con una visión política excepcional que el futuro de la República confirma en los hechos, sostiene que:" un centro atrae a todos los elementos y vitalidad del país a ese solo punto; sucede que si ese punto vacila, toda la nación se conmueve: no tiene fuerzas y defensas convenientemente distribuidas. Está todo allí y allí se da el golpe a la nacionalidad", el debate dura varios días y lo pierde, entonces renuncia y se aleja de la política.<br /> Funda en 1889 la Unión Cívica de la Juventud, germen de la futura Unión Cívica Radical. Un año después es designado Presidente de la Unión Cívica. El país está gobernado por Juárez Celman un presidente que aplica absolutamente la política liberal, así vende los ferrocarriles nacionales y concesiona las obras de salubridad por 45 años a una empresa extranjera, sostenía el entreguista presidente Juárez Celman que: "un monopolio en manos de industriales es menos peligroso para el público que en poder del estado", el capital foráneo domina el comercio de exportación e importación, vende a bajos precios grandes extensiones de tierra, la situación de entrega es absoluta e intolerable para todo patriota y Alem entonces se enfrenta al régimen oligárquico conservador con todas sus fuerzas y capacidad organizando como líder indiscutido el heroico levantamiento que pasa a la historia como <a href="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/fotos/revdelparq.bmp"> "La Revolución del Parque".</a><br /> Su lucha siempre será por "la causa de los desposeídos".- La revolución es derrotada y como relata Luis V Sommi, Alem fue de los últimos que abandonó el Parque de Artillería, jugándose la vida con la valentía que lo caracterizó toda su vida.<br /> A su instancia la Unión Cívica se divide en 1891 entre Unión Cívica Nacional (Mitrista acuerdista - pragmática) y la Unión Cívica Radical (Alemnista intransigente- idealista), esa división entre el pragmatismo amoral y el idealismo señalaría la diferencia ética que sería la marca distintiva de su partido la U.C.R. Posteriormente Alem es electo senador nacional por la Capital Federal, donde actúa hasta su expulsión en 1893; es detenido y estando preso un año después el pueblo de la Capital Federal lo consagra senador nacional por ese distrito, el 4 de febrero de 1894, el 6 de marzo es liberado, una multitud lo recibe a su regreso a Buenos Aires, pero Alem no es el mismo, como explica Luna, "se lo nota cansado y una permanente mueca triste se percibe en su rostro, tiene un poco mas de 50 años pero parece un anciano, está algo encorvado y tiene el pelo y la barba totalmente blancos".<br /> Su sobrino <a href="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/fotos/hipoy.htm"> Hipólito Irigoyen</a>, hombre de fuerte personalidad, se distancia de su tío y abandona la casa de la calle Cuyo. Esta situación afecta a Leandro Alem<br /> El fallecimiento de su amigo Aristóbulo del Valle el 29 de enero de 1896, aumenta enormemente la depresión que desde hacía mucho tiempo lo acompañaba, esa tristeza se nota en el sentido discurso que pronuncia despidiendo sus restos.<br /> El 1° de julio de 1896 se suicida, a los 54 años de edad. Todo el país lo llora, cuando retiran el féretro de su casa, Hipólito Yrigoyen y Roque Sáenz Peña llevan la cabecera, una nueva etapa comienza en la República, sus enseñanzas éticas, su idealismo incorruptible, su combate contra la oligarquía, fue de una ejemplaridad tal que es un modelo permanente para el pueblo al que dedicó su vida entera.</span></p> <table bordercolorlight="#C0C0C0" bordercolordark="#808080" border="1" bordercolor="#000000" width="100%"> <tbody><tr> <td width="20%"> <table bordercolorlight="#FFFFFF" bordercolordark="#808080" border="1" bordercolor="#c0c0c0" width="100%"> <tbody><tr> <td width="100%"> </td> </tr> </tbody></table> </td> <td width="60%"> <div align="center"> <center> <table bordercolorlight="#C0C0C0" bordercolordark="#808080" bg border="1" border cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%" style="color:#000000;"> <tbody><tr> <td align="center" width="50%"><span style="font-family:Arial;"><b><a href="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/fundamen.htm">Biografías</a></b></span></td> <td align="center" width="50%"><span style="font-family:Arial;"><b><a href="http://www.doctrinaria.radicales.org.ar/menu.htm">Menú Principal</a></b></span></td> </tr> </tbody></table> </center> </div> </td> <td width="20%"> <table bordercolorlight="#FFFFFF" bordercolordark="#808080" border="1" bordercolor="#c0c0c0" width="100%"> <tbody><tr> <td width="100%"> </td> </tr> </tbody></table> </td> </tr> </tbody></table>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-59414587891462553022008-05-16T06:24:00.000-07:002008-05-16T06:25:47.096-07:00JUANA AZURDUY<center> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"> <table id="table7" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td width="60"> <p align="center"><a href="http://www.elortiba.org/"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/logo_ortiba.jpg" border="0" height="60" vspace="2" width="60" /></a></p></td> <td width="388"> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <span class="textdef17px"><span class="textdef17px" style="font-size:85%;"> <object classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11CF-96B8-444553540000" id="obj2" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" border="0" height="50" width="300"> <param name="movie" value="swf/300x50.swf"> <param name="quality" value="High"> <embed src="http://www.elortiba.org/swf/300x50.swf" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" type="application/x-shockwave-flash" name="obj2" quality="High" height="50" width="300"></embed></object> </span></span> </span> </p><br /></td> <td width="514"> <p align="center"> <span style="font-size:78%;"> <a href="http://www.lsf.com.ar/libros/42/MITOS-DE-LA-HISTORIA-ARGENTINA-2-LOS/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/mitosarg2.gif" border="0" height="60" width="468" /></a></span></p></td> </tr> </tbody></table> </span> <hr style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <div align="right"><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;color:#666666;"><img src="http://www.elortiba.org/imprimir.gif" height="10" width="10" /> </span><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;color:#003366;"><a href="javascript:print()"><span style="color:#666666;">Imprimir este documento</span></a></span><span style="font-family:Verdana;"> </span><div align="center"> <span style="font-family:Verdana;"><img src="http://www.elortiba.org/titulos/azurduy.jpg" border="0" height="45" width="212" /><b><span style="font-family:Verdana;font-size:130%;color:#cc3300;"><br /></span></b><i><span style="font-size:85%;">Juana Azurduy estuvo al frente de “las amazonas”, un ejército de indias, mestizas y criollas dispuestas a dar la vida para liberarse del poder español.<br /></span><span style="font-size:78%;"><br /></span></i><span style="font-size:78%;">NOTAS EN ESTA SECCION<br /></span><span style="font-size:85%;"><a href="http://www.elortiba.org/azurduy.html#Mujeres_guerrilleras_">Mujeres guerrilleras, por Verónica Engler</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/azurduy.html#Juana_Azurduy_y_la_Revoluci%C3%B3n_continental">Juana Azurduy y la Revolución continental, Alberto Lapolla</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/azurduy.html#uana_Azurduy,_Coronela,_del_Ej%C3%A9rcito_Libertador">Juana Azurduy, Coronela, del Ejército Libertador </a><br /><a href="http://www.elortiba.org/azurduy.html#La_gesta_olvidada_">La gesta olvidada, por Verónica Engler</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/azurduy.html#Una_biograf%C3%ADa_de_Juana_Azurduy_">Una biografía de Juana Azurduy, por Elizabeth Fernández e Irene Campos</a><br /><br /></span><span style="font-size:78%;">LECTURAS RECOMENDADAS<br /></span><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"><img src="http://www.elortiba.org/banners/downloads2.gif" border="0" height="15" width="11" /> </span> <span style="font-size:85%;"><a href="http://www.elortiba.org/zip/azurduy.zip">Mario Pacho O'Donell - Juana Azurduy (doc zip)</a></span></span> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"><img src="http://www.elortiba.org/ayer/azurduy2.jpg" align="left" border="0" height="425" hspace="15" vspace="10" width="300" /><a target="_blank" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Juana_Azurduy"><img src="http://www.elortiba.org/banners/wikilink2.jpg" align="right" border="0" height="72" hspace="20" vspace="10" width="80" /></a><span style="font-size:85%;">Juana Azurduy nació, en el cantón de Toroca en las cercanías de Chuquisaca, el 12 de julio de 1780. Ese año la ciudad de La Paz fue sitiada por Tupac Catari y Bartolina Sisa, alzados en armas en apoyo a Túpac Amaru. Durante su infancia su familia tiene un buen pasar. Ella aprenderá el quechua y el aymará. Trabajará en el campo, en las tareas de la casa, y se relacionará con los campesinos e indios. A la muerte de su madre primero y luego de su padre, su crianza quedará a cargo de sus tíos junto a su hermana Rosalía. Su adolescencia será conflictiva, ya que chocará con el conservadurismo de su tía, por lo que será enclaustrada en el Convento de Santa Teresa. Se rebelará contra la rígida disciplina, promoviendo reuniones clandestinas, donde conocerá la vida de Túpac Amaru y Micaela. Leerá la vida de Sor Juana Inés de la Cruz entre otros, lo que le llevará a la expulsión a los 8 meses de internada. De regreso a su región natal, conoce a Melchor Padilla, padre de su futuro marido, amigo de los indios y obediente de las leyes realistas, quien muere lejos de su casa, en una cárcel porteña, acusado de colaborar con otra rebelión indígena, en el año 1784. Ligados a la historia de la resistencia alto peruana, estos hitos biográficos de Padilla ejercerán una enorme influencia sobre la formación de Juana Azurduy. </span></span></p> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"><span style="font-size:85%;">Manuel Padilla, hijo, establece una relación de profunda amistad con Juana. Éste frecuentó las universidades de Chuquisaca y compartió con Juana, su conocimiento por la revolución Francesa, las ideas republicanas, la lucha por la libertad, la igualdad, la fraternidad. Conoció los nombres de: Castells, Moreno, Monteagudo. El 8 de marzo de 1805 contrajeron matrimonio, y tuvieron tres hijos: Marino, Juliana y Mercedes.<br /><br />Gozaron de una buena posición económica, pero Don Manuel como era criollo no pudo participar de cargos en el cabildo. Con la caída de Fernando VII bajo la ocupación de Napoleón, el 25 de mayo de 1809 se produjo la revolución de Potosí.<br /><br />Manuel Padilla se sumó a la resistencia y encabezó a los indios Chayanta y triunfó. Juró servir a la causa americana y vengó a los patriotas fusilados en el levantamiento de La Paz. Un año después el general Vicento Nieto asumió la Real Audiencia , y condenó a la cárcel y a las mazmorras a todos aquellos que participaron de los levantamientos, entre ellos Padilla. Juana defendió con rebenque en mano su propiedad ante los realistas. Al año siguiente de la Revolución de Mayo, Manuel Padilla se unió a Martín Miguel de Güemes, fueron la pesadilla del ejército realista. Doña Juana quiso acompañarlos pero estaba prohibida la presencia de mujeres en el ejército.</span></span></p> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"><span style="font-size:85%;">Su casa fue confiscada y debió ocultarse en la casa de una amiga. Manuel Padilla se enfrentó con las tropas realistas utilizando el método de guerrillas, venció en varias oportunidades y su nombre comenzó a convertirse en leyenda. Hacia 1813 los revolucionarios ocuparon Potosí y Padilla fue el encargado de organizar el ejército, tarea a la cual se sumó ahora sí Juana. Su ejemplo hizo que muchas mujeres se sumaran a la gesta. "En poco tiempo, el prestigio de Juana Azurduy se incrementó a límites casi míticos: los soldados de Padilla veían en ella la conjunción de una madre y esposa ejemplar con la valerosa luchadora; los indígenas prácticamente la convirtieron en objeto de culto, como una presencia vívida de la propia Pachamama".</span></span></p> <div align="right"> <table align="right" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100"> <tbody><tr> <td> <table bgcolor="#000000" cellpadding="0" cellspacing="0"><tbody><tr><td><embed quality="high" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" type="application/x-shockwave-flash" bgcolor="#000" src="http://res0.esnips.com/escentral/images/widgets/flash/esnips_player.swf" flashvars="theTheme=blue&autoPlay=no&theFile=http://www.esnips.com//nsdoc/2d61b480-cae7-4793-9143-e9fb4b081f17&theName=Luis Rico - Elegia a Juana Azurduy&thePlayerURL=http://res0.esnips.com/escentral/images/widgets/flash/mp3WidgetPlayer.swf" height="94" width="328"></embed></td></tr><tr><td><table style="font-family: Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif; padding-left: 2px; color: rgb(255, 255, 255); text-decoration: none; font-size: 10px; font-weight: bold;" cellpadding="2"><tbody><tr><td> <span style="font-family:Verdana;"><a style="color: rgb(255, 255, 255); text-decoration: none;" href="http://www.esnips.com/CreateWidgetAction.ns?type=0&objectid=2d61b480-cae7-4793-9143-e9fb4b081f17"> Get this widget </a></span></td><td style="font-size: 7px; font-weight: normal;">|</td><td align="center"><a align="center" style="color: rgb(255, 255, 255); text-decoration: none;" href="http://www.esnips.com/doc/2d61b480-cae7-4793-9143-e9fb4b081f17/Luis-Rico---Elegia-a-Juana-Azurduy/?widget=flash_player_esnips_blue"> Track details </a></td><td style="font-size: 7px; font-weight: normal;">|</td><td><a align="center" style="color: rgb(255, 102, 0); text-decoration: none;" href="http://www.esnips.com//adserver/?action=visit&cid=player_dna&url=/socialdna"> eSnips Social DNA </a> </td></tr></tbody></table></td></tr></tbody></table> <div align="center"><span style="font-size:85%;">Luis Rico - Elegía a Juana Azurduy</span></div></td> </tr> </tbody></table> </div> <p align="left"> <span style="font-size:85%;">Luego de la derrota de Vilcapugio y Ayohuma, la lucha se desplazó al nordeste de Bolivia, se le llamó la "Guerra de las Republiquetas". Durante este tiempo el cacique Juan Huallparrimachi, músico, poeta y descendiente de los incas, se unió a Juana Azurduy, fue su fiel lugarteniente. En el mes de marzo de 1814. Padilla y Azurduy vencieron a los realistas en Tarvita y Pomabamba. Pezuela, el jefe del ejército español, puso todo su batallón a perseguir a la pareja de caudillos. Las tropas revolucionarias debieron dividirse: Padilla se encaminó hacia La Laguna y Juana Azurduy se internó en una zona de pantanos con sus cuatro hijos pequeños. Allí se enfermaron cada uno de sus cuatro hijos, donde murieron Manuel y Mariano, antes de que Padilla y Juan Huallparrimachi, llegaran en auxilio. De vueltas en el refugio del valle de Segura murieron Juliana y Mercedes, las dos hijas, de fiebre palúdica y disentería. "Dicen los biógrafos que comienza aquí la guerra brutal contra los realistas:</span></p> <p align="left"> <span style="font-size:85%;">"Padilla es cruel, es sanguinario (...) La guerra se ha desatado bárbaramente; ya no es la ley del Talión la que prima, sino una ley más inhumana, por un muerto se exigen dos, por dos, cuatro", afirma Gantier". "Juana Azurduy está nuevamente embarazada cuando combate el 2 de agosto de 1814 con Padilla y su tropa, en el cerro de Carretas. Y Juana Azurduy sufre ya los dolores de parto cuando escucha las pisadas de la caballería realista entrando en Pitantora. Luisa Padilla, la última hija de los amantes guerreros, nace junto al Río Grande y experimenta ahora en brazos de su madre los ardores de la vida revolucionaria".<br /><br />Un grupo de suboficiales quisieron arrebatarle la caja con el tesoro de sesenta mil duros, el botín de guerra con el que contaban para su supervivencia las tropas revolucionarias, y que Juana Azurduy custodiaba con celoso fervor. Juana se alzó frente a ellos con su hija en brazos y la espada obsequiada por el General Belgrano.</span></p> <p align="left"> <span style="font-size:85%;">Feroz y decidida, montó a caballo con la pequeña Luisa y, juntas, se zambulleron en el río. Lograron llegar con vida a la otra orilla. La hija recién nacida quedó a cargo de Anastasia Mamani, una india que la cuidó durante el resto de los años en que su madre continuó luchando por la independencia americana. En 1816 Juana y su esposo, quienes tenían bajo sus ordenes 6000 indios, sitiaron por segunda vez la ciudad de Chuquisaca. Los realistas lograron poner fin al cerco, y en Tinteros, Manuel Ascencio Padilla encontró la muerte. Manuel Belgrano, en un hecho inédito, envió una carta donde la nombraba teniente coronel. La cabeza de Padilla fue exhibida en la plaza pública durante meses, ésta se convirtió en un símbolo de la resistencia. El 15 de mayo de 1817 Juana al frente de cientos de cholos la recuperó.<br /><br />Juana Azurduy intentó reorganizar la tropa sin recursos, acosada por el enemigo, perdió toda colaboración de los porteños. Juana decidió dirigirse a Salta a combatir junto a las tropas de Güemes, con quien estuvo tres años hasta ser sorprendida por la muerte de éste, en 1821. Decidió regresar junto a su hija de 6 años, pero recién en 1825 logró que el gobierno le dé cuatro mulas y cinco pesos para poder regresar. En 1825 se declaró la independencia de Bolivia, el mariscal Sucre fue nombrado presidente vitalicio. Este le otorgó a Juana una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares. Doña Juana terminó sus días olvidada y en la pobreza, el día 25 de mayo de 1962 cuando estaba por cumplir 82 años. Sus restos fueron exhumados 100 años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje.<br /><br />Esta carta fue escrita ocho años más tarde de la muerte de Güemes, cuando vagaba pobre y deprimida por las selvas del Chaco argentino:<br /><br />"A las muy honorables juntas Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Cbarcas, me presento y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución. Uno de los pocos momentos de felicidad fue aquel en que sorpresivamente Simón Bolívar, acompañado de Sucre, el caudillo Lanza y otros, se presentó en su humilde vivienda para expresarle su reconocimiento y homenaje a tan gran luchadora. El general venezolano la colmó de elogios en presencia de los demás, y dícese que le manifestó que la nueva república no debería llevar su propio apellido sino el de Padilla, y le concedió una pensión mensual de 60 pesos que luego Sucre aumentó a cien, respondiendo a la solicitud de la caudilla: Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; mas el cielo que señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias, para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi finado marido el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme".<br /><br />Fuentes:<br />- Mónica Deleis, Ricardo de Titto, Diego L. Arguindeguy, "Mujeres de la Política Argentina ", Editorial Aguilar, Buenos Aires, Argentina, 2001.<br />- Graciela Batticuore, Juana Azurduy en "Mujeres Argentinas, El lado femenino de nuestra historia", Maria Esther de Miguel, Editorial Extra Alfaguara, Buenos Aires, Argentina, 1998.<br />- Pacho O´Donnell, "Juana Azurduy, La Teniente Coronela ", Editorial Planeta.<br />- Gabriel O. Turone – Juana Azurduy.<br />- Elizabeth Fernández e Irene Ocampo, Juana Azurduy, 2005<br />- Oscar J. Planell Zanone – Oscar A. Turone. Efemérides Históricas.<br /><br />Se permite la reproducción citando la fuente: <a href="http://www.lagazeta.com.ar/">www.lagazeta.com.ar</a></span></p> <hr color="#c0c0c0" size="1" width="80%"> <p align="left"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/azurduy_logo.jpg" align="left" border="0" height="150" hspace="15" vspace="5" width="134" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Mujeres_guerrilleras_">Mujeres guerrilleras</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />La Historia con mayúsculas –la de las revoluciones y las guerras que cambian el rumbo de los pueblos– se inscribe en esa trama formada de historias cotidianas de miles de seres anónimos que, las más de las veces, no han participado en el fragor de ningún campo de batalla. De los y las que sí participaron, sin duda, hay quienes están imbuidos de un aura irresistible por el arrojo con el que defendieron un ideal de justicia. Tal es el caso de Juana Azurduy, la heroína sin par que signó el proceso independentista en América latina y que marcó a fuego la historia de las mujeres.<br /><br />Nació el 8 de marzo –una adelantada, podría intuirse, si se considera la significación que tendría esa fecha años después para las mujeres de todo el mundo– de 1780 en Chuquisaca (Bolivia). Su madre, mestiza, le enseñó a hablar en quechua, luego aprendería el aymara de los indios con los que trabajará en el campo. Su padre, un criollo de posición acomodada, fue el que le transmitió los rudimentos necesarios para convertirse en una jineta imbatible.<br /><br />En Chuquisaca conoce al que será su compañero en la cama y en las armas: Manuel Ascencio Padilla, uno de los guerrilleros más destacados en la lucha por la independencia del Alto Perú. Con él tendrá dos hijos y dos hijas que morirán de disentería en 1813 mientras Juana huye con ellos de las tropas reales. Al año siguiente de esa brutal pérdida queda nuevamente embarazada y vuelve junto a su marido al combate. Su quinta hija, Luisa, nace en medio de una batalla junto al Río Grande. Luego del parto, mientras intentaba escapar con la beba recién nacida, fue emboscada por un grupo de suboficiales españoles a los que les hizo frente y salió ilesa junto a su pequeña. Este tipo de actos son los que convirtieron a Juana Azurduy en una especie de ser mítico para muchos de sus contemporáneos, que la asociaban con una especie de deidad relacionada con la Pachamama (Madre Tierra).<br /><br />Luego combatió a los realistas en la zona comprendida entre Chuquisaca y Santa Cruz de la Sierra y lideró la guerrilla que atacó el cerro de Potosí (1816). Debido a su actuación, recibió el rango de teniente coronel y Belgrano, al frente del Ejército del Norte, le hizo entrega simbólica de su sable.</span></p> <div align="right"> <table id="table14" align="right" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100"> <tbody><tr> <td> <table bgcolor="#000000" cellpadding="0" cellspacing="0"><tbody><tr><td><embed quality="high" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" type="application/x-shockwave-flash" bgcolor="#000" src="http://res0.esnips.com/escentral/images/widgets/flash/esnips_player.swf" flashvars="theTheme=blue&autoPlay=no&theFile=http://www.esnips.com//nsdoc/6ea2305b-7cd1-4a8a-8a26-5e4574f71a17&theName=Mercedes Sosa, Jaime Torres, Ariel Ramirez, Domingo Cura - Juana Azurduy&thePlayerURL=http://res0.esnips.com/escentral/images/widgets/flash/mp3WidgetPlayer.swf" height="94" width="328"></embed></td></tr><tr><td><table style="font-family: Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif; padding-left: 2px; color: rgb(255, 255, 255); text-decoration: none; font-size: 10px; font-weight: bold;" cellpadding="2"><tbody><tr><td> <span style="font-family:Verdana;"><a style="color: rgb(255, 255, 255); text-decoration: none;" href="http://www.esnips.com/CreateWidgetAction.ns?type=0&objectid=6ea2305b-7cd1-4a8a-8a26-5e4574f71a17"> Get this widget </a></span></td><td style="font-size: 7px; font-weight: normal;"> <span style="font-family:Verdana;">|</span></td><td align="center"><a align="center" style="color: rgb(255, 255, 255); text-decoration: none;" href="http://www.esnips.com/doc/6ea2305b-7cd1-4a8a-8a26-5e4574f71a17/Mercedes-Sosa,-Jaime-Torres,-Ariel-Ramirez,-Domingo-Cura---Juana-Azurduy/?widget=flash_player_esnips_blue"> Track details </a></td><td style="font-size: 7px; font-weight: normal;">|</td><td><a align="center" style="color: rgb(255, 102, 0); text-decoration: none;" href="http://www.esnips.com//adserver/?action=visit&cid=player_dna&url=/socialdna"> eSnips Social DNA </a> </td></tr></tbody></table></td></tr></tbody></table> <div align="center"><span style="font-size:85%;">Mercedes Sosa, Jaime Torres, Ariel Ramirez, Domingo Cura - Juana Azurduy</span></div></td> </tr> </tbody></table> </div> <p align="left"> <span style="font-size:85%;">Sus heroicas hazañas y una vida signada por el profundo dolor que provoca la pérdida de los seres amados –al poco tiempo del nacimiento de su hija Luisa, los realistas matan a Manuel Padilla y exhiben su cabeza clavada en una pica durante meses en una plaza pública– ubican a Juana Azurduy en un particular linaje de mujeres rebeldes. “Es la expresión del protagonismo político y militar de cientos de mujeres del Alto Perú en la lucha anticolonialista. Ella recoge la bandera de la decidida participación de Micaela Bastidas, compañera de Túpac Amaru, y de Bartolina Sisa, compañera de Túpac Katari”, recalca Graciela Tejero Coni, historiadora del Museo de la Mujer de Argentina. “La participación de Juana Azurduy rebela el carácter de rebelión popular de nuestra lucha por la independencia, sumando los componentes clave para una verdadera y definitiva liberación en América: mujeres e indias.” Tanto Micaela Bastidas como Bartolina Sisa estuvieron al frente, junto a sus maridos, de las rebeliones indígenas de fines del siglo XVIII en el Alto Perú. Ambas fueron sentenciadas a muerte por los españoles –en 1781 y 1782– junto a sus familias.</span></p> <p align="left"> <span style="font-size:85%;">Juana armó su ejército de Amazonas entre 1811 y 1826, con mayoría de mujeres mestizas e indias, cuyos intereses económico-sociales también estuvieron postergados por la política realista.<br /><br />“Juana ha sido casi completamente reabsorbida por la historia oficial de la lucha por la independencia, que no tiene ningún pudor en utilizarla”, sentencia María Galindo, del colectivo anarco-feminista Mujeres Creando, con base de operaciones en La Paz, Bolivia. “Hoy Juana es una figura de relleno, despojada de su propia dimensión histórica y de sus visiones. Es recordada, pero de la manera más simplificada. La lucha anticolonial ha quedado como un proceso unitario y unificado por Bolívar, cuando en realidad fue un proceso variopinto y con diferentes tesis ideológicas que la historia oficial que parte del proceso bolivariano invisibiliza, anula y minimiza.”<br /><br />Luego de la muerte de su marido Juana Azurduy se unió a Martín de Güemes en la frontera del norte argentino, donde combatió junto al caudillo hasta que fue asesinado, en 1821. Juana entró en una profunda depresión. En 1825 solicitó auxilio económico al gobierno argentino para retornar a Chuquisaca, ciudad en la que murió un 25 de mayo, a los 82 años, en la mayor pobreza<br /><br />Fuente: Página/12, 26/05/07</span></p><hr color="#c0c0c0" size="1" width="80%"> <p align="left"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/azurduy_logo.jpg" align="left" border="0" height="150" hspace="15" vspace="5" width="134" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Juana_Azurduy_y_la_Revolución_continental">Juana Azurduy y la Revolución continental</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Una historia silenciada<br /><br />Por Alberto Lapolla<br /><br />Juana de América. La Guerrillera de la Libertad<br /><br />Francisco de Miranda murió en las mazmorras de Fernando VII en Cádiz. Mariano Moreno fue envenenado por el capitán de un barco británico y su cadáver arrojado al mar, anticipando un destino recurrente para los revolucionarios argentinos. Manuel Belgrano murió en la pobreza en 1820, cuando aún la América necesitaba de sus inigualables servicios. Todavía no se habían cumplido ocho años de que hubiera salvado a la Revolución continental en Tucumán. Bolívar murió solo, perseguido por facciones oligárquicas que combatían su proyecto de unidad continental, expresando con amargura "he sembrado en el viento y arado en el mar." Bernardo O’Higginns fue desterrado y perseguido luego de luchar toda su vida por la libertad americana. Monteagudo fue apuñalado en una oscura calle de Lima. Dorrego fue fusilado sin juicio alguno -por instigación de Rivadavia- por su antiguo compañero de mil batallas, "el sable sin cabeza", el genocida Juan Galo de Lavalle. Juan J. Castelli el "orador supremo de la Revolución", quien destruyera los argumentos realistas en mayo de 1810, el jefe del ejército libertador americano que más cerca estuvo de llegar a Lima y destruir de un golpe el poder imperial español, antes de la llegada de San Martín, murió con su lengua cortada, preso y perseguido. Apenas dos días antes San Martín, Alvear y su discípulo Monteagudo acababan de desalojar al gobierno contrarrevolucionario de Rivadavia y el Primer Triunvirato, retomando la senda de Moreno y la Revolución. En este marco de ingratitud caída sobre nuestros revolucionarios, aquellos que nos dieron la libertad y produjeron la más grande de las revoluciones del mundo occidental del siglo XIX, no es de extrañar que Juana Azurduy, la mayor guerrera de América, ‘Juana de América’ -en un continente que hizo de la resistencia su identidad-, terminara sus días como una mendiga miserable en la calles de Chuquisaca habitando un rancho de paja.<br /><br />Juana Azurduy y su esposo el prócer americano Manuel Ascencio Padilla, son los máximos héroes de la libertad del Alto Perú y por ende de nuestra libertad como americanos y como provincia argentina de la gran nación americana. Sólo la ignominia que aún campea sobre nuestra historia y sobre sus mejores hijos, hace que la República de Bolivia -escindida de la gran nación rioplatense, por el elitismo sin par de los ejércitos porteños que desfilaron, saquearon, defeccionaron y abandonaron el Alto Perú, a excepción del general Belgrano y por las apetencias oligárquicas- no considere a Juana y a su esposo el Coronel Padilla, como sus máximos héroes, y sí rinda honores al mariscal Santa Cruz uno de los generales realistas que reprimió la Revolución de La Paz de 1809, y que se pasó a las filas patriotas al final de la guerra de la Independencia. Fue el propio Bolívar quien al visitar a Doña Juana -ya destruida por las muertes de los suyos, el olvido de sus conciudadanos y el saqueo de sus bienes- le expresara ante la sorpresa de sus compatriotas, que Bolivia no debía llevar su nombre sino el de Padilla, su mayor jefe revolucionario. Pero los adulones destruyen las revoluciones.<br /><br />El Alto Perú tierra india Juana Azurduy -junto a su esposo- simbolizan lo mejor de la revolución americana, lo popular y lo indio de nuestra gesta emancipadora. Combatieron por la libertad del Alto Perú -por entonces parte del Virreinato del Río de la Plata primero y de las Provincias Unidas después- desde la revolución de Chuquisaca y la Paz en 1809 -que fueran ahogadas en sangre desde Lima y Buenos Aires. Y en particular guerrrearon sin descanso y sin cuartel desde el grito de libertad del 25 de mayo de 1810. Ellos y los 105 caudillos indios y gauchos como Vicente Camargo, el Cacique Buscay, el Coronel Warnes, el padre Muñecas, Francisco Uriondo, Angulo, Zelaya, el Marqués de Tojo, el Marqués de Yavi, José Miguel Lanza, Esquivel, Méndez, Jacinto Cueto, el indio Lira, Mendieta, Fuente Zerna, Mateo Ramírez y Avilés entre muchos otros, junto a Güemes en Salta, fueron quienes impidieron que luego de las sucesivas derrotas de los ejércitos porteños al Norte, los realistas pudieran avanzar sobre Buenos Aires y destruyeran la revolución. Juana y Padilla eran oriundos de Chuquisaca -también llamada La Plata o Charcas- sede de la universidad. Allí estudiaron -y conspiraron- Mariano Moreno, Juan José Castelli y Bernardo de Monteagudo. Castelli, ya jefe del ejército del Norte, se hospedó en la casa de Padilla en su marcha hacia La Paz. Moreno era abogado defensor de indios pobres y perseguidos en el estudio del doctor Gascón en Chuquisaca. Allí contactó con el movimiento revolucionario. Juana nació en 1780, el año en que Túpac Amaru lanzó su revolución indígena que casi liquida al poder español. Sería el mismo favorito -de la reina- Godoy, quien señalara que la rebelión de Túpac estuvo a punto de quitarle a España los virreinatos del Perú y del Plata. Esa rebelión ahogada en la sangre de los cien mil indios ajusticiados por la represión genocida española y en los gritos del suplicio del gran Túpac, su esposa Micaela Bastidas Puyucawa y sus hijos, abrió el camino de la libertad pese a su derrota. El ejemplo del Inca Condorcanqui no podía sino conmover hasta los tuétanos el corazón de la América del Sur, del cual el Alto Perú y el Perú eran su núcleo principal de población original, con culturas profundas y altivas. Nada sería igual después de la rebelión de Túpac: ni el dominio español ni la resistencia americana. La generación posterior a su derrota, sabría vengar su suplicio y expulsaría a los criminales españoles por mucho tiempo -por lo menos hasta la llegada del Traidor Carlos Saúl I, ya al final del siglo XX. Es así que el sol de nuestra bandera es el glorioso sol de los incas y de Túpac Amaru.<br /><br /></span> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/azurduy1.jpg" align="right" border="0" height="538" hspace="15" vspace="5" width="400" /><span style="font-size:85%;">La Revolución continental Juana Azurduy es la máxima heroína de la Independencia Americana y su vida un verdadero ejemplo de la entrega a la revolución y a la lucha por la libertad de sus semejantes. El Alto Perú era el corazón del sistema colonial español y del genocidio indígena. Allí los indios enviados al socavón del Potosí eran despedidos para nunca más volver. Morían a los veinte años de edad con los pulmones perforados, a los dos años de llegar a la bocamina. Allí todas las injusticias eran realizadas en nombre del rey de España. Los azotes -las arrobas- eran el trato habitual para el indio. Juana, una hermosa mujer de familia criolla, habría podido tener una vida acomodada de mujer casada. En lugar de ello prefirió el combate sin cuartel por la libertad. En esa lucha perdió de la manera más cruel a sus cuatro hijos pequeños, destruidos por el hambre, las penurias y el paludismo. Vio la cabeza de su esposo -el héroe Padilla- clavada en una pica carcomida por los gusanos. Vio a los ejércitos elitistas porteños, subir hasta la garganta del Desaguadero y ser destruidos uno tras otro por las tropas del Virrey del Perú. Arrogantes al extremo de impedir que las fuerzas guerrilleras -mejor capacitados que ellos para el Alto Perú- combatieran como parte del ejército regular. Cada vez más deteriorados, centralistas, autoritarios y cada vez más odiosos contra lo indígena. El extremo fue el ejército corrupto, de Rondeau y Martín Rodríguez, que en el colmo de su impericia hizo volver al General Arenales que oficiaba -por orden de San Martín- como comandante de las montoneras, dejándolas sin estrategia de conjunto. Martín Rodríguez por su parte, hizo su aprendizaje de saqueo y enriquecimiento ilícito en el Alto Perú, para luego continuarlo en la "feliz experiencia" de la restauración rivadaviana posterior a 1820. Primero fue Castelli, que en su ejemplar afán revolucionario no estuvo exento de un jacobinismo a veces desmesurado, en particular por las actitudes iconoclastas del joven Monteagudo. Belgrano intentó reparar luego, los excesos de su primo Castelli. Él ayudó y premió a Juana y al coronel Padilla. Fue sin duda la mejor de las expediciones, pero tenía por meta un imposible como era llegar a Lima por allí, cuestión que Don Manuel ya sabía. Sólo aceptó continuar por las presiones de Buenos Aires. Luego, la lamentable experiencia de Rondeau. Por último el intento también fallido de Lamadrid, enviado por Belgrano para auxiliar la feroz represión de que eran objeto los ejércitos montoneros de los caudillos altoperuanos luego de Sipe Sipe.<br /><br />La Guerra gaucha montonera Luego de Vilcapugio y Ayohuma, pero en particular a posteriori del desastre de Sipe Sipe en 1815, la situación del Alto Perú se tornó terrible. El poder español impuso un terror desenfrenado como política de ‘pacificación’ de la revolución altoperuana. Decenas de miles de paisanos fueron pasados por las armas o murieron en combate. Las torturas más atroces y los escarmientos más crueles fueron aplicados a los guerrilleros mayoritariamente indios de lo que hoy es Bolivia. 105 caudillos altoperuanos libraron la Guerra Gaucha. "La Guerra de las Republiquetas" la llamó Mitre en su historia oficial, para no usar la palabra montonera, pues su gobierno había sido enfrentado por la montonera federal -y que él pasó a degüello de la misma manera que los españoles- de todo el país. Fue la mayor guerra de guerrillas del continente americano entre 1810 y 1825. De los 105 jefes sólo sobrevivirían nueve, al final de la guerra. La mayoría moriría en combate o sería bárbaramente ajusticiada por el terror de Abascal y Pezuela. Sus cabezas serían clavadas en picas en las plazas de los pueblos para escarmiento popular. La guerra de partidarios -partisanos- montoneros o de recursos, la guerrilla del Alto Perú y la de Güemes en Salta, fueron organizadas por el General San Martín veterano de la guerra de guerrillas en España contra Napoleón. Pocos saben que esta guerra sería el ejemplo que tomarían los patriotas italianos, franceses, yugoeslavos, rusos, bielorrusos, ucranianos y griegos para luchar contra la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. Hasta allí llegaría el rumor potente y victorioso de Juana de América y sus compañeros, pese a que entre nosostros Doña Juana sea sólo una canción.<br /><br />La historia oficial argentina prefirió olvidar a los gloriosos revolucionarios del Alto Perú, por dos razones. Primero porque debido a las infamias cometidas por los ejércitos porteños, lograda su independencia en 1825 -y tal cual dejó entrever Ascencio Padilla en la carta que envió al fugitivo Rondeau- el Alto Perú decidió independizarse no sólo de España, sino también de Buenos Aires. Pasaría a llamarse Bolívar primero y Bolivia después, pese a la oposición del Libertador que comprendía que así ambas naciones perdían, pero el Alto Perú perdía más. La medida a su vez profundizaba la balcanización de la América unida que Gran Bretaña piloteaba a toda máquina apoyada en los Rivadavia y García de cada ciudad-puerto del continente. La segunda razón del olvido altoperuano en la historia argentina, obedece a razones más abyectas. La guerra del alto Perú es esencialmente una guerra de indios, de caudillos, de gauchos, de los patriotas de a caballo, del pueblo puro de América. Ese mismo pueblo que las tropas porteñas destruirían una y otra vez en la Banda Oriental, en el litoral o en el interior y finalmente en el Paraguay. Además eran guerrilleros, caudillos militares y habían ganado su grados -Manuel Ascencio Padilla fue designado Coronel del ejército del Norte cuando su cabeza estaba ya clavada en una pica. Juana Azurduy fue nombrada Teniente Coronel del ejército argentino a pedido de Manuel Belgrano- en el combate. Reivindicar su memoria para la historia oficial es nombrar lo innombrable. Lo gaucho. La "barbarie" de Sarmiento, la lucha de los pobres. Reconocer que los indios, los gauchos, los negros, los esclavos, los mestizos no eran inferiores sino que por el contrario, lucharon con mayor tenacidad y desprendimiento que la clase culta porteña por la libertad. Reconocerlo es negar el papel rector de Buenos Aires en el destino americano que inventó el partido unitario -y luego mitrista- y tanto daño hizo a la causa americana. Mejor es olvidar. "No sólo son bolivianos -‘bolitas’- además son indios, negros, matacos –monos".<br />Era verdad como demostraría San Martín que por el Alto Perú no se podía llegar a Lima, pero Buenos Aires con la historia oficial oculta algo más grave que explica el suplicio de la población altoperuana, jujeña y salteña entregada a la represión genocida española. Buenos Aires pudo haber liberado un gran ejército que tuvo combatiendo largo tiempo en la Banda Oriental para auxilio de los pueblos del Norte. Sólo debía reconocer -tal cual lo planteó Moreno en su Plan Revolucionario- que Artigas debía comandar la guerra por la liberación de la Banda Oriental, con sus gauchos y su pueblo, del cual era el jefe natural. Pero eso era inadmisible para la elitista y exclusionista clase mercantil porteña. En lugar de eso prefirieron entregar la Banda Oriental, primero a Portugal -se lo propusieron en secreto Alvear, Alvárez Thomas y Pueyrredón- y luego aceptaron su "independencia" colonial británica, que lograba así crear otro Estado en la boca del Plata, impidiendo que la Argentina tuviera el exclusivo control de los ríos de la Cuenca. Esa y no otra fue la causa de todas las guerras contra Rosas, Caseros incluida. Cualquier cosa antes de aceptar que los gauchos se manden a sí mismos o peor aún que "nos manden". Con sólo enviar esas tropas al Alto Perú y estacionarlas en Potosí -como señalaron Belgrano y San Martín- mientras se preparaba el cruce de los Andes, el pueblo boliviano habría sido salvado de sufrir lo indecible.<br /><br />Juana Azurduy es la Revolución, es el pueblo en armas, son las mujeres del pueblo en armas, que pelean junto a los hombres, igual o mejor que ellos, que los mandan. Mujeres y hombres que destruyen ejércitos completos, superiores en número y armamento. Armados con hondas, macanas, lanzas, boleadoras, a fuerza de coraje y fiereza. Coraje y fiereza que dan la decisión de luchar hasta el fin por la libertad, por la justicia contra la opresión y el sometimiento de los semejantes. Luego del asesinato de su esposo y de varios de los principales jefes guerrilleros, Juana bajó a Salta y combatió junto a Güemes, quien la protegió y le dio el lugar correspondiente. Luego del asesinato de Güemes en 1821, Juana entró en una profunda depresión. En 1825 solicitó auxilio económico al gobierno argentino para retornar a Chuiquisaca. La respuesta del gobierno salteño resultó indignante, apenas le otorgó ‘50 pesos y cuatro mulas’ para llegar a la ‘nueva nación de Bolivia’. Doña Juana murió a los 82 años en la mayor pobreza. "Juana avanzaba casi en línea recta, rodeada por sus feroces amazonas descargando su sable a diestra y siniestra, matando e hiriendo. Cuando llegó a donde quería llegar, junto al abanderado de las fuerzas enemigas, sudorosa y sangrante, lo atravesó con un vigoroso envión de su sable, lo derribó de su caballo y estirándose hacia el suelo aferrada del pomo de su montura conquistó la enseña del reino de España que llevaba los lauros de los triunfos realistas en Puno, Cuzco, Arequipa y La Paz."<br /><br />(1) Por esta acción en la batalla del Villar, en 1816, Juana Azurduy fue ascendida por Belgrano al grado de Teniente Coronel del Ejército de las Provincias Unidas.<br />(1) O’Donnell Pacho. Juana Azurduy. Planeta. 1998<br />* Artículo publicado por la Revista Lilith de marzo de 2005. Buenos Aires.<br /><br />Fuente: La Fogata</span></p> <hr color="#c0c0c0" size="1" width="80%"> <p align="left"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/azurduy_logo.jpg" align="left" border="0" height="150" hspace="15" vspace="5" width="134" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="uana_Azurduy,_Coronela,_del_Ejército_Libertador">Juana Azurduy, Coronela del Ejército Libertador</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Por Colectivo de Base de la Central de Trabajadores de la Argentina, en el Día Internacional de la Mujer<br /><br />Cuando Clara Zetkin, propuso, uniendo el repudio al magnicidio, de las compañeras obreras textiles, de Nueva York (había sucedido en febrero) y el paro de las obreras textiles rusas, hacia el final de mismo mes de 1917, 8 de marzo para nuestro calendario, que encendieron la chispa de la Revolución Rusa, con seguridad no sabía, que ese mismo día pero de 1781, nacía la compañera guerrillera, que alcanzando el grado de Coronel, del Ejército Libertador, luchó contra el ejército genocida del imperio español, perdiendo, en el campo de batalla, a su compañero y cuatro de sus 5 hijos, nos referimos a JUANA AZURDUY. De haberlo advertido, hubiera reconocido el homenaje, en virtud, de lo que sostenía su entrañable amiga y compañera Rosa Luxemburgo, la necesaria unidad entre el proletariado europeo y los originarios de América Latina. Clara entonces, hubiera hecho un extraordinario panegírico, ya que la ética del pasado es siempre la estética del presente. En homenaje, al coraje de nuestras compañeras, que hunden su impronta, en esta bellísima mujer, relataremos algunos hechos que la colocan en la cúspide de nuestro heroísmo patrio, ése, el necesario, para la construcción de la gran NACIÓN SUR AMERICANA.<br /><br />Siempre vestía en combate, una túnica escarlata con franjas y alamares de oro y, un ligero birrete con adornos de plata y plumas blancas, afirmando su condición de mestiza y sembrando el terror entre la soldadesca española, ya que fue capaz de ir a combate, con sable en mano (el que le diera el General Belgrano, con el grado de teniente coronel) y, su hija, recién nacida en el otro brazo. Pero antes, un 25 de mayo de 1809, subleva al pueblo de Chuquisaca, revolucionando el Virreinato del Río de la Plata desde el Alto Perú.<br /><br />Cuando después del Vilcapugio y Ayohuma, el General Goyeneche, osa ofrecerle todo tipo de garantías y de honores, un cargo bien remunerado y también una importante suma de dinero para que abandone la lucha.<br /><br />Doña Juana no vacila un segundo, dirá:<br /><br />"Qué chapetones éstos, me ofrecen mejor empleo ahora que me porto mal que antes cuando me portaba bien" y, le contestará por escrito: "Con mis armas haré que dejen el intento, convirtiéndolos en cenizas, y que sobre la propuesta de dinero y otros intereses, sólo deben hacerse a los infames que pelean por su esclavitud, no a los que defienden su dulce libertad como yo lo hago a sangre y fuego" Juan Hualparrimachi, su lugarteniente, mestizo como ella, de gran valor y eximio poeta, eternamente enamorado de su coronela, que moriría en desigual combate, contra las siempre bien pertrechadas tropas enemigas, poniendo el pecho a la descarga de fusilería, dirigida a acabar con JUANA, premonitoriamente escribiría el siguiente poema en quechua:<br /><br /><i>¿Chekachu, urpílay,<br />Ripusaj ninqui,<br />Caru llajtata? <img src="http://www.elortiba.org/ayer/azurduy3.jpg" align="right" border="0" height="240" hspace="50" vspace="10" width="240" /><br />¿Manan cutinqui?...<br />"Rinayqui ñanta<br />Ckabuarichibuay,<br />Nauparisuspa, buackaynillaybuan<br />Chajcbumusckayqui.<br />"Rupbaymantari, nibuajtiyquiri,<br />Huackayniyllari,<br />Ppuyu tucuspa<br />Llantuycusuncka.<br />"¡Aucharumij buabuan!<br />¡Auca Kakaj churin!<br />¿Imanasckataj<br />Sackeribuanqui?<br /></i><br />Traducción de Joaquín Gantier:<br /><br /><i>¿Es verdad, amada mía que dijiste,<br />me voy muy lejos para no volver?<br />Enséñame ese camino, que adelantándome,<br />Lo regaré con mi llanto.<br />Cuando me digas del calor del sol,<br />mi llanto, en nube convertido te hará sombra.<br />¡Hijo de la piedra! ¡Hijo de la roca!<br />¿Cómo me has dejado? </i></span></p> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">En 1816 Juana y su esposo, quienes tenían bajo sus órdenes 6000 indios, sitiaron por segunda vez la ciudad de Chuquisaca. Los realistas lograron poner fin al cerco, y en Tinteros, Manuel Ascencio Padilla encontró la muerte. La cabeza de Padilla fue exhibida en la plaza pública durante meses, ésta se convirtió en un símbolo de la resistencia. El 15 de mayo de 1817, Juana al frente de cientos de cholos, recuperó la cabeza de su compañero.<br /><br />Juana Azurduy intentó reorganizar la tropa sin recursos, acosada por el enemigo, perdió toda colaboración de los porteños. Decidió dirigirse a Salta a combatir junto a las tropas de Güemes, con quien estuvo tres años hasta ser sorprendida por la muerte de éste, en 1821. Regresa junto a su hija de 6 años, pero recién en 1825 logró que el gobierno le dé cuatro mulas y cinco pesos. En 1825 se declaró la independencia de Bolivia, el mariscal Sucre fue nombrado presidente vitalicio. Éste, le otorgó a Juana una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares. Doña Juana terminó sus días olvidada y en la pobreza, el día 25 de mayo de 1862, cuando había cumplido 81 años. Sus restos fueron exhumados 100 años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje.<br /><br />Esta carta fue escrita ocho años más tarde de la muerte de Güemes, cuando vagaba pobre y deprimida por las selvas del Chaco argentino:<br /><br />"A las muy honorables juntas Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Charcas, me presento y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución". Aunque animada de noble orgullo también Uno de los pocos momentos de felicidad fue aquel en que sorpresivamente Simón Bolívar, acompañado de Sucre, el caudillo Lanza y otros, se presentó en su humilde vivienda para expresarle su reconocimiento y homenaje a tan gran luchadora. El general venezolano la colmó de elogios en presencia de los demás, y dícese que le manifestó que la nueva república no debería llevar su propio apellido sino el de Padilla, y le concedió una pensión mensual de 60 pesos que luego Sucre aumentó a cien, respondiendo a la solicitud de la caudilla:<br /><br />"Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; más el cielo que señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias, para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi finado marido, el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme". Para terminar, en este día, como glorioso homenaje a nuestras compañeras, las de la Clase Obrera y el Campo Popular en su conjunto, reproducimos las cartas que se cruzaran, las dos gigantes de Sur América:</span></p> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/manuelasaenz.jpg" align="right" border="0" height="414" hspace="20" vspace="10" width="300" /></span></p> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">MANUELA SÁENZ Y JUANA AZURDUY, CORONELAS DE LA REVOLUCIÓN<br /><br />Se conocieron estas mujeres extraordinarias, en Charcas, diciembre de 1825. Manuelita, ascendida en el campo de Ayacucho, por el propio Sucre; Doña Juana, por el Libertador. Dos mujeres sublimes. Salud a ellas! Charcas, 8 de diciembre de 1825<br /><br />Señora<br />Cnel. Juana Azurdui de Padilla<br />Presente.-<br /><br />Señora Doña Juana:<br />El Libertador Bolívar me ha comentado la honda emoción que vivió al compartir con el General Sucre, Lanza y el Estado Mayor del Ejército Colombiano, la visita que realizaron para reconocerle sus sacrificios por la libertad y la independencia.<br /><br />El sentimiento que recogí del Libertador, y el ascenso a Coronel que le ha conferido, el primero que firma en la patria de su nombre, se vieron acompañados de comentarios del valor y la abnegación que identificaron a su persona durante los años más difíciles de la lucha por la independencia. No estuvo ausente la memoria de su esposo, el Coronel Manuel Asencio Padilla, y de los recuerdos que la gente tiene del Caudillo y la Amazona.<br /><br />Una vida como la suya me produce el mayor de los respetos y mueven mi sentimiento para pedirle pueda recibirme cuando usted disponga, para conversar y expresarle la admiración que me nace por su conducta; debe sentirse orgullosa de ver convertida en realidad la razón de sus sacrificios y recibir los honores que ellos le han ganado.<br /><br />Téngame, por favor, como su amiga leal.<br />Manuela Saenz.<br /><br />Cullcu, 15 de diciembre de 1825<br /><br />Señora Manuela Saenz.<br />El 7 de noviembre, el Libertador y sus generales, convalidaron el rango de Teniente Coronel que me otorgó el General Puyrredón y el General Belgrano en 1816, y al ascenderme a Coronel, dijo que la patria tenía el honor de contar con el segundo militar de sexo femenino en ese rango. Fue muy efusivo, y no ocultó su entusiasmo cuando se refirió a usted.<br /><br />Llegar a esta edad con las privaciones que me siguen como sombra, no ha sido fácil; y no puedo ocultarle mi tristeza cuando compruebo como los chapetones contra los que guerreamos en la revolución, hoy forman parte de la compañía de nuestro padre Bolívar. López de Quiroga, a quien mi Asencio le sacó un ojo en combate; Sánchez de Velasco, que fue nuestro prisionero en Tomina; Tardío contra quién yo misma, lanza en mano, combatí en Mesa Verde y la Recoleta, cuando tomamos la ciudad junto al General ciudadano Juan Antonio Alvarez de Arenales. Y por ahí estaban Velasco y Blanco, patriotas de última hora. Le mentiría si no le dijera que me siento triste cuando pregunto y no los veo, por Camargo, Polanco, Guallparrimachi, Serna, Cumbay, Cueto, Zárate y todas las mujeres que a caballo, hacíamos respetar nuestra conciencia de libertad.<br /><br />No me anima ninguna revancha ni resentimiento, solo la tristeza de no ver a mi gente para compartir este momento, la alegría de conocer a Sucre y Bolívar, y tener el honor de leer lo que me escribe.<br /><br />La próxima semana estaré por Charcas y me dará usted el gusto de compartir nuestros quereres.<br /><br />Dios guarde a usted. Juana<br /><br />Fuente: www.cta.org.ar</span></p><hr color="#c0c0c0" size="1" width="80%"> <p align="left"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/azurduy_logo.jpg" align="left" border="0" height="150" hspace="15" vspace="5" width="134" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="La_gesta_olvidada_">La gesta olvidada</a></b></span></p> <p align="left"> <span style="font-size:85%;">Por Verónica Engler<br /></span><span style="color:#cc3300;"><b><br /></b></span><span style="font-size:85%;">25 de mayo. Aun cuando más de una biografía intente reparar de alguna manera el olvido al que se condenó la participación de las mujeres en las históricas luchas revolucionarias, ellas estuvieron allí no sólo como excepción, sino como motores de una línea de acción incluso más radical que la de sus compañeros.<br /><br />”Dar la vida por la patria/ es hazaña de más fama/ que llevado del amor/ dar la vida por su dama”, rezaban los versos anónimos que circulaban por las calles de la Buenos Aires colonial los días previos a la Revolución de Mayo –que desembocaría en la formación del primer gobierno, independiente de la metrópoli española, del país que luego sería Argentina–.<br /><br />Los varones, por supuesto, eran los abanderados indiscutibles de la gesta independentista. Las chicas, en todo caso, participaban sin nombre propio, cosiendo banderas o arrojando aceite caliente desde las azoteas cuando las tropas reales se abalanzaban contra la insurgencia criolla.<br /><br />Sin embargo, aunque pocos lo vieran por ese entonces, el levantamiento del 25 de mayo de 1810 tuvo su inspiración más directa en la asonada chuquisaqueña que justo un año antes había comenzado a resquebrajar el poder virreinal en la región del Alto Perú (que correspondió aproximadamente al territorio de la actual República de Bolivia). En esa insurrección primigenia de 1809 –precedida por decenas de levantamientos indígenas cruentamente reprimidos– tuvo su bautismo de fuego una de las más aguerridas luchadoras por la independencia latinoamericana: Juana Azurduy, una heroína que supo estar al frente de un ejército de indias, mestizas y criollas –apodadas las Amazonas– dispuestas a dar la vida por la liberación de sus pueblos del yugo español.<br /><br />En su libro Juana Azurduy y las mujeres en la revolución Altoperuana, la historiadora Berta Wexler –del Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre las Mujeres de la Universidad de Rosario– demuestra que las mujeres condujeron y participaron en acciones de guerra, discutieron estrategias y asumieron consecuencias como la tortura y la muerte.</span></p> <div align="right"> <table id="table9" align="right" background="bgdiag.gif" border="0" cellpadding="10" cellspacing="0" width="100"> <tbody><tr> <td> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/mariquitast.jpg" border="0" height="479" width="400" /><br /><span style="font-size:85%;">Mariquita Sanchez (De Thompson)revolucionaria con astucia para disfrazar de vida de sociedad las estrategias políticas. Además de para estrenar el himno, su salón sirvió como espacio ideal de encuentros, acuerdos, debates.</span></span></p></td> </tr> </tbody></table> </div> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">De acuerdo con la tesis que abona Wexler, hasta no hace tanto, el rescate de estas guerreras se realizó mediante dos operaciones: o se les atribuía cualidades, destrezas y sentimientos masculinos; o se las relacionaba forzadamente con la maternidad, de manera que se resaltaban sus capacidades reproductivas y se ocultaba solapadamente el rol político que estas mujeres jugaron. Por ejemplo, en Bolivia se festeja el Día de la Madre el 27 de mayo, fecha en que las Mujeres de Cochabamba, en 1812, participaron de un asalto al cuartel general en la ciudad ante un ataque de tropas reales en el cerro de la Coronilla. Eran treinta mujeres del sector popular –mestizas e indias– a las que el militar español José Manuel de Goyeneche dio la orden de matar como represalia.<br /><br />“Este colectivo de mujeres se desempeñó en los contextos público y privado de una manera que resultó novedosa para sus contemporáneos. En las luchas por la independencia se rompió con los cánones de la organización social de género de la época”, destaca la investigadora.<br /><br />“La historiografía, como muchas disciplinas, ha estado construida bajo categorías analíticas androcéntricas. Es el hombre el centro y el eje sobre el cual giran, avanzan y se explican los sucesos históricos. Es el hombre quien protagoniza y le da importancia al desarrollo de la humanidad”, reconoce Martha Noya Laguna –directora del Centro Juana Azurduy, en Sucre, Bolivia– en el prólogo a la edición boliviana del libro de Wexler. “Los historiadores han logrado que el imaginario social asocie los hechos históricos importantes con el ‘hombre’, no sólo en un sentido biológico, sino enmarcado dentro de un concepto cultural y de género.” Es habitual leer en documentos que contienen información sobre las luchas emancipatorias de América del Sur que las mujeres luchaban con “virtudes sensibles”, mientras que los caballeros eran los que tenían “profesionalismo militar”.<br /><br />Los bronces de las plazas argentas y los libros de texto que todavía se utilizan en clase son un claro ejemplo de esa historia oficial, contada en masculino y jalonada sólo por las acciones heroicas de algunos varones. “Parecería que siempre estuviéramos embarazadas, pariendo o cocinando”, sintetiza la historiadora Fernanda Gil Lozano, integrante del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y coautora de Historia de las mujeres en Argentina (Alfaguara).<br /><br />Para conformar una renovada historia social argentina, Gil Lozano considera imprescindible resituar a las mujeres, deslizarlas desde el lugar marginal al que fueron confinadas en los relatos tradicionales hacia el centro de la escena. Esta operación tiende no sólo a hacer visibles a las mujeres sino también a elevarlas a la categoría de sujetos dignos de la Historia, “entendida como un relato global que, aunque heterogéneo y complejo, pueda dar cuenta de los diferentes sectores que formaron en el pasado a la sociedad argentina, sin connotaciones androcéntricas ni prejuicios sexistas”.<br /><br />La participación de las mujeres en situaciones de guerra o enfrentamientos bélicos en muchos casos estuvo vinculada con el apoyo a familiares, garantizando la logística militar y haciendo conexiones como emisarias o espías. Estas modalidades, determinantes en un momento dado, no sólo no fueron valoradas, sino que no fueron recogidas, analizadas e incorporadas a la historia.<br /><br />“Nuestra línea museológica es crítica de la historiografía oficial que registra sólo a mujeres excepcionales”, asume Graciela Tejero Coni, una de las integrantes del Museo de la Mujer de Argentina. “Con esta actitud encubren, por un lado el papel subordinado y de discriminación del conjunto de las mujeres en la sociedad, y por otro que en los momentos clave no fueron una ni dos mujeres sino un colectivo de ellas las que participaron e hicieron posible los históricos cambios sociales.” Claro que Tejero Coni no niega que hay, hubo y habrá “mujeres excepcionales”, entre las que destaca a Martina Céspedes, una de las grandes luchadoras en el proceso independentista, cuando ocurrieron las invasiones inglesas en 1806 y 1807. “Una historia menos conocida fue la de Manuela Pedraza, tucumana que le quita el fusil al invasor inglés y por tal motivo va a ser nombrada subteniente de infantería –agrega Gil Lozano–. También otra mujer pensante y sabia fue María Magdalena Güemes, operadora política de su hermano Martín.”<br /><br />En la misma línea que Tejero Coni, Cecilia Merchán, del Programa de Fortalecimiento de Derechos y Participación de las Mujeres del Consejo Nacional de Políticas Sociales, destaca: “La colaboración de mujeres campesinas e indígenas con los guerreros patriotas, proporcionando albergue e información sobre los movimientos de las tropas realistas y trabajo para mantener las cosechas durante la guerra constituyeron elementos sustanciales en favor de la causa de la independencia, muchas veces olvidados por la historiografía oficial”.<br /><br />Merchán es la encargada de coordinar en 15 provincias argentinas la cátedra libre Juana Azurduy –que se desarrolla en la Universidad de las Madres y en universidades nacionales–. “Elegimos el nombre de Juana Azurduy para este programa porque creemos que sacar del anonimato a las mujeres que marcaron nuestra historia es fundamental para poder avanzar en el reconocimiento actual de la participación de las mujeres en la vida social y política argentina. Y porque ella fue parte de una lucha que aún hoy libramos: la de la independencia latinoamericana”, interpela.</span></p> <div align="right"> <table id="table10" align="right" background="bgdiag.gif" border="0" cellpadding="10" cellspacing="0" width="100"> <tbody><tr> <td> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/macacha.jpg" border="0" height="533" width="400" /><br /><span style="font-size:85%;">Maria Magdalena Macacha Güemes, auxilió heridos en el campo de batalla, llevó adelante misiones de espionaje, participó activa y públicamente de la vida política salteña. Martín Güemes fue su hermano.</span></span></p></td> </tr> </tbody></table> </div> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">La historiadora Lucía Gálvez observa en Las mujeres y la patria (Ed. Punto de Lectura) que para la época en que el fervor revolucionario se contagiaba aceleradamente por el sur de América, las mujeres tuvieron mucha más libertad de movimiento y opinión que hacia fines del siglo XIX, cuando las posiciones más conservadoras ganaban terreno en los gobiernos de la región.<br /><br />Las damas de mejor posición económica donaron dinero y joyas para comprar armas, y también prestaban sus viviendas para reuniones de las que participaban a viva voz. “Los más célebres salones de la época fueron las casas de Ana Riglos, Melchora Sarratea y Mariquita Sánchez de Thompson –cuenta Gil Lozano–. Otro living importante, donde se cocinó la revolución, fue el de Casilda Igarzábal de Rodríguez Peña, que entre 1804 y 1810 reunió una de las primeras sociedades secretas de la emancipación americana, el llamado Partido de la Independencia, que integraron Juan José Castelli, Nicolás y Saturnino Rodríguez Peña, Manuel Belgrano, Juan José Paso y Martín Rodríguez entre otros.”<br /><br />Fueron muchas y variadas las acciones en las que participaron mujeres de orígenes diversos durante el proceso independentista que siguió a los levantamientos de Mayo, tanto en el Río de la Plata como en el Alto Perú. “En líneas generales veo a las mujeres más radicalizadas que a los varones –evalúa Gil Lozano–. Pero pienso que el tema tiene otras complejidades, donde la etnia y la clase no son un detalle menor.”<br /><br />Juana Azurduy y su marido Manuel Ascencio Padilla –uno de los partícipes destacados en la lucha por la emancipación latinoamericana– practicaron guerra de guerrillas, como forma de insurgencia indígena y no de ejércitos regulares, para derrotar a la Corona y defender sus tierras. “Esta alianza de criollos, mestizos e indígenas no fue lo que predominó, salvo en las acciones de Castelli o Belgrano”, acota Tejero Coni.<br /><br />Otro ejemplo de alianzas inusitadas fue esa gran emigración de 1812 conocida como el Exodo Jujeño, cuando la población de Jujuy y también de Salta y Tarija abandonó sus hogares y arrasó con todo lo que dejaba atrás con el objetivo de que las fuerzas realistas no pudiesen aprovechar ninguno de sus bienes y no encontraran víveres para aprovisionarse. “En el Ejército del Norte al lado de Belgrano pelearon, entre otras, mujeres del pueblo que se unían a la lucha a cada paso y para desempeñar diferentes roles. Algunas de las más conocidas fueron Martina Silva Gurruchaga que ya había obtenido grado militar, María Elena Alurralde de Garmendia, esposa de un español, María Remedios del Valle, más conocida como la Capitana, y Pascuala Balvás. Muchas de ellas terminaron sus días sin reconocimiento oficial y en la más absoluta pobreza”, señala Berta Wexler.<br /><br />Las mujeres argentinas, principalmente las del interior, participaron activamente en las guerras civiles. Al igual que Juana Azurduy, junto a Martín Miguel de Güemes combatió Cesárea de la Corte de Romero González. Vestida de hombre luchó contra los españoles y luego contra la hegemonía porteña. También María Magdalena Dámasa Güemes, “Macacha”, hermana del caudillo salteño, se destacará por su defensa de la emancipación: auxilió heridos en el campo de batalla, llevó a cabo arriesgadas misiones de espionaje y participó activamente en la vida política de la provincia.<br /><br />En 1862, Eulalia Ares de Vildoza fue jefa de una insurrección de mujeres en Catamarca que depuso al gobernador de esa provincia, que se negaba a entregar el mando al nuevo funcionario electo.<br /><br />Otro ejemplo de bravura es el de Victoria Romero, esposa y compañera de Angel Vicente Peñaloza, general de la Nación y caudillo de la provincia de La Rioja enfrentado en la década de 1860 al gobierno de Bartolomé Mitre. Lo acompañó en todas sus campañas militares, por lo que su figura se había hecho legendaria en los llanos riojanos.<br /><br />Las mujeres jugaron roles cruciales en cada uno de los procesos socio-políticos de nuestra historia. Muchas veces forzaron los límites de los cánones de su época que veía sus valientes acciones en el frente de batalla como “poco comunes para las de su sexo”. “La misma sociedad machista no las dejaba ocupar lugares. Por eso aparecen tan pocas. La historia del Alto Perú está cimentada sobre héroes y heroínas anónimas. Algunas, reconocidas por la historia como Juana Azurduy y las de la Coronilla. Estamos en la tarea de descubrir otras más”, cuenta Wexler.<br /><br />Los mecanismos para invisibilizar la presencia femenina son de larga data, “no enseñarnos a escribir, mandar a varones a describir los hechos y manejarse con la biologización de la experiencia de las mujeres”, ejemplifica Gil Lozano.<br /><br />“Quienes escribieron la historia se encargaron de que no apareciera la lucha del pueblo y, dentro de esa lucha, mucho menos la de las mujeres. Nada sabemos de la participación de las mujeres en la lucha independentista como conjunto de masas. Esto no es casual sino que es una búsqueda deliberada de sacar a las mujeres del centro de las decisiones sociales, políticas y militares de cada época”, dispara Cecilia Merchán.<br /><br />Más allá del furor de la última década por la novela histórica, que muchas veces recupera nombres de heroínas sin recomponer la densidad que les quitó el olvido –todas suelen ser víctimas de su propio desequilibrio y su mérito es ostentar mayor valor que el de su hombre–, de las historias que van saliendo a la luz se nutre una historiografía capaz de promover una nueva mirada sobre el pasado. Pero todavía faltan relatos que provoquen, primero, la posibilidad de imaginar las mujeres que nos precedieron.</span></p> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">Fuente: Página/12, 26/05/07</span></p> <hr color="#c0c0c0" size="1" width="80%"> <p align="left"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/azurduy_logo.jpg" align="left" border="0" height="150" hspace="15" vspace="5" width="134" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Una_biografía_de_Juana_Azurduy_">Una biografía de Juana Azurduy</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Por Elizabeth Fernández e Irene Ocampo (RIMA)<br /><br />Juana Azurduy nació, en el cantón de Toroca en las cercanías de Chuquisaca, el 12 de julio de 1780. Ese año la ciudad de La Paz fue sitiada por Tupac Catari y Bartolina Sisa, alzados en armas en apoyo a Túpac Amaru. Durante su infancia su familia tiene un buen pasar. Ella aprenderá el quechua y el aymará. Trabajará en el campo, en las tareas de la casa, y se relacionará con los campesinos e indios. A la muerte de su madre primero y luego de su padre, su crianza quedará a cargo de sus tíos junto a su hermana Rosalía. Su adolescencia será conflictiva, ya que chocará con el conservadurismo de su tía, por lo que será enclaustrada en el Convento de Santa Teresa. Se rebelará contra la rígida disciplina, promoviendo reuniones clandestina, donde conocerá la vida de Túpac Amaru y Micaela. Leerá la vida de Sor Juana Inés de la Cruz entre otros, lo que le llevará a la expulsión a los 8 meses de internada. De regreso a su región natal, conoce a Melchor Padilla, padre de su futuro marido, amigo de los indios y obediente de las leyes realistas, quien muere lejos de su casa, en una cárcel porteña, acusado de colaborar con otra rebelión indígena, en el año 1784. Ligados a la historia de la resistencia alto peruana, estos hitos biográficos de Padilla ejercerán una enorme influencia sobre la formación de Juana Azurduy.<br /><br />Manuel Padilla, hijo, establece una relación de profunda amistad con Juana. Éste frecuentó las universidades de Chuquisaca y compartió con Juana, su conocimiento por la revolución Francesa, las ideas republicanas, la lucha por la libertad, la igualdad, la fraternidad. Conoció los nombres de: Castells, Moreno, Monteagudo. El 8 de marzo de 1805 contrajeron matrimonio, y tuvieron tres hijos: Marino, Juliana y Mercedes.</span></p> <div align="right"> <table id="table15" align="right" border="0" cellpadding="10" cellspacing="10"> <tbody><tr> <td background="bgdiag.gif"><span style="font-size:85%;"><span style="color:#cc3300;"><b> Juana Azurduy</b></span><br /><br />(Letra: Félix Luna - Música: Ariel Ramírez)<br /><br /><i>Juana Azurduy,<br />flor del Alto Perú:<br />no hay otro capitán<br />más valiente que tú.<br /><br />Oigo tu voz<br />más allá de Jujuy<br />y tu galope audaz,<br />Doña Juana Azurduy.<br /><br />Me enamora la patria en agraz,<br />desvelada, recorro su faz;<br />el español no pasará<br />con mujeres tendrá que pelear.<br /><br />Juana Azurduy,<br />flor del Alto Perú,<br />no hay otro capitán<br />más valiente que tú.<br /><br />Estribillo<br />Truena el cañón,<br />préstame tu fusil<br />que la revolución<br />viene oliendo a jazmín.<br /><br />Tierra del sol<br />en el Alto Perú,<br />el eco nombra aún<br />a Tupac Amaru.<br /><br />Tierra en armas que se hace mujer,<br />amazona de la libertad.<br />Quiero formar<br />en tu escuadrón<br />y al clarín de tu voz<br />atacar.</i></span></td> </tr> </tbody></table> </div> <p align="left"> <span style="font-size:85%;">Gozaron de una buena posición económica, pero Don Manuel como era criollo no pudo participar de cargos en el cabildo. Con la caída de Fernando VII bajo la ocupación de Napoleón, el 25 de mayo de 1809 se produjo la revolución de Potosí.<br /><br />Manuel Padilla se sumó a la resistencia y encabezó a los indios Chayanta y triunfó. Juró servir a la causa americana y vengó a los patriotas fusilados en el levantamiento de La Paz. Un años después el general Vicento Nieto asumió la Real Audiencia, y condenó a la cárcel y a las mazmorras a todos aquellos que participaron de los levantamientos, entre ellos Padilla. Juana defendió con rebenque en mano su propiedad ante los realistas. Al año siguiente de la Revolución de Mayo, Manuel Padilla se unió a Martín Miguel de Güemes, fueron la pesadilla del ejército realista. Doña Juana quizo acompañarlos pero estaba prohibida la presencia de mujeres en el ejército.<br /><br />Su casa fue confiscada y debió ocultarse en la casa de una amiga. Manuel Padilla se enfrentó con las tropas realistas utilizando el método de guerrillas, venció en varias oportunidades y su nombre comenzó a convertirse en leyenda. Hacia 1813 los revolucionarios ocuparon Potosí y Padilla fue el encargado de organizar el ejercito, tarea a la cual se sumó ahora sí Juana. Su ejemplo hizo que muchas mujeres se sumaran a la gesta. "En poco tiempo, el prestigio de Juana Azurduy se incrementó a límites casi míticos: los soldados de Padilla veían en ella la conjunción de una madre y esposa ejemplar con la valerosa luchadora; los indígenas prácticamente la convirtieron en objeto de culto, como una presencia vívida de la propia Pachamama".<br /><br />Luego de la derrota de Vilcapugio y Ayohuma, la lucha se desplazó al nordeste de Bolivia, se le llamó la "Guerra de las Republiquetas". Durante este tiempo el cacique Juan Huallparrimachi, músico, poeta y descendiente de los incas, se unió a Juana Azurduy, fue su fiel lugarteniente. En el mes de marzo de 1814. Padilla y Azurduy vencieron a los realistas en Tarvita y Pomabamba. Pezuela, el jefe del ejército español, puso todo su batallón a perseguir a la pareja de caudillos. Las tropas revolucionarias debieron dividirse: Padilla se encaminó hacia La Laguna y Juana Azurduy se internó en una zona de pantanos con sus cuatro hijos pequeños. Allí se enfermaron cada uno de sus cuatro hijos, donde murieron Manuel y Mariano, antes de que Padilla y Juan Huallparrimachi, llegaran en auxilio. De vueltas en el refugio del valle de Segura murieron Juliana y Mercedes, las dos hijas, de fiebre palúdica y disentería. "Dicen los biógrafos que comienza aquí la guerra brutal contra los realistas:<br /><br />"Padilla es cruel, es sanguinario (...) La guerra se ha desatado bárbaramente; ya no es la ley del Talión la que prima, sino una ley más inhumana, por un muerto se exigen dos, por dos, cuatro", afirma Gantier". "Juana Azurduy está nuevamente embarazada cuando combate el 2 de agosto de 1814 con Padilla y su tropa, en el cerro de Carretas. Y Juana Azurduy sufre ya los dolores de parto cuando escucha las pisadas de la caballería realista entrando en Pitantora. Luisa Padilla, la última hija de los amantes guerreros, nace junto al Río Grande y experimenta ahora en brazos de su madre los ardores de la vida revolucionaria".<br /><br />Un grupo de suboficiales quisieron arrebatarle la caja con el tesoro de sesenta mil duros, el botín de guerra con el que contaban para su supervivencia las tropas revolucionarias, y que Juana Azurduy custodiaba con celoso fervor. Juana se alzó frente a ellos con su hija en brazos y la espada obsequiada por el General Belgrano.<br /><br />Feroz y decidida, montó a caballo con la pequeña Luisa y, juntas, se zambullieron en el río. Lograron llegar con vida a la otra orilla. La hija recién nacida quedó a cargo de Anastasia Mamani, una india que la cuidó durante el resto de los años en que su madre continuó luchando por la independencia americana. En 1816 Juana y su esposo, quienes tenían bajo sus ordenes 6000 indios, sitiaron por segunda vez la ciudad de Chuquisaca. Los realistas lograron poner fin al cerco, y en Tinteros, Manuel Ascencio Padilla encontró la muerte. Manuel Belgrano, en un hecho inédito, envió una carta donde la nombraba teniente coronel. La cabeza de Padilla fue exhibida en la plaza pública durante meses, ésta se convirtió en un símbolo de la resistencia. El 15 de mayo de 1817 Juana al frente de cientos de cholos la recuperó.<br /><br />Juana Azurduy intentó reorganizar la tropa sin recursos, acosada por el enemigo, perdió toda colaboración de los porteños. Juana decidió dirigirse a Salta a combatir junto a las tropas de Güemes, con quien estuvo tres años hasta ser sorprendida por la muerte de éste, en 1821. Decidió regresar junto a su hija de 6 años, pero recién en 1825 logró que el gobierno le dé cuatro mulas y cinco pesos para poder regresar. En 1825 se declaró la independencia de Bolivia, el mariscal Sucre fue nombrado presidente vitalicio. Este le otorgó a Juana una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares. Doña Juana terminó sus días olvidada y en la pobreza, el día 25 de mayo de 1962 cuando estaba por cumplir 82 años. Su restos fueron exhumados 100 años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje.<br /><br />Esta carta fue escrita ocho años más tarde de la muerte de Guemes, cuando vagaba pobre y deprimida por las selvas del Chaco argentino:<br /><br />"A las muy honorables juntas Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Cbarcas, me presento y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución. Aunque animada de noble orgullo tam<br />"Uno de los pocos momentos de felicidad fue aquel en que sorpresivamente Simón Bolívar, acompañado de Sucre, el caudillo Lanza y otros, se presentó en su humilde vivienda para expresarle su reconocimiento y homenaje a tan gran luchadora. El general venezolano la colmó de elogios en presencia de los demás, y dícese que le manifestó que la nueva república no debería llevar su propio apellido sino el de Padilla, y le concedió una pensión mensual de 60 pesos que luego Sucre aumentó a cien, respondiendo a la solicitud de la caudilla: "Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; mas el cielo que señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias, para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi finado marido el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme".<br /><br />Fuentes: Mónica Deleis, Ricardo de Titto, Diego L. Arguindeguy, "Mujeres de la Política Argentina", Editorial Aguilar, Buenos Aires, Argentina, 2001. Graciela Batticuore, Juana Azurduy en "Mujeres Argentinas, El lado femenino de nuestra historia", Maria Esther de Miguel, Editorial Extra Alfaguara, Buenos Aires, Argentina, 1998. Pancho O´Donnell, "Juana Azurduy, La Teniente Coronela", Editorial Planeta.<br /><br />Jueves 27 de mayo<br />RIMA - Red Informativa de Mujeres de Argentina, Rosario, Santa Fe, Argentina<br /><br />Fuente: Rebelión</span></p> <p align="center"> <span style="font-size:85%;color:#ffffff;"> <marquee style="font-size: 10pt;" width="100%" height="16" bgcolor="#666666" behavior="alternate">Todos los libros están en Librería Santa Fe</marquee><br /> </span><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"><span style="font-family:Arial;font-size:78%;"> </span><span style="font-family:Arial Black;font-size:78%;"> </span><span style="font-family:Arial;"> </span><span style="font-family:Arial;font-size:78%;"> </span><table id="table12" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td width="137"> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"> <b> <span style="font-size:78%;color:#003366;"> <span lang="SV"> <object classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11CF-96B8-444553540000" id="obj11" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" border="0" height="168" width="134"> <param name="movie" value="swf/160x200.swf"> <param name="quality" value="High"> <param name="base" value="http://www.lsf.com.ar/?vienede=elortiba"> <param name="menu" value="false"> <embed src="http://www.elortiba.org/swf/160x200.swf" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" type="application/x-shockwave-flash" name="obj11" quality="High" base="http://www.lsf.com.ar/?vienede=elortiba" menu="false" height="168" width="134"></embed></object> </span></span> </b> </span></p><br /></td> <td width="137"> <p align="center"><a href="http://www.lsf.com.ar/libros/88/PROMO-BORGES-4X3/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9500488884.jpg" border="0" height="170" width="113" /></a></p></td> <td width="137"> <p align="center"> <a href="http://www.lsf.com.ar/libros/99/HISTORIAS-DE-DIVIN/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9504916994.jpg" border="0" height="170" width="104" /></a></p></td> <td width="137"> <p align="center"><a href="http://www.lsf.com.ar/libros/61/ULISES/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9507640924.jpg" border="0" height="170" width="105" /></a></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <a href="http://www.lsf.com.ar/libros/59/SUMA-DE-LOS-DIAS-LA/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9789500728591.jpg" border="0" height="170" width="124" /></a></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"> <a href="http://www.lsf.com.ar/libros/65/PURA-ANARQUIA/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9789871210657.jpg" border="0" height="170" width="110" /></a></span></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <a href="http://www.lsf.com.ar/libros/24/ELENA-SABE/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9789870701248.jpg" border="0" height="170" width="102" /></a></p></td> </tr> </tbody></table> </span> </p><p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"><a href="http://www.elortiba.org/aguanta.html">VOLVER A CUADERNOS DE LA MEMORIA</a></span></p> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"><a href="http://www.elortiba.org/index.html"> <span style="color:#ffffff;"> <img src="http://www.elortiba.org/casita.gif" border="0" height="20" width="20" /></span></a></span></p> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> Solo10.com: <a href="http://www.solo10.com/">Dominios</a> - <a href="http://www.solo10.com/">Registro de Dominios</a> - <a href="http://www.solo10.com/AlojamientoWeb/">Alojamiento Web</a> - <a href="http://www.solo10.com/HospedajeWeb/">Hospedaje Web</a> - <a href="http://www.solo10.com/WebHosting/">Web Hosting</a><br /> <br /></span></p> </div></div></center>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-85334487392516840462008-05-16T06:03:00.000-07:002008-05-16T06:12:35.607-07:00DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO/ ART. RELACIONADO<blockquote> <blockquote> <blockquote> <blockquote> <blockquote> <blockquote> <blockquote> </blockquote> <div style="text-align: center;"><b><span style="color:#3366ff;"><span style="font-size:+2;">Domingo Faustino Sarmiento</span></span></b></div> <blockquote> <br /> <p style="text-align: center;"><img src="http://epope.myweb.uga.edu/flag.jpg" alt="" title="" style="width: 320px; height: 240px;" border="0" height="240" width="320" /></p> </blockquote> </blockquote> </blockquote> </blockquote> </blockquote> <div style="text-align: left;"> </div> <a href="http://www.alipso.com.ar/monografias/sarmiento/">Domingo Faustino Sarmiento</a> fue "un gran luchador y una de las figuras mas importantes de la historía latinoamericana: fue maestro, subteniente de milícias, escritor, periodista, señador, ministro, director general de escuelas, sociólogo, diplomático, gobernador, hasta convertirse en presidente de la Argentina". El fue originalmente de San Juan, Argentina nació el 15 de febrero de 1811. El fue el hijo de doña Paula Albarracín y don José Clemente Sarmiento. El pequeño Domingo fue un niño a quién le gusto aprender desde joven. A los quatro años de edad aprendió a leer y a los cinco años empezó sus estudios en su ciudad natal en una escuela que se llamaba la "Escuela de la Patria" que fue una de las mejores del país. Cuando tenía quince años fundó su primera escuela en que enseñaba alumnos que eran mayores que él. En poco tiempo después se convirtió en legislador provincial. Por diferentes circumstancias se mudó a Buenos Aires, donde se decidió entrar en el mundo político y fue un activo militante político en oposición a Juan Manuel de Rosas y a Facundo Quiroga. Tras el triunfo de Facundo Quiroga en 1831, el tuvo que emigrar a Chile. En Chile tuvo una vida muy activa. Se implicó en la enseñanza y en el periodismo. En 1836 en San Juan fundó una sociedad dramática y luego en 1838, junto con varios jovenes impresionantes, fundó la Sociedad Literaria. En 1839 fundó el primer Colegío para Niñas de San Juan y publicó el diario <span style="font-style: italic;">El Zonda</span>. También, escribió muchos artículos incitantes en el diario del Valparaiso <i>El Mercurio</i> y sus actividades le pusieron en la carcel, pero no fue matado.<br /> Sarmiento era un <a href="http://webs.sinectis.com.ar/mcagliani/sarmient.htm">mujeriego</a> en realidad, y por esto sufrieron mucho las mujeres de su vida. Era feo, torpe y mal alinado. Empezó su vida amorosa con una chica de 20 años llamada Jesús del Canto. Se conocieron durante el exilio de Sarmiento en Chile. No se casaron, pero tuvieron una niña que se llamaba Faustina. <span style="font-size:-0;">La envió a San Juan para que su madre, doña Paula Albarracín, y sus hermanas la creció.</span> Una cita de Sarmiento dice: <span style="font-size:-0;">"En París compré una copia de la Venus de Milo, en cuya base puse esta inscripción: <span style="font-family:Lucida Sans Unicode;">«</span>A la grata memoria de las mujeres que me amaron y me ayudaron en la lucha por la existencia<span style="font-family:Lucida Sans Unicode;">»</span>", y agrega "Hay las mujeres de la Biblia, hay las mujeres de Shakespeare, hay las de Goethe. ¿Por qué no he de tener mí las mujeres de Sarmiento?".</span><br /> En 1842 Sarmiento regresó a Chile y empezó a escribir <i><a href="http://comunidad.ciudad.com.ar/ciudadanos/candido/Facundo.htm">Facundo</a></i> que fue un denuncia contra la dictadura de Juan Manuel de Rosas. El libro fue criticado por su estilo controversial y muchos simplificaciones, pero con todo esto, el libro ha sido nombrado como el libro más importante en la America Española. En 1848, en Chile, Sarmiento se casó con Benita Martínez Pastoriza y adoptó como su hijo a Domingo Fidel Castro, y tambien tuvo una hija natural que se llamaba Faustina Sarmiento. En 1855 regresó a Argentina, donde fue nombrado Director de las Escuelas y tres veces senador. <p> Luego en 1865 logró un título universitario como doctor de leyes en la Universidad de Michigan, y en 1868 Sarmiento volvió a Argentina para ser el Presidente de su país natal. Aquí empezó a aplicar sus ideas liberales y los principios democraticos, porque quería construir una nueva Argentina. Hizo la paz con Paraguay y se concentró en los asuntos internos del país. En 1874, Sarmiento terminó su mandato y continuó ser activo en la vida publica, escribiendo libros con temas educativos y fundó la Escuela Naval que lleva su nombre.<br /> El 11 de Septiembre de 1888 Sarmiento falleció en la ciudad de Asunción, en Paraguay. Hoy en día Sarmiento es recordado como un hombre importante de la historía de Argentina y de Latino America.<br /> <br /> <a href="http://epope.myweb.uga.edu/home.html">Home</a><br /> </p> <p>Raluca Marinescu<br />Elizabeth Pope<br /> <a href="http://www.historiadelpais.com.ar/sarmiento.htm">http://www.historiadelpais.com.ar/sarmiento.htm</a> <br /> <a href="http://www.unahistoriadistinta.com.ar/sarmiento.htm">http://www.unahistoriadistinta.com.ar/sarmiento.htm</a><br /> <a href="http://www.me.gov.ar/efeme/sarmiento/biografia.html">http://www.me.gov.ar/efeme/sarmiento/biografia.html </a> <br /> <br /> <br /> <br /> <br /> <br /> <br /> </p> </blockquote> </blockquote>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-41763882955948949272008-05-15T10:04:00.000-07:002008-05-15T10:15:34.124-07:00AURELIA VELEZ/ ART. RELACIONADO<dl><div align="center"><center> <dt><img src="http://www.saber.golwen.com.ar/ARGENTINA-CLEAR91303005.gif" height="50" width="68" /></dt> </center></div><div align="center"><center> <dt><span style="font-size:6;color:#000080;"><b>Mujeres Argentinas</b></span></dt> </center></div><div align="center"><center> <dt> <script type="text/javascript"><!-- google_ad_client = "pub-9704097072002380"; google_ad_width = 728; google_ad_height = 15; google_ad_format = "728x15_0ads_al_s"; google_ad_channel = ""; //--> </script> <script type="text/javascript" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js"> </script><iframe name="google_ads_frame" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/ads?client=ca-pub-9704097072002380&dt=1210871594781&lmt=1178286074&format=728x15_0ads_al_s&output=html&correlator=1210871594781&url=http%3A%2F%2Fwww.saber.golwen.com.ar%2Faurelia.htm&ref=http%3A%2F%2Fwww.google.com.ar%2Fsearch%3Fclient%3Dfirefox-a%26rls%3Dorg.mozilla%253Aes-ES%253Aofficial%26channel%3Ds%26hl%3Des%26q%3Daurelia%2Bvelez%2B%26meta%3D%26btnG%3DBuscar%2Bcon%2BGoogle&frm=0&cc=100&ga_vid=144158955872956500.1210871595&ga_sid=1210871595&ga_hid=191635295&flash=9.0.45&u_h=768&u_w=1024&u_ah=738&u_aw=1024&u_cd=32&u_tz=-180&u_his=3&u_java=true&u_nplug=24&u_nmime=104" marginwidth="0" marginheight="0" vspace="0" hspace="0" allowtransparency="true" frameborder="0" height="15" scrolling="no" width="728"></iframe></dt> </center></div></dl> <hr style="color:#000080;"> <p align="center"><span style="font-size:6;"><b>Aurelia Vélez</b></span></p> <div align="center"><center> <table border="0"> <tbody><tr> <td width="80%"><span style="font-size:100%;">Fue una gran dama argentina, de gran inteligencia y muy relacionada. Amiga y amante de Domingo Faustino Sarmiento, con quien lo unió un sentimiento que, al no poder ser concretado, cristianizó un lazo espiritual que duró hasta la muerte. Era hija del jurista Dalmacio Vélez Sársfield, autor del Código Civil, y de Manuela Velázques Piñero, con la que aquél casó en segundas nupcias. Aurelia nació en Buenos Aires el 8 de junio de 1836, después de su hermano Constancio y antes de Rosario. A la excelente educación que recibió la niña contribuyó el padre con sus enseñanzas, surgidas de la decisión de asociarla a sus trabajos en calidad de secretaria. A los diecisiete años se fue de la casa y se casó con su primo hermano, el doctor Pedro Ortiz Vélez, hijo del secretario de Facundo Quiroga. Por motivos que han permanecido en el misterio, el matrimonio se deshizo a los pocos meses, regresando Aurelia junto al padre. La desunión de Sarmiento y su esposa Benita Martínez Pastoriza se concretó cuando esta sorprendió la correspondencia que estos mantenían. A partir de entonces el lazo de Aurelia con aquél se acentuó hasta llegar a convertirse en indispensable complemento espiritual. Contribuyó a ello la cultura de Aurelia, así como su capacidad para interesarse en la política, la literatura y el arte. Estimulada por Sarmiento, escribió páginas interesantes y aconsejó sobre asuntos delicados. Fue quien preparó la candidatura de Sarmiento (que estaba en EEUU) para la presidencia de la República, movió los hilos de la intriga política y lo tuvo informado durante su ausencia. También preparó la recepción al candidato triunfante y fue su amiga más fiel.</span></td> <td><p align="center"><img src="http://www.saber.golwen.com.ar/aurelia.jpg" height="437" width="229" /></p> </td> </tr> </tbody></table> </center></div> <p><span style="font-size:100%;">Realizó un largo viaje por Europa, Egipto y Palestina. Sus notas gustaron tanto a Sarmiento que las publicó en <i>El Censor</i>. Sarmiento en sus últimos días se radico en Paraguay, Aurelia fue a visitarlo, pero el murio antes de que llegara su fiel compañera. Aurelia vivió hasta el 6 de diciembre de 1924.</span></p> <p><span style="font-size:100%;">"Diccionario Biográfico de Mujeres Argentina", de Lily Sosa de Newton. Plus Ultra.</span></p> <hr color="#000080"> <p><a href="http://www.saber.golwen.com.ar/biografi.htm">Volver a Biografias</a></p> <p><a href="http://www.saber.golwen.com.ar/"><span style="font-size:100%;">Volver a la Pagina Principal</span></a></p> <p> </p> <script type="text/javascript"><!-- google_ad_client = "pub-9704097072002380"; google_ad_width = 728; google_ad_height = 90; google_ad_format = "728x90_as"; google_ad_type = "text_image"; google_ad_channel =""; google_color_border = "336699"; google_color_bg = "FFFFFF"; google_color_link = "0000FF"; google_color_url = "008000"; google_color_text = "000000"; //--></script> <script type="text/javascript" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js"> </script><iframe name="google_ads_frame" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/ads?client=ca-pub-9704097072002380&dt=1210871594812&lmt=1178286074&prev_fmts=728x15_0ads_al_s&format=728x90_as&output=html&correlator=1210871594781&url=http%3A%2F%2Fwww.saber.golwen.com.ar%2Faurelia.htm&color_bg=FFFFFF&color_text=000000&color_link=0000FF&color_url=008000&color_border=336699&ad_type=text_image&ref=http%3A%2F%2Fwww.google.com.ar%2Fsearch%3Fclient%3Dfirefox-a%26rls%3Dorg.mozilla%253Aes-ES%253Aofficial%26channel%3Ds%26hl%3Des%26q%3Daurelia%2Bvelez%2B%26meta%3D%26btnG%3DBuscar%2Bcon%2BGoogle&frm=0&cc=67&ga_vid=144158955872956500.1210871595&ga_sid=1210871595&ga_hid=191635295&flash=9.0.45&u_h=768&u_w=1024&u_ah=738&u_aw=1024&u_cd=32&u_tz=-180&u_his=3&u_java=true&u_nplug=24&u_nmime=104" marginwidth="0" marginheight="0" vspace="0" hspace="0" allowtransparency="true" frameborder="0" height="90" scrolling="no" width="728"></iframe> <p> </p>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-36493442705811014742008-05-09T21:09:00.000-07:002008-05-09T21:10:49.183-07:00EL CAUDILLO LOPEZ/ART- FOLKLORE E HISTORIA<h1 align="center"><a name="fogones"><span lang="es">Folklore e Historia</span></a></h1> <blockquote> <blockquote> <p align="center"><a href="http://www.folkloredelnorte.com.ar/cosgau.htm"><span style=";font-family:Arial;font-size:100%;" >Volver</span></a></p> <p><span style=";font-family:Arial;font-size:100%;" ><span lang="es">Eliseo Soria Quiroga, con su libro <b>El espíritu de la Nacionalidad</b> (el Folklore en la Historia) nos inspiró para crear esta sección, en la cual pondremos algunos datos que consideremos curiosos, entretenidos o significativos que hicieron al Folklore; esperamos que lo disfruten.</span></span></p> <p><span style=";font-family:Arial;font-size:100%;" ><span lang="es"><b>Estanislao López, el caudillo conocedor:</b> aparte de ser un experto en las guerras de guerrillas, tal nos cuenta Eliseo Soria Quiroga, López supo utilizar sus gauchos y los terrenos para enfrentar al enemigo. Cuando la suerte lo pone a enfrentar al Grl Juan Lavalle, López lo hostiga tanto y de tal manera, que los soldados unitarios no sabían a quien combatir. Y era tal la velocidad y astucia de los criollos del caudillo que si algún caballo o soldado de Lavalle se desviaba, ahí nomás caía en las garras de los hombres de López.<br />Después de haber fatigado al ejército de Lavalle, López consiguió atraerlo a un campo cubierto de verdes pastizales (muy tentador para la caballada), allí lo dejó descansar toda una noche, para que los equinos invasores, exhaustos, pudieran saciar su hambruna. Ese campo tenía romerillo (un pasto venenoso que los potros baquianos no comen) y esto le costó 600 animales. De esta forma el caudillo conocedor extenuó en grado máximo a Lavalle hasta hacerlo abandonar la provincia de Santa Fe: bastión de López</span>.</span></p> <p><span lang="es"><span style="font-family:Arial;"><b>Cualidades de jinete del gaucho:</b> en su libro "El caballo criollo en la Historia Argentina", Gabriel Taboada nos reproduce un texto de Charles Darwin (1809-1882) de cuando pasó por nuestras pampas: "No les entra en la cabeza la idea de que se pueda ser derribado por un caballo. Un buen jinete es, en su criterio, quien puede manejar un potro indómito, o quien, de caérsele el caballo puede quedar en pie, o es capaz de realizar hazañas semejantes. He oído a un hombre apostar que derribaría a su caballo veinte veces y que él no se caería ni una sola. Recuerdo de un gaucho que montaba un caballo muy rebelde que tres veces seguidas se encabritó y que cayó de espaldas con gran violencia. El hombre, con desusada sangre fría, juzgaba el momento propicio en que era menester tirarse al suelo, antes o después de encabritarse; y apenas el caballo estaba en pie, saltaba el hombre a sus lomos, hasta que por fin partieron al galope".</span></span></p> <p><span lang="es"><span style="font-family:Arial;"><b>La muerte del "Supremo Entrerriano":</b> es sabido que si hubo un gaucho bien gaucho ese fue el Brigadier General Juan Manuel de Rosas. El Restaurador enseñaba que los caballo debían galopar aún boleados (entiéndase esto por el caballo que galopa con las <a href="http://www.folkloredelnorte.com.ar/boleadora.htm"><u>boleadoras</u></a> enredadas en las patas), esto lo aprendió de sus indios soldados, quienes eran expertos en esos menesteres. Esta premisa no la aprendió la Delfina, la lusitana mujer de Francisco Ramírez, el "supremo Entrerriano". Nos cuenta Soria Quiroga que corría el año 1821 y Ramírez tenía el lema: "Por mi patria y por mi dama", el 10 de junio de ese año, Estanislao López y el Gobernador de Córdoba: Bedoya, lo alcanzan en Río Seco merced a un golpe de boleadoras en las patas del caballo de la bella portuguesa, haciéndola prisionera. En <b>El espíritu de la Nacionalidad</b> se transcribe el texto de José Antonio Saldías en el cual narra que al ver a su dama en aprietos, Ramírez, enristra su lanza y a toda carrera en su caballo los enfrenta, Gastellú le mata el caballo y el Grl cae parado haciendo retroceder a los soldados santafecinos. Ante tal espectáculo Gastellú le dispara y da en pleno pecho, el Supremo Entrerriano llega aún a lanzar algunos lanzazos, por lo cual los enemigos no se le acercan, temerosos, hasta que cae. La Delfina se abalanza sobre él y acunándolo en su regazo lo cuida como a un niño. Luego frente a los ojos de su dama, es decapitado. Murió fiel a su lema. Lástima que el caballo de su enamorada no sabía galopar boleado.</span></span></p> <p><span style="font-family:Arial;"><span lang="es"><b>El mejor jinete de América:</b> Nos cuenta Sarmiento que después de Oncativo, Rosas, Facundo Quiroga y Estanislao López se reunieron en Pavón para programar sus campañas. Sus juegos eran montar a caballo y salir por los campos, se boleaban los caballos, apuntaban a las vizcacheras (campos agujereados por este roedor, muy peligrosos para hacer galopar los fletes) y hacían rodar sus cabalgaduras, corrían carreras, se pechaban y volteaban. En una de esas correrías Rosas enlazó del cuello a López y lo arrastró unos metros desde su caballo. Dice Sarmiento: "¿Cuál es el más grande hombre? El más jinete, Rosas, el que triunfa al fin". Una mañana va a invitar a López a la correría: - No, compañero - le contesta éste: si de echo es usted muy bárbaro -. Rosas los castigaba todos los días, los dejaba llenos de cardenales y contusiones. Y continúa "Rosas es el mejor jinete de América, aunque Quiroga el más valiente de los caudillos por sus proezas varoniles, por lo que aquel siempre le tuvo su justo temor".</span></span></p> </blockquote> </blockquote> <p align="center"><a href="http://www.folkloredelnorte.com.ar/cosgau.htm"><span style=";font-family:Arial;font-size:100%;" >Volver</span></a></p> <script><!-- function SiteStats_1892(){ var t=new Date(); var u='http://www.folkloredelnorte.com.ar/cgi-bin/sitestats.gif?p='+escape(location.href)+';r='+escape(document.referrer)+';t='+t.getTime(); var I=new Image(1,1); I.src=u; } SiteStats_1892(); //--></script><noscript><img src="http://www.folkloredelnorte.com.ar/cgi-bin/sitestats.gif?p=" r="http%3A%2F%2Fwww.google.com.ar%2Fsearch%3Fq%3DEL%2BCAUDILLO%2BLOPEZ%26hl%3Des%26client%3Dfirefox-a%26channel%3Ds%26rls%3Dorg.mozilla%3Aes-ES%3Aofficial%26hs%3DflL%26start%3D10%26sa%3DN;t=" width="1" height="1" /></noscript>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-46148300586536987452008-05-09T21:04:00.001-07:002008-05-09T21:06:14.182-07:00FACUNDO QUIROGA /BIOGRAFIA<span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> </span><center> <div align="center"> <table id="table5" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td width="60"> <p align="center"><a href="http://www.elortiba.org/"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/logo_ortiba.jpg" border="0" height="60" vspace="2" width="60" /></a></p></td> <td width="375"> <p align="center"> <span style="font-size:85%;"> <span class="textdef17px"><span class="textdef17px" style="font-size:85%;"> <object classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11CF-96B8-444553540000" id="obj12" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" border="0" height="50" width="300"> <param name="movie" value="swf/300x50.swf"> <param name="quality" value="High"> <embed src="http://www.elortiba.org/swf/300x50.swf" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" type="application/x-shockwave-flash" name="obj12" quality="High" height="50" width="300"></embed></object> </span></span> </span> </p><br /></td> <td width="527"> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"><a href="http://www.lsf.com.ar/default.aspx?vienede=elortiba"><img src="http://www.elortiba.org/banners/lsf_regalo.gif" border="0" height="60" width="468" /></a></span></p></td> </tr> </tbody></table> </div> <hr style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <center><div align="right"> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;color:#666666;"><img src="http://www.elortiba.org/imprimir.gif" height="10" width="10" /> </span><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;color:#003366;"> <a href="javascript:print()"> <span style="color:#666666;">Imprimir este documento</span></a></span><span style="font-family:Verdana;"> </span> <center><span style="font-family:Verdana;"><img src="http://www.elortiba.org/titulos/quiroga.jpg" border="0" height="46" width="234" /></span><b><span style="font-family:Verdana;font-size:130%;color:#cc3300;"><br /></span></b><span style="font-family:Verdana;"><span style="font-size:78%;">NOTAS EN ESTA SECCION<br /></span><span style="font-size:85%;"><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Biograf%C3%ADa_">Biografía</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Juan_Facundo_Quiroga">Juan Facundo Quiroga</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Carta_de_QUIROGA_a_ROSAS_">Cartas de Facundo Quiroga a Rosas</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Barranca_Yaco_">Barranca Yaco</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Facundo,_Civilizaci%C3%B3n_y_Barbarie:_Panfleto_%C3%89pico_">Facundo, Civilización y Barbarie: Panfleto Épico</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#SARMIENTO:_LA_NOVELA_DEL_PR%C3%93CER_DE_CART%C3%93N_">Sarmiento: La novela del prócer de cartón</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Gloria_y_loor_al_gran_cipayo_argentino">Gloria y loor al gran cipayo argentino</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Don_Juan_Facundo_Quiroga_-_Romance_hist%C3%B3rico_">Don Juan Facundo Quiroga - Romance histórico</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Facundo_y_el_Moro__">Facundo y "El Moro</a>"<br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#DEVELAN_UN_MISTERIO_QUE_DATA_DE_1834__">Hallaron los restos del caudillo Facundo Quiroga (2004)</a><br /></span><span style="font-size:78%;"><br />ENLACES RELACIONADOS<br /></span><span style="font-size:85%;"> <a href="http://www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/documento_detalle.asp?id=MC0008962"> Domingo F. Sarmiento: Facsímil de Facundo (pdf 30 Mb)</a></span><br /><span style="font-size:78%;"><br />LECTURAS RECOMENDADAS<br /></span> <span style="font-size:85%;"><a href="http://www.elortiba.org/zip/facundo.zip">Domingo F. Sarmiento: Facundo (versión estándar en pdf zip 638K)</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/zip/oncativo.zip">Benjamín Mansilla: La batalla de Oncativo (doc zip 40K)</a></span></span> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo4.jpg" align="left" height="393" hspace="20" vspace="5" width="353" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Biografía_">Biografía</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br /><b>Artículo en Historia del País:<br /></b><br /></span><a target="_blank" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Facundo_Quiroga"><img src="http://www.elortiba.org/banners/wikilink2.jpg" align="right" border="0" height="72" hspace="15" vspace="5" width="80" /></a><span style="font-size:85%;">Juan Facundo Quiroga nació en 1778, en San Antonio, departamento de Los Llanos, en la provincia de La Rioja. A los 16 años comenzó a conducir las arrias de su padre, el estanciero José Prudencio Ouiroga. Tras un breve paso como voluntario por el Regimiento de granaderos a caballo, en Buenos Aires, regresó en 1816 a La Rioja, donde colaboró activamente con el ejército del norte que luchaba contra los realistas, proveyéndolo de ganado y tropas. En 1818 recibió de Pueyrredón el título de "benemérito de la Patria" y a fines de ese año intervino destacadamente para sofocar un motín de prisioneros españoles en San Luis.<br /><br />A partir de 1820, con el cargo de jefe de las milicias de Los llanos, se inició en La Rioja la preponderancia de Quiroga. Convertido en árbitro de la situación riojana, contribuyó a colocar en el gobierno provincial a Nicolás Dávila, quien en ausencia de Quiroga intentó apoderarse de la artillería y el parque de Los Llanos. El caudiillo derrotó al Gobernador en el combate de El Puesto y aunque asumió la gobernación sólo por tres meses - 28 de marzo al 28 de Junio de 1823 - continuó siendo, en los hechos, la suprema autoridad riojana.<br /><br />Quiroga brindó su apoyo entusiasta al Congreso de 1824 reunido en Buenos Aires, pero pronto se produjo su ruptura con los unitarios porteños. En esos momentos, el gobierno de La Rioja se asoció con un grupo de capitalistas nacionales encabezados por Braulio Costa, a quien se otorgó la concesión para explotar las minas de plata del cerro de Famatina. Facundo, como comandante del Departamento, fue también accionista de la compañía y, por el convenio, quedó encargado de asegurar la explotación, con cuyo producto se acuñaría moneda a través del Banco de Rescate y la Casa de Moneda de La Rioja. Sin embargo, la designación de Rivadavia como Presidente de la República, en 1826, alteró estos planes. El Presidente, que durante su permanencia en Inglaterra había promovido la formación de una compañía minera, nacionalizó la riqueza del subsuelo y también la moneda, prohibiendo la acuñación a toda institución que no fuera el Banco Nacional, por él creado. La reacción de Quiroga fue inmediata. Junto a los otros gobernadores que resistían la política centralista de Rivadavia que culminó con la sanción de la Constitución unitaria, se levantó en armas contra el presidente, enarbolando su famoso lema de Religión o Muerte. Su lucha contra los unitarios había comenzado, en realidad, en 1825, cuando Quiroga derrotó a La Madrid - usurpador del gobierno de Tucumán - en El Tala y Rincón de Valladares.</span></span></p> <table id="table7" align="right" background="bgdiag.gif" border="1" border cellpadding="10" cellspacing="0" width="100" style="color:#c0c0c0;"> <tbody><tr> <td> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;"> <iframe src="http://www.castpost.com/Lib/playm1.php?filename=Borges_Quiroga.mp3&url=http://elortiba2006.castpost.com/" frameborder="0" height="40" scrolling="no" width="250"></iframe><br /><span style="font-size:85%;">Jorge Luis Borges: El general Quiroga va en coche al muere</span></span></p></td> </tr> </tbody></table> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">Caído Rivadavia, Quiroga apoyó la efímera gestión de Dorrego, cuyo fusilamiento volvió a encender la chispa de la guerra civil. Facundo se convirtió entonces en figura descollante del movimiento federal y, en el interior, enfrentó a las fuerzas unitarias del General Paz. El Tigre de Los Llanos, como lo llamaban amigos y adversarios, cayó derrotado en La Tablada y en Oncativo. En Buenos Aires, con la ayuda de Rosas, formó una nueva fuerza, llamada División de Los Andes, Al frente de ella ocupó San Luis y Mendoza, en Córdoba persiguió a La Madrid - el jefe de las fuerzas unitarias después de la captura de Paz - y, ya en tierra tucumana, lo derrotó completamente en La Ciudadela. En esos momentos su poder y su prestigio alcanzaban el punto más alto. Después de participar en la etapa preparatoria de la campana del desierto realizada por Rosas, permaneció con su familia en Buenos Aires durante un tiempo. En 1834, a pedido de Maza, gobernador de Buenos Aires, y del propio Rosas, medió en un conflicto entre Salta y Tucumán. En Santiago del Estero se enteró del asesinato de De La Torre, gobernador salteño. Cumplida su misión en el norte, Quiroga emprendió el regreso hacia Buenos Aires, desoyendo las advertencias sobre la posibilidad de que se lo intentara asesinar y rechazando el ofrecimiento de protección que le hizo Ibarra, el gobernador santiagueño. Su coraje lo condujo, una vez más, a enfrentarse con la muerte. Pero en esta oportunidad, el Tigre perdió la partida: en Barranca Yaco fue ultimado por un grupo de asesinos enviados por los hermanos Reynafé, a la sazón dueños del gobierno de Córdoba.<br /><br />Fuente: www.historiadelpais.com.ar</span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;"><span style="font-size:85%;"><b><br /></b></span> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="font-size:85%;"><b>Artículo en Wikipedia, enciclopedia libre:<br /><br /></b>Juan Facundo Quiroga, (San Antonio, provincia de La Rioja, 1788 - Barranca Yaco, provincia de Córdoba, 16 de febrero de 1835), político y caudillo militar argentino, partidario de un gobierno federal durante las guerras instestinas en su país, posteriores a la declaración de la independencia.</span></span></p> <table id="table3" align="right" border="0" cellpadding="10" cellspacing="0" width="100"> <tbody><tr> <td> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/oncativo.jpg" style="border: 3px double rgb(153, 153, 153);" border="0" height="300" width="502" /><br /></span><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">Miguel Del Boca: "Paz, me has vencido" [batalla de Oncativo]</span></p></td> </tr> </tbody></table> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">Hijo de un hacendado de la norteña provincia de La Rioja, jefe de las milicias de la comarca, Facundo Quiroga heredó el título militar de su padre y participó en las luchas por la independencia.<br /><br />Establecido el gobierno criollo, aumentó su fortuna mediante la concesión, obtenida del gobierno local, para explotar las minas de cobre y plata de la región y acuñar moneda. Cuando el ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires, Bernardino Rivadavia, licita esas minas a inversores británicos, sobre las cuales no tenían derechos, más la leva forzada realizada por el general Gregorio Aráoz de Lamadrid en Tucumán y Catamarca para la Guerra del Brasil, y el tratado realizado por el gobierno de Buenos Aires (como Representante de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina) con Gran Bretaña por el cual se establece la libertad religiosa, lo deciden a tomar partido en la lucha entre unitarios (partidarios de un gobierno liberal fuerte establecido en Buenos Aires) y federales. Bajo la bandera de Religión o Muerte cae sobre la provincia de Tucumán, derrota al ejército unitario y toma la provincia de San Juan.<br /><br />En 1829, tras la toma de la provincia de Córdoba por parte del general unitario José María Paz, Quiroga invade esa provincia pero es vencido en la batalla de La Tablada. Refugiado en Buenos Aires, encabeza un ejército que intenta nuevamente derrocar al general Paz, pero es vencido en la Batalla de Oncativo. Sin embargo, Quiroga realiza un nuevo intento, en 1831, esta vez evitando la provincia de Córdoba. Invade las provincias de San Luis y Mendoza a través de territorio indígena, y esta vez tiene éxito. Desde allí, Quiroga avanza hacia el norte hasta que vence a los últimos reductos del ejército unitario, liderados por Lamadrid, en la batalla de La Ciudadela, en la provincia de Tucumán.<br /><br />Quiroga juega un papel relevante en Buenos Aires en los años siguientes. Allí se debate si el país debe darse o no una Constitución federal. Quiroga es partidario de una rápida organización nacional, pero otros caudillos, entre ellos Rosas, no están de acuerdo, sostienen que aún debe esperarse a que maduren las condiciones.<br /><br />Enviado al norte para mediar en un conflicto entre las provincias de Salta y Tucumán, es emboscado en los breñales de Barranca Yaco y asesinado de un balazo en un ojo. Su cuerpo es luego tajeado y lanceado. Aunque capturó y ajustició a los asesinos, encabezados por Santos Pérez (un oficial de las milicias de Córdoba, los salvajes unitarios intentaron convencer de que Rosas, el poderoso caudillo bonaerense, estuvo tras el homicidio. No obstante, no hubo pruebas de ello y el enigma quedó insoluble.<br /><br />Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Facundo_Quiroga</span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;"><b><span style="font-size:85%;"><br /><img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo007.jpg" align="left" border="0" height="336" hspace="15" vspace="5" width="324" />Artículo en Todo Argentina:<br /><br /></span></b> <span style="font-size:85%;">Nació en La Rioja y murió en Barranca Yaco asesinado, el 16 de febrero de 1835.<br />Acusado de bárbaro por Sarmiento, conocido por el nombre de "Tigre de los Llanos", Quiroga jugó un papel prominente en la vida política de la Argentina (1818-1835).<br />Combatió contra la constitución centralista de Rivadavia, pero fue derrotado por los efectivos de éste, bajo el mando de Lamadrid. Sin embargo, por el año 1828, Quiroga controlaba las provincias norteñas desde Catamarca hasta Mendoza.<br />Se unió con otros caudillos bajo la firme determinación de establecer el federalismo, especialmente después de la ejecución de Manuel Dorrego (diciembre de 1828), de destruir las fuerzas unitarias comandadas por Lavalle, ahora gobernador de Buenos Aires.<br />Quiroga sufrió la derrota de manos del general unitario Paz, en La Tablada, el 23 de junio de 1829, y en Oncativo, el 25 de febrero de 1830.<br />Impedido transitoriamente de regresar, Quiroga vio el modo de pasar furtivamente a Cuyo en 1831 dirigiéndose rápidamente a Tucumán para hacer frente a las fuerzas unitarias que se hallaban bajo el mando de Lamadrid, desde que el general Paz inesperadamente había sido hecho prisionero en El Tío.<br /><br />La batalla librada en La Ciudadela (famosa fortaleza de Tucumán) el 4 de noviembre de 1831, concluyó con la victoria de Quiroga y puso término a la guerra civil, pues Rosas había vencido simultáneamente a Lavalle en Buenos Aires.<br />Al trasladarse a Buenos Aires, Quiroga dedicó el resto de su vida a intentos (solo o con otros federales) de convocar un congreso constituyente para formar la estructura orgánica de una república federal.<br />Rosas se opuso enérgicamente a tal designio, arguyendo que una organización formal de esa naturaleza era prematura e insensata hasta tanto las provincias no hubieran creado sus estructuras políticas individuales y una saludable vida institucional, citando el ejemplo de los Estados Unidos, que no admitía que un territorio tomase plena participación en la vida política nacional hasta haber formado su propio gobierno. Las discusiones se interrumpieron en 1834 mientras Quiroga era enviado en una misión pacificadora en la esperanza de que el poder y prestigio de que gozaba en el norte le permitirían impedir la guerra civil que se cernía amenazante entre los gobernadores de Tucumán (Felipe Heredia) y Salta (Pablo Latorre).<br />Cumplida su misión con éxito y regresando a Buenos Aires, desdeñó obstinadamente las advertencias sobre conspiración en Córdoba, fue sorprendido y asesinado por efectivos al mando de Santos Pérez en Barranca Yaco, el 16 de febrero de 1835.<br />La azorada opinión pública dividió las inculpaciones del crimen entre Rosas, López y los hermanos Reinafé, pero José Vicente Reinafé, gobernador de Córdoba, su hermano, Santos Pérez y otros fueron convictos de la conspiración y ejecutados (1836).<br />La muerte de Quiroga dejó a Rosas como única autoridad subsistente.<br /><br />Fuente: www.todo-argentina.net</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Juan_Facundo_Quiroga">Juan Facundo Quiroga</a></b></span><span style="font-size:85%;"><br /><br />Fue grande. Estaba hecho de la sustancia de los grandes conductores, con su intuición incomparable, el conocimiento de sus paisanos que le había dado un intenso comercio con los hombres, su valentía y ese magnetismo que le infundía calidades de jefe nato.<br /><br />Juan Facundo Quiroga pudo ser la gran figura de la organización nacional. Lo traicionó su salud, lo domesticó Rosas, y Buenos Aires gastó su impulso vital.<br /><br />EL Tigre de los Llanos fue un hombre excepcional. Descubrir esta condición fue el gran mérito de Sarmiento. El sanjuanino plagó su "Facundo" de errores, infundidos y mentiras pero acertó en lo sustancial al revelar la naturaleza impar del personaje y lo demoníaco e infernal de su índole secreta. Lo demoníaco en los imprevistos, que es una de sus singularidades mágicas: aparecer a diez cuadras del campamento de Lamadrid cuando todos lo hacen a cien leguas, o caer de improvista en la fiesta donde los unitarios de La Rioja celebran su derrota de La Tablada.<br /><br />Facundo nació en 1788 en San Antonio, un caserío situado al pie de la sierra de los Lanos de La Rioja (esa región no es una llanura, sino una comarca, el nombre le viene de la Sierra de los Llanos que domina la zona, cuya toponimia deriva de una vieja familia pobladora).<br /><br />Su padre era un importante hacendado de la región: durante varios años fue capitán de las milicias de la comarca y su hijo empezó su carrera militar heredando el cargo. Esto ocurrió en 1816 cuando Facundo tenía 28 años. Hasta entonces había sido un mozo andariego y jugador. También estuvo en Buenos Aires, según parece como enganchado del Regimiento de Granaderos a Caballo, siempre guardó una particular consideración por San Martín.<br /><br />Pero hacia 1817 terminan las andanzas juveniles de Quiroga, ahora es capitán de las milicias de los Llanos, contrae matrimonio y se dedica a las tares rurales.<br /><br />Su personalidad, sus aventuras juveniles y su cargo lo han convertido en un hombre importante dentro de la política provincial.<br /><br />Las facciones oligárquicas que pugnan por el poder en La Rioja la halagan y lo llaman para contar con el apoyo del cuerpo de "llanistas" que comanda. Así contribuye a deponer el gobernador Ocampo y a instalar a Dávila, al que derrocará dos años después en 1823. Para esa época había reforzado sus milicias con una parte del batallón de Cazadores de los Andes, que venían desde San Juan sublevado y al que Quiroga derrotó quedándose con parte del contingente. Para esa época, también había ayudado a sofocar la sublevación de los españoles prisioneros en San Luis.<br /><br />Su fama se extendía por Cuyo y el Noroeste como el hombre fuerte de La Rioja.<br /><br />Dueño virtual de la situación provincial, Quiroga declina la gobernación y se dedica a enriquecerse. Aumenta el giro de sus negocios, funda una empresa local para la explotación de las minas del Famatina y acuñación de monedas y obtiene de la Legislatura catamarqueña la concesión de los yacimientos mineros de esa provincia.<br /><br />Las cosas que están pasando en el país lo obligan a asomarse al escenario nacional.<br /><br />Los desaciertos de los unitarios, empeñados en organizar el país en un sistema de centralismo y la torpe política de Rivadavia le hacen comprender que los hombres como él deben defenderse para no ser barridos. Le informan que Rivadavia ha concedido la explotación del Famatina a una compañía inglesa que él mismo ha promovido; con el pretexto de la guerra con Brasil, Lamadrid, que fue enviado por el Congreso a Tucumán para enganchar soldados, ha derrocado al gobernador federal y se prepara a liquidar todas las situaciones provinciales que pueden resistir el plan unitario. El cordobés Bustos, el santiagueño Ibarra y el riojano Quiroga serán los primeros destinatario del golpe, todos lo saben pero el Congreso aparenta ignorarlo.<br /><br />Quiroga intuye que los pueblos desprecian ese régimen que ataca la religión tradicional, roba fuentes de trabajo al interior, agrede las autonomías conquistadas el año 20 y estafa los anhelos de Constitución. Se lanza sobre Tucumán. En la primera campaña fuera de su provincia que afirmará el naciente mito de Facundo. En pocas semanas deshace al gobernador de Catamarca (aliado deLamadrid), y derrota al jefe unitario en el Tala. Luego ocupa Tucumán por uno o dos meses para retornar hacia Cuyo.<br /><br />Basta su aproximación a San Juan para que caiga el gobierno unitario local: basta los mendocinos sepan que Quiroga está en la provincia vecina para que su gobierno se pronuncie contra su Constitución unitaria que acaba de sancionar el Congreso. En cuatro meses, Quiroga a sublevado todo Cuyo y el Noroeste contra Rivadavia, tal como Ramírez seis años antes, todo el litoral contra el Directorio.<br /><br />Pero Lamadrid ha vuelto a hacerse fuerte en Tucumán: se prepara a atacar Santiago, contando con la ayuda de unos mercenarios colombianos. Quiroga descansa en San Antonio y luego se abalanza sobre Lamadrid. En julio de 1827, con la batalla del Rincón, el régimen presidencialista desaparece: Rivadavia renuncia, el congreso se disuelve, la provincia de Buenos Aires recupera su autonomía. Con una bandera negra que dice "Religión o Muerte", el riojano ha destruido el plan unitario. Se ha convertido en el jefe virtual del partido federal y su influencia es decisiva en una liga de once provincias creada para integrar un nuevo Congreso que constituya el país bajo el sistema federal.<br /><br />Pero un año después el país se ve de nuevo convulsionado. Los unitarios inducen a Lavalle a tomar el poder por asalto. El fusilamiento del gobernador de Buenos Aires indigna a la nación y enajena todo apoyo popular al golpe: pero los unitarios cuentan con un hombre inteligente y resuelto, el General José María Paz. El manco marcha al interior para reducir a las provincias mientras Lavalle, en Buenos Aires, se va enredando en las intrigas de Rosas.<br /><br />En el invierno de 1829 avanza Quiroga desde La Rioja para enfrentar a Paz, otra vez la parte más pesada en la lucha contra los unitarios. Hábilmente elude Quiroga el ejército enemigo, lo deja atrás y ocupa Córdoba sin disparar un tiro, mediante un convenio con defensores. Luego espera al manco en las afueras, conforme al compromiso contraído con la guarnición rendida. En La Tablada se traba la lucha tremenda y agotadora, dura tres días, participa en ella: el Chacho, enlazando los cañones enemigos. Es el primer desastre. Quiroga retorna a su provincia. Cuando llega a La Rioja se entera que los unitarios festejan su derrota. Su rabia se desata: hace fusilar a diez caracterizados vecinos. Luego organiza un nuevo ejército. Mientras tanto Lavalle termina por exiliarse vencido por las intrigas en que durante un año lo envolvió Rosas. (mapa nº9).<br /><br />Ahora es el Restaurador de las Leyes quien domina la primera provincia del país…y su pingüe aduana. Por su parte, Estanislao López entra en tratativas con Paz un agravio que facundo no olvidará. Se instala en San Juan, enfermo, lo acompaña su familia, y desde allí dirige la reconstitución de su ejército. Todos los medios son buenos para reconstituir el mismo: contribuciones forzosas, amenazas. Baja luego a Mendoza para concentrar sus efectivos y seis mese después de La Tablada está en condiciones de volver a dar batalla al jefe unitario. A fines de febrero las tropas de Quiroga están de nuevo a pocas leguas de Córdoba, en Oncativo esperando el resultado de una comisión mediadora. Súbitamente el campamento es atacado por Lamadrid, segundo de Paz, que ardía en deseos de venganza. Cada cual escapa por donde puede. Facundo toma el camino de Buenos Aires: Paz le había infligido una nueva derrota. Ahora, todo el interior queda a merced de los jefes unitarios.<br /><br />Cuando llega a Buenos Aires, Rosas le recibe triunfalmente, y comienza un asedio que termina por rendir al riojano ante su astucia. Durante el año 30, vive Facundo en Buenos Aires, preocupado por su mujer y sus hijos, que debieron pasa a Chile ante la aproximación de los unitarios, y furioso por el saqueo que Lamadrid hace en San Antonio, y por las vejaciones que tiene que sufrir su madre. Durante su estancia su aspecto personal se modifica. Se afeita la barba, usa trajes cortados por los mejores sastres y alterna con la sociedad porteña sin problemas. Su figura es habitual en el juego donde pierde cantidades de onzas de oro. Hace la vida sosegada y divertida de un hacendado rico en la ciudad pero anhela enfrentar de nuevo a Paz.<br /><br />Sin embargo no tiene ejército, sus recursos se están agotando, su salud no es buena; entre tanto Paz, sigue ocupando provincias y persiguiendo a los amigos de Quiroga.<img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo_rom.jpg" align="right" border="0" height="250" hspace="15" vspace="5" width="262" /><br /><br />El riojano decide salir, en la que va a ser su más increíble campaña. En enero de 1831 los gobernadores de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos firman el "Pacto Federal": que expresa el propósito de constituir la nación bajo el sistema que desean los pueblos, para ello la única fuerza adversa que había que desaparecer era Paz. Ésta será la misión de Quiroga…<br /><br />Rosas y López arman lentamente sus tropas y avanzan sobre Córdoba. Facundo en Buenos Aires recluta un centenar de voluntarios y unos doscientos forajidos extraídos de las cárceles y comisarías de campaña que formarán: La División Auxiliar de los Andes.<br /><br />Un mes después de firmado el Pacto Federal, sale Quiroga de pergamino, llega a Río Cuarto y toma el pueblo; luego derrota a Pringles en Río Quinto y ocupa San Luis. En Rodeo del Chacón lo enfrenta uno de los mejores lugartenientes de Paz: Quiroga debe dirigir la batalla desde una carreta, torturado por el reuma. Triunfa: Mendoza es suya. Refuerza sus huestes con hombres, con dinero y animales. Luego sube a San Juan y se reúne con su familia, que retornan de Chile, después baja a Mendoza nuevamente, y allí se entera que han asesinado a Villafañe, su viejo camarada, el hombre que le guarda las espaldas en La Rioja. Se enloquece Quiroga. Y pagan por este asesinato los prisioneros del Chacón; los veintisiete oficiales unitarios que son fusilados sin saber por qué.<br /><br />El remordimiento por este hecho, estará en el ánimo de Facundo hasta su muerte.<br /><br />Llega a Mendoza la noticia increíble: Paz ha caído prisionero de López. Tendrá que ser con Lamadrid el encuentro. Quiroga avanza hacia Tucumán, donde Lamadrid lo espera con el resto de las fuerzas de Paz. Los dos ejércitos se avistan en la ciudadela; en noviembre de 1831, dos horas dura la lucha; finalmente el ejército unitario abandona las líneas y sus jefes huyen hacia las fronteras de Bolivia. La guerra civil que comenzó tres años antes, con el fusilamiento de Dorrego, ha quedado cerrada.<br /><br />Si bien Facundo reconquisto su influencia en el panorama nacional, no está contento; la suerte le permitió a López quedarse con Córdoba, cuando en justicia la provincia debería haber ingresado al sistema de las adictas a Quiroga. Pronto gobernarán allí los Reynafé, clan arribista protegido por el santafesino y los amigos de Quiroga serán sordamente hostilizados. Además Facundo se enteró que López se quedó con su caballo (por el que sentía una increíble debilidad) al apropiarse del botín del ejército vencido.<br /><br />Y para completar el amigo Rosas anda chicaneando la reunión del Congreso previsto por el Pacto Federal y demorando la organización del País.<br /><br />Después de cerrar este ciclo de la lucha civil, retorna a su provincia desde Tucumán, y luego a San Juan. Allí lo reclama otra empresa: la expedición contra los indios del sur, que aprovechando las continuas luchas civiles de los cristianos están creciendo en osadía. Pero no podrá dirigirla aunque figure como su director: el reuma lo tiene a mal traer. Será Rosas quien emprenda la conquista del Desierto. (mapa nº10).<br /><br />Casi todo el año 33 vive Quiroga en San Juan o Mendoza, en alternativas penosas de salud manteniendo correspondencia con sus amigos de todo el país y ayudando al éxito de la expedición contra los indios.<br /><br />A fines de 1833 llega a Buenos Aires conduciendo la División de Auxiliares de los Andes, que devolverá formalmente al gobierno de Buenos Aires. Ahora viene con su familia a instalarse definitivamente. Rosas ha terminado su mandato el año anterior, y existe una dura lucha por el poder entre federales netos y lomonegros.<br /><br />En esta lucha Rosas necesita más que nunca de la amistad de Quiroga, y este se la brinda aunque se niega a hospedarse en la residencia de Rosas.<br /><br />El año 34 asiste a la completa transformación de Facundo. Él y su familia se relacionan con la sociedad porteña. Facundo expone ideas de conciliación, defiende a sus adversarios en las conversaciones; intenta saludar y ayudar a Rivadavia que ha regresado de su exilio sin lograr desembarcar en Buenos Aires. De vez en cuando tiene diálogos ásperos con Rosas. No ostenta ninguna representación ni tiene ejército a su mando, pero su palabra pesa.<br /><br />Todo el país clama por la constitución, el partido unitario ha desaparecido, nadie se opone a la organización federal de la República. La legislatura de Mendoza invita a San Juan y San Luis a unirse para entrar en la Federación bajo la protección de Quiroga. Muchos federales que temen a Rosas, piensan que el riojano puede ser una solución viable. Quiroga está a favor de una rápida organización del país, pero tampoco ignora la tesis de su amigo Rosas y jamás lo contradice públicamente, a partir de 1833. La tesis de Rosas afirma que el país no está en condiciones de constituirse; que hay que dejar que el tiempo facilite una evolución natural hacia la organización definitiva.<br /><br />En diciembre de 1834 emprende Quiroga un viaje al norte. Había estallado un guerra local entre Salta y Tucumán, el gobernador provisorio de Buenos Aires pide a Quiroga que intervenga como mediador en el conflicto. Rosas se suma al pedido. Facundo acepta pese a su enfermedad.<br /><br />Se dirige hacia el norte, no quiere escolta. Los gauchos bonaerenses, santafesinos, cordobeses caen a las postas del camino para ver pasar al famoso general.<br /><br />En Nochebuena llega a Córdoba: no quiere quedarse, en poco más de dos semanas llega a Santiago. Antes de arribar se entera que la guerra entre salteños y tucumanos ha terminado. Pero su viaje no ha de ser inútil. Durante el mes de enero se reúnen en Santiago bajo su presidencia, los representantes de las provincias del Norte y convienen oponerse a todo intento de segregación de Jujuy, factor oculto de esta querella local que debía mediar Quiroga.<br /><br />El seco verano santiagueño alivia sus males. En vísperas de su regreso alcanza a recoger algunos rumores sobre extraños movimientos de los Reynafé: vagos planes para matarlo, y que la rapidez de su viaje había frustrado.<br /><br />Quiroga sabe que los gobernantes de Córdoba lo odian. El 13 de febrero parte de Santiago, el pueblo avisa en cada posta el peligro que lo aguarda apenas cruce el límite de Córdoba. El ciego empecinamiento del general, su negativa a desviarse, a aceptar una escolta, la espera de la partida de asesinos en los solitarios breñales de Barranca Yaco. El 16 de febrero de 1835 al medio día lo voltea un pistoletazo en el ojo y después le cargan el cuerpo, ya exámine de tajos y puntazos. Facundo Quiroga muere en Barranca Yaco: su temeridad inconsciente le llevó a la muerte. Después de una tormenta de verano encuentran la diligencia a unas cuadras del camino, vacía y ensangrentada, y los cuerpos diseminados de Facundo y sus compañeros.<br /><br />La noticia golpea fuerte en todo el país. La intuición popular señala desde el principio el clan gobernante de Córdoba: partidas de llanistas riojanos invaden el noroeste cordobés, clamando venganza. Pero el responsable moral del crimen no aparecerá nunca. Rosas procesó y condenó a los autores materiales del crimen: Santos Pérez, sus compañeros y los Reynafé.<br /><br />¿Quién los habría mandado? Los sospechosos son muchos. Indudablemente, en este momento de la vida política del país, para Rosas el mejor Quiroga, es un Quiroga muerto. Y muerto de ese modo, bárbara y misteriosamente. Cuando llega la noticia del crimen a Buenos Aires, Rosas acepta ser gobernador, se hace conceder la Suma del Poder Público y promete tremendas venganzas contra los unitarios. Pero fuera del buen provecho que sacó a lo de Barranca Yaco, no hay ningún indicio serio de su culpabilidad. (mapa nº11).<br /><br />El santafesino López y su ministro Cullen - habilidoso en intrigas - intentan al principio una débil defensa de los Reynafé: la verdad es que López y su ministro tuvieron sospechosas entrevistas con los cordobeses antes de la tragedia, la cual se festejó en Santa Fe sin el menor pudor y era notoria la malquerencia entre Quiroga y el santafesino. Pero nada más, no hay otra prueba. En cuanto a los unitarios no tenían ningún motivo para eliminar a Quiroga. El enigma subsiste y probablemente no se devele jamás.<br /><br />Fuente: www.oni.escuelas.edu.ar</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Carta_de_QUIROGA_a_ROSAS_">Cartas de Facundo Quiroga a Juan Manuel de Rosas</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Los caudillos asumirían un rol de intermediación con respecto al pueblo soberano, que las minorías ilustradas de las ciudades no podrían alcanzar. Su autoridad devendría de su condición de héroe, de arquetipo humano y, al mismo tiempo, de compartir la aguerrida y dura vida militar con sus subordinados, al margen de las fracciones ideológicas que regían la época. En las presentes correspondencias, el debate gira en torno a la necesidad o no de constituir una Comisión Representativa que moderaría el poder de los gobernadores porteños frente a las demás provincias y en las diferencias entre ambos caudillos.<br /><br />Tucumán, enero 12 de 1832<br /><br />SEÑOR DON JUAN MANUEL DE ROSAS.<br /><br />Amigo de todo mi aprecio: contestando a su favorecida del 14 de diciembre digo a usted: que el no haberle dicho nada del parecer que me pedía en su apreciable de 4 de octubre con respecto a la formación de la Comisión Representativa y de la oportunidad para la reunión del Congreso, fue creyendo que mi silencio mismo le debía hacer entender el motivo; pero ya que no lo ha comprendido se lo explicaré claro y terminante. Usted sabe, porque se lo he dicho varias veces, que yo no soy federal, soy unitario por convencimiento; pero sí con la diferencia de que mi opinión es muy humilde y que yo respeto demasiado la de los pueblos constantemente pronunciada por el sistema Federal; por cuya causa he combatido con constancia contra los que han querido hacer prevalecer por las bayonetas la opinión a que yo pertenezco, sofocando la general de la República; y siendo esto así, como efectivamente lo es, ¿cómo podré yo darle mi parecer en un asunto en que por las razones que llevo expuestas necesito explorar a fondo la opinión de las provincias, de las que jamás me he separado, sin embargo, de ser opuesta a la de mi individuo? Aguarde pues un momento, me informaré y sabré cuál es el sentimiento o parecer de los pueblos y entonces se lo comunicaré, puesto que es justo que ellos obren con plena libertad, porque todo lo que se quiera, o pretenda en contrario, será violentarlos, y aun cuando se consiguiese por el momento lo que se quiera, no tendría consistencia, porque nadie duda de todo lo que se hace por la fuerza o arrastrado de un influjo no puede tener duración siempre que sea contra el sentimiento general de los pueblos(...)<br /><br />Saluda a usted con la consideración que acostumbra, su amigo afectísimo que besa su mano.<br /><br />JUAN FACUNDO QUIROGA<br /><br />Tucumán, enero 12 de 1832<br /><br />Señor Don Juan Manuel de Rosas<br /><br />Muy señor mío y amigo: tengo a la vista su favorecida de 13 del pasado que voy a contestar en cuatro palabras diciendo a usted que en balde se ha mortificado en explanar sus ideas y razones para convencerme que debo retrogradar en mi resolución, así que usted ha tenido bastante motivo para conocer, que no sé volver atrás en mis propósitos. Usted me dice que no pertenezco a mí mismo; pero yo quisiera que usted me diga a quién pertenecía Don Juan Manuel Rosas, y Don Estanislao López, cuando hicieron la guerra al Ejército sublevado a consecuencia de orden de la Convención Nacional y cuál la causa porqué dejaron las armas de la mano estando existente el motivo porque las empuñaron, y cuál la razón porque se me abandonó, y se me dejó solo en el campo del compromiso, y si era o no honroso a la República que si bien se ponen en la balanza de la justicia, nadie es responsable sino ustedes de cuanta sangre se ha vertido, y de tantas fortunas arruinadas; pero como nadie ve la paja en su ojo, no advierten que se contentaban con tranquilizar las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, dejando al resto de las demás bajo el yugo de la opresión, y ahora sólo yo debo ser quien voy a causar perjuicios a la República con mi separación del mando, bien que no dejan de tener razón en parte, pues que por sí solos no arribarían al objeto que se proponen, si yo separado del mando quisiera desentenderme enteramente de trabajar por el bien del país, en que no cesaré, puesto que para ello ya no es preciso tener la lanza enristrada, y puede ser, sin ser milagro, que recién me haya colocado en una posición en que pueda ser útil al país en general como pronto lo veremos, explorada que sea a fondo la voluntad de las provincias en orden a la constitución de la República.<br /><br />Páselo usted bien y mande a su afectísimo servidor y amigo que besa su mano.<br /><br />JUAN FACUNDO QUIROGA<br />[ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. 5-28-2-1]</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Barranca_Yaco_">Barranca Yaco</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Acerca de los episodios conocidos como Barranca Yaco donde resultaría asesinado el federal Juan Facundo Quiroga.<br /><br />El 16 de febrero de 1835, en el paraje cordobés de Barranca Yaco, una partida al mando de Santos Pérez asesinó alevosamente al brigadier general don Juan Facundo Quiroga (nacido en 1788 en San Antonio, un caserío situado al pie de la sierra en La Rioja).<br /><br />Una década después Domingo Faustino Sarmiento publicó Facundo, civilización y barbarie, una de las obras más singulares y significativas de la literatura hispanoamericana. Plagada de falacias y mentiras para denigrar al gran caudillo y para desacreditar el régimen rosista, se inscribe sin embargo en la gran tradición militante de nuestras mejores letras, junto a los cielitos de Hidalgo y El Matadero, e incluso el mismísimo Martín Fierro. Y es que pese a su polémico y enérgico alegato político opositor, nos trasmite, aún a pesar del propio autor, la grandeza y los latidos auténticos del espíritu estremecedor del Tigre de los Llanos.<br /><br />Transcribimos algunos párrafos introductorios y su dramático relato de Barranca Yaco.<br /><br />¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo! Tú posees el secreto: ¡revélanoslo! Diez años aún después de tu trágica muerte, el hombre de las ciudades y el gaucho de los llanos argentinos, al tomar diversos senderos en el desierto, decían: "¡No, no ha muerto! ¡Vive aún! ¡El vendrá!". ¡Cierto! Facundo no ha muerto; está vivo en las tradiciones populares, en la política y revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento: su alma ha pasado a este otro molde, más acabado, más perfecto; y lo que en él era sólo instinto, iniciación, tendencia, convirtióse en Rosas en sistema, efecto y fin. La naturaleza campestre, colonial y bárbara, cambióse en esta metamorfosis en arte, en sistema y en política regular capaz de presentarse a la faz del mundo como el modo de ser de un pueblo encarnado en un hombre, que ha aspirado a tomar los aires de un genio que domina los acontecimientos, los hombres y las cosas.<br /><br />Facundo, en fin, siendo lo que fue, no por un accidente de su carácter, sino por antecedentes inevitables y ajenos de su voluntad, es el personaje histórico más singular, más notable, que puede presentarse a la contemplación de los hombres que comprenden que un caudillo que encabeza un gran movimiento social no es más que el espejo en que se reflejan, en dimensiones colosales, las creencias, las necesidades, preocupaciones y hábitos de una nación en una época dada de su historia.<br /><br />El hombre de la campaña, lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza con desdén su lujo y sus modales corteses, y el vestido del ciudadano, el frac, la silla, la capa, ningún signo europeo puede presentarse impunemente en la campaña.<br /><br />Los argentinos, de cualquier clase que sean, civilizados o ignorantes, tienen una alta conciencia de su valer como nación; todos los demás pueblos americanos les echan en cara esta vanidad, y se muestran ofendidos de su presunción y arrogancia. Creo que el cargo no es del todo infundado, y no me pesa de ello. ¡Ay del pueblo que no tiene fe en sí mismo! ¡Para ése no se han hecho las grandes cosas!<br /><br />El vencedor de la Ciudadela [Quiroga a Lamadrid en 1831] ha empujado fuera de los confines de la República a los últimos sostenedores del sistema unitario. Las mechas de los cañones están apagadas y las pisadas de los caballos han dejado de turbar el silencio de la Pampa. Facundo ha vuelto a San Juan y desbandado su ejército, no sin devolver en efectos de Tucumán, las sumas arrancadas por la violencia a los ciudadanos. ¿Qué queda por hacer? La paz es ahora la condición normal de la República, como lo había sido antes un estado perpetuo de oscilación y de guerra.<br /><br />Las conquistas de Quiroga habían terminado por destruir todo sentimiento de independencia en las provincias, toda regularidad en la administración. El nombre de Facundo llenaba el vacío de las leyes; la libertad y el espíritu de ciudad habían dejado de existir, y los caudillos de provincias reasumídose en uno general, para una porción de la República. Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y San Luis reposaban, más bien que se movían, bajo la influencia de Quiroga.<br /><br />¿Cuál es el pensamiento secreto de Quiroga? ¿Qué ideas lo preocupan desde entonces? El no es gobernador de ninguna provincia; no conserva ejército sobre las armas; tan sólo le quedaba un nombre reconocido y temido en ocho provincias y un armamento. A su paso por La Rioja, ha dejado escondidos en los bosques, todos los fusiles, sables, lanzas y tercerolas que ha recolectado en los ocho pueblos que ha recorrido; pasan de doce mil armas. Un parque de veinte y seis piezas de artillería queda en la ciudad, con depósitos abundantes de municiones y fornituras; diez y seis mil caballos escogidos van a pacer en la quebrada de Huaco, que es un inmenso valle cerrado por una estrecha garganta. La Rioja es, además de la cuna de su poder, el punto central de las provincias que están bajo su influencia. A la menor señal, el arsenal aquel proveerá de elementos de guerra a doce mil hombres. Y no se crea que lo de esconder los fusiles en los bosques es una ficción poética. Hasta el año 1841, se han estado desenterrando depósitos de fúsiles, y créese todavía, aunque sin fundamento, que no se han exhumado todas las armas escondidas bajo la tierra, entonces.<br /><br />El interior tenía, pues, un jefe; y el derrotado de Oncativo [la victoria del unitario José María Paz sobre Quiroga en febrero de 1830], a quien no se habían confiado otras tropas en Buenos Aires que unos centenares de presidarios, podía ahora mirarse como el segundo, si no el primero, en poder.<br /><br />Una poderosa expedición de que él se había nombrado jefe [Juan Manuel de Rosas y su Campaña del desierto] , se había organizado durante el último período de su gobierno, para asegurar y ensanchar los límites de la provincia hacia el sur, teatro de las frecuentes incursiones de los salvajes. Debía hacerse una batida general bajo un plan grandioso; un ejército compuesto de tres divisiones obraría sobre un frente de cuatrocientas leguas, desde Buenos Aires hasta Mendoza. Quiroga debía mandar las fuerzas del interior, mientras que Rosas seguiría la costa del Atlántico con su división.<br /><br />En estas transacciones se hallaba la ciudad de Buenos Aires y Rosas [el ofrecimiento del gobierno por la Sala de Representantes tras la renuncia de Viamonte y del doctor Maza, y el reclamo de la suma del poder público], cuando llega la noticia de un desavenimiento entre los gobiernos de Salta, Tucumán y Santiago del Estero, que podía hacer estallar la guerra. Cinco años van corridos desde que los unitarios han desaparecido de la escena política, y dos desde que los federales de la ciudad, los lomos negros, han perdido toda influencia en el Gobierno; cuando más, tienen valor para exigir algunas condiciones que hagan tolerable la capitulación.<br /><br />Sus relaciones con López de Santa Fe son activas, y tiene además, una entrevista en que conferencian ambos caudillos; el Gobierno de Córdoba está bajo la influencia de López, que ha puesto, a su cabeza, a los Reinafé. Invítase a Facundo a ir a interponer su influencia, para apagar las chispas que se han levantado en el norte de la República; nadie sino él está llamado para desempeñar esta misión de paz. Facundo resiste, vacila; pero se decide al fin. El 18 de diciembre de 1835 sale de Buenos Aires, y al subir a la galera dirige, en presencia de varios amigos, sus adioses a la ciudad. "Si salgo bien -dice, agitando la mano-, te volveré a ver; si no, ¡adiós para siempre!" ¿Qué siniestros presentimientos vienen a asomar en aquel momento a su faz lívida, en el ánimo de este hombre impávido? ¿No recuerda el lector algo parecido a lo que manifestaba Napoleón al partir de las Tullerías, para la campaña que debía terminar en Waterloo?<br /><br />Apenas ha andado media jornada, encuentra un arroyo fangoso que detiene la galera. El vecino maestre de posta acude solícito a pasarla: se ponen nuevos caballos, se apuran todos los esfuerzos, y la galera no avanza. Quiroga se enfurece, y hace uncir a las varas, al mismo maestro de posta. La brutalidad y el terror vuelven a aparecer desde que se halla en el campo, en medio de aquella naturaleza y de aquella sociedad semibárbara.<br /><br />Vencido aquel primer obstáculo, la galera sigue cruzando la pampa, como una exhalación; camina todos los días hasta las dos de la mañana, y se pone en marcha de nuevo a las cuatro. Acompáñanle el doctor Ortiz, su secretario, y un joven conocido, a quien a su salida encontró inhabilitado de ir adelante, por la fractura de las ruedas de su vehículo. En cada posta a que llega, hace preguntar inmediatamente: "¿A qué hora ha pasado un chasque de Buenos Aires? -Hace una hora. -¡Caballos sin pérdida de momento!" -grita Quiroga. Y la marcha continúa. Para hacer más penosa la situación, parecía que las cataratas del cielo se habían abierto; durante tres días, la lluvia no cesa un momento, y el camino se ha convertido en un torrente.<br /><br />Al entrar en la jurisdicción de Santa Fe, la inquietud de Quiroga se aumenta, y se torna en visible angustia, cuando en la posta de Pavón sabe que no hay caballos y que el maestre de posta está ausente. El tiempo que pasa antes de procurarse nuevos tiros es una agonía mortal para Facundo, que grita a cada momento: "¡Caballos! ¡Caballos!" Sus compañeros de viaje nada comprenden de este extraño sobresalto, asombrados de ver a este hombre, el terror de los pueblos, asustadizo ahora y lleno de temores, al parecer, quiméricos. Cuando la galera logra ponerse en marcha, murmura en voz baja, como si hablara consigo mismo: "Si salgo del territorio de Santa Fe,"no hay cuidado por lo demás". En el paso del Río Tercero, acuden los gauchos de la vecindad a ver al famoso Quiroga, y pasan la galera, punto menos que a hombros.<br /><br />Últimamente, llega a la ciudad de Córdoba, a las nueve y media de la noche, y una hora después del arribo del chasque de Buenos Aires, a quien ha venido pisando desde su salida. Uno de los Reinafé acude a la posta, donde Facundo está aún en la galera, pidiendo caballos, que no hay en aquel momento; salúdalo con respeto y efusión; suplícale que pase la noche en la ciudad, donde el Gobierno se prepara a hospedarlo dignamente. "¡Caballos necesito!", es la breve respuesta que da Quiroga. "¡Caballos!", replica a cada nueva manifestación de interés o de solicitud de parte de Renaifé, que se retira, al fin, humillado, y Facundo parte para su destino, a las doce de la noche.<br /><br />La ciudad de Córdoba, entretanto, estaba agitada por los más extraños rumores: los amigos del joven que ha venido, por casualidad, en compañía de Quiroga, y que se queda en Córdoba, su patria, van en tropel a visitarlo. Se admiran de verlo vivo, y le hablan del peligro inminente de que se ha salvado. Quiroga debía ser asesinado en tal punto; los asesinos son N. y N.; las pistolas han sido compradas en tal almacén; han sido vistos N. y N. para encargarse de la ejecución, y se han negado. Quiroga los ha sorprendido con la asombrosa rapidez de su marcha, pues no bien llega el chasque que anuncia su próximo arribo, cuando se presenta él mismo y hace abortar todos los preparativos. Jamás se ha premeditado un atentado con más descaro; toda Córdoba está instruida de los más mínimos detalles del crimen que el Gobierno intenta, y la muerte de Quiroga es el asunto de todas las conversaciones.<br /><br />Quiroga, en tanto, llega a su destino, arregla las diferencias entre los gobernantes hostiles y regresa por Córdoba, a despecho de las reiteradas instancias de los gobernadores de Santiago y Tucumán, que le ofrecen una gruesa escolta para su custodia, aconsejándole tomar el camino de Cuyo para regresar. ¿Qué genio vengativo cierra su corazón y sus oídos y le hace obstinarse en volver a desafiar a sus enemigos, sin escolta, sin medios adecuados de defensa? ¿Por qué no toma el camino de Cuyo, desentierra sus inmensos depósitos de armas a su paso por La Rioja y arma las ocho provincias que están bajo su influencia? Quiroga lo sabe todo: aviso tras aviso ha recibido en Santiago del Estero; sabe el peligro de que su diligencia lo ha salvado; sabe el nuevo y más inminente que le aguarda, porque no han desistido sus enemigos del concebido designio. "¡A Córdoba!", grita a los postillones, al ponerse en marcha, como si Córdoba fuese el término de su viaje.<br /><br /><img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo11.jpg" align="right" border="0" height="600" hspace="10" vspace="5" width="500" />Antes de llegar a la posta del Ojo de Agua, un joven sale del bosque y se dirige hacia la galera, requiriendo al postillón que se detenga. Quiroga asoma la cabeza por la portezuela, y le pregunta lo que se le ofrece. "Quiero hablar al doctor Ortiz". Desciende éste, y sabe lo siguiente: "En las inmediaciones del lugar llamado Barranca Yaco está apostado Santos Pérez con una partida; al arribo de la galera deben hacerle fuego de ambos lados y matar en seguida de postillones arriba; nadie debe escapar; ésta es la orden". El joven, que ha sido en otro tiempo favorecido por el doctor Ortiz, ha venido a salvarlo; tiéne el caballo allí mismo para que monte y se escape con él; su hacienda está inmediata. El secretario, asustado, pone en conocimiento de Facundo lo que acaba de saber, y lo insta para que se ponga en seguridad. Facundo interroga de nuevo al joven Sandivaras, le da las gracias por su buena acción, pero lo tranquiliza sobre los temores que abriga. "No ha nacido todavía -le dice en voz enérgica- el hombre que ha de matar a Facundo Quiroga. A un grito mío, esa partida, mañana, se pondrá a mis órdenes y me servirá de escolta hasta Córdoba. Vaya usted, amigo, sin cuidado".<br /><br />Facundo, con gesto airado y palabras groseramente enérgicas, le hace entender [al doctor Ortiz] que hay mayor peligro en contrariarlo allí, que el que le aguarda en Barranca Yaco, y fuerza es someterse sin más réplica. Quiroga manda a su asistente, que es un valiente negro, a que limpie algunas armas de fuego que vienen en la galera y las cargue: a esto se reducen todas sus precauciones.<br /><br />Llega el día, por fin, y la galera se pone en camino. Acompáñale, a más del postillón que va en el tiro, el niño aquel, dos correos que se han reunido por casualidad y el negro, que va a caballo. Llega al punto fatal, y dos descargas traspasan la galera por ambos lados, pero sin herir a nadie; los soldados se echan sobre ella, con los sables desnudos, y en un momento inutilizan los caballos y descuartizan al postillón, correos y asistente. Quiroga entonces asoma la cabeza, y hace, por el momento, vacilar a aquella turba. Pregunta por el comandante de la partida, le manda acercarse, y a la cuestión de Quiroga "¿Qué significa esto?", recibe por toda contestación un balazo en un ojo, que le deja muerto.<br /><br />Entonces Santos Pérez atraviesa repetidas veces con su espada al malaventurado secretario y manda, concluida la ejecución, tirar hacia el bosque la galera llena de cadáveres, con los caballos hechos pedazos, y el postillón, que con la cabeza abierta se mantiene aún a caballo. "¿Qué muchacho es éste? -pregunta, viendo al niño de posta, único que está vivo-.<br /><br />-Este es un sobrino mío -contesta el sargento de la partida-; yo respondo de él con mi vida". Santos Pérez se acerca al sargento, le atraviesa el corazón de un balazo, y en seguida, desmontándose, toma de un brazo al niño, lo tiende en el suelo y lo degüella, a pesar de sus gemidos de niño que se ve amenazado de un peligro.<br /><br />Este último gemido del niño es, sin embargo, el único suplicio que martiriza a Santos Pérez; después, huyendo de las partidas que lo persiguen, oculto en las breñas de las rocas, o en los bosques enmarañados, el viento le trae al oído el gemido lastimero del niño. Si a la vacilante claridad de las estrellas se aventura a salir de su guarida, sus miradas inquietas se hunden en la oscuridad de los árboles sombríos, para cerciorarse de que no se divisa en ninguna parte el bultito blanquecino del niño; y cuando llega al lugar donde hacen encrucijada dos caminos, lo arredra ver venir por el que él deja, al niño animando su caballo. Facundo decía también que un solo remordimiento lo aquejaba: la muerte de los veintiséis oficiales fusilados en Mendoza.<br /><br />¿Quién es, mientras tanto, este Santos Pérez? Es el gaucho malo de la campaña de Córdoba, célebre en la sierra y en la ciudad, por sus numerosas muertes, por su arrojo extraordinario, por sus aventuras inauditas. Mientras permaneció el general Paz en Córdoba, acaudilló las montoneras más obstinadas e intangibles de la Sierra, y por largo tiempo, el pago de Santa Catalina fue una republiqueta, adonde los veteranos del ejército no pudieron penetrar. Con miras más elevadas, habría sido el digno rival de Quiroga; con sus vicios, sólo alcanzó a ser su asesino. Era alto de talle, hermoso de cara, de color pálido y barba negra y rizada. Largo tiempo fue después perseguido por la justicia, y nada menos que cuatrocientos hombres andaban en su busca. Al principio, los Reinafé lo llamaron, y en la casa de Gobierno fue recibido amigablemente. Al salir de la entrevista, empezó a sentir una extraña descompostura de estómago, que le sugirió la idea de consultar a un médico amigo suyo, quien informado por él, de haber tomado una copa de licor que se le brindó, le dio un elixir que le hizo arrojar, oportunamente, el arsénico que el licor disimulaba.<br /><br />Al fin, una noche lo cogieron dentro de la ciudad de Córdoba, por una venganza femenil. Había dado de golpes a la querida con quien dormía: ésta, sintiéndolo profundamente dormido, se levanta con precaución, le toma las pistola y el sable, sale a la calle y lo denuncia a una patrulla. Cuando despierta, rodeado de fusiles apuntados a su pecho, echa mano a las pistolas, y, no encontrándolas: "Estoy rendido -dice con serenidad-. ¡Me han quitado las pistolas!". El día que lo entraron a Buenos Aires, una muchedumbre inmensa se había reunido en la puerta de la casa de Gobierno.<br /><br />A su vista gritaba el populacho: ¡Muera Santos Pérez!, y él, meneando desdeñosamente la cabeza y paseando sus miradas por aquella multitud, murmuraba tan sólo estas palabras: "¡Tuviera aquí mi cuchillo!" Al bajar del carro que lo conducía a la cárcel, gritó repetidas veces: "¡Muera el tirano!"; y al encaminarse al patíbulo, su talla gigantesca, como la de Dantón, dominaba la muchedumbre, y sus miradas se fijaban, de vez en cuando, en el cadalso como en un andamio de arquitectos.<br /><br />El Gobierno de Buenos Aires dio un aparato solemne a la ejecución de los asesinos de Juan Facundo Quiroga; la galera ensangrentada y acribillada de balazos estuvo largo tiempo expuesta al examen del pueblo, y el retrato de Quiroga, como la vista del patíbulo y de los ajusticiados, fueron litografiados y distribuidos por millares, como también extractos del proceso, que se dio a luz en un volumen en folio.<br /><br />[Textos según la edición de la Serie del siglo y medio, Eudeba, Buenos Aires, 1961]<br /><br />Ya en el siglo XX, otro autor, también de ideas antagónicas a las de Facundo, escribió:<br /><br /></span> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo12.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="right" border="0" height="371" hspace="10" vspace="5" width="626" /><span style="font-size:85%;">El general Quiroga va en coche al muere<br />El madrejón desnudo ya sin sed de agua<br />y una luna perdida en el frío del alba<br />y el campo muerto de hambre, pobre como una araña.<br />El coche se hamacaba rezongando la altura;<br />un galerón enfático, enorme, funerario.<br />Cuatro tapaos con pinta de muerte en la negrura<br />tironeaban seis miedos y un valor desvelado.<br />Junto a los postillones jineteaba un moreno.<br />Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda!<br />El general Quiroga quiso entrar en la sombra<br />llevando seis o siete degollados de escolta.<br />Esa cordobesa bochinchera y ladina<br />(meditaba Quiroga) ¿qué ha de poder con mi alma?<br />Aquí estoy afianzado y metido en la vida<br />como la estaca pampa bien metida en la pampa.<br />Yo, que he sobrevivido a millares de tardes<br />y cuyo nombre pone retemblor en las lanzas,<br />no he de soltar la vida por estos pedregales.<br />¿Muere acaso el pampero, se mueren las espadas?<br />Pero al brillar el día sobre Barranca Yaco<br />sables a filo y punta menudearon sobre él;<br />muerte de mala muerte se lo llevó al riojano<br />y una de puñaladas lo mentó a Juan Manuel.<br />Ya muerto, ya de pié, ya inmortal, ya fantasma,<br />se presentó al infierno que Dios le había marcado,<br />y a sus órdenes iban, rotas y desangradas,<br />las ánimas en pena de hombres y de caballos.<br /><br />Jorge Luis Borges, Luna de enfrente, 1925<br />Fuente: Alejandro Pandra, Agenda de Reflexión Nº 159</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Facundo,_Civilización_y_Barbarie:_Panfleto_Épico_">Facundo, civilización y barbarie: panfleto épico</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Apuntes para una poética del racismo, el autoritarismo y la egomanía en la Argentina.<br /><br />Por Pablo Baler<br />University of California at Berkeley<br /><br />En la novela El Farmer, Andres Rivera pone en boca de Juan Manuel de Rosas, ya viejo y exiliado en Inglaterra, un desafío meramente retórico: "Que se escriba qué diferencia al general Rosas del señor Sarmiento". Y en esta sola frase puede encontrarse la clave para entender todo el Facundo y revelar el acertijo que tan abnegadamente se plantea Sarmiento: ¿cómo explicar la Argentina?<br /><br />No es otro el objetivo con el que Sarmiento invoca a Quiroga sino el de instarlo a que nos explique "la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de [este] noble pueblo". Un enigma que reverbera desde el siglo XIX en la Argentina. Para alcanzar una resolución, sin embargo, no basta con aceptar la ofrecida en la superficie del Facundo; se hace necesario explorar aquellas estrategias literarias utilizadas por Sarmiento que puedan ayudarnos a reconstruir una posible semántica sarmientina.</span></span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo1.jpg" align="right" border="0" height="403" hspace="20" vspace="5" width="248" />El Facundo esta vertebrado sobre un doble sistema semántico tendiente, por un lado, a la profundización y multiplicación de antagonismos (civilización / barbarie), y por otro a forzadas conexiones (el frac es civilización / el colorado es barbarie). Una doble poética de la escisión social y del anclaje de significados, respectivamente relacionados a ese racismo y a ese autoritarismo que preside el espíritu argentino desde sus inicios hasta la actualidad y probablemente bien entrado el futuro.<br /><br />Sarmiento produce con Facundo la ilusión de nombrar un territorio mudo, anónimo, cuyas huellas sólo él, demiurgo letrado en un universo ilusoriamente pre-lingüístico, puede rastrear, leer y plasmar. En medio de sus delirios mesiánicos, Sarmiento rescata el recurso bíblico del génesis verbal del universo y escribe la serie de artículos que publica en 1845 en el diario chileno El Progreso con el título de Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Quizá el gesto literario más radical de Sarmiento es el de hacer desaparecer con un mismo gesto todos los ensayos barrocos, clásicos, neoclásicos o hasta románticos con características propias que se habían sucedido en el Río de la Plata desde la época colonial, haciéndonos creer (con excepción quizá de alguna referencia a Esteban Echeverría) que él construye la Argentina desde el vacío. "Poseyendo algo de lo profético y de lo utópico," escribió Ricardo Piglia, "[Sarmiento] produce el efecto del espejismo: en el vacío del desierto, todo lo que uno espera ver, brilla como si fuera real". La pregunta que se impone es: ¿cuál es el espejismo que produce Sarmiento?<br /><br />Sarmiento de frac<br /><br />Todo aquel que se acerca al Facundo reconoce sobre el eje doble de la civilización y la barbarie, el esquema exasperantemente maniqueo que lo sustenta. Algunos podrán ver en ello una influencia de El último de los Mohicanos de Fenimore Cooper (Ricardo Rojas, Raúl Orgaz), un producto "del choque entre el idealismo de la generación del 37 y la realidad política; entre las primeras actuaciones del grupo euro-argentino y el caudillaje." (Eduardo Brizuela Aybar), o se remontarán hasta el determinismo de Montesquieu (Jaime Pellicer). No deja de ser evidente, de todas maneras, que la escisión es la infraestructura discursiva que sostiene este gigantesco proyecto nacional que es el Facundo. Naturalmente, el propio Sarmiento, su ideología y su visión de mundo comparten el espacio privilegiado de la civilizada gloria, mientras Quiroga y Rosas y todo lo que no brilla con barniz europeo están condenados a la eterna barbarie. Basta con llegar al final del texto para comprender que, en realidad, todo apunta hacia el sanctosanctorum de la presentación de una plataforma política, de una propuesta de gobierno que barrena la ola frustrada del ataque del general Paz a Rosas.<br /><br />Para graficar este esquema de oposiciones, basta contrastar una muestra del rosario infinito de analogías que se alistan en las filas paralelas de uno u otro paradigma y que lejos de circunscribirse al espacio argentino alcanza toda la historia y la geografía universal: Quiroga/Paz, Rosas/Rivadavia, gaucho/doctor, poncho/frac (!), siglo XII/siglo XIX, caftán y bombachas/ pantalón y corbata, montonera/ejército, Mahometanos/Grecia, beduinos, tártaros, tribus árabes, Marruecos, Túnez, Argel, etc./ Francia e Inglaterra... y así de seguido en un juego de espejos enfrentados que se autoreflejan hasta el infinito y cuyo inevitable contacto, el origen de la tragedia argentina, queda ilustrado por ese emblemático momento en que Juan Manuel de Rosas "clava en la culta Buenos Aires el cuchillo del gaucho".<br /><br />Cuando Sarmiento quiere "conocer a fondo los hechos sobre que fundo mi teorías" en cuanto el estado de La Rioja, incluye una pregunta que revela, en su capciosa ingenuidad, todo su sistema: "¿Cuántos hombres visten de frac?". Según Sarmiento, La Rioja perdió el tren de la civilización porque ya no hay hombres que vistan frac; Mendoza, por el contrario, era "un pueblo eminentemente civilizado" porque "formóse una maestranza, en la que se construían espadas, sables, corazas, lanzas, bayonetas y fusiles". El poncho es barbarie, la violencia organizada es civilización.<br /><br />Este esquema dual ya complejo, como se ve, desde su concepción; tiene, sin embargo, conexiones subterráneas que lo complican aún más y desde donde se proyecta la verdadera fuerza literaria de la obra de Sarmiento. Facundo Quiroga, "el hombre bestia", es también "el hombre grande, el hombre genio", equiparable al propio "César, el Tamerlán, el Mahoma"; mientras que "si levantáis un poco las solapas del frac con que el argentino se disfraza, hallaréis siempre el gaucho más o menos civilizado". Hay, en fin, una anfibología que transita el fondo de esta novela donde la oposición y el oxímoron son intercambiados con imperturbable indiferencia: "Facundo, genio bárbaro"; Rosas: "un poeta, un Platón".<br /><br />Sarmiento gaucho malo<br /><br />Por otro lado, en concordancia con este flagrante dualismo que invade todos los niveles del Facundo (más allá de flujos y reflujos internos), encontramos un impulso inverso a nivel lingüístico que intenta reforzar conexiones arbitrarias al punto de impedir todo desplazamiento. La novela está plagada de figuras retóricas que se proponen intensificar esta ilusión: El propio Rosas "no es un hecho aislado, una aberración, una monstruosidad" (Saussure diría: no es arbitrario) "Es, por el contrario (…) una fórmula de una manera de ser de un pueblo". "El terreno, el paisaje, el teatro sobre que va a representarse la escena", ya revela al personaje "sin comentarios ni explicaciones". Sarmiento refuerza muy a su favor esta conexión inamovible entre la materia y la idea, entre lo palpable y lo inteligible.<br /><br />Entre la materia (espacio territorial) y el espíritu de un pueblo (historia, política, etc), hay una conexión íntima y profunda que Sarmiento va a intentar revelar. Mas allá de las pampas aún no alambradas, las extensiones sin límites, los ríos no navegados; hay una indefinición aún más radical y problemática que la topográfica. Respetando la lógica de la tierra, Sarmiento intenta abarcar con Facundo una geografía más vasta que la del espacio. Todas las actividades referidas a la tierra virgen: arar, surcar, labrar, sembrar; se pueden entender aquí como metáforas del proyecto literario/político de Sarmiento consistente en producir la ilusión que la Argentina de mediados del siglo XIX constituye un espacio aún no "gramaticalizado", cuya representación discursiva se le ha dado concebir a él de manera exclusiva. La pampa, escribe, "es la imagen del mar en la tierra (...) la tierra aguardando todavía que se le mande producir plantas y toda clase de simiente." Hay que admitir que Sarmiento ha logrado proyectar el género de la propaganda política hacia el universo poético; y quizá allí radique gran parte de su originalidad.<br /><br />Facundo es una novela de especulación, de conceptualización de un espacio aparentemente vació pero lleno de "huellas" que la palabra puede alcanzar no sólo a descifrar, sino también a moldear. De esta manera, el yo narrativo desproporcionado que desborda en esta obra literaria/panfleto político no es un hecho aislado; pues el protagonista principal de Facundo no es el héroe epónimo sino el propio autor. Es Sarmiento el Rastreador de huellas, el Baquiano, el Gaucho malo, el Payador de esa otra extensión que él mismo define como "inteligencia" en contraste con el plano material.<br /><br />Facundo podría verse así, como una obra épica; pero no sólo en términos de esa épica nacional que remite al romanticismo europeo; sino más interesante aún como un texto épico que recorre, a vuelo de pájaro, este campo de batalla secreto que conecta lo material con lo discursivo. Es revelador que esta obra fundacional de la literatura argentina se presente como una épica cuya mayor violencia se expresa no sólo en el choque de armas o el tropel de caballerías (Tala, Rincón, La Tablada, Oncativo, Chacón, Ciudadela, etc.), sino sobre todo, en el terreno de las lucubraciones filosóficas. Argentina también tendría, de esta manera, su texto épico, con características que no le serían extrañas al temperamento especulativo de gran parte de su producción posterior, de Macedonio Fernández a J.J. Saer por el camino de Borges.<br /><br />Civilización es Barbarie<br /><br />Facundo es el resultado de un intento por demarcar la llanura inmensa de una historia que es enigma, y para eso recurre Sarmiento a estos dos gestos retóricos que parecerían contradictorios: por un lado, una construcción de simetrías irreconciliables; y por el otro, un enlace irreversible, una concepción lingüística que tiende a anclar los polos del signo (huella de la realidad/significado) en una presentación incontestable.<br /><br />Desde esta perspectiva, se nos ofrece como un hecho elocuente el que Sarmiento haya finalmente develado el enigma de la Argentina no tanto gracias a ese intento casi científico por entender la relación entre civilización y barbarie sino justamente, y de manera más insospechada, por el racismo y autoritarismo que su propio discurso destila. Es revelador que los dos gestos retóricos a que recurre Sarmiento (la división y el nudo), remitan respectivamente a los dos polos que sustentan el temperamento racista (violencia por escisión) y autoritario (violencia por fijación) de la obra. Es allí finalmente, en el temperamento, donde se encuentra la idiosincrasia argentina, donde se resuelve el enigma que ingenuamente plantea el Facundo. Diría aún más, el inconfesado proyecto de Sarmiento (inconfesado a sí mismo), parece ser el de dar forma poética a ese inveterado racismo y autoritarismo de que se fue haciendo la Argentina y cuya patogenia, él mismo especula, viene de España: "¡Mirad que sois españoles y la Inquisición educó así a la España! Esta enfermedad la traemos en la sangre. ¡Cuidado pues!".<br /><br />Pero la enfermedad que desde España traemos en la sangre, la fobia hacia el otro y la violencia con que se expresa, tiene en Argentina un matiz particular; pues no se trata de un miedo, una repulsión hacia el otro como probablemente era el caso durante la Inquisición, sino más singularmente un miedo, una repulsión a ser confundido con el otro. ¿Qué diferencia a Rosas de Sarmiento? Uno se tienta en contestar la pregunta retórica formulada en El Farmer, desdeñando toda diferencia; porque en Argentina civilización es barbarie y esa es la tragedia velada que narra la épica (bioépica, autobioépica) fundacional del Facundo.<br /><br />Aprovechando una comunicación de un funcionario de Rosas que definía la cinta colorada como "un signo que su gobierno ha mandado llevar a sus empleados en señal de conciliación y de paz", Sarmiento ironiza "Las palabras Mueran los salvajes, asquerosos, inmundos unitarios, son por cierto muy conciliadoras.". ¿Se le habrá pasado por alto a Sarmiento la naturaleza hostil, caprichosa e inflexible de su propia escritura? Juan Manuel de Rosas hace el mal sin pasión: "calcula en la quietud de su gabinete, y desde allí salen las órdenes a sus sicarios" (escribe Sarmiento). Sarmiento, por su parte, "escribió desde el silencio de un escritorio: 'Derrame sangre de gauchos, que es barata'" (citado por Rivera en El Farmer). Tanto en Rosas como en Sarmiento hay una violencia sistemática y en ambos parecen estar ellas coreografiadas como actos literarios. De hecho, como dice David Viñas: "El estilo de Sarmiento adquirirá definición política a través de una eficiente centralización del poder; él acompaña este progreso con sistemáticos llamados a la guerra a muerte contra los paraguayos, los Indios, y las montoneras entre 1863 y 1879".<br /><br />No se trataría como propone Ricardo Piglia que Facundo, Civilización y Barbarie esté escrito en el borde entre la conjunción y la disyunción, donde la aproximación política nos haría ver "civilización Y barbarie" cuando en realidad se propone "civilización O barbarie". El soslayado mensaje del Facundo se cifra en el oxímoron "civilización ES barbarie". No se trata siquiera de una figura retórica sino de una realidad: ni la conjunción ni la disyunción sino la compenetración ontológica de dos dimensiones que se pretenden irreconciliables: ese es el enigma aún no resuelto de la Argentina, y esa es la razón por la cual el Facundo gana en dimensión literaria con el tiempo; pues su fuerza poética reside justamente en las conexiones secretas que Sarmiento enlaza entre ambos paradigmas más allá de todo antagonismo.<br /><br />www.everba.org</span></p><hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/sarmiento.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="222" hspace="15" vspace="5" width="179" /></span><span style="font-family:Verdana;"><span style="color:#cc3300;"><b><a name="SARMIENTO:_LA_NOVELA_DEL_PRÓCER_DE_CARTÓN_">Sarmiento: "La novela del prócer de cartón" </a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Por Guillermo Mircovich<br /><br />Sarmiento era hijo de Doña Paula Albarracín y del peculiar José Clemente Quiroga Sarmiento, el que luego usará solamente el último apellido, muy posiblemente no era un hombre de andar mintiendo, porque el mismo Sarmiento en “Recuerdos de Provincia”, hace referencia a los dichos de su padre “... la familia de los Sarmiento tiene en San Juan una no disputada reputación que han heredado de sus padres a hijos, dírelo con mucha mortificación mía, de embusteros. Nadie les ha negado esta cualidad y yo les he visto dar tan relevantes pruebas de esta innata y adorable disposición, que no queda duda de que es alguna cualidad de Familia”.<br /><br />Muy interesante apreciación del tutor de la familia, que se nos hará dudoso en el tiempo pensar, si es realmente el prócer que dicen ser y si Sarmiento cambiase su forma de, a pesar de lo escribía su propio padre<br /><br />Dice de Paoli, en su libro, “Domingo Faustino, sí, él ha sido embustero, como ya lo veremos. Y es que mentiroso es, quien sostiene algo que no es exacto, pero sin intención dañosa; mientras que el embustero usa artificio en su embuste y tiene intención dañina”.<br /><br />2 - UNA DOCENCIA CON MUCHAS DUDAS<br />La historia nos explica que concurrió a la escuela desde 1816 y sale en 1824, con trece años de edad, y su asistencia era perfecta, pero en 1820 es llevado a Córdoba, y anotado en el Colegio de Montserrat, Sarmiento dice que “... regresé muy luego, por enfermedades que me atacaron”, pero resulta que en el Catálogo de Alumnos del Colegio Montserrat , publicado por el historiador R. P. Ignacio Greñón, el nombre del niño Sarmiento no figura como inscripto en ese colegio y tampoco en otro importante de la zona.<br /><br />El meticuloso Sarmiento se jacta de fundar en San Francisco del Monte una escuela de primeras letras y es curioso el tema ya que contaba solamente con quince años y al frente de esa localidad estaba el cura José de Oro, que era justamente el que le enseña latín, gramática, etc. a él mismo, esto contado por Sarmiento, es decir, muy presuntamente se quedó con la obra del fraile.<br /><br />Siendo Presidente, funda una gran escuela en La Rioja, y por decreto nombra a todos los responsables de las áreas, la escuela funcionaba desde hace rato y las autoridades eran las mismas que estaban, en 1866 le dice a Mann, “en todos estos años solamente pude fundar dos escuelas”<br /><br />Hablando de su niñez en Recuerdo de Provincia, dice, ”... era yo unitario”, no debemos olvidar que salió de la escuela en 1824 y que en 1827, tenía dieciséis años justamente cuando el unitario Rivadavia siembra una actuación fraudulenta en el Congreso Constituyente de ese entonces en Buenos Aires, y Sarmiento ya tomaba parte de lo que sería la historia negra de Buenos Aires, la fama de embustero la ha de dejar bien sentada, no solamente en San Juan, sino en lugar que pise por su larguísima actuación política y de escritor lo ha de acreditar con creces.<br /><br /><img src="http://www.elortiba.org/ayer/sarmientomilico.jpg" align="right" border="0" height="321" hspace="15" vspace="5" width="230" />3 - LAS MENTIRAS DE PATAS CORTAS<br /><br />Con motivo de unas escaramuzas en Pilar, Sarmiento con el grado de teniente unitario, cuenta con verborragia de novela todo lo que ha sucedido con su ser, su espectacular fuga entre las filas enemigas, la súplica de Laprida para sacarlo de tan embarazosa situación, hasta había que pasar sobre el cadáver de un comandante para llegar al joven Sarmiento, historia develada por Jorge A. Calle, testigo y actor de esos mismos hechos, que cuenta que Sarmiento huye del combate, y en su huida lo toma prisionero un negro de San Juan y lo entrega a un oficial.<br /><br />Así, más o menos finaliza la joven vida de Sarmiento en su adolescencia, en 1936, vuelve a San Juan “... Comiéndome privaciones llegué por la amistad de mis parientes a colocarme entre jóvenes que descollaban en San Juan”, anoten la expresión “llegué por amistad”, no hay mucha diferencia al día de hoy.<br /><br />4 - EL PERIODISMO DIFAMADOR<br /><br />Una de las manifestaciones más elocuentes en aulas escolares escuchadas por los docentes, es la creación del diario “El Zonda”, de San Juan, con el cual Sarmiento aparece como un periodista de suma fama que a través del periódico informó al pueblo de los sucesos acaecidos en Buenos Aires, cuando la verdad es que el Zonda apareció el 20 de julio de 1839 y desapareció el 12 de agosto del mismo año, es decir que estuvo en la calle solamente 24 días con 25 ejemplares por tirada.<br /><br />Pero si su historia periodística es folletinesca, más aun lo es, su cuento “... estando preso y engrillado en un calabozo inmundo, lleno de ratas, un grupo de unas seis niñas, alumnas del Colegio del que es director, lo visitan”. Y “... a la luz de una vela de sebo, porque es el anochecer, colocada sobre los adobes, recitan sus lecciones de geografía, de francés, de aritmética y de gramática y mostraban los ensayos de dibujos de dos semanas”, lo cuenta en “Recuerdos de Provincia”. Hagamos la situación de la escena, de noche, entremedio de ratas, engrillado y por lo menos debe haber otros presos, las “mamitas” dejan ir a sus “pobres hijitas” a ver a su maestro a la cárcel para recitarle sus deberes, pues creemos que Sarmiento se adelantó a la época y descolocó a Alberto Migre, Abel Santa Cruz, y hasta la mismísima editorial Corin Tellado.<br /><br />5 - UN POLITICO CON FINES EQUIVOCADOS<br /><br />Sarmiento se va a Chile, desde allí comienza su obra contra el “dictador Rosas”, trabajando justamente para el “dictador Portales”, ¿comodidad? ¿Desahogo? ¿Interés?, vaya a saber que, pero él, el gran defensor de la libertad, emancipación, autonomía, escribe en un ataque de furia desplegando quizás su pensamiento oculto sobre los gobiernos que él pretende “... es preciso emplear el terror para vencer en la guerra. Debe darse muerte a todos los prisioneros y los enemigos. Debe manifestarse un brazo de hierro y no tener consideración... “, si según él, Rosas era eso justamente lo que hacía, Sarmiento, ¿En contra de que estaba?, y para terminar con la historia del ilustre luchador de la “libertad”, el 14 de noviembre de 1841, escribe “... nosotros pensamos que en los países sudamericanos la palabra libertad importa sainete ridículo, melodrama horrible y larguísima comedia que no manifiesta tener fin”, esto es, el pensamiento del gran luchador de las libertades individuales.<br /><br />Ya en 1942, el gran maestro asocia a su pensamiento liberal-golpista, el de la traición a la patria, en el diario “El Progreso” de chile, publica , “...seamos francos, esta invasión es útil a la civilización y al progreso”, Inglaterra había invadido las Islas Malvinas, este es el prócer de lata, encumbrado por la docencia que no es capaz de informar debidamente a los alumnos argentinos, y no le echemos culpa a la educación porque nadie está obligado a no contar lo que sabe y además está escrito ¡¡ y por el mismo Sarmiento !!, pero su triste designo sigue con el estrecho de Magallanes, aconseja al General chileno Bulnes “...mandar al estrecho algunas compañías de soldados y los víveres necesarios para su mantenimiento”, los chilenos toman Magallanes y dictan un bando tomando posesión en nombre del gobierno chileno ¿ si el Estrecho de Magallanes era chileno para que labren un acta de posesión ?, es decir, sabían que el estrecho no era chileno.<br /><br />Como no quería volver a Buenos Aires porque gobernaba Rosas, se dedica a realizar campaña desde Chile, el 11 de enero pública “...los argentinos residentes en Chile pierden desde hoy su nacionalidad. Los que no se resignen a volver a la Argentina deben considerarse chilenos desde ahora. Chile puede ser en adelante nuestra patria querida. Debemos vivir totalmente para Chile y en esta nueva afección deben ahogarse las antiguas afecciones nacionales”, palabras que repetiría el 15 de abril de 1884, representando al gobierno argentino en forma oficial.<br /><br />No son casualidades los pensamientos de Sarmiento, el Estrecho de Magallanes es chileno, insinúa tratar el asunto de la Patagonia, la posesión de San Juan y Mendoza, todos estos territorios para Chile. Está de acuerdo con la logia de Montevideo e Inglaterra por el cual Corrientes y Entre Ríos pasen a ser territorios de la Banda Oriental, que Misiones pasara a Brasil, Jujuy y Salta a Bolivia y hasta habla en “La Crónica” de “...los Andes chilenos”, y escribe en ese mismo diario el 11 de noviembre de 1849 “...es preciso reconcentrar sus fuerzas en poco espacio para tener poder, es preciso aumentar la población para ser fuerte y entonces imponerle la ley a los vencidos”. Dice Arturo Jauretche “---y esta imagen de Sarmiento imponiendo la ley a los vencidos, a los países cuya separación promoviera, como se concilia con el Sarmiento que nos han vendido”. En ese momento Rosas, según Ricardo Rojas , decía”...es preciso conquistar Tarija, Magallanes, Montevideo y Paraguay, esta es la diferencia que siempre marcamos, los unitarios pensando en su negocio comercial en una patria chica, y los Federales pensando en una Patria Grande donde el hombre americano goce de las libertades individuales. Recomendamos leer “En Ejército y Política, la Patria Grande y la Patria Chica”<br /><br />6 - UNA CONFUNSION DE IDEAS<br /><br />Su odio a España, lo representa admirando a Francia o a Inglaterra, pues más adelante hablará de la “... gran Albión”, las frases de Sarmiento sobre España lo dicen todo”...tengo que luchar con la raza española, tan incapaz de comprender el gobierno libre, crearlo y sostenerlo, aquí como en España (...) España, condenó a la barbarie a los descendientes de europeos en América (...) el castellano es barrera infranqueable para la transmisión de las luces (...) no ha habido en España un hombre que piense (...) España no ha tenido un solo escritor de nota, ningún filósofo, ningún sabio, no posee un escritor que pueda educarnos, ni tiene libros que nos sean útiles”. Sarmiento dice cosas que rayan la locura, ataca a España por sus letras y sus costumbres culturales ignorando que en ese momento tenía 1800 años más que nosotros, por lo tanto su conocimiento sobre ese país era totalmente nulo, sorprendente en un hombre que acá en Argentina es denominado “ el maestro de las aulas”, pero lo peor en Sarmiento es no entender la lucha comenzada por San Martín y seguida por Rosas, es decir, confundió la lucha de la Independencia y la Soberanía Nacional con la impresión de un libro escrito por españoles, ¿no sabía Sarmiento que ya existían Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Ávila, los pintores Murillo, Velázquez, Goya y pensadores como Jovellanos, Feijoo, Vitoria ?, este hombre, es al que hoy lo recordamos en el día del maestro.<br /><br />7 - COMIENZA A CONFUNDIR SU VIDA COMO ESCRITOR<br />Se hace evidente que Sarmiento va perdiendo su posición política, se afianza un nuevo gobierno en Chile, Rosas maneja la Confederación en Argentina, y él sigue autoexiliado en Chile, es entonces que se le presenta la oportunidad de su vida, muere el General Félix Frías Aldao, “ el Fraile Aldao”, combativo y sobresaliente figura de la época, y Sarmiento comienza a escribir la “ Vida de Aldao”, dice Pedro de Paoli en la hoja 75 de Sarmiento y el Desarrollo Nacional “...todo lo tergiversa Sarmiento en esta biografía: Las supuestas borracheras, la crueldad, el despotismo. Llega hasta hacer una verdadera novela con la asistencia médica que tiene Aldao en el proceso de su enfermedad y muerte. Lástima de pluma y de imaginación tan dominados por el espíritu de la mentira y el ensañamiento”. No debemos olvidar que decía que España no tenía escritores y que no podía enseñar nada.<br /><br />Así todo, comienza a publicar en un diario chileno, la vida de Juan Facundo Quiroga, Caudillo Federal Argentino, hombre de ideas de libertad y religión, debemos recordar que el estandarte de lucha del General Quiroga era “ RELIGIÓN O MUERTE” , Sarmiento lo enfoca desde su escritorio cómodamente sentado luchando por la libertad ¿ de quien ?, su publicación la denomina “ civilización y barbarie “, que luego cobraría inusitado interés por parte de los unitarios, y hoy es considerada una obra de extraordinario valor cultural, notablemente, los escritos de Sarmiento a pesar de ser mentirosos, aberrantes en sus apreciaciones, incoherentes referentes a la cultura argentina y todo lo que proceda del campo, aun hoy sus obras son consideradas leíbles, es muy común que un chico de escuela solicite por pedido de su docente “ Recuerdos de Provincia” o “ Facundo”, como si en esos libros encontrarán los objetivos nacionales que necesita un país para encontrar su verdadera identidad.<br /><br />Un dato por más elocuente de las fantasías de Sarmiento, es que comienza su “ Facundo “, a solo diez años de la muerte del caudillo, cual es la información que posee para hacer la biografía de “...este bárbaro hombre que pobló nuestro suelo”, es muy posible que haya consultado amigos, pues por escritos no se pudo asesorar ya que estaba en Chile, se hace entonces más entendible “ la consulta con amigos”, que por supuesto eran unitarios y no amigos precisamente de Facundo Quiroga<br /><br />Su comparación es tan irreal, como despreciable, porque habla de su raza, de su país, de sus antecesores, pero a él, nada le importa, escribe “... puede ser muy injusto exterminar salvajes, sofocar civilizaciones nacientes, conquistar pueblos que están en posesión de un terreno privilegiado (...) Caupolicán, Colocolo y Lautaro no son más que unos indios asquerosos, a quienes habríamos hecho colgar ahora, si aparecieran ahora en una guerra de los araucanos contra Chile”. El maestro de maestros le escribe a Mitre el 20 de septiembre de 1861 “...no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país, la sangre de esta chusma criolla, incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos”.<br /><br />De Paoli dice en hoja 79, en su libro, “... con tales ideas sobre habitantes y los problemas de la República Argentina, era lógico que titulara, como lo hizo, a su folletín: “Civilización y Barbarie”. La premisa era falsa, y falsas tenían que ser las conclusiones a que llegara (...) gobierna la campaña, la gente de frac piensa en los europeos; los ingleses y los franceses; aman la cultura, el progreso, las bellas artes y las ciencias. Esos eran Rivadavia, del Carril, Varela, Rivera Indarte, Echeverría. Esos eran el partido unitario, el partido de las luces; mientras que Rosas y Quiroga, que son la barbarie, la campaña, son el partido federal, el partido del atraso; el resabio de España. Así va desarrollando su pensamiento Sarmiento.<br /><br />8 - EL MUNDO CAMBIA PARA MAL DE SARMIENTO<br /><br />Es tan calamitoso lo de Sarmiento, que ignora que en el mundo se han sucedido episodios que han cambiado en muchas de sus formas, las vidas, las culturas, las políticas: Ha comenzado la lucha de clases, las revoluciones sociales, la igualdad de condiciones ante las injusticias a la clase obrera, aparece Henales, Rousseau, Engels, con su manifiesto comunista, Carlos Marx, con el marxismo, ¿En donde vive Sarmiento?, seguramente dentro de una botella, lógicamente con corcho.<br /><br />En 1848, Engels denunciaba la economía capitalista y la situación de la clase obrera y al estado burgués, Blanc predica en el mismo año a favor de los derechos obreros, Owen (1771-1858), dueño de un establecimiento fabril, trabaja sobre la organización obrera, Fourier (1772-1835) había publicado el “ Tratado de asociación doméstica agrícola”, Saint-Simón (1760-1825), realizo una gran labor a favor de las nuevas ideas sociales, mientras Sarmiento el 20 de septiembre de 1861 le escribe a Mitre “...tengo odio a la barbarie popular...la chusma y el pueblo gaucho nos es hostil ”, ya había escrito en 1841 “...es un bien de la oligarquía chilena, formada por la clase pudiente e ilustrada”.<br /><br />Si Sarmiento es escritor instruido, si gusta de los adelantos sucedidos en la Europa, si aboga por las costumbres europeas, como puede ser que ignore lo que sucede en el mundo de esa época, hipocresía, simulador, impostor, falsedad, solo la mente distorsionada de Sarmiento puede concebir semejante posición política, porque se hace muy elocuente que en el mundo las ideas sociales ya estaban cambiando la forma de vida y el seguía con su hostilidad al gaucho, que al fin y al cabo, él, y solo él, le debía enseñar nuevas costumbres, ya que él, era el gran maestro.<br /><br />“...que servicio prestan a la patria las huérfanas, hijas de padres viciosos o extraviados, ¿Por qué ha de gastar el estado su dinero en alimentar a nadie? Son dineros mal gastados los destinados a colegios de huérfanos, si los pobres se han de morir que se mueran, que importa que el estado deje morir al que no puede vivir a causa de sus defectos”, discurso de Sarmiento en el Senado de la Nación el 13 de septiembre de 1859.<br /><br />El ocultamiento del verdadero Sarmiento lo podemos leer en la “Historia Argentina” de José C. Ibáñez, el cual de la página 211 hasta la 214, no dice absolutamente nada sobre lo escrito en estas páginas, como si esto no hubiese sucedido, pero debe ser casi seguro, que si analizamos lo escrito sobre otros presidentes, figuras o próceres, seguramente encontraremos que esa historia tiene decididamente inclinaciones políticas que no reflejan un sentido Nacional y Popular.<br /><br />Los escritos de Sarmiento sobre Facundo Quiroga, la campaña y el gaucho, tienen tal rechazo, que Valentín Alsina, Florencio Varela, Juan Bautista Alberdi, entre otros, profesos declarados unitarios, manifiestan que es inexacto todo como lo describe Sarmiento.<br /><br />Esta política de desmerecimiento encarada por Sarmiento, cuesta entender como un fin político, en ese momento, pero tengamos en cuenta que años después Sarmiento sería nombrado Presidente de la Nación, se puede concebir en una mente humana, que el pensamiento de este hombre haya sido el que dirigió los destinos del país entre 1868 y 1874, pensemos en los avatares que estamos viviendo en la vida moderna por las ideas que impuso Sarmiento hace 150 años atrás y que todavía siguen rondando en las mentes de algunos argentinos.<br /><br />Lo escrito por Sarmiento en el Facundo toma interés inusitado para la oligarquía liberal y masónica que gobierna el país. El Facundo se convierte en un instrumento de propaganda política e ideológica al necesitar esa oligarquía aniquilar todo vestigio de tradición católica, hispánica y criolla. Hay que transformar este país, comenzando por transformar la conciencia de sus habitantes, cambiar sus mentes, borrar de su memoria la verdad del pasado argentino, sobre todo la grandeza moral del gaucho y la libertad y el bienestar de que gozaba.<br /><br />Solamente al iniciarse el siglo XX, se edita el Martín Fierro, la antítesis del Facundo, ahí se reivindica al gaucho y se cuenta sus penurias.<br /><br />Sarmiento nunca llegó a comprenderlos.<br /><br />9 - COMIENZA A DIVAGAR SOBRE GOBERNABILIDAD<br /><br />Sarmiento comienza a posesionarse pensando en la caída de Rosas, y fluyen sus ideales de lo que debe ser una nación escribiendo un “Proyecto de Reorganización de la República”, en una de sus partes especifica “...quien no reconozca el gobierno del General Paz, debe ser ahorcado”, escribe “...un gobierno despótico, tirano y sanguinario”. El gobierno de Chile comienza a dudar de las facultades mentales de Sarmiento y le inventan un viaje a Europa con el fin de estudiar el sistema educativo europeo.<br /><br />En Europa lo que menos visita son los ministerios de educación, a el le importa solamente la caída de Rosas, está obsesionado con esa idea, se acerca a políticos como Thiers y Guizot, pero resulta que son Rosistas a pesar de estar a miles de kilómetros de Buenos Aires, por intermedio del General Las Heras consigue entrevistar al General san Martín que ya se encuentra viviendo en Grand Bourg, cuando comienza a hablar mal de Rosas, San Martín lo recrimina y sostiene el pensamiento del restaurador sobre su patriotismo. Nuevamente su pensamiento de gobernabilidad sufre un duro revés y justamente con San Martín.<br /><br />10 – EL PACTO PARA QUE SARMIENTO SEA PRESIDENTE<br /><br />El sistema político que comienza a imperar en Buenos Aires le es muy conocido a Sarmiento, pues ya estuvo en todos los pensamientos sediciosos de los unitarios, no desconoce como se mueven entre las sombras las fuerzas políticas, las financieras, el ejército, la marina, ya tiene en claro como llegar a lo más alto del poder.<br /><br />Sarmiento se fue al Partido Conservador, porque el Partido Liberal ofrecía abrir un camino hacía las ideas populares, y él, de ninguna forma aceptaría ese tipo de ideas, y lo escribirá en sus memorias “...las huelgas son invenciones de los ociosos que buscan motivos de alarma. El socialismo las usa como instrumento de perturbación... ”, Es decir, nunca se dignó a pensar que tras un conflicto laboral, había una necesidad pendiente.<br /><br />El único hombre que se le oponía en el mismo partido era Adolfo Alsina el cual era él mas querido de todos los candidatos. Pero la oligarquía no le tiene confianza, y los intereses solamente se los defenderá Sarmiento, el 12 de junio de 1868 es elegido presidente. En Buenos Aires no contó con un solo elector, el pueblo no votaba libremente. Y en esta elección la violencia a favor de Sarmiento fue tan brutal que Mitre tuvo que destruir al General Arredondo por sus excesos armados a favor de Sarmiento. Para ser gobernador de San Juan fue necesario degollar al Chacho, para ser presidente, fueron necesarios los sables del General Arredondo.<br /><br />Llega a presidente, pero contrariamente a lo que se conoce, no es el gran maestro que lleva adelante la educación, en España, país odiado por Sarmiento conoce a Torres, el cual será el técnico del ministerio de Educación durante la presidencia de Sarmiento, Fue Torres el de las iniciativas en las escuelas normales y colegios nacionales. Este gran aporte a la enseñanza en la presidencia de Sarmiento se debe, pues, a esa España educacional, que tanto denigrara Sarmiento. Es Torres el que restablece la disciplina del colegio Nacional de Buenos Aires; que ocupa con gran eficacia la Inspección de Colegios Nacionales de la Nación; inculca las nociones y los métodos de Montesino y Pestalozzi en nuestro país, hombres que Sarmiento en su viaje a España no los consideró importantes para la enseñanza. Sarmiento era el presidente.<br /><br />No ha de extrañar estos altos y bajos en los pensamientos de Sarmiento, porque él, está alejado de esa figurita escolar a la cual estamos ligados docentemente, porque él mismo será la contradicción de sus pensamientos, y a pesar de tomar parte de una Constitución a la norteamericana, a pesar de su disgusto, la gobernabilidad de el pasa por su propia constitución. Siendo gobernador de San Juan arrasa Entre Ríos, siendo presidente persigue a López Jordán hasta los cantones de la frontera, pone precio a las cabezas de los jefes jordanistas y persigue a José Hernández, el autor del Martín Fierro, cosa para el lógica, pues Hernández era opositor a sus ideas.<br /><br />Ya tiene el poder que necesitaba, era presidente, y amuebla parte de su despacho con los muebles que el ejército brasileño ha saqueado en la residencia de Madame Linch, de Asunción, y que se venden en subasta pública en Buenos Aires. Son muebles robados.<br /><br />Le niega el subsidio al Ferrocarril del Oeste, una iniciativa argentina y le brinda el apoyo al Ferrocarril Pacífico que es inglés, la gran iniciativa argentina en ferrocarriles, fundada por argentinos, dirigido por argentinos y con capitales argentinos, era la demostración inexcusable de la falsedad de la tesis de Sarmiento de que los argentinos éramos incapaces de dirigir el progreso del país. La competencia ferroviaria cesa, y los ingleses quedan dueños exclusivos del tráfico ferroviario.<br /><br />Ante el monumento de Belgrano, siendo presidente, en uno de sus párrafos expresa,”...la poderosa Albión, la enérgica raza inglesa, cuya misión es someter al mundo bárbaro del Asia, África, y nuevos continentes e islas”. Entre esos nuevos continentes, lógicamente, está América del Sur, nuestro país.<br /><br />Lo escrito en este informe no se encuentra en los libros escolares, ellos están automatizados en contar una historia que ocultan las verdades que harían cambiar de pensamiento a quienes la lean.<br /><br />Por eso, se hace necesario desenmascarar las identidades que encubren estas falsedades, lo peor que le puede pasar a la Patria y a su Pueblo que oscuros intereses desinformen con propósitos inconfesables, pero que mayormente están dirigidos a perder la Identidad Nacional, decía San Martín “...seamos libres, después no importa nada”, y esta es la libertad que nos quieren quitar, el del Pensamiento Nacional, fuera de las figuras de cartón que enseñan en las escuelas, por definiciones políticas, San Martín, nunca estaría al lado de Rivadavia y de Sarmiento, no, por lo que contemos nosotros, sino, por lo que escribió San Martín de ellos, por eso nos atrevemos a contar una historia por la cual lucharemos toda la vida: por la Independencia, por la Soberanía Nacional, por la Justicia Social y por la Patria Grande .<br /><br />Bibliografía consultada<br /><br />Pedro de Paoli, Sarmiento y el Desarrollo Nacional.<br /><br />Juan A. Bustinza/Gabriel A. Ribas, Las Edades Moderna y Contemporánea<br /><br />José C. Ibáñez, Síntesis de Historia Argentina<br /><br />Mariano de Vedia y Mitre, Páginas inéditas de Sarmiento, año 1931<br /><br />Arturo Jautetche, Manual de Zonceras Argentinas<br /><br />Adolfo Saldías, Un Siglo de Instituciones.<br /><br />Raúl Scalabrini Ortiz, La Historia de los Ferrocarriles Argentinos<br /><br />Fuente: www.peronvencealtiempo.com.ar</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/sarmiento.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="222" hspace="15" vspace="5" width="179" /></span><span style="font-family:Verdana;"><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Gloria_y_loor_al_gran_cipayo_argentino">Gloria y loor al gran cipayo argentino</a><br /><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><b>Algunos dichos del ilustre sanjuanino</b><br /><br />SOBRE LA PATRIA: "Los argentinos residentes en Chile pierden desde hoy su nacionalidad. Chile es nuestra Patria querida. Para Chile debemos vivir. En esta nueva afección deben ahogarse todas las antiguas afecciones nacionales" (El Progreso, 11/10/1843). "Fui chileno, señores, os consta a todos" (5/4/1884).<br /><br />SOBRE LA PATAGONIA AUSTRAL: "He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar aquel paso... El gobierno argentino, engañado por una falsa gloria, provoca una cuestión ociosa que no merece cambiar dos notas, Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a Chile y quizá toda la Patagonia... No se me ocurre después de mis demostraciones, como se atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra ni pretexto de controversia les queda". (El Progreso 11 al 28 de Nov. 1842 y La Crónica 11/3 y 4/8/1849). "Es una guerra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora en su defensa. ¿Por qué obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?" (1868; 30/5/1881 y El Nacional, 19/7/1878)<br /><br />SOBRE LA MARINA NACIONAL: "El día que Buenos Aires vendió su Escuadra hizo un acto de inteligencia que le honra. Las costas del Sur no valdrán nunca la pena de crear para ellas una Marina. Líbrenos Dios de ello y guardémonos nosotros de intentarlo". (El Nacional, 12/12/1857 y 7/6/1879).<br /><br />SOBRE LAS COLONIAS EXTRANJERAS Y LAS MALVINAS: "La Inglaterra se estaciona en las Malvinas. Seamos francos: esta invasión es útil a la civilización y al progreso" (El Progreso, 28/11/1842). "Propicio una colonia yanqui en San Juan y otra en el Chaco hasta convertirse en colonias norteamericanas de habla inglesa (años 1866 y 1868) porque EEUU es el único país culto que existe sobre la tierra. España, en cambio, es inculta y barbara. En trescientos años no ha habido en ella un hombre que piense... Europa ha concluido su misión en la historia de la humanidad". Por último se lamenta que hallamos vencido a los ingleses en las invasiones. (Cf. Gálvez, 449, 90 y 132)<br /><br />SOBRE EL GAUCHO: "Se nos habla de gauchos...La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos".(Carta a Mitre de 20 de Septiembre de 1861 y "El Nacional" 3/2/1857)<br /><br />SOBRE LA IGUALDAD DE CLASES: "Cuando decimos pueblo, entendemos los notables, activos, inteligentes: clase gobernante. Somos gentes decentes. Patricios a cuya clase pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse en nuestra Cámara (Diputados y Senadores) ni gauchos, ni negros, ni pobres (interesante apreciación de Sarmiento descendiente de negros, por parte materna y nacido pobre, N. del A.). Somos la gente decente, es decir, patriota" (Discurso de 1866)<br /><br />SOBRE LOS DESHEREDADOS SOCIALES: "Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos?. ¿Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer". (Discurso en el Senado de Buenos Aires, 13 de Septiembre de 1859)<br /><br />SOBRE LA MASA: "Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?. El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas". (En Buenos Aires, 1853; Carta a Mitre del 24 de Septiembre 1861; en EEUU., 1865)<br /><br />SOBRE EL INDIO AMERICANO: "¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado". (El Progreso, 27/9/1844; El Nacional, 25/11/1876)<br /><br />SOBRE LA PALABRA DE HONOR: "Si miento lo hago como don de familia, con la naturalidad y la sencillez de la verdad" (Carta a M. R. Garcia, 18/10/1868) (Palabra de honor del presidente de los argentinos e historiador nacional)<br /><br />SOBRE EL LIBRO FACUNDO: "Jovencito: no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito contra Rosas" (Consejo dado a Ramos Mexía). "Los muchos errores que contiene son una de las causas de su popularidad" (La Crónica, 26/12/1853). "Lleno de inexactitudes, a designio a veces" (Carta a Paz, 22/12/1845). "Cada pagina revela la precipitación con que ha sido escrito" (Rec. de Pcia.). "Sin documentos a la mano y ejecutado con propósitos de acción inmediata" (Carta a V. Alsina, 7/4/1851).<br /><br />SOBRE EL "MODELO" DE ESTUDIANTE: "La plana (libreta escolar) era abominablemente mala, tenia notas de policía (conducta deficiente), había llegado tarde, me escabullía sin licencia (se rateaba) y otra diabluras con que me desquitaba del aburrimiento" (Mi defensa, año 1843)<br /><br />SOBRE LA FUNDACION DE ESCUELAS: "En Buenos Aires SOLO LOGRE FUNDAR 2 ESCUELAS" (Carta a M. Mann, 15/5/1866). "De treinta jóvenes que era la dotación de la Escuela de Preceptores que dirigía en Chile, veintiocho fueron expulsados" (El Monitor, 15/8/1852). "En Santa Rosa de Chile fui real maestro de escuela, no habiéndolo sido antes ni después" (8/4/1884) . "En la ciudad de Buenos Aires se han construido solo dos edificios de escuelas en estos veinte años (de 1858 a 1878). Mientras tanto no se intenta nada. En la única escuela normal de varones el 95% son ineptos; el 30% debió ser expulsado, y el resto solo concurre por el aliciente del viático con que se premia su asistencia a clase. De las dos escuelas normales de mujeres se debió suprimir una" (Informe de 1878).<br /><br />SOBRE LOS UNIVERSITARIOS: "Si algo habría de hacer por el interés publico seria tratar de contener el desarrollo de las universidades... En las ciudades argentinas se han acumulado jóvenes que salen de las universidades y se han visto en todas las perturbaciones electorales... Son jóvenes que necesitan coligarse en algo porque se han inutilizado para el comercio y la industria. La apelación de "Doctor" contribuye a pervertirles el juicio... El proyecto de anexar colegios nacionales a la universidad es ruinoso y malo, pues contribuirá a perturbar las cabezas de los estudiantes secundarios e inutilizarlas para la vida real que no es la de las universidades ni de los doctores. La educación universitaria no interesa a la nacion ni interesa a la comunidad del país... Generalmente en todo el mundo las universidades son realmente libres. Nada tiene que ver ni el estado ni nadie con las universidades" (Senado Nacional, 27/7/1878 y 19/9/1878)<br /><br />SOBRE LA MASACRE PATRIOTICA: "Necesitamos entrar por la fuerza en la Nacion, la guerra si es necesario" (año 1861). "Los sublevados serán todos ahorcados, oficiales y soldados, en cualquier numero que sean" (año 1868. "Es preciso emplear el terror para triunfar. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos. Todos los medios de obrar son buenos y deben emplearse sin vacilación alguna, imitando a los jacobinos de la época de Robespierre" (año 1840). "A los que no reconozcan a Paz debiera mandarlos ahorcar y no fusilar o degollar. Este es el medio de imponer en los ánimos mayor idea de la autoridad" (año 1845). "Hemos jurado con Sarmiento que ni uno solo ha de quedar vivo" (Mitre en 1852).<br /><br />SOBRE KA DEMOCRACIA SANGUINARIA: La muerte del gobernador Benavidez "es acción santa sobre un notorio malvado. !Dios sea loado" (El Nacional, 23/10/1858). "Acabé con el Chacho(el General Peñaloza). He aplaudido la medida precisamente por la forma. Sin cortarle la cabeza a ese pícaro, las chusmas no se habrían aquietado" (Carta a Mitre, 18/11/1863).<br />"Córteles la cabeza y déjelas de muestra en el camino" (Carta a Arreondo, 12/4/1873). "Si el coronel Sandes mata gente(en las provincias) cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición (esos provincianos que defienden sus autonomías) que no se que se obtenga con tratarlos mejor" (Informe a Mitre, 1863). El fusilamiento en masa de un batallón correntino: "brillante conducta". A los sublevados enterrianos en 1868. "Proceda a diezmarlos, pasando por las armas a los que le toque en suerte". El degüello de Santa Coloma: "acto de que gusté" (año 1852). Asesinato del gobernador Virasoro que él instigó desde Buenos Aires: "San Juan tenia derecho a deshacerse de su tirano" (año 1860). Aprobó el asesinato en masa en Villamayor el 2/2/1856 y como presidente ofreció $100.000 por la cabeza de López Jordán y entre las cabezas valuadas a 1000 patacones estaba la de José Hernández, que acababa de publicar el "Martín Fierro", y era un ferviente antirrosista.<br /><br />SOBRE EL SOCIALISMO : "Las huelgas son invenciones de los ociosos que buscan motivos de alarmar. El socialismo las usó como instrumento de perturbación; pero el socialismo es una necedad en América". (El Nacional, 14/9/1878).<br /><br />SOBRE LA LIBERTAD DE SUFRAGIO: "Después de la caída de Rosas, Buenos Aires fue educada en la practicas de la libertad por demagogos. El fraude, la falsificación de las urnas electorales vienen de 1852 por los comicios organizados por Mitre. Después de veinte años de este sistema Mitre se ha quedado solo en la República con sus paniaguados. En Buenos aires hay tal libertad de sufragios que ni a palos harán que el pueblo concurra a elecciones". (Año 1872 ¡El era presidente!).<br /><br />SOBRE LA DEMOCRACIA LIBERAL: "Aquí en América la palabra libertad importa sainete ridículo; Riquísima comedia que no manifiesta tener fin" (14/11/1841). "Esta demostrado que no puede haber mas política que la del garrote y la macana" (año 1880). "A quien no quiere pagar lo soplo a la cárcel. En materia de contribución directa hago peor, pues les rasco el bolsillo" (Gobernado de San Juan en carta a Mitre, 1862).<br />"Una Constitución pública no es una regla de conducta para todos los hombres. La Constitución de las masas populares son las leyes ordinarias, los jueces que las aplican y la policía de seguridad. No queremos exigir a la democracia más igualdad que la que consienten la diferencia de raza y posiciones sociales. Nuestra simpatía para la raza de ojos azules."(OO. CC., 1886)<br /><br />SOBRE EL CONGRESO DE TUCUMÁN: "Formado en su mayoría por curas de aldea, ignorantes de la historia contemporánea. Era un niño que declara la independencia; pues no se necesita inteligencia ni ciencia para emanciparse y constituirse una fracción de pueblo independiente de otra" (Tomo 48º, p. 103 y 302 de OO.CC)<br /><br />SOBRE LAS LAS PROVINCIAS: "Son pobres satélites que esperan saber quien ha triunfado para aplaudir. La Rioja, Santiago del Estero y San Luis son piltrafas políticas, provincias que no tienen ni ciudad, ni hombres, ni cosa que valga. Son las entidades mas pobres que existen en la tierra" (El Nacional, 9/10/1857).<br /><br />SOBRE LOS PORTEÑOS: "Las elecciones de 1857 fueron las mas libres y mas ordenadas que ha presentado la América". (El Nacional, 13/10/1857). "Para ganarlas, nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror, que empleados hábilmente han dado este resultado (de las elecciones del 29 de marzo). Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos fueron puestos en el cepo o enviados a las fronteras con los indios y quemados sus ranchos. Bandas de soldados armados recorrían las calles acuchillando y persiguiendo a los opositores. Tal fue el terror que sembramos entre toda esa gente, que el día 29 triunfamos sin oposición. El miedo es una enfermedad endémica de este pueblo. Esta es la palanca con que siempre se gobernara a los porteños, que son unos necios, fatuos y tontos". (Carta a D. Oro 17/6/1857)<br /><br />SOBRE SAN MARTÍN: "San Martín el ariete desmontado ya que sirvió a la destrucción de los españoles; hombre de una pieza; anciano batido y ajado por las revoluciones americanas, ve en Rosas el defensor de la independencia amenazada y su ánimo noble se exalta y ofusca... Fastidiado estoy de los grandes hombres que he visto... Hace tiempo que me tienen cansado los héroes sudamericanos (como si el fuera europeo), personajes fabulosos todos... La expatriación de San Martín fue una expiación. Sus violencias se han vuelto contra él y lo han anonadado... Pesan sobre él ejecuciones clandestinas... Dejemos de ser panegiristas de cuanta maldad se ha cometido. San Martín, castigado por la opinión, expulsado para siempre de la América, olvidado por veinte años, es una digna y útil lección". (Año 1845. La Crónica, 26/12/1853; carta a Alberdi 19/7/1852; y año 1885)<br /><br />SOBRE ROSAS: ... falso, corazón helado, espíritu calculador... Tirano sin rival hoy en la tierra,...... una aberración, una monstruosidad... legislador de esta civilización tártara... el tirano... el lobezno que se está criando aún...... el caníbal de Buenos Aires... las miradas suspicaces del tirano... el azote del verdugo... otros execraban aquel monstruo sediento de sangre y de crímenes,... el despotismo de Rosas... tirano semibárbaro.... Degüella, castra, descuartiza a sus enemigos para acabar de un solo golpe... el execrable Nerón, el tirano brutal.... la sangre derramada ahogue al tirano!... Rosas con sus atrocidades... ese monstruo,... los bandidos, desde Facundo hasta Rosas... este genio maldito ... el monstruo... horrible monstruo... del execrable tirano... sus mismas brutalidades y su desenfreno... un forajido, un furioso, o un loco frenético...<br /><br />SOBRE URQUIZA : "No deje cicatrizar la herida de Pavón. Urquiza debe desaparecer de la escena, cueste lo que cueste. Southampton o la horca. El es la única nube negra que queda en el horizonte". (Carta a Mitre, dic. 1861). "Además es preciso acogotar a Alberdi, del Carril, Gutiérrez y Fragueiro con Vicente F. López, Cané, Luis Domínguez y Tejedor". (Carta a J. Posse, mayo 1860). "Urquiza es el verdugo vendido a Rosas. Su historia es negra y salpicada de sangre. Un reguero de sangre señala su camino. Después de despoblar la tierra con sus atrocidades, la despuebla con sus rapiñas. Suscita secuaces donde quiera haya un bárbaro. Es un escuerzo, un viejo montonero, un ambicioso, un cacique y soldado desvergonzado, un padrillo inmundo, un gaucho mazorquero e insolente: monstruo de carnicerías humanas". (Tomo 17, p. 93 y 121 y Tomo 49, p. 295)<br /><br />SOBRE EL CHACHO<br />“Quedaron en nuestro poder el mayor don Cicerón Quiroga , jefe de la infantería, y siete oficiales, los que fueron pasados por las armas a día siguiente; se cuentan treinta hombres muertos” (Parte de Sandes 13-2-1862) “ Ha sido una repetición de o de Cañada de Gómez (Informa Sandes a Mitre) “El coronel Sandes llevó orden por escrito del infrasripto de pasar por las armas a todos los que se encontrase con las armas en la mano, y lo ha ejecutado en jefes y oficiales” (Carta de Sarmiento a Mitre 15-2-1862) Más tarde, siendo presidente Sarmiento, la oposición (Mitre) reproduce la carta La Nación Argentina el 25-11/1868. Sarmiento atribuye a matanza al ejercito de Mitre que él “por un acto de generosidad… puso a cubierto de reproches” (JMR tVI p.24)</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><a name="Don_Juan_Facundo_Quiroga_-_Romance_histórico_"><b>Don Juan Facundo Quiroga - Romance histórico</b></a><b><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Anónimo<br /><br />Don Juan Facundo Quiroga<br /><br />1° Parte<br />Don Juan Facundo Quiroga,<br />General de mucho bando,<br />Que tuvo tropas de líneas<br />Muchos pueblos a su mando.<br /><br />Hombre funesto y terrible<br />Que fue el terror de Los Llanos,<br />Era feroz, sanguinario,<br />Bárbaro, cruel e inhumano.<br /><br />Tenía por apodo "El Tigre",<br />Por su alma tan alevosa,<br />Por su presencia terrible<br />y su crueldad espantosa. <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo8.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="right" border="0" height="400" hspace="20" width="326" /><br /><br />Salta, Tucumán, Santiago,<br />Se hallaban desavenidos.<br />Marchó Quiroga a arreglarlos<br />Para dejarlos unidos.<br /><br />Al partir le dice al pueblo<br />Como algo que ya presiente:<br />Sí salgo bien, volveré,<br />Si no ¡Adiós, para siempre!<br /><br />Al ausentarse Quiroga<br />Ya le anunciaba el destino<br />Que había de perder la vida,<br />En ese largo camino.<br /><br />Llevaba por compañero<br />A su secretario Ortiz,<br />Y apuraba la galera<br />En aquel viaje infeliz.<br /><br />A pocas horas de andar<br />En un arroyo fangoso,<br />Se le agarró la galera,<br />Y allí se puso penoso.<br /><br />Acude el maestro de posta,<br />Mas no pudiendo salir,<br />Al maestro mismo, Quiroga,<br />A las varas lo hizo uñir.<br /><br />Al fin pudieron zafar,<br />Y como una exhalación<br />Cruzaba el coche la pampa,<br />Sin hallar interrupción.<br /><br />En cada posta que llega,<br />Pregunta muy afligido<br />La hora que ha pasado un chasqui<br />De Buenos Aires venido.<br /><br />Le contestan que hará una hora,<br />Entonces, con duro acento,<br />¡Caballos!, les pega el grito,<br />¡Sin pérdida de momento!<br /><br />Y su marcha continúa,<br />Mas quiso también el cielo,<br />Molestar a ese bandido<br />Que había ensangrentado el suelo.<br /><br />Durante tres días seguidos<br />Le hace llover permanente;<br />Se pone el camino horrible<br />Convertido en un torrente.<br /><br />Al entrar en Santa Fe,<br />Se le aumenta su inquietud<br />Y en desesperada angustia,<br />Se pone con prontitud.<br /><br />Le avisan que no hay caballos<br />En la "Posta de Pavón"<br />Y que el maistro estaba ausente,<br />Para mayor confusión.<br /><br />Sufre una horrible agonía<br />Al prever una parada,<br />Y grita ¡Traigan caballos!<br />Con una voz angustiada.<br /><br />Causaba asombro de ver<br />En este hombre tan terrible,<br />Ese extraño sobresalto<br />Donde el miedo era visible.<br /><br />Después que logran marchar<br />Dice, viendo para atrás:<br />-"Si salgo de Santa Fe<br />No temo por lo demás."<br /><br />Al pasar el río Tercero<br />Todos los gauchos acuden,<br />A ver a ese hombre famoso,<br />Tal vez que en algo le ayuden,<br /><br />De alli lo hicieron pasar<br />Casi alzando la galera.<br />Por último, llega a Córdoba,<br />Donde Reinafé lo espera.<br /><br />Estando en la posta ya,<br />Pidiendo a gritos caballos,<br />Ha llegado Reinafé,<br />Solícito a saludarlo.<br /><br />Quiroga a las nueve y media<br />Había a este punto llegado,<br />No encontró caballo pronto,<br />Por su arribo inesperado.<br /><br />Muy amable Reinafé<br />Lo invitaba atentamente:<br />-Pase en la ciudad la noche,<br />Lo atenderé dignamente.<br /><br />Pero el salvaje Quiroga, <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo5.jpg" align="right" border="0" height="657" hspace="10" width="471" /><br />Sin ninguna educación,<br />Dice: ¡Caballos preciso,<br />Para mejor atención!<br /><br />Viéndose así Reinafé,<br />Por ese hombre, despreciado,<br />Se regresó a la ciudad<br />Enteramente humillado.<br /><br />Le llevaron los caballos<br />A las doce de la noche,<br />Hora en que siguió su viaje<br />Con Ortiz dentro del coche.<br /><br />Al fin Quiroga llegó,<br />A Tucumán y Santiago,<br />Arregló todas las cosas<br />Y emprende su viaje aciago.<br /><br />¡A Córdoba! pega el grito,<br />Y los postillones tiran,<br />Resuenan los latigazos<br />Y los caballos se estiran.<br /><br />Quiroga lo sabe todo,<br />Hasta el peligro salvado,<br />Sabe el grande que le espera<br />Del enemigo burlado.<br /><br />2° Parte<br />Mientras tanto Reinafé<br />Le prepara los puñales,<br />Que habían de acabar con él<br />En desiertas soledades.<br /><br />Proponen los Reinafé.<br />Como hombres muy advertidos,<br />Llamar a un tal Santos Pérez<br />Y a otros gauchos pervertidos.<br /><br />Santos Pérez se presenta,<br />Como mozo de obediencia<br />Y ¡Santas noches!, le dice:<br />¿Cómo se halla Vuecelencia?<br /><br />Allí mismo le proponen<br />El matar a Don Facundo,<br />Haciéndole ver el bien<br />Que hará a la patria y al mundo.<br /><br />Y le dice Santos Pérez:<br />-"Yo he de rendir obediencia<br />Pero si lleva la firma<br />de manos de Vuecelencia."<br /><br />Al escritorio se entraron,<br />Estos hombres ya entendidos,<br />A trabajar este plan,<br />Sin que puedan ser sentidos.<br /><br />Y le dice Santos Pérez,<br />Al acabar de firmar:<br />Preciso en este momento<br />Un chasqui para mandar.<br /><br />Y manda al Totoral Grande<br />Que vuelvan por El Chiquito,<br />Que le llaman a su gente,<br />Yaques, Juncos y Benito.<br /><br />Yaques, juncos y Benito,<br />Estos eran los bomberos,<br />Que marchaban adelante<br />Señalando el derrotero.<br /><br />Hacia el sud de "El Ojo de Agua"<br />Al correo habían topado,<br />Le preguntaron del coche,<br />Que a dónde lo había dejado.<br /><br />Y le responde el correo,<br />Hablando por sus cabales:<br />En la posta "El Ojo de Agua"<br />Quedan mudando animales.<br /><br />3° Parte<br />Quiroga seguía su viaje<br />Sin mayor inconveniente,<br />Fía en el terror de su nombre<br />Y su orgullo de valiente.<br /><br />Un poco antes de llegar,<br />A la posta "El Ojo de Agua"<br />Un joven salió del monte,<br />Pidiendo que se pararan.<br /><br />Quiroga asomó primero<br />Preguntando: ¿Qué se ofrece?<br />-"Señor, quiero hablar a Ortiz,<br />Si inconveniente no hubiese."<br /><br />Baja Ortiz de adentro el coche<br />Para saber lo siguiente:<br />"Deben matarlos a ustedes<br />"Santos Pérez con su gente.<br /><br />"Se hallan en Barranca Yaco<br />"Aguardando a la galera,<br />"Del camino a los dos lados<br />"Se han colocado de espera.<br /><br />"Tienen orden de matar<br />"De postillones arriba,<br />"Ninguna debe salvar<br />"Ni los caballos con vida.<br /><br />"Aquí tiene este caballo<br />"Que le traigo para usted,<br />"Con el deseo de salvarlo<br />"A casa lo llevaré."<br /><br />Era un joven Sandivaras<br />Con un caballo ensillado<br />Que quiere salvar a Ortiz,<br />Por un servicio prestado.<br /><br />Con semejante noticia<br />Ortiz se puso a temblar<br />Y manifestó a Quiroga<br />No debían continuar.<br /><br />Entonces dijo Quiroga:<br />-No tenga ningún cuidado<br />Mañana mismo esos hombres,<br />Estarán a mi mandado.<br /><br />Facundo agradece al joven,<br />Y de nuevo lo interroga,<br />Mas le dice: -¡No ha nacido<br />Quien lo matará a Quiroga!<br /><br />A un grito mío la partida,<br />A mi orden se ha de poner,<br />Y hasta Córdoba hemos de ir,<br />Mañana usted lo ha de ver.<br /><br />Llegaron al "Ojo de Agua"<br />Y allí saben igual cosa,<br />Pasando el pobre de Ortiz,<br />La noche más angustiosa.<br /><br />Esa noche sin dormir<br />Pasó en amarga congoja,<br />Todas las horas pensando,<br />En sus hijos y en su esposa.<br /><br />Le manifiesta a Quiroga<br />Su intención de no seguir,<br />A lo que éste le contesta:<br />-Es peor, amigo, no ir.<br /><br />Tuvo Ortiz que someterse<br />Sufriendo mayor suplicio,<br />Y como humilde cordero,<br />Marchaba a su sacrificio.<br /><br />Quiroga llamó a su negro,<br />Que le servía de asistente,<br />En él ponía su confianza<br />Porque era hombre muy valiente.<br /><br />Le ordenó limpiar las armas<br />Y tenerlas bien cargadas,<br />Por si llega la ocasión<br />De ser bien aprovechadas.<br /><br />Y alzando nubes de tierra<br />Se alejaron de estos puntos.<br />El polvo íbalos cubriendo<br />Porque iban a ser difuntos.<br /><br />En la "Posta de Intiguasi"<br />No fueron pronto auxiliados,<br />Dándoles tiempo a los gauchos<br />Que estuvieran preparados.<br /><br />4° Parte<br />Al pie de "Barranca Yaco"<br />Treinta hombres había apostados,<br />Para asaltar la galera<br />En cuanto hubiera llegado.<br /><br />Ya sienten los latigazos<br />De los pobres postillones,<br />Y el andar de la galera<br />Que viene a los sacudones.<br /><br />Ya miran venir el coche<br />Rodando por el camino<br />¡A la carga! dice Pérez,<br />Matemos a ese asesino.<br /><br />¡Bendito Dios poderoso!<br />En aquel terrible asalto,<br />Un loro que allí venía,<br />Les gritaba que hagan alto.<br /><br />"Hagan alto", decía el loro,<br />Con su lengüita parlera,<br />"Hagan alto, mi general,<br />"Que le asaltan la galera."<br /><br />Y se asomó el General<br />Con sus armas apuntando,<br />Y pega el grito: A esa gente,<br />¿Quién la viene gobernando?<br /><br />Le responde Santos Pérez<br />Y de este modo lo trata:<br />"La hora te llegó, Quiroga,<br />"Pierdes la vida y la patria."<br /><br />-¡No me mates, Santos Pérez!<br />Le gritaba el General. . .<br />Dame tregua de minutos<br />Siquiera para rezar.<br /><br />Le responde Santos Pérez:<br />-Yo, tregua no te he de dar,<br />Yo no te daré más tregua<br />Que al golpe de un pedernal.<br /><br />Y le dio un tiro en el ojo<br />Sin dejarlo respirar,<br />Y le dice: ¡Oiga el Quiroga!<br />Se acabó ese General.<br /><br />También mataron a Ortiz<br />A pesar de sus clamores.<br />Allí sí que la pagaron<br />Los justos por pecadores.<br /><br />Diez muertes son las que hicieron<br />Con unos dos postillones,<br />Que al ver morir a uno de ellos<br />Se partían los corazones.<br /><br />-¡No me mate, señor Santos!<br />Le decía el postillón,<br />"Señor, ¡líbrame la vida,<br />"Téngame usted compasión!"<br /><br />Le respondió el gaucho Pérez:<br />-Yo no te puedo salvar<br />Porque si te dejo vida<br />Tú mismo me has de juzgar.<br /><br />Entonces dice uno de ellos: </span></span></p> <div align="right"> <table id="table1" align="right" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" height="704" width="439"> <tbody><tr> <td> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;"><span style="font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo7.jpg" style="border: 3px double rgb(192, 192, 192);" border="0" height="694" width="414" /><br /></span><span style="font-size:78%;">Soldado de Quiroga<br /> </span></span></p></td> </tr> </tbody></table> </div> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"><br />"De favor le pediré,<br />Señor, líbrele la vida,<br />Yo con él me ausentaré."<br /><br />Por respuesta Santos Pérez<br />Le voló todos los sesos,<br />En seguida al postillón<br />Le cortó libre el pescuezo.<br /><br />Pegó un grito el postillón<br />Cuando el cuchillo le entró.<br />Este grito, decía Pérez,<br />Que siempre lo atormentó.<br /><br />Se le grabó en el oído<br />Aquel grito lastimero,<br />Y en todas partes oía<br />Del niño aquel ¡ay! postrero.<br /><br />Después de hacer estas muertes<br />A ese gaucho le pesó,<br />Y desfilando de a cuatro,<br />A Sinsacate marchó.<br /><br />Tomó por refugio el monte<br />A causa de su delito,<br />Y allá oyó continuamente<br />De aquel postillón el grito.<br /><br />Al fin lo empuja el destino,<br />O de sus muertos las almas,<br />A volver a la ciudad<br />A la casa de su dama.<br /><br />Hacía unas cuantas noches<br />A que Pérez, disgustado,<br />Dio una paliza a su dama,<br />Y luego se había ausentado.<br /><br />¡Buenas noches, le dice ella!<br />¿Cómo has podido venir?<br />Está la cama tendida,<br />Ven, acostate a dormir.<br /><br />El gaucho estaba borracho,<br />Y ella con gran aflicción,<br />Lo invitaba a que se acueste<br />Con su traidora intención.<br /><br />Este gaucho era temido,<br />Por su valor temerario,<br />Por muchos hechos de sangre<br />en "La Sierra" y "El Rosario".<br /><br />La policía lo buscaba<br />Temerosa de encontrarlo,<br />Porque temblaba de miedo<br />Al sólo pensar de hallarlo.<br /><br />Ella se acostó con él,<br />Y al sentir que se ha dormido<br />Se levantó de la cama<br />Procurando no hacer ruido.<br /><br />Cuando ya se hubo vestido,<br />A la calle se salió,<br />Y en marcha a la policía<br />Corriendo se presentó.<br /><br />-¡Albricias!, le dice al jefe,<br />Y él dice: Las puede dar.<br />-A Santos lo tengo en casa,<br />Si lo quiere asegurar:<br /><br />A esto le contestó el jefe:<br />¡De dónde vas a saber<br />Si Santos no ha de venir,<br />Ni aun lo has de conocer!<br /><br />Y le responde la dama:<br />¡Como no hi conocer<br />Si ahora noches pasadas<br />Yo supe dormir con él!<br /><br />Entonces le dice el jefe:<br />Cuatro onzas te voy a dar<br />Y te voy a premiar bien<br />Si lo haces asegurar.<br /><br />Y le responde la dama:<br />Sin nada de eso, señor,<br />Mande la escolta conmigo<br />Y ya vendrá el malhechor.<br /><br />El jefe le dio los hombres<br />Y a sus órdenes los puso.<br />Vivo o muerto lo han de traer<br />En seguida, les repuso.<br /><br />Cuando ya estuvieron cerca,<br />Un poco antes de llegar,<br />Les dice: Esperen aquí,<br />Que lo voy a desarmar.<br /><br />Allí quedaron los hombres<br />Esperando que volviera,<br />Y preparando las armas<br />Por lo que tal vez pudiera.<br /><br />Ya asomó por la ventana<br />Haciendo señas por cierto<br />De arrimarse sin cuidado,<br />Que el gaucho parecía muerto.<br /><br />Sin embargo no llegaban<br />Creyendo en esa ocasión<br />Que aquella mujer pudiera<br />Hacerles una traición.<br /><br />¡Qué diablos de cordobeses,<br />Les dice aquella mujer,<br />Si ustedes no habían servido<br />Ni para sapos prender!<br /><br />Al fin llegan a la puerta<br />Y empiezan a tiritar,<br />Ni aún oyendo los ronquidos<br />No se quieren arrimar.<br /><br /> </span></p> <table id="table4" align="right" border="0" cellpadding="4" cellspacing="0" width="100"> <tbody><tr> <td> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo3.jpg" border="0" height="525" width="630" /><br /></span><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;">Los asesinos de Facundo Quiroga son juzgados, fusilados y expuestos en la actual Plaza de Mayo</span></p></td> </tr> </tbody></table> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> Al fin pudieron entrar<br />Y le rodiaron el lecho,<br />Poniendo todas las armas<br />Apuntadas a su pecho.<br /><br />¡Bienhaya el valor de Santos<br />Y la leche que mamó!<br />Después de estar apretado<br />A sus armas manotió.<br /><br />Ya se levanta la dama<br />Haciéndose que llorar:<br />¡Lo llevan a mi querido,<br />No me podré consolar!<br /><br />Y le dice Santos Pérez:<br />¡Qué te hacís la que llorás,<br />Con estos llantos fingidos<br />A mí no me has de engañar!<br /><br />Ya lo llevan a la cárcel<br />A que sufra allí su pena,<br />Para más seguridad<br />Le ponen una cadena.<br /><br />Después pasó a Buenos Aires<br />A donde fue procesado<br />Y ante un gentío numeroso<br />En la plaza fusilado.<br /><br />¡Amigos, aquí presentes!<br />Que les sirva de ejemplar<br />La vida de Santos Pérez<br />Y cómo vino a acabar.</span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">[Fuente: Cancionero tradicional argentino. Recopilación, estudio preliminar, notas y bibliografía de Horacio Jorge Becco, Buenos Aires, Hachette, 1960]</span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"><center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Facundo_y_el_Moro__">Facundo y el Moro </a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />“A pocos seres se les concede el extraño privilegio de contemplar el resplandor de su alma entera, enfrente de sí mismos. Juan Facundo Quiroga se sabe uno de ellos”.<br /><br />“Doña Dolores Fernández jamás ha temido las seducciones de otras, ya se tratase de chinas o de señoras. Un solo ser, ni hembra ni siquiera humano, le ha inspirado celos. Un solo ser: el Moro.<br /><br />El moro es veloz como el corcel de Philotas, inteligente como el de César, sagrado como el de Calígula ¿De dónde ha tomado Facundo el modelo de amor que Alejandro profesaba a su Bucéfalo?(...) más de un honor desdeña en la ciudad por quedar en el campo acompañando a su cabalgadura. Un caballo es un tesoro y hay tesoros que no valen un caballo. Si Ricardo III halla el moro de Facundo, por dos veces da su reino.<br />David Peña, Juan Facundo Quiroga<br /><br />De puro brujo, no más,<br />Lo pensaban sus paisanos<br />Otra vez sobre su moro,<br />Haciendo temblar los llanos<br />León Benarós. </span></span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">La polvareda avanza a una velocidad inusitada. Rayos de luna se trizan y se reflejan en esa coraza móvil y porosa de tierra seca, apenas humedecida por la niebla del amanecer. Esa nube destellante se desplaza mucho más rápido que los carruajes, más velozmente aún que la sombra ambiciosa de cualquier buen caballo de pelea. Sólo hubo un caballo, uno solo, capaz de correr parejas con el viento, que podía golpear el pecho de la tierra de tal manera: rozándola apenas con un fulgor de chispa, suspendido en el aire brusco de la fuga como si fuera el aliento mismo del planeta.<br /><br />El general Quiroga contiene su propia respiración para dejar que únicamente ese mundo más antiguo respire en las patas del animal que se aproxima. ¿Y si fuera él? A medida que el bulto se acerca comienza a distinguir un brillo disperso, como de plata molida, sobre el lomo sudoroso y oscuro. Reconoce el dibujo tenso de los músculos, las crines que hace tiempo no han sido tusadas y le dan el aspecto de un animal salvaje, el relincho que anuncia las batallas y el estallido inesperado de las tormentas. Ya lo tiene apenas a unos metros, perfectamente visible y casi tangible. Ya puede estirar las manos para acercar a su cara el hocico jadeante, y apoyar la cabeza sobre el cuello largo que late al compás de su propia sangre, con un solo deseo, con un solo rumor. Juan Facundo Quiroga deja enredarse sus dedos en ese pelaje rebelde, que nadie, salvo él mismo, ha podido peinar y domesticar.<br /><br />El Moro, pues, ha vuelto, ha huido de su captor, ha respondido a su llamado persistente. Los años pasados no parecen haber dejado marca alguna de humillación o incuria sobre el cuerpo que ahora emerge, intacto y súbito, de la noche profunda, como si no hubiese vivido en cautiverio, sino a la cabeza de tropillas nómades en campos de pastoreo, inaccesible al lazo y a la ajena montura. Facundo quiere mirarse otra vez en esos ojos, como cuando indagaba en ellos su destino, en las noches que precedían al combate. Pero el Moro sacude la cabeza y los remos tiemblan. Facundo comienza a temblar también, mientras intenta, en vano, montar en pelo sobre el lomo espejado que amenaza deshacerse bajo sus muslos como la polvareda. El latigazo del reumatismo le castiga la pelvis y las últimas vértebras mientras una mano lo sacude, tomándolo del hombro izquierdo.<br /><br />- ¡General! ¡General, por Dios, despierte usted!<br /><br />Quiroga abre los ojos. Han desaparecido el Moro, las esquirlas de plata sobre el lomo sombrío del caballo y del camino, el gozo desaforado del reencuentro. Está en una cama de la Posta de Ojo de Agua, camino de Sinsacate. La cara demudada de José Santos Ortiz, su confidente y secretario, es ahora el único espejo donde el destino puede reflejarse.<br /><br />- ¿Qué quiere usted, hombre? ¿Por qué no descansa? Aproveche el poco fresco de la noche. En tres horas más el calor no nos dará respiro.<br /><br />- Si fuera sólo el calor, general. Está confirmado.<br /><br />- ¿Qué?<br /><br />- Todos lo han dicho: el maestro de posta, los peones, los arrieros, el pueblo. Todos lo saben. Santos Pérez se ha emboscado para asesinarlo, por orden de los Reinafé. Está esperándonos con una partida, quizá en Macha, quizá en el Portezuelo. Pero en cualquier caso no pasaremos de Barranca-Yaco.<br /><br />Facundo se levanta a medias. Responde, tajante.<br /><br />- Sosiéguese usted. Aun no ha nacido quien se atreva a matar al general Quiroga. A un grito mío, esa misma partida se pondrá a mis órdenes y me servirá de escolta.<br /><br />José Santos Ortiz sabe que no hay apelación posible. Ese hombre que ahora es ante todo su general, no ya su amigo, se ha decretado inmortal, y extiende el escudo mágico de su poder sobre los integrantes de su comitiva. Ortiz vuelve al catre. Detrás de las cortinas que ondean sobre la cómplice oscuridad, lo espera el camino de regreso a Santiago del Estero. Un muchacho al que antaño protegiera, el joven Usandivaras, le ha llevado esa tarde un caballo de repuesto para facilitarle la huida. Pero Santos Ortiz no se irá sin Quiroga. Si la partida de Santos Pérez no lo mata, tendrá que arrastrarse luego por la vida como un muerto civil, convicto de su deshonra.<br /><br />Facundo lo oye removerse, suspirando. Las patas de la cama precaria crujen bajo el peso de una gran congoja. El cuerpo se sacude, sin poder acomodar el alma para que permanezca dignamente quieta dentro de su terror. Él, en cambio, se mantiene rígido, doblado sobre su brazo derecho, en posición casi fetal. Cualquier desplazamiento, en su estado, puede causar dolores inmediatos, mucho más intolerables que el mero presagio de lo porvenir. Sabe que ha dicho solamente una bravata para ocultar lo inevitable. Dondequiera que vayan, hacia atrás o hacia delante, la partida asesina los seguirá, pero es mejor creer que uno muere porque ha tenido el coraje de enfrentarse al Destino. Con el Moro, acaso, Facundo Quiroga sería invulnerable. Sin el Moro, Facundo, el Tigre de Los Llanos, ese personaje magnífico y feroz, capaz de aniquilar al enemigo con sólo fijar en él las pupilas negras, donde brilla un fantasma de azogue que hechiza las voluntades, resulta apenas un reflejo inerte.<br /><br />A pocos seres se les concede el extraño privilegio de contemplar el resplandor de su alma entera, enfrente de sí mismos. Juan Facundo Quiroga se sabe uno de ellos. Ha visto su alma por primera vez una mañana, bajo el sol que cae a pico en un monte de Los Llanos. Es tal como él la ha soñado y casi palpado en las noches transparentes, congeladas tras los muros de un aire de vidrio, al pie de la cordillera. Tiene un color gris azulino que puede virar al negro según la capturen o la esquiven las sombras. Aun a pleno sol parece mojada por la luna, y es, como ella, secreta. Su alma tiene la velocidad del pensamiento y el fuego del deseo. Fuerte como la muerte, cruzará la muchedumbre de las aguas; los grandes ríos no podrán sofocarla.<br /><br />Facundo desmonta ahora del zaino al que no volverá a subir. Lo deja en el camino con todos sus aperos, como una cosa que ya no le pertenece. Se dirige a su alma que corcovea en lo alto del monte, solitaria e indómita. Sus hombres lo miran, azorados: su comandante no ha hecho siquiera ademán de sacar el lazo o las boleadoras. Camina en línea recta hacia el caballo que parece esperarlo. Lo ven, a la distancia, acariciar el lomo del animal, rodearle el cuello con el brazo. El viento no les trae el eco de la voz, pero entienden que le está hablando y que el tordillo le contesta con movimientos del hocico, y con breves relinchos. A poco, Quiroga baja por la ladera del montecito. El caballo, al que por su color llamarán "el Moro" y que apenas ha dejado de ser un potro, sigue tras él, apacible.<br /><br />Facundo ya no ha de separarse de esa máquina sensitiva y fulgurante, que conoce sus deseos antes de que él mismo pueda formularlos, que lo asiste en sus dudas y lo acompaña en sus cavilaciones. Sobre el lomo del Moro se convierte en el caudillo que reúne y concierta las voluntades de la Tierra Adentro contra la Liga del Norte y el poder unitario del porteño Rivadavia. Las herraduras del Moro marcan el suelo de San Miguel de Tucumán cuando Facundo entra en la ciudad, después de la victoria en los campos de El Tala. Cree que ha muerto en batalla el general Lamadrid, cuya espada lleva al cinto como trofeo. Esa muerte, sin embargo, es su frustración mayor, y así se lo escribirá a doña Dolores, su mujer. La Madrid es el único rival digno de él. Los dos saben entrar a la pelea dando gritos más hirientes que un filo de cuchillo, los dos saben hacer brotar de la tierra sangre y agua con un golpe de lanza. Facundo sólo estará satisfecho cuando sepa que su adversario ha logrado sobrevivir a sus once heridas de fusil, de sable y de bayoneta, y que otra vez podrá retarlo a combate hasta que uno de los dos desaparezca.<br /><br />Con el Moro invade Facundo la ciudad de San Juan cuando Buenos Aires levanta contra él nuevas fuerzas conspirativas. San Juan no le opone armas, quizá porque el pueblo llano lo está esperando o porque la fama del Tigre basta para pudrir la pólvora dentro de los fusiles y poner alas infames en los pies de la fuga. El general Quiroga desdeña a los notables que se han reunido para recibirlo, por temor o porque esperan ser favorecidos. Ignora los techos de la Casa de Gobierno que lo aguarda con honores, prefiere un potrero de alfalfa donde el Moro se reponga de la fatiga de las marchas, y donde él mismo pueda hablar tranquilo, en el remanso de un afecto, con la nodriza negra de su infancia a quien abraza y sienta a su lado, mientras que los dignatarios civiles y eclesiásticos quedan de pie, sin que nadie les dirija la palabra, sin que el Jinete se digne despedirlos.<br /><br />En las noches sanjuaninas Facundo duerme bajo un toldo, a unos metros del Moro. Los amaneceres los sorprenden en diálogo mudo. Sus enemigos toman por afrenta bárbara estos hábitos ciertamente anómalos para un hombre de ciudad. Pero él se enorgullece de haberse criado en los campos de Los Llanos, en la estancia paterna de San Antonio, entre viñedos y tropillas bravas. Sus hombres creen que el Moro es capaz de habitar en un tiempo más ancho y más profundo que la memoria humana y que le transmite recuerdos de lo porvenir. Quiroga no los desmiente; sin embargo no es ésa la razón que lo detiene junto a su caballo en el campo raso. Sabe que la libertad y la cólera se ablandan y se corrompen bajo sábanas de Holanda, en la trampa dorada de las camas con baldaquino, en los comedores iluminados por cristales y candelabros. Sabe que su alma se reconcilia consigo misma sólo bajo la luz perfecta y distante de las estrellas que únicamente a la intemperie llega a la tierra con absoluta pureza, como si el aire fuera un pozo traslúcido y sereno de agua de lluvia.<br /><br />Allí, en San Juan, recibe Facundo mensajes de Rivadavia, que le envía el comisionado Dalmacio Vélez Sársfield por medio de un correo. Quiroga desestima tanto al doctor porteño que no ha osado presentarse ante sus ojos, como a los papeles que le remite. Se los manda de vuelta con el chasque, sin abrir los sobres, y escribe en la cubierta su rechazo. No leerá comunicaciones de individuos que le han declarado la guerra; prefiere responderles con obras, dice, pues no conoce peligros que le arredren y se halla muy distante de rendirse a las cadenas con que se pretende ligarlo al pomposo carro del despotismo. Cuando el correo parte, desconcertado, Quiroga busca un guiño luminoso en la mirada del Moro. Su caballo lo aprueba porque tampoco tiene amos. No es él quien lo ha encontrado y domado; es el Moro quien ha querido esperarlo en el centro de la mañana, bajo el sol cenital, para adueñarse de esa mitad humana que le falta, para completar el acuerdo de la tierra y el cielo en una sola fuerza y un solo pensamiento.<br /><br />El general oye toser a Santos Ortiz, que no se anima a hablarle. Su secretario no puede desprenderse sin temblor y sin desgarramiento de los afectos que lo atan a la vida como se apega un animal a su querencia. También él, Quiroga, tiene hijos: Ramón, Facundo, Norberto, Jesús, Mercedes. Y una mujer hermosa que a veces ha debido huir con ellos de la casa familiar, perseguida por las tropas unitarias, y que lo ha esperado siempre, en Malanzán o en Buenos Aires, a la vuelta de las campañas o de las mesas de juego, donde Facundo desfoga su único vicio perdurable. Suspira a su pesar, inmóvil. Si sucede lo que teme Santos Ortiz, sus hijos varones heredarán el deber de vengarlo. Su esposa y sus hijas, con la tenacidad más lenta y más sutil de las mujeres, conservarán su memoria.<br /><br />Una puñalada de dolor en la base de las vértebras le arranca lágrimas de los ojos cerrados, pero no una queja que Ortiz podría oír. ¿Tendrán su esposa y sus hijas, realmente, memorias suyas? Ha estado mucho más tiempo fuera de su casa que dentro de ella, se ha demorado tanto más en las antesalas furiosas de la batalla que en los tapices y almohadones del estrado, en el hogar solariego. Ha dormido más veces al raso, junto al Moro, preparado para responder al enemigo entrevisto, que abrazado a Dolores, entre las sábanas de lino perfumadas con bolsitas de alhucema. Aun en su juventud, ha pasado más días vigilando las haciendas y entrenando los mejores parejeros para las carreras provinciales, que a la sombra de las viñas de Malanzán, donde la piel pálida de Dolores enrojecía también bajo los besos como las uvas maduras.<br /><br />"Vas a morir en un campamento, en un catre, en cualquier parte menos en esta casa" -le ha dicho su mujer una mañana de despedida, pero sin reproches, con dolor tranquilo, como si constatara un hecho inevitable. Nunca le ha dicho, en cambio "Otra te cerrará los ojos". Nunca ha temido que mujeres ajenas se instalen en cada hueco de su ausencia, y apresen el corazón de Facundo en la armadura de su corsé, y le aten las manos imperceptiblemente con las cintas de seda que adornan las cabelleras.<br /><br />Doña Dolores Fernández jamás ha temido las seducciones de otras, ya se tratase de chinas o de señoras. Un solo ser, ni hembra, ni siquiera humano, le ha inspirado celos. Un solo ser: el Moro.<br /><br />Facundo respira con cautela. Planea la complicada operación de darse vuelta con el cuidado y la precisión de una estrategia militar. Por fin, logra apoyarse del otro lado sin acrecentar mayormente sus dolores. El vuelco le refresca la espalda, que no respira, agobiada por el sudor.<br /><br />"En dos días me olvidarás, te olvidarás de todo. No tendrás más casa que un toldo volado por los vientos del llano. Vas a correr como un ciego, sin medir los peligros. El humo te nublará los ojos, la pólvora te tapará los oídos. Ese animal, que es tu oráculo, te llevará al desastre", ha dicho Dolores, y él aparta la trenza deshecha que cae sobre el seno izquierdo y besa la zona tersa del hombro que la camisilla de encaje, sin mangas, deja al descubierto.<br /><br />No la olvida, pero tampoco encuentra en el casco redondo de la noche el tambor sordo de los duelos, ni los redobles pavorosos de las ejecuciones. Sólo oye el tumulto de su montonera -llanistos campesinos, viñateros, pequeños comerciantes, hacendados humildes- que se dispara en direcciones imprevisibles para las tropas de línea. Vuelve a Rincón de Valladares, donde ha vencido de nuevo a Lamadrid y también a los mercenarios colombianos de López Matute, que saben degollar de a veinte, mejor que los argentinos, y deshacer doncellas santiagueñas y tucumanas con seca brutalidad, a tiro de fusil. Los enemigos huyen a Salta y a Bolivia. Caen Rivadavia, el presidente unitario, y su fallida Constitución. Facundo encabeza el partido federal, domina Cuyo y el Noroeste.<br /><br />Pero en el corazón deslumbrante de la victoria late el principio oscuro de todas las derrotas, y el Moro lo sabe. Sabe que el Manco Paz, el artillero unitario, victorioso en San Roque, dejará entrar a Facundo a la ciudad de Córdoba sólo para emboscarlo. Sabe que de nada valdrá una tropa de cinco mil combatientes. El general Quiroga bebe el hondo y último frescor de la noche en Ojo de Agua. Lamenta haber traicionado la clarividencia de su alma cuando aún estaba a tiempo. Lo han engañado la luz neutral de las estrellas -siempre idéntica a sí misma y al cabo indiferente a los avatares de los hombres-, las adulaciones de sus ambiguos aliados, la borrachera de la propia fuerza que parecía haber enlazado y amansado al destino bagual. Paz lo espera en La Tablada, y Facundo saldrá a darle batalla, pero no sobre el Moro, que rehusa, encabritado, cualquier jinete: tal es su disgusto porque Quiroga no ha querido acceder a las alarmas severas de sus ojos. La lucha dura dos días, y más de mil federales perecen.<br /><br />Facundo salva su vida, pero pierde al Moro.<br /><br />Dolores recupera a su marido. Lo cree salvado. Se lo lleva a Mendoza. Después, a Buenos Aires.<br /><br />El doctor Ortiz se está vistiendo a la luz aún turbia del amanecer. Afuera, los hombres de la posta aprontan caballos para uncirlos a la galera. En la cocina de tierra, una chinita descalza se despereza mientas calienta el agua del mate, y prepara un cocido de hierbas medicinales para los dolores del general.<br /><br />- Que venga Funes, ordena Quiroga.<br /><br />Entra el asistente, le da unas fricciones con linimento que traspasa a los huesos un sabor anestésico de alcanfor y eucaliptos. Le alcanza la ropa de viaje, lo ayuda a vestirse y a calzarse.<br /><br />Cuando suben a la galera, el sol ya pinta el camino y alegra los colores cansados de las cosas. Las caras de los peones parecen recién hechas, limpias, aunque los rumores les han envenenado el sueño con pequeñas dosis de muerte. Van cuatro hombres montados, dos postillones -uno de ellos un niño que ha pedido el privilegio de acompañar al general Quiroga- y dos correos: Agustín Marín y José María Luejes.<br /><br />José Santos Ortiz también parece haber olvidado la conmoción de la noche. Fuma un cigarro, distrae los ojos en la vegetación sedienta: chañares o espinillos, que ponen manchas verdes y ásperas en la seca de febrero.<br /><br />Juan Facundo Quiroga ve las caras casi borradas de sus muertos. Los que él ha mandado degollar o fusilar, y los que los otros le han matado. Los muertos de la independencia y los de la guerra civil. Sólo tiene un remordimiento: veintiséis prisioneros que ha hecho ejecutar furiosamente en represalia por el asesinato del entrañable amigo José Benito Villafañe.<br /><br />Hasta que uno de los dos desaparezca. Pelear una vez para no pelear toda la vida. Las exhortaciones que ha dirigido a sus consuetudinarios y cíclicos enemigos Paz y Lamadrid, a veces derrotados, y otras vencedores, se han perdido en el eco de batallas, saqueos y mutuas crueldades que se reiteran y se multiplican. Después de quince años de luchas los mismos adversarios siguen cambiando sus papeles sobre los mismos territorios, devastados siempre.<br /><br />- ¿Ha quedado usted satisfecho de la gestión pacificadora, general?<br /><br />- Bastante. No sólo Salta, Tucumán y Santiago han acordado la paz. También coinciden en la necesidad de constituir la nación. Claro que en Buenos Aires no estarán igual de conformes.<br /><br />Quiroga muestra a Santos Ortiz unos pliegos que guarda en el bolsillo.<br /><br />- He aquí una carta de Rosas. Él considera que nuestros pueblos no se hallan, ni se hallarán por mucho tiempo en condiciones de constituirse. Que las dificultades son aún insuperables, porque ni siquiera en cada estado hay concordia, ni sus gobiernos propios se encuentran armoniosamente establecidos.<br /><br />- ¿Y qué cree usted, general?<br /><br />- Me asquean los políticos y me ahoga la sangre. Quisiera llegar a una resolución. No tengo voluntad de volver a combate. Tuve que enfrentar a Paz en La Ciudadela con un ejército de presidiarios por el que nadie apostaba nada. Y ya antes, en La Tablada y en Oncativo, Rosas y López me dejaron solo, y volverían a hacerlo en cuanto les conviniera.<br /><br />Quiroga calla. Mira al camino como si el animal radiante que ha soñado en la víspera pudiese volver ahora.<br /><br />- Si por lo menos López me hubiese devuelto al Moro.<br /><br />- ¿Pero está usted seguro de que él lo tiene? El ha jurado que no se trata de su caballo. ¿No han intercedido incluso Rosas y Tomás de Anchorena para que se lo retornase?<br /><br />- Conozco bien a ese gaucho ladrón de vacas. Él dirá lo que quiera. Pero mis propios hombres lo han visto montando al Moro después de que se lo quitó a Lamadrid, en San Juan. No me extraña que todos crean que van a matarme, puesto que nos hallamos en el territorio de sus títeres, los Reinafé. Pero se equivocan. López es demasiado cobarde para permitirles que se atrevan conmigo.<br /><br />Quiroga cierra los ojos y acomoda los cojines de la galera. El ataque reumático apenas ha cedido, a pesar de las friegas y las tisanas calmantes. Sin el Moro nada ha vuelto a ser lo mismo: las victorias se vacían inmediatamente, como cáscaras de frutas exprimidas y desechadas; su humor y su salud se han desgastado como el filo de una espada que ya no quiere derramar sangre humana. De nada valió la carta que le ha escrito a Anchorena, exponiéndose a sus burlas: yo bien veo que para usted, es ésta cosa muy pequeña y que aún tiene por ridículo el que yo pare mi consideración en un caballo; sí, amigo, que usted lo sienta no lo dudo, pero como yo estoy seguro que se pasarán muchos siglos de años para que salga en la República otro igual, y también le protesto a usted de buena fe que no soy capaz de recibir en cambio de ese caballo el valor que contiene la República Argentina, es que me hallo disgustado más allá de lo posible.<br /><br />Después de perder al Moro se deja encarcelar en los salones de Buenos Aires. Se entrega a las atenciones asiduas y oficiosas de la Restauradora, doña Encarnación Ezcurra, abandona la ropa rústica de las campañas para vestirse en la sastrería de Lacomba y Dudignac, la misma donde Rosas y el general Mansilla mandan cortar sus trajes. Sólo en la hirsuta cabellera rizada, todavía completamente negra, y en la barba que ha jurado no afeitarse hasta vengar el agravio del Moro, se reconoce al Tigre de los Llanos. Comienza a extraviarse en los laberintos de la ciudad, donde los perfumes tapan y confunden el olor acre del peligro, donde las víboras ponzoñosas se ocultan bajo los paisajes bordados de las alfombras. El Moro ya no puede alertarlo contra esas otras emboscadas, que no se preparan a la intemperie. Los caireles de las arañas francesas, que se balancean a la menor correntada, reemplazan el alto mapa inmóvil de las constelaciones. Las pampas son ahora un pedazo de felpa verde sobre las mesas de juego, donde los doctores y los hacendados dibujan a su gusto las sendas de la política.<br /><br />Compra finalmente una casa en la ciudad del puerto, para no hallarse en ella tan extranjero. Muda allí a su familia. Hace educar a sus hijos en las leyes, la música, los idiomas; no sufrirá que los motejen de gauchos bárbaros. Su mujer lo acompaña. Juntos pasean por la Alameda, en un coche tirado por caballos inofensivos que desconocen el dibujo errante de la guerra. Dolores cree que ha olvidado al Moro. Se cree feliz. No le importa el oro abandonado sobre el campo de un azar incruento, en los salones. Ya no son cuerpos de otros en el campo de batalla, y el cuerpo de Facundo ha vuelto, definitivamente, al lugar adecuado, ceñido por sus brazos entre sábanas justas, mientras el Moro corre por el cauce de su especie: un caballo más entre los otros, anónimo, sin dones de previsión ni de palabra.<br /><br />Pero Facundo se siente solo ante el asedio de voces contrapuestas que no estiman tanto su opinión como su brazo, o el grito de guerra capaz de levantar en armas, no ya a los profesionales de la muerte, sino a los paisanos analfabetos que convalidan su poder y se alistan bajo su mando como quien se convierte a la religión verdadera. Todos, los dueños de los negocios, como su amigo Braulio Costa, o los dueños de la palabra, se aproximan para seducir al general retirado que no acierta a desentrañar las redes de las voces y las corta con gestos como disparos y con interjecciones que hacen tajos en la malla del aire.<br /><br />Todos. Y sobre todos, Rosas, el más fuerte o el más astuto, que cubre con papeles, con leguas negras de prolija escritura, las extensiones que no puede vigilar de a caballo.<br /><br />Juan Facundo Quiroga estudia el camino que se va tupiendo con talas y algarrobales. El calor aumenta dentro de la galera; los dos hombres se han desembarazado ya de las chaquetas. Ortiz atisba las alturas.<br /><br />- Hay nubes al Noroeste. Pronto tendremos lluvia.<br /><br />Las ruedas van descendiendo a medida que el bosque se adelanta y se cierra como una montonera sublevada. Sin embargo un alivio fresco afloja y desata por momentos los nudos de sopor cálido que aprietan el cuello y el pecho de los hombres. Han entrado en la sombra de Barranca-Yaco, por donde una vez, antes de la Historia, corrieron las aguas piadosas de algún río. Cuando salgan de entre esos túneles vegetales, piensa Facundo, verán al sol en la mitad del cielo.<br /><br />Un cruce de gritos y relinchos detiene bruscamente la galera. Alguien, que no es el general, ha osado dar la voz de alto. Santos Ortiz se santigua, con un gesto que aúna despedida y penitencia. Sables y disparos brotan de un cerco de ponchos azules. Cuatro peones se derrumban, heridos.<br /><br />Facundo Quiroga sabe que no alcanzarán las pistolas que ha hecho limpiar, menos por temor que por rutina, la noche antes. Tampoco la partida que mandan los Reinafé va a detenerse o a cambiar de amos cuando él mismo se incorpore para increparlos. No hay esperanza porque nadie puede seguir viviendo si ha perdido su alma.<br /><br />Asoma la cabeza por la ventanilla.<br /><br />- ¿Qué significa esto?, pregunta inútilmente.<br /><br />Un tiro de pistola le perfora el centro de la pupila, donde persiste un sol de mediodía, un incendio sin llama sobre la crin del Moro.<br /><br />Fuente: www.losandes.com.ar</span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo6.jpg" style="border: 1px solid rgb(102, 102, 102);" align="left" border="0" height="200" hspace="15" vspace="5" width="204" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="DEVELAN_UN_MISTERIO_QUE_DATA_DE_1834__">Develan un misterio que data de 1834 </a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Hallaron los restos del caudillo Facundo Quiroga<br /><br />El ataúd estaba dentro de una pared del cementerio de La Recoleta, en posición vertical. Usaron un dispositivo electrónico para encontrarlo.<br /><br />El misterio del paradero de los restos de Facundo Quiroga fue develado por un grupo de antropólogos, arqueólogos e historiadores, que encontró su ataúd dentro de una pared del cementerio porteño de La Recoleta, se anunció ayer oficialmente.<br /><br />El ataúd fue descubierto mediante un dispositivo electrónico, en posición vertical, como indicaba la leyenda popular, empotrado en una pared de la bóveda familiar, bajo tierra, informó el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas", a cargo de este emprendimiento que comenzó en el 2004.<br /><br />El organismo, que depende de la Presidencia de la Nación, señaló que el equipo, encabezado por el historiador Jorge Alfonsín, logró "resolver el misterio del inhallable ataúd y el paradero de los restos de Facundo Quiroga", el máximo caudillo y prócer riojano y figura descollante del movimiento federal.<br /><br />El director de Relaciones Institucionales del Instituto, Eduardo Cattaneo, dijo ayer que "se sabía que el cadáver estaba en La Recoleta, a donde fue llevado, se cree, por pedido de Rosas".<br /><br />"Al cuerpo de Facundo lo trajeron en la misma carreta en que murió, pero después se pierde el rastro, también desapareció la carreta y comenzaron a correr numerosas versiones", añadió.<br /><br />Una de las más creíbles, dijo, es la que sostiene que "estuvo un tiempo en la iglesia de San José de Flores", y que "el cadáver se encontraba de pie y con una espada, para luchar contra la muerte".<br /><br />"Se sabía que el cadáver había sido traído a La Recoleta y que estaba en la bóveda familiar", agregó Cattaneo, quien explicó que se lo había ocultado "presuntamente para preservarlo de enemigos, ya que había muchas amenazas de que lo iban a exhumar y quemar los restos".<br /><br />Cuando el Instituto decidió emprender la investigación y búsqueda del cuerpo de Facundo, primero se realizó un trabajo bibliográfico, luego "se pidió permiso a la familia y se empezó a estudiar qué cadáveres había y su procedencia", siguió el funcionario.<br /><br />La Comisión Nacional de Energía Atómica aportó al proyecto un aparato que funciona como un ecógrafo, que mide y registra los huecos a través de los muros.<br /><br />Ese dispositivo detectó un hueco grande en una pared subterránea, detrás de tres catres con cajones, los que fueron retirados para hacer un agujero con una mecha gruesa que permitió ver algo metálico, que luego se comprobó que era un ataúd en forma vertical, como señalaba la leyenda que estaba el de Facundo.<br /><br />"El ataúd fue encontrado en el 2004 y recientemente se pudo comprobar que el cuerpo era el de Facundo Quiroga y ahora hacemos el anuncio", precisó Cattaneo. El proyecto fue elaborado por el historiador Jorge Alfonsín, mientras el equipo de arqueólogos, antropólogos e historiadores fue dirigido por Juan Carlos Denovi, secretario general del Instituto, que preside Alberto Gelly Cantilo.<br /><br />Quiroga nació en 1778, en la localidad de San Antonio, del departamento riojano de Los Llanos, y murió asesinado en 1834 en Barranca Yaco, Córdoba.<br /><br />Según Cattaneo, el hallazgo de los restos también permitirá saber con precisión datos históricos, como las circunstancias de su muerte, que la historia oficial adjudica a una emboscada en Barranca Yaco, mientras viajaba en una carreta a Buenos Aires, a manos de sicarios de los hermanos Reynafé, comandados por Santos Pérez.<br /><br />Una versión de la historia popular señala que "El Tigre" fue baleado mientras se encontraba en la cama con una de sus amantes, lo que no es descartado por historiadores del Instituto, quienes señalan que tras ese episodio pudo haber llegado herido a Barranca Yaco, y morir allí en la carreta mencionada.<br /><br />Otra versión indica que Quiroga fue emboscado en Barranca Yaco, donde recibió un balazo en el ojo izquierdo que lo mató instantáneamente, y que como pago Santos Pérez fue designado por los hermanos Reynafé como intendente de la localidad serrana de Villa Tulumba, a pocos kilómetros del lugar de la emboscada.</span></span></p> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;color:#ffffff;"> <marquee style="font-size: 10pt;" width="100%" height="16" bgcolor="#666666" behavior="alternate">Todos los libros están en Librería Santa Fe</marquee></span></p> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"> <table id="table79" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td width="137"> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"> <b> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;color:#003366;"> <span lang="SV"> <object classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11CF-96B8-444553540000" id="obj74" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" border="0" height="168" width="134"> <param name="movie" value="swf/160x200.swf"> <param name="quality" value="High"> <param name="base" value="http://www.lsf.com.ar/?vienede=elortiba"> <param name="menu" value="false"> <embed src="http://www.elortiba.org/swf/160x200.swf" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" type="application/x-shockwave-flash" name="obj74" quality="High" base="http://www.lsf.com.ar/?vienede=elortiba" menu="false" height="168" width="134"></embed></object> </span></span> </b> </span></p><br /></td> <td width="137"> <p align="center"> <a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/90/ASOMBRO-Y-BUSQUEDA-DE-RAFAEL-BARRETT/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9788433907905.jpg" border="0" height="170" width="110" /></a></p></td> <td width="137"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;"><a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/56/BATALLA-DE-LAS-IDEAS-LA-19431973/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9789500429566.jpg" border="0" height="168" width="110" /></a></span></p></td> <td width="137"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;color:#ffffff;"> <a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/34/PERROS-2-LOS-MEMORIAS-DE-LA-REBELDIA-FEMENINA-EN-LOS-70/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/Los_perros2.jpg" border="0" height="168" width="114" /></a></span></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;"><a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/70/CORAZONES-DESATADOS/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9789500728706.jpg" border="0" height="168" width="115" /></a></span></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;"> <a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/29/ARDOR-EN-LA-SANGRE-EL/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/8498381290.jpg" border="0" height="168" width="101" /></a></span></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;"><a href="http://www.lsf.com.ar/libros/85/TANGUECES-Y-LUNFARDISMOS-DE-LA-CUMBIA-VILLERA?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9500514850.jpg" border="0" height="170" width="117" /></a></span></p></td> </tr> </tbody></table> </span> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"><a href="http://www.elortiba.org/aguanta.html">VOLVER A CUADERNOS DE LA MEMORIA</a></span></p> <p align="center"><b><span style="font-family:Verdana;"><a href="http://www.elortiba.org/index.html"> <img src="http://www.elortiba.org/casita.gif" border="0" height="20" width="20" /></a></span></b></p> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> Solo10.com: <a href="http://www.solo10.com/">Dominios</a> - 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Romance histórico</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#Facundo_y_el_Moro__">Facundo y "El Moro</a>"<br /><a href="http://www.elortiba.org/facundo.html#DEVELAN_UN_MISTERIO_QUE_DATA_DE_1834__">Hallaron los restos del caudillo Facundo Quiroga (2004)</a><br /></span><span style="font-size:78%;"><br />ENLACES RELACIONADOS<br /></span><span style="font-size:85%;"> <a href="http://www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/documento_detalle.asp?id=MC0008962"> Domingo F. Sarmiento: Facsímil de Facundo (pdf 30 Mb)</a></span><br /><span style="font-size:78%;"><br />LECTURAS RECOMENDADAS<br /></span> <span style="font-size:85%;"><a href="http://www.elortiba.org/zip/facundo.zip">Domingo F. Sarmiento: Facundo (versión estándar en pdf zip 638K)</a><br /><a href="http://www.elortiba.org/zip/oncativo.zip">Benjamín Mansilla: La batalla de Oncativo (doc zip 40K)</a></span></span> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo4.jpg" align="left" height="393" hspace="20" vspace="5" width="353" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Biografía_">Biografía</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br /><b>Artículo en Historia del País:<br /></b><br /></span><a target="_blank" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Facundo_Quiroga"><img src="http://www.elortiba.org/banners/wikilink2.jpg" align="right" border="0" height="72" hspace="15" vspace="5" width="80" /></a><span style="font-size:85%;">Juan Facundo Quiroga nació en 1778, en San Antonio, departamento de Los Llanos, en la provincia de La Rioja. A los 16 años comenzó a conducir las arrias de su padre, el estanciero José Prudencio Ouiroga. Tras un breve paso como voluntario por el Regimiento de granaderos a caballo, en Buenos Aires, regresó en 1816 a La Rioja, donde colaboró activamente con el ejército del norte que luchaba contra los realistas, proveyéndolo de ganado y tropas. En 1818 recibió de Pueyrredón el título de "benemérito de la Patria" y a fines de ese año intervino destacadamente para sofocar un motín de prisioneros españoles en San Luis.<br /><br />A partir de 1820, con el cargo de jefe de las milicias de Los llanos, se inició en La Rioja la preponderancia de Quiroga. Convertido en árbitro de la situación riojana, contribuyó a colocar en el gobierno provincial a Nicolás Dávila, quien en ausencia de Quiroga intentó apoderarse de la artillería y el parque de Los Llanos. El caudiillo derrotó al Gobernador en el combate de El Puesto y aunque asumió la gobernación sólo por tres meses - 28 de marzo al 28 de Junio de 1823 - continuó siendo, en los hechos, la suprema autoridad riojana.<br /><br />Quiroga brindó su apoyo entusiasta al Congreso de 1824 reunido en Buenos Aires, pero pronto se produjo su ruptura con los unitarios porteños. En esos momentos, el gobierno de La Rioja se asoció con un grupo de capitalistas nacionales encabezados por Braulio Costa, a quien se otorgó la concesión para explotar las minas de plata del cerro de Famatina. Facundo, como comandante del Departamento, fue también accionista de la compañía y, por el convenio, quedó encargado de asegurar la explotación, con cuyo producto se acuñaría moneda a través del Banco de Rescate y la Casa de Moneda de La Rioja. Sin embargo, la designación de Rivadavia como Presidente de la República, en 1826, alteró estos planes. El Presidente, que durante su permanencia en Inglaterra había promovido la formación de una compañía minera, nacionalizó la riqueza del subsuelo y también la moneda, prohibiendo la acuñación a toda institución que no fuera el Banco Nacional, por él creado. La reacción de Quiroga fue inmediata. Junto a los otros gobernadores que resistían la política centralista de Rivadavia que culminó con la sanción de la Constitución unitaria, se levantó en armas contra el presidente, enarbolando su famoso lema de Religión o Muerte. Su lucha contra los unitarios había comenzado, en realidad, en 1825, cuando Quiroga derrotó a La Madrid - usurpador del gobierno de Tucumán - en El Tala y Rincón de Valladares.</span></span></p> <table id="table7" align="right" background="bgdiag.gif" border="1" border cellpadding="10" cellspacing="0" width="100" style="color:#c0c0c0;"> <tbody><tr> <td> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;"> <iframe src="http://www.castpost.com/Lib/playm1.php?filename=Borges_Quiroga.mp3&url=http://elortiba2006.castpost.com/" frameborder="0" height="40" scrolling="no" width="250"></iframe><br /><span style="font-size:85%;">Jorge Luis Borges: El general Quiroga va en coche al muere</span></span></p></td> </tr> </tbody></table> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">Caído Rivadavia, Quiroga apoyó la efímera gestión de Dorrego, cuyo fusilamiento volvió a encender la chispa de la guerra civil. Facundo se convirtió entonces en figura descollante del movimiento federal y, en el interior, enfrentó a las fuerzas unitarias del General Paz. El Tigre de Los Llanos, como lo llamaban amigos y adversarios, cayó derrotado en La Tablada y en Oncativo. En Buenos Aires, con la ayuda de Rosas, formó una nueva fuerza, llamada División de Los Andes, Al frente de ella ocupó San Luis y Mendoza, en Córdoba persiguió a La Madrid - el jefe de las fuerzas unitarias después de la captura de Paz - y, ya en tierra tucumana, lo derrotó completamente en La Ciudadela. En esos momentos su poder y su prestigio alcanzaban el punto más alto. Después de participar en la etapa preparatoria de la campana del desierto realizada por Rosas, permaneció con su familia en Buenos Aires durante un tiempo. En 1834, a pedido de Maza, gobernador de Buenos Aires, y del propio Rosas, medió en un conflicto entre Salta y Tucumán. En Santiago del Estero se enteró del asesinato de De La Torre, gobernador salteño. Cumplida su misión en el norte, Quiroga emprendió el regreso hacia Buenos Aires, desoyendo las advertencias sobre la posibilidad de que se lo intentara asesinar y rechazando el ofrecimiento de protección que le hizo Ibarra, el gobernador santiagueño. Su coraje lo condujo, una vez más, a enfrentarse con la muerte. Pero en esta oportunidad, el Tigre perdió la partida: en Barranca Yaco fue ultimado por un grupo de asesinos enviados por los hermanos Reynafé, a la sazón dueños del gobierno de Córdoba.<br /><br />Fuente: www.historiadelpais.com.ar</span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;"><span style="font-size:85%;"><b><br /></b></span> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="font-size:85%;"><b>Artículo en Wikipedia, enciclopedia libre:<br /><br /></b>Juan Facundo Quiroga, (San Antonio, provincia de La Rioja, 1788 - Barranca Yaco, provincia de Córdoba, 16 de febrero de 1835), político y caudillo militar argentino, partidario de un gobierno federal durante las guerras instestinas en su país, posteriores a la declaración de la independencia.</span></span></p> <table id="table3" align="right" border="0" cellpadding="10" cellspacing="0" width="100"> <tbody><tr> <td> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/oncativo.jpg" style="border: 3px double rgb(153, 153, 153);" border="0" height="300" width="502" /><br /></span><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">Miguel Del Boca: "Paz, me has vencido" [batalla de Oncativo]</span></p></td> </tr> </tbody></table> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">Hijo de un hacendado de la norteña provincia de La Rioja, jefe de las milicias de la comarca, Facundo Quiroga heredó el título militar de su padre y participó en las luchas por la independencia.<br /><br />Establecido el gobierno criollo, aumentó su fortuna mediante la concesión, obtenida del gobierno local, para explotar las minas de cobre y plata de la región y acuñar moneda. Cuando el ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires, Bernardino Rivadavia, licita esas minas a inversores británicos, sobre las cuales no tenían derechos, más la leva forzada realizada por el general Gregorio Aráoz de Lamadrid en Tucumán y Catamarca para la Guerra del Brasil, y el tratado realizado por el gobierno de Buenos Aires (como Representante de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina) con Gran Bretaña por el cual se establece la libertad religiosa, lo deciden a tomar partido en la lucha entre unitarios (partidarios de un gobierno liberal fuerte establecido en Buenos Aires) y federales. Bajo la bandera de Religión o Muerte cae sobre la provincia de Tucumán, derrota al ejército unitario y toma la provincia de San Juan.<br /><br />En 1829, tras la toma de la provincia de Córdoba por parte del general unitario José María Paz, Quiroga invade esa provincia pero es vencido en la batalla de La Tablada. Refugiado en Buenos Aires, encabeza un ejército que intenta nuevamente derrocar al general Paz, pero es vencido en la Batalla de Oncativo. Sin embargo, Quiroga realiza un nuevo intento, en 1831, esta vez evitando la provincia de Córdoba. Invade las provincias de San Luis y Mendoza a través de territorio indígena, y esta vez tiene éxito. Desde allí, Quiroga avanza hacia el norte hasta que vence a los últimos reductos del ejército unitario, liderados por Lamadrid, en la batalla de La Ciudadela, en la provincia de Tucumán.<br /><br />Quiroga juega un papel relevante en Buenos Aires en los años siguientes. Allí se debate si el país debe darse o no una Constitución federal. Quiroga es partidario de una rápida organización nacional, pero otros caudillos, entre ellos Rosas, no están de acuerdo, sostienen que aún debe esperarse a que maduren las condiciones.<br /><br />Enviado al norte para mediar en un conflicto entre las provincias de Salta y Tucumán, es emboscado en los breñales de Barranca Yaco y asesinado de un balazo en un ojo. Su cuerpo es luego tajeado y lanceado. Aunque capturó y ajustició a los asesinos, encabezados por Santos Pérez (un oficial de las milicias de Córdoba, los salvajes unitarios intentaron convencer de que Rosas, el poderoso caudillo bonaerense, estuvo tras el homicidio. No obstante, no hubo pruebas de ello y el enigma quedó insoluble.<br /><br />Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Facundo_Quiroga</span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;"><b><span style="font-size:85%;"><br /><img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo007.jpg" align="left" border="0" height="336" hspace="15" vspace="5" width="324" />Artículo en Todo Argentina:<br /><br /></span></b> <span style="font-size:85%;">Nació en La Rioja y murió en Barranca Yaco asesinado, el 16 de febrero de 1835.<br />Acusado de bárbaro por Sarmiento, conocido por el nombre de "Tigre de los Llanos", Quiroga jugó un papel prominente en la vida política de la Argentina (1818-1835).<br />Combatió contra la constitución centralista de Rivadavia, pero fue derrotado por los efectivos de éste, bajo el mando de Lamadrid. Sin embargo, por el año 1828, Quiroga controlaba las provincias norteñas desde Catamarca hasta Mendoza.<br />Se unió con otros caudillos bajo la firme determinación de establecer el federalismo, especialmente después de la ejecución de Manuel Dorrego (diciembre de 1828), de destruir las fuerzas unitarias comandadas por Lavalle, ahora gobernador de Buenos Aires.<br />Quiroga sufrió la derrota de manos del general unitario Paz, en La Tablada, el 23 de junio de 1829, y en Oncativo, el 25 de febrero de 1830.<br />Impedido transitoriamente de regresar, Quiroga vio el modo de pasar furtivamente a Cuyo en 1831 dirigiéndose rápidamente a Tucumán para hacer frente a las fuerzas unitarias que se hallaban bajo el mando de Lamadrid, desde que el general Paz inesperadamente había sido hecho prisionero en El Tío.<br /><br />La batalla librada en La Ciudadela (famosa fortaleza de Tucumán) el 4 de noviembre de 1831, concluyó con la victoria de Quiroga y puso término a la guerra civil, pues Rosas había vencido simultáneamente a Lavalle en Buenos Aires.<br />Al trasladarse a Buenos Aires, Quiroga dedicó el resto de su vida a intentos (solo o con otros federales) de convocar un congreso constituyente para formar la estructura orgánica de una república federal.<br />Rosas se opuso enérgicamente a tal designio, arguyendo que una organización formal de esa naturaleza era prematura e insensata hasta tanto las provincias no hubieran creado sus estructuras políticas individuales y una saludable vida institucional, citando el ejemplo de los Estados Unidos, que no admitía que un territorio tomase plena participación en la vida política nacional hasta haber formado su propio gobierno. Las discusiones se interrumpieron en 1834 mientras Quiroga era enviado en una misión pacificadora en la esperanza de que el poder y prestigio de que gozaba en el norte le permitirían impedir la guerra civil que se cernía amenazante entre los gobernadores de Tucumán (Felipe Heredia) y Salta (Pablo Latorre).<br />Cumplida su misión con éxito y regresando a Buenos Aires, desdeñó obstinadamente las advertencias sobre conspiración en Córdoba, fue sorprendido y asesinado por efectivos al mando de Santos Pérez en Barranca Yaco, el 16 de febrero de 1835.<br />La azorada opinión pública dividió las inculpaciones del crimen entre Rosas, López y los hermanos Reinafé, pero José Vicente Reinafé, gobernador de Córdoba, su hermano, Santos Pérez y otros fueron convictos de la conspiración y ejecutados (1836).<br />La muerte de Quiroga dejó a Rosas como única autoridad subsistente.<br /><br />Fuente: www.todo-argentina.net</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Juan_Facundo_Quiroga">Juan Facundo Quiroga</a></b></span><span style="font-size:85%;"><br /><br />Fue grande. Estaba hecho de la sustancia de los grandes conductores, con su intuición incomparable, el conocimiento de sus paisanos que le había dado un intenso comercio con los hombres, su valentía y ese magnetismo que le infundía calidades de jefe nato.<br /><br />Juan Facundo Quiroga pudo ser la gran figura de la organización nacional. Lo traicionó su salud, lo domesticó Rosas, y Buenos Aires gastó su impulso vital.<br /><br />EL Tigre de los Llanos fue un hombre excepcional. Descubrir esta condición fue el gran mérito de Sarmiento. El sanjuanino plagó su "Facundo" de errores, infundidos y mentiras pero acertó en lo sustancial al revelar la naturaleza impar del personaje y lo demoníaco e infernal de su índole secreta. Lo demoníaco en los imprevistos, que es una de sus singularidades mágicas: aparecer a diez cuadras del campamento de Lamadrid cuando todos lo hacen a cien leguas, o caer de improvista en la fiesta donde los unitarios de La Rioja celebran su derrota de La Tablada.<br /><br />Facundo nació en 1788 en San Antonio, un caserío situado al pie de la sierra de los Lanos de La Rioja (esa región no es una llanura, sino una comarca, el nombre le viene de la Sierra de los Llanos que domina la zona, cuya toponimia deriva de una vieja familia pobladora).<br /><br />Su padre era un importante hacendado de la región: durante varios años fue capitán de las milicias de la comarca y su hijo empezó su carrera militar heredando el cargo. Esto ocurrió en 1816 cuando Facundo tenía 28 años. Hasta entonces había sido un mozo andariego y jugador. También estuvo en Buenos Aires, según parece como enganchado del Regimiento de Granaderos a Caballo, siempre guardó una particular consideración por San Martín.<br /><br />Pero hacia 1817 terminan las andanzas juveniles de Quiroga, ahora es capitán de las milicias de los Llanos, contrae matrimonio y se dedica a las tares rurales.<br /><br />Su personalidad, sus aventuras juveniles y su cargo lo han convertido en un hombre importante dentro de la política provincial.<br /><br />Las facciones oligárquicas que pugnan por el poder en La Rioja la halagan y lo llaman para contar con el apoyo del cuerpo de "llanistas" que comanda. Así contribuye a deponer el gobernador Ocampo y a instalar a Dávila, al que derrocará dos años después en 1823. Para esa época había reforzado sus milicias con una parte del batallón de Cazadores de los Andes, que venían desde San Juan sublevado y al que Quiroga derrotó quedándose con parte del contingente. Para esa época, también había ayudado a sofocar la sublevación de los españoles prisioneros en San Luis.<br /><br />Su fama se extendía por Cuyo y el Noroeste como el hombre fuerte de La Rioja.<br /><br />Dueño virtual de la situación provincial, Quiroga declina la gobernación y se dedica a enriquecerse. Aumenta el giro de sus negocios, funda una empresa local para la explotación de las minas del Famatina y acuñación de monedas y obtiene de la Legislatura catamarqueña la concesión de los yacimientos mineros de esa provincia.<br /><br />Las cosas que están pasando en el país lo obligan a asomarse al escenario nacional.<br /><br />Los desaciertos de los unitarios, empeñados en organizar el país en un sistema de centralismo y la torpe política de Rivadavia le hacen comprender que los hombres como él deben defenderse para no ser barridos. Le informan que Rivadavia ha concedido la explotación del Famatina a una compañía inglesa que él mismo ha promovido; con el pretexto de la guerra con Brasil, Lamadrid, que fue enviado por el Congreso a Tucumán para enganchar soldados, ha derrocado al gobernador federal y se prepara a liquidar todas las situaciones provinciales que pueden resistir el plan unitario. El cordobés Bustos, el santiagueño Ibarra y el riojano Quiroga serán los primeros destinatario del golpe, todos lo saben pero el Congreso aparenta ignorarlo.<br /><br />Quiroga intuye que los pueblos desprecian ese régimen que ataca la religión tradicional, roba fuentes de trabajo al interior, agrede las autonomías conquistadas el año 20 y estafa los anhelos de Constitución. Se lanza sobre Tucumán. En la primera campaña fuera de su provincia que afirmará el naciente mito de Facundo. En pocas semanas deshace al gobernador de Catamarca (aliado deLamadrid), y derrota al jefe unitario en el Tala. Luego ocupa Tucumán por uno o dos meses para retornar hacia Cuyo.<br /><br />Basta su aproximación a San Juan para que caiga el gobierno unitario local: basta los mendocinos sepan que Quiroga está en la provincia vecina para que su gobierno se pronuncie contra su Constitución unitaria que acaba de sancionar el Congreso. En cuatro meses, Quiroga a sublevado todo Cuyo y el Noroeste contra Rivadavia, tal como Ramírez seis años antes, todo el litoral contra el Directorio.<br /><br />Pero Lamadrid ha vuelto a hacerse fuerte en Tucumán: se prepara a atacar Santiago, contando con la ayuda de unos mercenarios colombianos. Quiroga descansa en San Antonio y luego se abalanza sobre Lamadrid. En julio de 1827, con la batalla del Rincón, el régimen presidencialista desaparece: Rivadavia renuncia, el congreso se disuelve, la provincia de Buenos Aires recupera su autonomía. Con una bandera negra que dice "Religión o Muerte", el riojano ha destruido el plan unitario. Se ha convertido en el jefe virtual del partido federal y su influencia es decisiva en una liga de once provincias creada para integrar un nuevo Congreso que constituya el país bajo el sistema federal.<br /><br />Pero un año después el país se ve de nuevo convulsionado. Los unitarios inducen a Lavalle a tomar el poder por asalto. El fusilamiento del gobernador de Buenos Aires indigna a la nación y enajena todo apoyo popular al golpe: pero los unitarios cuentan con un hombre inteligente y resuelto, el General José María Paz. El manco marcha al interior para reducir a las provincias mientras Lavalle, en Buenos Aires, se va enredando en las intrigas de Rosas.<br /><br />En el invierno de 1829 avanza Quiroga desde La Rioja para enfrentar a Paz, otra vez la parte más pesada en la lucha contra los unitarios. Hábilmente elude Quiroga el ejército enemigo, lo deja atrás y ocupa Córdoba sin disparar un tiro, mediante un convenio con defensores. Luego espera al manco en las afueras, conforme al compromiso contraído con la guarnición rendida. En La Tablada se traba la lucha tremenda y agotadora, dura tres días, participa en ella: el Chacho, enlazando los cañones enemigos. Es el primer desastre. Quiroga retorna a su provincia. Cuando llega a La Rioja se entera que los unitarios festejan su derrota. Su rabia se desata: hace fusilar a diez caracterizados vecinos. Luego organiza un nuevo ejército. Mientras tanto Lavalle termina por exiliarse vencido por las intrigas en que durante un año lo envolvió Rosas. (mapa nº9).<br /><br />Ahora es el Restaurador de las Leyes quien domina la primera provincia del país…y su pingüe aduana. Por su parte, Estanislao López entra en tratativas con Paz un agravio que facundo no olvidará. Se instala en San Juan, enfermo, lo acompaña su familia, y desde allí dirige la reconstitución de su ejército. Todos los medios son buenos para reconstituir el mismo: contribuciones forzosas, amenazas. Baja luego a Mendoza para concentrar sus efectivos y seis mese después de La Tablada está en condiciones de volver a dar batalla al jefe unitario. A fines de febrero las tropas de Quiroga están de nuevo a pocas leguas de Córdoba, en Oncativo esperando el resultado de una comisión mediadora. Súbitamente el campamento es atacado por Lamadrid, segundo de Paz, que ardía en deseos de venganza. Cada cual escapa por donde puede. Facundo toma el camino de Buenos Aires: Paz le había infligido una nueva derrota. Ahora, todo el interior queda a merced de los jefes unitarios.<br /><br />Cuando llega a Buenos Aires, Rosas le recibe triunfalmente, y comienza un asedio que termina por rendir al riojano ante su astucia. Durante el año 30, vive Facundo en Buenos Aires, preocupado por su mujer y sus hijos, que debieron pasa a Chile ante la aproximación de los unitarios, y furioso por el saqueo que Lamadrid hace en San Antonio, y por las vejaciones que tiene que sufrir su madre. Durante su estancia su aspecto personal se modifica. Se afeita la barba, usa trajes cortados por los mejores sastres y alterna con la sociedad porteña sin problemas. Su figura es habitual en el juego donde pierde cantidades de onzas de oro. Hace la vida sosegada y divertida de un hacendado rico en la ciudad pero anhela enfrentar de nuevo a Paz.<br /><br />Sin embargo no tiene ejército, sus recursos se están agotando, su salud no es buena; entre tanto Paz, sigue ocupando provincias y persiguiendo a los amigos de Quiroga.<img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo_rom.jpg" align="right" border="0" height="250" hspace="15" vspace="5" width="262" /><br /><br />El riojano decide salir, en la que va a ser su más increíble campaña. En enero de 1831 los gobernadores de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos firman el "Pacto Federal": que expresa el propósito de constituir la nación bajo el sistema que desean los pueblos, para ello la única fuerza adversa que había que desaparecer era Paz. Ésta será la misión de Quiroga…<br /><br />Rosas y López arman lentamente sus tropas y avanzan sobre Córdoba. Facundo en Buenos Aires recluta un centenar de voluntarios y unos doscientos forajidos extraídos de las cárceles y comisarías de campaña que formarán: La División Auxiliar de los Andes.<br /><br />Un mes después de firmado el Pacto Federal, sale Quiroga de pergamino, llega a Río Cuarto y toma el pueblo; luego derrota a Pringles en Río Quinto y ocupa San Luis. En Rodeo del Chacón lo enfrenta uno de los mejores lugartenientes de Paz: Quiroga debe dirigir la batalla desde una carreta, torturado por el reuma. Triunfa: Mendoza es suya. Refuerza sus huestes con hombres, con dinero y animales. Luego sube a San Juan y se reúne con su familia, que retornan de Chile, después baja a Mendoza nuevamente, y allí se entera que han asesinado a Villafañe, su viejo camarada, el hombre que le guarda las espaldas en La Rioja. Se enloquece Quiroga. Y pagan por este asesinato los prisioneros del Chacón; los veintisiete oficiales unitarios que son fusilados sin saber por qué.<br /><br />El remordimiento por este hecho, estará en el ánimo de Facundo hasta su muerte.<br /><br />Llega a Mendoza la noticia increíble: Paz ha caído prisionero de López. Tendrá que ser con Lamadrid el encuentro. Quiroga avanza hacia Tucumán, donde Lamadrid lo espera con el resto de las fuerzas de Paz. Los dos ejércitos se avistan en la ciudadela; en noviembre de 1831, dos horas dura la lucha; finalmente el ejército unitario abandona las líneas y sus jefes huyen hacia las fronteras de Bolivia. La guerra civil que comenzó tres años antes, con el fusilamiento de Dorrego, ha quedado cerrada.<br /><br />Si bien Facundo reconquisto su influencia en el panorama nacional, no está contento; la suerte le permitió a López quedarse con Córdoba, cuando en justicia la provincia debería haber ingresado al sistema de las adictas a Quiroga. Pronto gobernarán allí los Reynafé, clan arribista protegido por el santafesino y los amigos de Quiroga serán sordamente hostilizados. Además Facundo se enteró que López se quedó con su caballo (por el que sentía una increíble debilidad) al apropiarse del botín del ejército vencido.<br /><br />Y para completar el amigo Rosas anda chicaneando la reunión del Congreso previsto por el Pacto Federal y demorando la organización del País.<br /><br />Después de cerrar este ciclo de la lucha civil, retorna a su provincia desde Tucumán, y luego a San Juan. Allí lo reclama otra empresa: la expedición contra los indios del sur, que aprovechando las continuas luchas civiles de los cristianos están creciendo en osadía. Pero no podrá dirigirla aunque figure como su director: el reuma lo tiene a mal traer. Será Rosas quien emprenda la conquista del Desierto. (mapa nº10).<br /><br />Casi todo el año 33 vive Quiroga en San Juan o Mendoza, en alternativas penosas de salud manteniendo correspondencia con sus amigos de todo el país y ayudando al éxito de la expedición contra los indios.<br /><br />A fines de 1833 llega a Buenos Aires conduciendo la División de Auxiliares de los Andes, que devolverá formalmente al gobierno de Buenos Aires. Ahora viene con su familia a instalarse definitivamente. Rosas ha terminado su mandato el año anterior, y existe una dura lucha por el poder entre federales netos y lomonegros.<br /><br />En esta lucha Rosas necesita más que nunca de la amistad de Quiroga, y este se la brinda aunque se niega a hospedarse en la residencia de Rosas.<br /><br />El año 34 asiste a la completa transformación de Facundo. Él y su familia se relacionan con la sociedad porteña. Facundo expone ideas de conciliación, defiende a sus adversarios en las conversaciones; intenta saludar y ayudar a Rivadavia que ha regresado de su exilio sin lograr desembarcar en Buenos Aires. De vez en cuando tiene diálogos ásperos con Rosas. No ostenta ninguna representación ni tiene ejército a su mando, pero su palabra pesa.<br /><br />Todo el país clama por la constitución, el partido unitario ha desaparecido, nadie se opone a la organización federal de la República. La legislatura de Mendoza invita a San Juan y San Luis a unirse para entrar en la Federación bajo la protección de Quiroga. Muchos federales que temen a Rosas, piensan que el riojano puede ser una solución viable. Quiroga está a favor de una rápida organización del país, pero tampoco ignora la tesis de su amigo Rosas y jamás lo contradice públicamente, a partir de 1833. La tesis de Rosas afirma que el país no está en condiciones de constituirse; que hay que dejar que el tiempo facilite una evolución natural hacia la organización definitiva.<br /><br />En diciembre de 1834 emprende Quiroga un viaje al norte. Había estallado un guerra local entre Salta y Tucumán, el gobernador provisorio de Buenos Aires pide a Quiroga que intervenga como mediador en el conflicto. Rosas se suma al pedido. Facundo acepta pese a su enfermedad.<br /><br />Se dirige hacia el norte, no quiere escolta. Los gauchos bonaerenses, santafesinos, cordobeses caen a las postas del camino para ver pasar al famoso general.<br /><br />En Nochebuena llega a Córdoba: no quiere quedarse, en poco más de dos semanas llega a Santiago. Antes de arribar se entera que la guerra entre salteños y tucumanos ha terminado. Pero su viaje no ha de ser inútil. Durante el mes de enero se reúnen en Santiago bajo su presidencia, los representantes de las provincias del Norte y convienen oponerse a todo intento de segregación de Jujuy, factor oculto de esta querella local que debía mediar Quiroga.<br /><br />El seco verano santiagueño alivia sus males. En vísperas de su regreso alcanza a recoger algunos rumores sobre extraños movimientos de los Reynafé: vagos planes para matarlo, y que la rapidez de su viaje había frustrado.<br /><br />Quiroga sabe que los gobernantes de Córdoba lo odian. El 13 de febrero parte de Santiago, el pueblo avisa en cada posta el peligro que lo aguarda apenas cruce el límite de Córdoba. El ciego empecinamiento del general, su negativa a desviarse, a aceptar una escolta, la espera de la partida de asesinos en los solitarios breñales de Barranca Yaco. El 16 de febrero de 1835 al medio día lo voltea un pistoletazo en el ojo y después le cargan el cuerpo, ya exámine de tajos y puntazos. Facundo Quiroga muere en Barranca Yaco: su temeridad inconsciente le llevó a la muerte. Después de una tormenta de verano encuentran la diligencia a unas cuadras del camino, vacía y ensangrentada, y los cuerpos diseminados de Facundo y sus compañeros.<br /><br />La noticia golpea fuerte en todo el país. La intuición popular señala desde el principio el clan gobernante de Córdoba: partidas de llanistas riojanos invaden el noroeste cordobés, clamando venganza. Pero el responsable moral del crimen no aparecerá nunca. Rosas procesó y condenó a los autores materiales del crimen: Santos Pérez, sus compañeros y los Reynafé.<br /><br />¿Quién los habría mandado? Los sospechosos son muchos. Indudablemente, en este momento de la vida política del país, para Rosas el mejor Quiroga, es un Quiroga muerto. Y muerto de ese modo, bárbara y misteriosamente. Cuando llega la noticia del crimen a Buenos Aires, Rosas acepta ser gobernador, se hace conceder la Suma del Poder Público y promete tremendas venganzas contra los unitarios. Pero fuera del buen provecho que sacó a lo de Barranca Yaco, no hay ningún indicio serio de su culpabilidad. (mapa nº11).<br /><br />El santafesino López y su ministro Cullen - habilidoso en intrigas - intentan al principio una débil defensa de los Reynafé: la verdad es que López y su ministro tuvieron sospechosas entrevistas con los cordobeses antes de la tragedia, la cual se festejó en Santa Fe sin el menor pudor y era notoria la malquerencia entre Quiroga y el santafesino. Pero nada más, no hay otra prueba. En cuanto a los unitarios no tenían ningún motivo para eliminar a Quiroga. El enigma subsiste y probablemente no se devele jamás.<br /><br />Fuente: www.oni.escuelas.edu.ar</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Carta_de_QUIROGA_a_ROSAS_">Cartas de Facundo Quiroga a Juan Manuel de Rosas</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Los caudillos asumirían un rol de intermediación con respecto al pueblo soberano, que las minorías ilustradas de las ciudades no podrían alcanzar. Su autoridad devendría de su condición de héroe, de arquetipo humano y, al mismo tiempo, de compartir la aguerrida y dura vida militar con sus subordinados, al margen de las fracciones ideológicas que regían la época. En las presentes correspondencias, el debate gira en torno a la necesidad o no de constituir una Comisión Representativa que moderaría el poder de los gobernadores porteños frente a las demás provincias y en las diferencias entre ambos caudillos.<br /><br />Tucumán, enero 12 de 1832<br /><br />SEÑOR DON JUAN MANUEL DE ROSAS.<br /><br />Amigo de todo mi aprecio: contestando a su favorecida del 14 de diciembre digo a usted: que el no haberle dicho nada del parecer que me pedía en su apreciable de 4 de octubre con respecto a la formación de la Comisión Representativa y de la oportunidad para la reunión del Congreso, fue creyendo que mi silencio mismo le debía hacer entender el motivo; pero ya que no lo ha comprendido se lo explicaré claro y terminante. Usted sabe, porque se lo he dicho varias veces, que yo no soy federal, soy unitario por convencimiento; pero sí con la diferencia de que mi opinión es muy humilde y que yo respeto demasiado la de los pueblos constantemente pronunciada por el sistema Federal; por cuya causa he combatido con constancia contra los que han querido hacer prevalecer por las bayonetas la opinión a que yo pertenezco, sofocando la general de la República; y siendo esto así, como efectivamente lo es, ¿cómo podré yo darle mi parecer en un asunto en que por las razones que llevo expuestas necesito explorar a fondo la opinión de las provincias, de las que jamás me he separado, sin embargo, de ser opuesta a la de mi individuo? Aguarde pues un momento, me informaré y sabré cuál es el sentimiento o parecer de los pueblos y entonces se lo comunicaré, puesto que es justo que ellos obren con plena libertad, porque todo lo que se quiera, o pretenda en contrario, será violentarlos, y aun cuando se consiguiese por el momento lo que se quiera, no tendría consistencia, porque nadie duda de todo lo que se hace por la fuerza o arrastrado de un influjo no puede tener duración siempre que sea contra el sentimiento general de los pueblos(...)<br /><br />Saluda a usted con la consideración que acostumbra, su amigo afectísimo que besa su mano.<br /><br />JUAN FACUNDO QUIROGA<br /><br />Tucumán, enero 12 de 1832<br /><br />Señor Don Juan Manuel de Rosas<br /><br />Muy señor mío y amigo: tengo a la vista su favorecida de 13 del pasado que voy a contestar en cuatro palabras diciendo a usted que en balde se ha mortificado en explanar sus ideas y razones para convencerme que debo retrogradar en mi resolución, así que usted ha tenido bastante motivo para conocer, que no sé volver atrás en mis propósitos. Usted me dice que no pertenezco a mí mismo; pero yo quisiera que usted me diga a quién pertenecía Don Juan Manuel Rosas, y Don Estanislao López, cuando hicieron la guerra al Ejército sublevado a consecuencia de orden de la Convención Nacional y cuál la causa porqué dejaron las armas de la mano estando existente el motivo porque las empuñaron, y cuál la razón porque se me abandonó, y se me dejó solo en el campo del compromiso, y si era o no honroso a la República que si bien se ponen en la balanza de la justicia, nadie es responsable sino ustedes de cuanta sangre se ha vertido, y de tantas fortunas arruinadas; pero como nadie ve la paja en su ojo, no advierten que se contentaban con tranquilizar las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, dejando al resto de las demás bajo el yugo de la opresión, y ahora sólo yo debo ser quien voy a causar perjuicios a la República con mi separación del mando, bien que no dejan de tener razón en parte, pues que por sí solos no arribarían al objeto que se proponen, si yo separado del mando quisiera desentenderme enteramente de trabajar por el bien del país, en que no cesaré, puesto que para ello ya no es preciso tener la lanza enristrada, y puede ser, sin ser milagro, que recién me haya colocado en una posición en que pueda ser útil al país en general como pronto lo veremos, explorada que sea a fondo la voluntad de las provincias en orden a la constitución de la República.<br /><br />Páselo usted bien y mande a su afectísimo servidor y amigo que besa su mano.<br /><br />JUAN FACUNDO QUIROGA<br />[ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. 5-28-2-1]</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Barranca_Yaco_">Barranca Yaco</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Acerca de los episodios conocidos como Barranca Yaco donde resultaría asesinado el federal Juan Facundo Quiroga.<br /><br />El 16 de febrero de 1835, en el paraje cordobés de Barranca Yaco, una partida al mando de Santos Pérez asesinó alevosamente al brigadier general don Juan Facundo Quiroga (nacido en 1788 en San Antonio, un caserío situado al pie de la sierra en La Rioja).<br /><br />Una década después Domingo Faustino Sarmiento publicó Facundo, civilización y barbarie, una de las obras más singulares y significativas de la literatura hispanoamericana. Plagada de falacias y mentiras para denigrar al gran caudillo y para desacreditar el régimen rosista, se inscribe sin embargo en la gran tradición militante de nuestras mejores letras, junto a los cielitos de Hidalgo y El Matadero, e incluso el mismísimo Martín Fierro. Y es que pese a su polémico y enérgico alegato político opositor, nos trasmite, aún a pesar del propio autor, la grandeza y los latidos auténticos del espíritu estremecedor del Tigre de los Llanos.<br /><br />Transcribimos algunos párrafos introductorios y su dramático relato de Barranca Yaco.<br /><br />¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo! Tú posees el secreto: ¡revélanoslo! Diez años aún después de tu trágica muerte, el hombre de las ciudades y el gaucho de los llanos argentinos, al tomar diversos senderos en el desierto, decían: "¡No, no ha muerto! ¡Vive aún! ¡El vendrá!". ¡Cierto! Facundo no ha muerto; está vivo en las tradiciones populares, en la política y revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento: su alma ha pasado a este otro molde, más acabado, más perfecto; y lo que en él era sólo instinto, iniciación, tendencia, convirtióse en Rosas en sistema, efecto y fin. La naturaleza campestre, colonial y bárbara, cambióse en esta metamorfosis en arte, en sistema y en política regular capaz de presentarse a la faz del mundo como el modo de ser de un pueblo encarnado en un hombre, que ha aspirado a tomar los aires de un genio que domina los acontecimientos, los hombres y las cosas.<br /><br />Facundo, en fin, siendo lo que fue, no por un accidente de su carácter, sino por antecedentes inevitables y ajenos de su voluntad, es el personaje histórico más singular, más notable, que puede presentarse a la contemplación de los hombres que comprenden que un caudillo que encabeza un gran movimiento social no es más que el espejo en que se reflejan, en dimensiones colosales, las creencias, las necesidades, preocupaciones y hábitos de una nación en una época dada de su historia.<br /><br />El hombre de la campaña, lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza con desdén su lujo y sus modales corteses, y el vestido del ciudadano, el frac, la silla, la capa, ningún signo europeo puede presentarse impunemente en la campaña.<br /><br />Los argentinos, de cualquier clase que sean, civilizados o ignorantes, tienen una alta conciencia de su valer como nación; todos los demás pueblos americanos les echan en cara esta vanidad, y se muestran ofendidos de su presunción y arrogancia. Creo que el cargo no es del todo infundado, y no me pesa de ello. ¡Ay del pueblo que no tiene fe en sí mismo! ¡Para ése no se han hecho las grandes cosas!<br /><br />El vencedor de la Ciudadela [Quiroga a Lamadrid en 1831] ha empujado fuera de los confines de la República a los últimos sostenedores del sistema unitario. Las mechas de los cañones están apagadas y las pisadas de los caballos han dejado de turbar el silencio de la Pampa. Facundo ha vuelto a San Juan y desbandado su ejército, no sin devolver en efectos de Tucumán, las sumas arrancadas por la violencia a los ciudadanos. ¿Qué queda por hacer? La paz es ahora la condición normal de la República, como lo había sido antes un estado perpetuo de oscilación y de guerra.<br /><br />Las conquistas de Quiroga habían terminado por destruir todo sentimiento de independencia en las provincias, toda regularidad en la administración. El nombre de Facundo llenaba el vacío de las leyes; la libertad y el espíritu de ciudad habían dejado de existir, y los caudillos de provincias reasumídose en uno general, para una porción de la República. Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y San Luis reposaban, más bien que se movían, bajo la influencia de Quiroga.<br /><br />¿Cuál es el pensamiento secreto de Quiroga? ¿Qué ideas lo preocupan desde entonces? El no es gobernador de ninguna provincia; no conserva ejército sobre las armas; tan sólo le quedaba un nombre reconocido y temido en ocho provincias y un armamento. A su paso por La Rioja, ha dejado escondidos en los bosques, todos los fusiles, sables, lanzas y tercerolas que ha recolectado en los ocho pueblos que ha recorrido; pasan de doce mil armas. Un parque de veinte y seis piezas de artillería queda en la ciudad, con depósitos abundantes de municiones y fornituras; diez y seis mil caballos escogidos van a pacer en la quebrada de Huaco, que es un inmenso valle cerrado por una estrecha garganta. La Rioja es, además de la cuna de su poder, el punto central de las provincias que están bajo su influencia. A la menor señal, el arsenal aquel proveerá de elementos de guerra a doce mil hombres. Y no se crea que lo de esconder los fusiles en los bosques es una ficción poética. Hasta el año 1841, se han estado desenterrando depósitos de fúsiles, y créese todavía, aunque sin fundamento, que no se han exhumado todas las armas escondidas bajo la tierra, entonces.<br /><br />El interior tenía, pues, un jefe; y el derrotado de Oncativo [la victoria del unitario José María Paz sobre Quiroga en febrero de 1830], a quien no se habían confiado otras tropas en Buenos Aires que unos centenares de presidarios, podía ahora mirarse como el segundo, si no el primero, en poder.<br /><br />Una poderosa expedición de que él se había nombrado jefe [Juan Manuel de Rosas y su Campaña del desierto] , se había organizado durante el último período de su gobierno, para asegurar y ensanchar los límites de la provincia hacia el sur, teatro de las frecuentes incursiones de los salvajes. Debía hacerse una batida general bajo un plan grandioso; un ejército compuesto de tres divisiones obraría sobre un frente de cuatrocientas leguas, desde Buenos Aires hasta Mendoza. Quiroga debía mandar las fuerzas del interior, mientras que Rosas seguiría la costa del Atlántico con su división.<br /><br />En estas transacciones se hallaba la ciudad de Buenos Aires y Rosas [el ofrecimiento del gobierno por la Sala de Representantes tras la renuncia de Viamonte y del doctor Maza, y el reclamo de la suma del poder público], cuando llega la noticia de un desavenimiento entre los gobiernos de Salta, Tucumán y Santiago del Estero, que podía hacer estallar la guerra. Cinco años van corridos desde que los unitarios han desaparecido de la escena política, y dos desde que los federales de la ciudad, los lomos negros, han perdido toda influencia en el Gobierno; cuando más, tienen valor para exigir algunas condiciones que hagan tolerable la capitulación.<br /><br />Sus relaciones con López de Santa Fe son activas, y tiene además, una entrevista en que conferencian ambos caudillos; el Gobierno de Córdoba está bajo la influencia de López, que ha puesto, a su cabeza, a los Reinafé. Invítase a Facundo a ir a interponer su influencia, para apagar las chispas que se han levantado en el norte de la República; nadie sino él está llamado para desempeñar esta misión de paz. Facundo resiste, vacila; pero se decide al fin. El 18 de diciembre de 1835 sale de Buenos Aires, y al subir a la galera dirige, en presencia de varios amigos, sus adioses a la ciudad. "Si salgo bien -dice, agitando la mano-, te volveré a ver; si no, ¡adiós para siempre!" ¿Qué siniestros presentimientos vienen a asomar en aquel momento a su faz lívida, en el ánimo de este hombre impávido? ¿No recuerda el lector algo parecido a lo que manifestaba Napoleón al partir de las Tullerías, para la campaña que debía terminar en Waterloo?<br /><br />Apenas ha andado media jornada, encuentra un arroyo fangoso que detiene la galera. El vecino maestre de posta acude solícito a pasarla: se ponen nuevos caballos, se apuran todos los esfuerzos, y la galera no avanza. Quiroga se enfurece, y hace uncir a las varas, al mismo maestro de posta. La brutalidad y el terror vuelven a aparecer desde que se halla en el campo, en medio de aquella naturaleza y de aquella sociedad semibárbara.<br /><br />Vencido aquel primer obstáculo, la galera sigue cruzando la pampa, como una exhalación; camina todos los días hasta las dos de la mañana, y se pone en marcha de nuevo a las cuatro. Acompáñanle el doctor Ortiz, su secretario, y un joven conocido, a quien a su salida encontró inhabilitado de ir adelante, por la fractura de las ruedas de su vehículo. En cada posta a que llega, hace preguntar inmediatamente: "¿A qué hora ha pasado un chasque de Buenos Aires? -Hace una hora. -¡Caballos sin pérdida de momento!" -grita Quiroga. Y la marcha continúa. Para hacer más penosa la situación, parecía que las cataratas del cielo se habían abierto; durante tres días, la lluvia no cesa un momento, y el camino se ha convertido en un torrente.<br /><br />Al entrar en la jurisdicción de Santa Fe, la inquietud de Quiroga se aumenta, y se torna en visible angustia, cuando en la posta de Pavón sabe que no hay caballos y que el maestre de posta está ausente. El tiempo que pasa antes de procurarse nuevos tiros es una agonía mortal para Facundo, que grita a cada momento: "¡Caballos! ¡Caballos!" Sus compañeros de viaje nada comprenden de este extraño sobresalto, asombrados de ver a este hombre, el terror de los pueblos, asustadizo ahora y lleno de temores, al parecer, quiméricos. Cuando la galera logra ponerse en marcha, murmura en voz baja, como si hablara consigo mismo: "Si salgo del territorio de Santa Fe,"no hay cuidado por lo demás". En el paso del Río Tercero, acuden los gauchos de la vecindad a ver al famoso Quiroga, y pasan la galera, punto menos que a hombros.<br /><br />Últimamente, llega a la ciudad de Córdoba, a las nueve y media de la noche, y una hora después del arribo del chasque de Buenos Aires, a quien ha venido pisando desde su salida. Uno de los Reinafé acude a la posta, donde Facundo está aún en la galera, pidiendo caballos, que no hay en aquel momento; salúdalo con respeto y efusión; suplícale que pase la noche en la ciudad, donde el Gobierno se prepara a hospedarlo dignamente. "¡Caballos necesito!", es la breve respuesta que da Quiroga. "¡Caballos!", replica a cada nueva manifestación de interés o de solicitud de parte de Renaifé, que se retira, al fin, humillado, y Facundo parte para su destino, a las doce de la noche.<br /><br />La ciudad de Córdoba, entretanto, estaba agitada por los más extraños rumores: los amigos del joven que ha venido, por casualidad, en compañía de Quiroga, y que se queda en Córdoba, su patria, van en tropel a visitarlo. Se admiran de verlo vivo, y le hablan del peligro inminente de que se ha salvado. Quiroga debía ser asesinado en tal punto; los asesinos son N. y N.; las pistolas han sido compradas en tal almacén; han sido vistos N. y N. para encargarse de la ejecución, y se han negado. Quiroga los ha sorprendido con la asombrosa rapidez de su marcha, pues no bien llega el chasque que anuncia su próximo arribo, cuando se presenta él mismo y hace abortar todos los preparativos. Jamás se ha premeditado un atentado con más descaro; toda Córdoba está instruida de los más mínimos detalles del crimen que el Gobierno intenta, y la muerte de Quiroga es el asunto de todas las conversaciones.<br /><br />Quiroga, en tanto, llega a su destino, arregla las diferencias entre los gobernantes hostiles y regresa por Córdoba, a despecho de las reiteradas instancias de los gobernadores de Santiago y Tucumán, que le ofrecen una gruesa escolta para su custodia, aconsejándole tomar el camino de Cuyo para regresar. ¿Qué genio vengativo cierra su corazón y sus oídos y le hace obstinarse en volver a desafiar a sus enemigos, sin escolta, sin medios adecuados de defensa? ¿Por qué no toma el camino de Cuyo, desentierra sus inmensos depósitos de armas a su paso por La Rioja y arma las ocho provincias que están bajo su influencia? Quiroga lo sabe todo: aviso tras aviso ha recibido en Santiago del Estero; sabe el peligro de que su diligencia lo ha salvado; sabe el nuevo y más inminente que le aguarda, porque no han desistido sus enemigos del concebido designio. "¡A Córdoba!", grita a los postillones, al ponerse en marcha, como si Córdoba fuese el término de su viaje.<br /><br /><img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo11.jpg" align="right" border="0" height="600" hspace="10" vspace="5" width="500" />Antes de llegar a la posta del Ojo de Agua, un joven sale del bosque y se dirige hacia la galera, requiriendo al postillón que se detenga. Quiroga asoma la cabeza por la portezuela, y le pregunta lo que se le ofrece. "Quiero hablar al doctor Ortiz". Desciende éste, y sabe lo siguiente: "En las inmediaciones del lugar llamado Barranca Yaco está apostado Santos Pérez con una partida; al arribo de la galera deben hacerle fuego de ambos lados y matar en seguida de postillones arriba; nadie debe escapar; ésta es la orden". El joven, que ha sido en otro tiempo favorecido por el doctor Ortiz, ha venido a salvarlo; tiéne el caballo allí mismo para que monte y se escape con él; su hacienda está inmediata. El secretario, asustado, pone en conocimiento de Facundo lo que acaba de saber, y lo insta para que se ponga en seguridad. Facundo interroga de nuevo al joven Sandivaras, le da las gracias por su buena acción, pero lo tranquiliza sobre los temores que abriga. "No ha nacido todavía -le dice en voz enérgica- el hombre que ha de matar a Facundo Quiroga. A un grito mío, esa partida, mañana, se pondrá a mis órdenes y me servirá de escolta hasta Córdoba. Vaya usted, amigo, sin cuidado".<br /><br />Facundo, con gesto airado y palabras groseramente enérgicas, le hace entender [al doctor Ortiz] que hay mayor peligro en contrariarlo allí, que el que le aguarda en Barranca Yaco, y fuerza es someterse sin más réplica. Quiroga manda a su asistente, que es un valiente negro, a que limpie algunas armas de fuego que vienen en la galera y las cargue: a esto se reducen todas sus precauciones.<br /><br />Llega el día, por fin, y la galera se pone en camino. Acompáñale, a más del postillón que va en el tiro, el niño aquel, dos correos que se han reunido por casualidad y el negro, que va a caballo. Llega al punto fatal, y dos descargas traspasan la galera por ambos lados, pero sin herir a nadie; los soldados se echan sobre ella, con los sables desnudos, y en un momento inutilizan los caballos y descuartizan al postillón, correos y asistente. Quiroga entonces asoma la cabeza, y hace, por el momento, vacilar a aquella turba. Pregunta por el comandante de la partida, le manda acercarse, y a la cuestión de Quiroga "¿Qué significa esto?", recibe por toda contestación un balazo en un ojo, que le deja muerto.<br /><br />Entonces Santos Pérez atraviesa repetidas veces con su espada al malaventurado secretario y manda, concluida la ejecución, tirar hacia el bosque la galera llena de cadáveres, con los caballos hechos pedazos, y el postillón, que con la cabeza abierta se mantiene aún a caballo. "¿Qué muchacho es éste? -pregunta, viendo al niño de posta, único que está vivo-.<br /><br />-Este es un sobrino mío -contesta el sargento de la partida-; yo respondo de él con mi vida". Santos Pérez se acerca al sargento, le atraviesa el corazón de un balazo, y en seguida, desmontándose, toma de un brazo al niño, lo tiende en el suelo y lo degüella, a pesar de sus gemidos de niño que se ve amenazado de un peligro.<br /><br />Este último gemido del niño es, sin embargo, el único suplicio que martiriza a Santos Pérez; después, huyendo de las partidas que lo persiguen, oculto en las breñas de las rocas, o en los bosques enmarañados, el viento le trae al oído el gemido lastimero del niño. Si a la vacilante claridad de las estrellas se aventura a salir de su guarida, sus miradas inquietas se hunden en la oscuridad de los árboles sombríos, para cerciorarse de que no se divisa en ninguna parte el bultito blanquecino del niño; y cuando llega al lugar donde hacen encrucijada dos caminos, lo arredra ver venir por el que él deja, al niño animando su caballo. Facundo decía también que un solo remordimiento lo aquejaba: la muerte de los veintiséis oficiales fusilados en Mendoza.<br /><br />¿Quién es, mientras tanto, este Santos Pérez? Es el gaucho malo de la campaña de Córdoba, célebre en la sierra y en la ciudad, por sus numerosas muertes, por su arrojo extraordinario, por sus aventuras inauditas. Mientras permaneció el general Paz en Córdoba, acaudilló las montoneras más obstinadas e intangibles de la Sierra, y por largo tiempo, el pago de Santa Catalina fue una republiqueta, adonde los veteranos del ejército no pudieron penetrar. Con miras más elevadas, habría sido el digno rival de Quiroga; con sus vicios, sólo alcanzó a ser su asesino. Era alto de talle, hermoso de cara, de color pálido y barba negra y rizada. Largo tiempo fue después perseguido por la justicia, y nada menos que cuatrocientos hombres andaban en su busca. Al principio, los Reinafé lo llamaron, y en la casa de Gobierno fue recibido amigablemente. Al salir de la entrevista, empezó a sentir una extraña descompostura de estómago, que le sugirió la idea de consultar a un médico amigo suyo, quien informado por él, de haber tomado una copa de licor que se le brindó, le dio un elixir que le hizo arrojar, oportunamente, el arsénico que el licor disimulaba.<br /><br />Al fin, una noche lo cogieron dentro de la ciudad de Córdoba, por una venganza femenil. Había dado de golpes a la querida con quien dormía: ésta, sintiéndolo profundamente dormido, se levanta con precaución, le toma las pistola y el sable, sale a la calle y lo denuncia a una patrulla. Cuando despierta, rodeado de fusiles apuntados a su pecho, echa mano a las pistolas, y, no encontrándolas: "Estoy rendido -dice con serenidad-. ¡Me han quitado las pistolas!". El día que lo entraron a Buenos Aires, una muchedumbre inmensa se había reunido en la puerta de la casa de Gobierno.<br /><br />A su vista gritaba el populacho: ¡Muera Santos Pérez!, y él, meneando desdeñosamente la cabeza y paseando sus miradas por aquella multitud, murmuraba tan sólo estas palabras: "¡Tuviera aquí mi cuchillo!" Al bajar del carro que lo conducía a la cárcel, gritó repetidas veces: "¡Muera el tirano!"; y al encaminarse al patíbulo, su talla gigantesca, como la de Dantón, dominaba la muchedumbre, y sus miradas se fijaban, de vez en cuando, en el cadalso como en un andamio de arquitectos.<br /><br />El Gobierno de Buenos Aires dio un aparato solemne a la ejecución de los asesinos de Juan Facundo Quiroga; la galera ensangrentada y acribillada de balazos estuvo largo tiempo expuesta al examen del pueblo, y el retrato de Quiroga, como la vista del patíbulo y de los ajusticiados, fueron litografiados y distribuidos por millares, como también extractos del proceso, que se dio a luz en un volumen en folio.<br /><br />[Textos según la edición de la Serie del siglo y medio, Eudeba, Buenos Aires, 1961]<br /><br />Ya en el siglo XX, otro autor, también de ideas antagónicas a las de Facundo, escribió:<br /><br /></span> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo12.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="right" border="0" height="371" hspace="10" vspace="5" width="626" /><span style="font-size:85%;">El general Quiroga va en coche al muere<br />El madrejón desnudo ya sin sed de agua<br />y una luna perdida en el frío del alba<br />y el campo muerto de hambre, pobre como una araña.<br />El coche se hamacaba rezongando la altura;<br />un galerón enfático, enorme, funerario.<br />Cuatro tapaos con pinta de muerte en la negrura<br />tironeaban seis miedos y un valor desvelado.<br />Junto a los postillones jineteaba un moreno.<br />Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda!<br />El general Quiroga quiso entrar en la sombra<br />llevando seis o siete degollados de escolta.<br />Esa cordobesa bochinchera y ladina<br />(meditaba Quiroga) ¿qué ha de poder con mi alma?<br />Aquí estoy afianzado y metido en la vida<br />como la estaca pampa bien metida en la pampa.<br />Yo, que he sobrevivido a millares de tardes<br />y cuyo nombre pone retemblor en las lanzas,<br />no he de soltar la vida por estos pedregales.<br />¿Muere acaso el pampero, se mueren las espadas?<br />Pero al brillar el día sobre Barranca Yaco<br />sables a filo y punta menudearon sobre él;<br />muerte de mala muerte se lo llevó al riojano<br />y una de puñaladas lo mentó a Juan Manuel.<br />Ya muerto, ya de pié, ya inmortal, ya fantasma,<br />se presentó al infierno que Dios le había marcado,<br />y a sus órdenes iban, rotas y desangradas,<br />las ánimas en pena de hombres y de caballos.<br /><br />Jorge Luis Borges, Luna de enfrente, 1925<br />Fuente: Alejandro Pandra, Agenda de Reflexión Nº 159</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Facundo,_Civilización_y_Barbarie:_Panfleto_Épico_">Facundo, civilización y barbarie: panfleto épico</a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Apuntes para una poética del racismo, el autoritarismo y la egomanía en la Argentina.<br /><br />Por Pablo Baler<br />University of California at Berkeley<br /><br />En la novela El Farmer, Andres Rivera pone en boca de Juan Manuel de Rosas, ya viejo y exiliado en Inglaterra, un desafío meramente retórico: "Que se escriba qué diferencia al general Rosas del señor Sarmiento". Y en esta sola frase puede encontrarse la clave para entender todo el Facundo y revelar el acertijo que tan abnegadamente se plantea Sarmiento: ¿cómo explicar la Argentina?<br /><br />No es otro el objetivo con el que Sarmiento invoca a Quiroga sino el de instarlo a que nos explique "la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de [este] noble pueblo". Un enigma que reverbera desde el siglo XIX en la Argentina. Para alcanzar una resolución, sin embargo, no basta con aceptar la ofrecida en la superficie del Facundo; se hace necesario explorar aquellas estrategias literarias utilizadas por Sarmiento que puedan ayudarnos a reconstruir una posible semántica sarmientina.</span></span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo1.jpg" align="right" border="0" height="403" hspace="20" vspace="5" width="248" />El Facundo esta vertebrado sobre un doble sistema semántico tendiente, por un lado, a la profundización y multiplicación de antagonismos (civilización / barbarie), y por otro a forzadas conexiones (el frac es civilización / el colorado es barbarie). Una doble poética de la escisión social y del anclaje de significados, respectivamente relacionados a ese racismo y a ese autoritarismo que preside el espíritu argentino desde sus inicios hasta la actualidad y probablemente bien entrado el futuro.<br /><br />Sarmiento produce con Facundo la ilusión de nombrar un territorio mudo, anónimo, cuyas huellas sólo él, demiurgo letrado en un universo ilusoriamente pre-lingüístico, puede rastrear, leer y plasmar. En medio de sus delirios mesiánicos, Sarmiento rescata el recurso bíblico del génesis verbal del universo y escribe la serie de artículos que publica en 1845 en el diario chileno El Progreso con el título de Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Quizá el gesto literario más radical de Sarmiento es el de hacer desaparecer con un mismo gesto todos los ensayos barrocos, clásicos, neoclásicos o hasta románticos con características propias que se habían sucedido en el Río de la Plata desde la época colonial, haciéndonos creer (con excepción quizá de alguna referencia a Esteban Echeverría) que él construye la Argentina desde el vacío. "Poseyendo algo de lo profético y de lo utópico," escribió Ricardo Piglia, "[Sarmiento] produce el efecto del espejismo: en el vacío del desierto, todo lo que uno espera ver, brilla como si fuera real". La pregunta que se impone es: ¿cuál es el espejismo que produce Sarmiento?<br /><br />Sarmiento de frac<br /><br />Todo aquel que se acerca al Facundo reconoce sobre el eje doble de la civilización y la barbarie, el esquema exasperantemente maniqueo que lo sustenta. Algunos podrán ver en ello una influencia de El último de los Mohicanos de Fenimore Cooper (Ricardo Rojas, Raúl Orgaz), un producto "del choque entre el idealismo de la generación del 37 y la realidad política; entre las primeras actuaciones del grupo euro-argentino y el caudillaje." (Eduardo Brizuela Aybar), o se remontarán hasta el determinismo de Montesquieu (Jaime Pellicer). No deja de ser evidente, de todas maneras, que la escisión es la infraestructura discursiva que sostiene este gigantesco proyecto nacional que es el Facundo. Naturalmente, el propio Sarmiento, su ideología y su visión de mundo comparten el espacio privilegiado de la civilizada gloria, mientras Quiroga y Rosas y todo lo que no brilla con barniz europeo están condenados a la eterna barbarie. Basta con llegar al final del texto para comprender que, en realidad, todo apunta hacia el sanctosanctorum de la presentación de una plataforma política, de una propuesta de gobierno que barrena la ola frustrada del ataque del general Paz a Rosas.<br /><br />Para graficar este esquema de oposiciones, basta contrastar una muestra del rosario infinito de analogías que se alistan en las filas paralelas de uno u otro paradigma y que lejos de circunscribirse al espacio argentino alcanza toda la historia y la geografía universal: Quiroga/Paz, Rosas/Rivadavia, gaucho/doctor, poncho/frac (!), siglo XII/siglo XIX, caftán y bombachas/ pantalón y corbata, montonera/ejército, Mahometanos/Grecia, beduinos, tártaros, tribus árabes, Marruecos, Túnez, Argel, etc./ Francia e Inglaterra... y así de seguido en un juego de espejos enfrentados que se autoreflejan hasta el infinito y cuyo inevitable contacto, el origen de la tragedia argentina, queda ilustrado por ese emblemático momento en que Juan Manuel de Rosas "clava en la culta Buenos Aires el cuchillo del gaucho".<br /><br />Cuando Sarmiento quiere "conocer a fondo los hechos sobre que fundo mi teorías" en cuanto el estado de La Rioja, incluye una pregunta que revela, en su capciosa ingenuidad, todo su sistema: "¿Cuántos hombres visten de frac?". Según Sarmiento, La Rioja perdió el tren de la civilización porque ya no hay hombres que vistan frac; Mendoza, por el contrario, era "un pueblo eminentemente civilizado" porque "formóse una maestranza, en la que se construían espadas, sables, corazas, lanzas, bayonetas y fusiles". El poncho es barbarie, la violencia organizada es civilización.<br /><br />Este esquema dual ya complejo, como se ve, desde su concepción; tiene, sin embargo, conexiones subterráneas que lo complican aún más y desde donde se proyecta la verdadera fuerza literaria de la obra de Sarmiento. Facundo Quiroga, "el hombre bestia", es también "el hombre grande, el hombre genio", equiparable al propio "César, el Tamerlán, el Mahoma"; mientras que "si levantáis un poco las solapas del frac con que el argentino se disfraza, hallaréis siempre el gaucho más o menos civilizado". Hay, en fin, una anfibología que transita el fondo de esta novela donde la oposición y el oxímoron son intercambiados con imperturbable indiferencia: "Facundo, genio bárbaro"; Rosas: "un poeta, un Platón".<br /><br />Sarmiento gaucho malo<br /><br />Por otro lado, en concordancia con este flagrante dualismo que invade todos los niveles del Facundo (más allá de flujos y reflujos internos), encontramos un impulso inverso a nivel lingüístico que intenta reforzar conexiones arbitrarias al punto de impedir todo desplazamiento. La novela está plagada de figuras retóricas que se proponen intensificar esta ilusión: El propio Rosas "no es un hecho aislado, una aberración, una monstruosidad" (Saussure diría: no es arbitrario) "Es, por el contrario (…) una fórmula de una manera de ser de un pueblo". "El terreno, el paisaje, el teatro sobre que va a representarse la escena", ya revela al personaje "sin comentarios ni explicaciones". Sarmiento refuerza muy a su favor esta conexión inamovible entre la materia y la idea, entre lo palpable y lo inteligible.<br /><br />Entre la materia (espacio territorial) y el espíritu de un pueblo (historia, política, etc), hay una conexión íntima y profunda que Sarmiento va a intentar revelar. Mas allá de las pampas aún no alambradas, las extensiones sin límites, los ríos no navegados; hay una indefinición aún más radical y problemática que la topográfica. Respetando la lógica de la tierra, Sarmiento intenta abarcar con Facundo una geografía más vasta que la del espacio. Todas las actividades referidas a la tierra virgen: arar, surcar, labrar, sembrar; se pueden entender aquí como metáforas del proyecto literario/político de Sarmiento consistente en producir la ilusión que la Argentina de mediados del siglo XIX constituye un espacio aún no "gramaticalizado", cuya representación discursiva se le ha dado concebir a él de manera exclusiva. La pampa, escribe, "es la imagen del mar en la tierra (...) la tierra aguardando todavía que se le mande producir plantas y toda clase de simiente." Hay que admitir que Sarmiento ha logrado proyectar el género de la propaganda política hacia el universo poético; y quizá allí radique gran parte de su originalidad.<br /><br />Facundo es una novela de especulación, de conceptualización de un espacio aparentemente vació pero lleno de "huellas" que la palabra puede alcanzar no sólo a descifrar, sino también a moldear. De esta manera, el yo narrativo desproporcionado que desborda en esta obra literaria/panfleto político no es un hecho aislado; pues el protagonista principal de Facundo no es el héroe epónimo sino el propio autor. Es Sarmiento el Rastreador de huellas, el Baquiano, el Gaucho malo, el Payador de esa otra extensión que él mismo define como "inteligencia" en contraste con el plano material.<br /><br />Facundo podría verse así, como una obra épica; pero no sólo en términos de esa épica nacional que remite al romanticismo europeo; sino más interesante aún como un texto épico que recorre, a vuelo de pájaro, este campo de batalla secreto que conecta lo material con lo discursivo. Es revelador que esta obra fundacional de la literatura argentina se presente como una épica cuya mayor violencia se expresa no sólo en el choque de armas o el tropel de caballerías (Tala, Rincón, La Tablada, Oncativo, Chacón, Ciudadela, etc.), sino sobre todo, en el terreno de las lucubraciones filosóficas. Argentina también tendría, de esta manera, su texto épico, con características que no le serían extrañas al temperamento especulativo de gran parte de su producción posterior, de Macedonio Fernández a J.J. Saer por el camino de Borges.<br /><br />Civilización es Barbarie<br /><br />Facundo es el resultado de un intento por demarcar la llanura inmensa de una historia que es enigma, y para eso recurre Sarmiento a estos dos gestos retóricos que parecerían contradictorios: por un lado, una construcción de simetrías irreconciliables; y por el otro, un enlace irreversible, una concepción lingüística que tiende a anclar los polos del signo (huella de la realidad/significado) en una presentación incontestable.<br /><br />Desde esta perspectiva, se nos ofrece como un hecho elocuente el que Sarmiento haya finalmente develado el enigma de la Argentina no tanto gracias a ese intento casi científico por entender la relación entre civilización y barbarie sino justamente, y de manera más insospechada, por el racismo y autoritarismo que su propio discurso destila. Es revelador que los dos gestos retóricos a que recurre Sarmiento (la división y el nudo), remitan respectivamente a los dos polos que sustentan el temperamento racista (violencia por escisión) y autoritario (violencia por fijación) de la obra. Es allí finalmente, en el temperamento, donde se encuentra la idiosincrasia argentina, donde se resuelve el enigma que ingenuamente plantea el Facundo. Diría aún más, el inconfesado proyecto de Sarmiento (inconfesado a sí mismo), parece ser el de dar forma poética a ese inveterado racismo y autoritarismo de que se fue haciendo la Argentina y cuya patogenia, él mismo especula, viene de España: "¡Mirad que sois españoles y la Inquisición educó así a la España! Esta enfermedad la traemos en la sangre. ¡Cuidado pues!".<br /><br />Pero la enfermedad que desde España traemos en la sangre, la fobia hacia el otro y la violencia con que se expresa, tiene en Argentina un matiz particular; pues no se trata de un miedo, una repulsión hacia el otro como probablemente era el caso durante la Inquisición, sino más singularmente un miedo, una repulsión a ser confundido con el otro. ¿Qué diferencia a Rosas de Sarmiento? Uno se tienta en contestar la pregunta retórica formulada en El Farmer, desdeñando toda diferencia; porque en Argentina civilización es barbarie y esa es la tragedia velada que narra la épica (bioépica, autobioépica) fundacional del Facundo.<br /><br />Aprovechando una comunicación de un funcionario de Rosas que definía la cinta colorada como "un signo que su gobierno ha mandado llevar a sus empleados en señal de conciliación y de paz", Sarmiento ironiza "Las palabras Mueran los salvajes, asquerosos, inmundos unitarios, son por cierto muy conciliadoras.". ¿Se le habrá pasado por alto a Sarmiento la naturaleza hostil, caprichosa e inflexible de su propia escritura? Juan Manuel de Rosas hace el mal sin pasión: "calcula en la quietud de su gabinete, y desde allí salen las órdenes a sus sicarios" (escribe Sarmiento). Sarmiento, por su parte, "escribió desde el silencio de un escritorio: 'Derrame sangre de gauchos, que es barata'" (citado por Rivera en El Farmer). Tanto en Rosas como en Sarmiento hay una violencia sistemática y en ambos parecen estar ellas coreografiadas como actos literarios. De hecho, como dice David Viñas: "El estilo de Sarmiento adquirirá definición política a través de una eficiente centralización del poder; él acompaña este progreso con sistemáticos llamados a la guerra a muerte contra los paraguayos, los Indios, y las montoneras entre 1863 y 1879".<br /><br />No se trataría como propone Ricardo Piglia que Facundo, Civilización y Barbarie esté escrito en el borde entre la conjunción y la disyunción, donde la aproximación política nos haría ver "civilización Y barbarie" cuando en realidad se propone "civilización O barbarie". El soslayado mensaje del Facundo se cifra en el oxímoron "civilización ES barbarie". No se trata siquiera de una figura retórica sino de una realidad: ni la conjunción ni la disyunción sino la compenetración ontológica de dos dimensiones que se pretenden irreconciliables: ese es el enigma aún no resuelto de la Argentina, y esa es la razón por la cual el Facundo gana en dimensión literaria con el tiempo; pues su fuerza poética reside justamente en las conexiones secretas que Sarmiento enlaza entre ambos paradigmas más allá de todo antagonismo.<br /><br />www.everba.org</span></p><hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/sarmiento.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="222" hspace="15" vspace="5" width="179" /></span><span style="font-family:Verdana;"><span style="color:#cc3300;"><b><a name="SARMIENTO:_LA_NOVELA_DEL_PRÓCER_DE_CARTÓN_">Sarmiento: "La novela del prócer de cartón" </a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Por Guillermo Mircovich<br /><br />Sarmiento era hijo de Doña Paula Albarracín y del peculiar José Clemente Quiroga Sarmiento, el que luego usará solamente el último apellido, muy posiblemente no era un hombre de andar mintiendo, porque el mismo Sarmiento en “Recuerdos de Provincia”, hace referencia a los dichos de su padre “... la familia de los Sarmiento tiene en San Juan una no disputada reputación que han heredado de sus padres a hijos, dírelo con mucha mortificación mía, de embusteros. Nadie les ha negado esta cualidad y yo les he visto dar tan relevantes pruebas de esta innata y adorable disposición, que no queda duda de que es alguna cualidad de Familia”.<br /><br />Muy interesante apreciación del tutor de la familia, que se nos hará dudoso en el tiempo pensar, si es realmente el prócer que dicen ser y si Sarmiento cambiase su forma de, a pesar de lo escribía su propio padre<br /><br />Dice de Paoli, en su libro, “Domingo Faustino, sí, él ha sido embustero, como ya lo veremos. Y es que mentiroso es, quien sostiene algo que no es exacto, pero sin intención dañosa; mientras que el embustero usa artificio en su embuste y tiene intención dañina”.<br /><br />2 - UNA DOCENCIA CON MUCHAS DUDAS<br />La historia nos explica que concurrió a la escuela desde 1816 y sale en 1824, con trece años de edad, y su asistencia era perfecta, pero en 1820 es llevado a Córdoba, y anotado en el Colegio de Montserrat, Sarmiento dice que “... regresé muy luego, por enfermedades que me atacaron”, pero resulta que en el Catálogo de Alumnos del Colegio Montserrat , publicado por el historiador R. P. Ignacio Greñón, el nombre del niño Sarmiento no figura como inscripto en ese colegio y tampoco en otro importante de la zona.<br /><br />El meticuloso Sarmiento se jacta de fundar en San Francisco del Monte una escuela de primeras letras y es curioso el tema ya que contaba solamente con quince años y al frente de esa localidad estaba el cura José de Oro, que era justamente el que le enseña latín, gramática, etc. a él mismo, esto contado por Sarmiento, es decir, muy presuntamente se quedó con la obra del fraile.<br /><br />Siendo Presidente, funda una gran escuela en La Rioja, y por decreto nombra a todos los responsables de las áreas, la escuela funcionaba desde hace rato y las autoridades eran las mismas que estaban, en 1866 le dice a Mann, “en todos estos años solamente pude fundar dos escuelas”<br /><br />Hablando de su niñez en Recuerdo de Provincia, dice, ”... era yo unitario”, no debemos olvidar que salió de la escuela en 1824 y que en 1827, tenía dieciséis años justamente cuando el unitario Rivadavia siembra una actuación fraudulenta en el Congreso Constituyente de ese entonces en Buenos Aires, y Sarmiento ya tomaba parte de lo que sería la historia negra de Buenos Aires, la fama de embustero la ha de dejar bien sentada, no solamente en San Juan, sino en lugar que pise por su larguísima actuación política y de escritor lo ha de acreditar con creces.<br /><br /><img src="http://www.elortiba.org/ayer/sarmientomilico.jpg" align="right" border="0" height="321" hspace="15" vspace="5" width="230" />3 - LAS MENTIRAS DE PATAS CORTAS<br /><br />Con motivo de unas escaramuzas en Pilar, Sarmiento con el grado de teniente unitario, cuenta con verborragia de novela todo lo que ha sucedido con su ser, su espectacular fuga entre las filas enemigas, la súplica de Laprida para sacarlo de tan embarazosa situación, hasta había que pasar sobre el cadáver de un comandante para llegar al joven Sarmiento, historia develada por Jorge A. Calle, testigo y actor de esos mismos hechos, que cuenta que Sarmiento huye del combate, y en su huida lo toma prisionero un negro de San Juan y lo entrega a un oficial.<br /><br />Así, más o menos finaliza la joven vida de Sarmiento en su adolescencia, en 1936, vuelve a San Juan “... Comiéndome privaciones llegué por la amistad de mis parientes a colocarme entre jóvenes que descollaban en San Juan”, anoten la expresión “llegué por amistad”, no hay mucha diferencia al día de hoy.<br /><br />4 - EL PERIODISMO DIFAMADOR<br /><br />Una de las manifestaciones más elocuentes en aulas escolares escuchadas por los docentes, es la creación del diario “El Zonda”, de San Juan, con el cual Sarmiento aparece como un periodista de suma fama que a través del periódico informó al pueblo de los sucesos acaecidos en Buenos Aires, cuando la verdad es que el Zonda apareció el 20 de julio de 1839 y desapareció el 12 de agosto del mismo año, es decir que estuvo en la calle solamente 24 días con 25 ejemplares por tirada.<br /><br />Pero si su historia periodística es folletinesca, más aun lo es, su cuento “... estando preso y engrillado en un calabozo inmundo, lleno de ratas, un grupo de unas seis niñas, alumnas del Colegio del que es director, lo visitan”. Y “... a la luz de una vela de sebo, porque es el anochecer, colocada sobre los adobes, recitan sus lecciones de geografía, de francés, de aritmética y de gramática y mostraban los ensayos de dibujos de dos semanas”, lo cuenta en “Recuerdos de Provincia”. Hagamos la situación de la escena, de noche, entremedio de ratas, engrillado y por lo menos debe haber otros presos, las “mamitas” dejan ir a sus “pobres hijitas” a ver a su maestro a la cárcel para recitarle sus deberes, pues creemos que Sarmiento se adelantó a la época y descolocó a Alberto Migre, Abel Santa Cruz, y hasta la mismísima editorial Corin Tellado.<br /><br />5 - UN POLITICO CON FINES EQUIVOCADOS<br /><br />Sarmiento se va a Chile, desde allí comienza su obra contra el “dictador Rosas”, trabajando justamente para el “dictador Portales”, ¿comodidad? ¿Desahogo? ¿Interés?, vaya a saber que, pero él, el gran defensor de la libertad, emancipación, autonomía, escribe en un ataque de furia desplegando quizás su pensamiento oculto sobre los gobiernos que él pretende “... es preciso emplear el terror para vencer en la guerra. Debe darse muerte a todos los prisioneros y los enemigos. Debe manifestarse un brazo de hierro y no tener consideración... “, si según él, Rosas era eso justamente lo que hacía, Sarmiento, ¿En contra de que estaba?, y para terminar con la historia del ilustre luchador de la “libertad”, el 14 de noviembre de 1841, escribe “... nosotros pensamos que en los países sudamericanos la palabra libertad importa sainete ridículo, melodrama horrible y larguísima comedia que no manifiesta tener fin”, esto es, el pensamiento del gran luchador de las libertades individuales.<br /><br />Ya en 1942, el gran maestro asocia a su pensamiento liberal-golpista, el de la traición a la patria, en el diario “El Progreso” de chile, publica , “...seamos francos, esta invasión es útil a la civilización y al progreso”, Inglaterra había invadido las Islas Malvinas, este es el prócer de lata, encumbrado por la docencia que no es capaz de informar debidamente a los alumnos argentinos, y no le echemos culpa a la educación porque nadie está obligado a no contar lo que sabe y además está escrito ¡¡ y por el mismo Sarmiento !!, pero su triste designo sigue con el estrecho de Magallanes, aconseja al General chileno Bulnes “...mandar al estrecho algunas compañías de soldados y los víveres necesarios para su mantenimiento”, los chilenos toman Magallanes y dictan un bando tomando posesión en nombre del gobierno chileno ¿ si el Estrecho de Magallanes era chileno para que labren un acta de posesión ?, es decir, sabían que el estrecho no era chileno.<br /><br />Como no quería volver a Buenos Aires porque gobernaba Rosas, se dedica a realizar campaña desde Chile, el 11 de enero pública “...los argentinos residentes en Chile pierden desde hoy su nacionalidad. Los que no se resignen a volver a la Argentina deben considerarse chilenos desde ahora. Chile puede ser en adelante nuestra patria querida. Debemos vivir totalmente para Chile y en esta nueva afección deben ahogarse las antiguas afecciones nacionales”, palabras que repetiría el 15 de abril de 1884, representando al gobierno argentino en forma oficial.<br /><br />No son casualidades los pensamientos de Sarmiento, el Estrecho de Magallanes es chileno, insinúa tratar el asunto de la Patagonia, la posesión de San Juan y Mendoza, todos estos territorios para Chile. Está de acuerdo con la logia de Montevideo e Inglaterra por el cual Corrientes y Entre Ríos pasen a ser territorios de la Banda Oriental, que Misiones pasara a Brasil, Jujuy y Salta a Bolivia y hasta habla en “La Crónica” de “...los Andes chilenos”, y escribe en ese mismo diario el 11 de noviembre de 1849 “...es preciso reconcentrar sus fuerzas en poco espacio para tener poder, es preciso aumentar la población para ser fuerte y entonces imponerle la ley a los vencidos”. Dice Arturo Jauretche “---y esta imagen de Sarmiento imponiendo la ley a los vencidos, a los países cuya separación promoviera, como se concilia con el Sarmiento que nos han vendido”. En ese momento Rosas, según Ricardo Rojas , decía”...es preciso conquistar Tarija, Magallanes, Montevideo y Paraguay, esta es la diferencia que siempre marcamos, los unitarios pensando en su negocio comercial en una patria chica, y los Federales pensando en una Patria Grande donde el hombre americano goce de las libertades individuales. Recomendamos leer “En Ejército y Política, la Patria Grande y la Patria Chica”<br /><br />6 - UNA CONFUNSION DE IDEAS<br /><br />Su odio a España, lo representa admirando a Francia o a Inglaterra, pues más adelante hablará de la “... gran Albión”, las frases de Sarmiento sobre España lo dicen todo”...tengo que luchar con la raza española, tan incapaz de comprender el gobierno libre, crearlo y sostenerlo, aquí como en España (...) España, condenó a la barbarie a los descendientes de europeos en América (...) el castellano es barrera infranqueable para la transmisión de las luces (...) no ha habido en España un hombre que piense (...) España no ha tenido un solo escritor de nota, ningún filósofo, ningún sabio, no posee un escritor que pueda educarnos, ni tiene libros que nos sean útiles”. Sarmiento dice cosas que rayan la locura, ataca a España por sus letras y sus costumbres culturales ignorando que en ese momento tenía 1800 años más que nosotros, por lo tanto su conocimiento sobre ese país era totalmente nulo, sorprendente en un hombre que acá en Argentina es denominado “ el maestro de las aulas”, pero lo peor en Sarmiento es no entender la lucha comenzada por San Martín y seguida por Rosas, es decir, confundió la lucha de la Independencia y la Soberanía Nacional con la impresión de un libro escrito por españoles, ¿no sabía Sarmiento que ya existían Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Ávila, los pintores Murillo, Velázquez, Goya y pensadores como Jovellanos, Feijoo, Vitoria ?, este hombre, es al que hoy lo recordamos en el día del maestro.<br /><br />7 - COMIENZA A CONFUNDIR SU VIDA COMO ESCRITOR<br />Se hace evidente que Sarmiento va perdiendo su posición política, se afianza un nuevo gobierno en Chile, Rosas maneja la Confederación en Argentina, y él sigue autoexiliado en Chile, es entonces que se le presenta la oportunidad de su vida, muere el General Félix Frías Aldao, “ el Fraile Aldao”, combativo y sobresaliente figura de la época, y Sarmiento comienza a escribir la “ Vida de Aldao”, dice Pedro de Paoli en la hoja 75 de Sarmiento y el Desarrollo Nacional “...todo lo tergiversa Sarmiento en esta biografía: Las supuestas borracheras, la crueldad, el despotismo. Llega hasta hacer una verdadera novela con la asistencia médica que tiene Aldao en el proceso de su enfermedad y muerte. Lástima de pluma y de imaginación tan dominados por el espíritu de la mentira y el ensañamiento”. No debemos olvidar que decía que España no tenía escritores y que no podía enseñar nada.<br /><br />Así todo, comienza a publicar en un diario chileno, la vida de Juan Facundo Quiroga, Caudillo Federal Argentino, hombre de ideas de libertad y religión, debemos recordar que el estandarte de lucha del General Quiroga era “ RELIGIÓN O MUERTE” , Sarmiento lo enfoca desde su escritorio cómodamente sentado luchando por la libertad ¿ de quien ?, su publicación la denomina “ civilización y barbarie “, que luego cobraría inusitado interés por parte de los unitarios, y hoy es considerada una obra de extraordinario valor cultural, notablemente, los escritos de Sarmiento a pesar de ser mentirosos, aberrantes en sus apreciaciones, incoherentes referentes a la cultura argentina y todo lo que proceda del campo, aun hoy sus obras son consideradas leíbles, es muy común que un chico de escuela solicite por pedido de su docente “ Recuerdos de Provincia” o “ Facundo”, como si en esos libros encontrarán los objetivos nacionales que necesita un país para encontrar su verdadera identidad.<br /><br />Un dato por más elocuente de las fantasías de Sarmiento, es que comienza su “ Facundo “, a solo diez años de la muerte del caudillo, cual es la información que posee para hacer la biografía de “...este bárbaro hombre que pobló nuestro suelo”, es muy posible que haya consultado amigos, pues por escritos no se pudo asesorar ya que estaba en Chile, se hace entonces más entendible “ la consulta con amigos”, que por supuesto eran unitarios y no amigos precisamente de Facundo Quiroga<br /><br />Su comparación es tan irreal, como despreciable, porque habla de su raza, de su país, de sus antecesores, pero a él, nada le importa, escribe “... puede ser muy injusto exterminar salvajes, sofocar civilizaciones nacientes, conquistar pueblos que están en posesión de un terreno privilegiado (...) Caupolicán, Colocolo y Lautaro no son más que unos indios asquerosos, a quienes habríamos hecho colgar ahora, si aparecieran ahora en una guerra de los araucanos contra Chile”. El maestro de maestros le escribe a Mitre el 20 de septiembre de 1861 “...no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país, la sangre de esta chusma criolla, incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos”.<br /><br />De Paoli dice en hoja 79, en su libro, “... con tales ideas sobre habitantes y los problemas de la República Argentina, era lógico que titulara, como lo hizo, a su folletín: “Civilización y Barbarie”. La premisa era falsa, y falsas tenían que ser las conclusiones a que llegara (...) gobierna la campaña, la gente de frac piensa en los europeos; los ingleses y los franceses; aman la cultura, el progreso, las bellas artes y las ciencias. Esos eran Rivadavia, del Carril, Varela, Rivera Indarte, Echeverría. Esos eran el partido unitario, el partido de las luces; mientras que Rosas y Quiroga, que son la barbarie, la campaña, son el partido federal, el partido del atraso; el resabio de España. Así va desarrollando su pensamiento Sarmiento.<br /><br />8 - EL MUNDO CAMBIA PARA MAL DE SARMIENTO<br /><br />Es tan calamitoso lo de Sarmiento, que ignora que en el mundo se han sucedido episodios que han cambiado en muchas de sus formas, las vidas, las culturas, las políticas: Ha comenzado la lucha de clases, las revoluciones sociales, la igualdad de condiciones ante las injusticias a la clase obrera, aparece Henales, Rousseau, Engels, con su manifiesto comunista, Carlos Marx, con el marxismo, ¿En donde vive Sarmiento?, seguramente dentro de una botella, lógicamente con corcho.<br /><br />En 1848, Engels denunciaba la economía capitalista y la situación de la clase obrera y al estado burgués, Blanc predica en el mismo año a favor de los derechos obreros, Owen (1771-1858), dueño de un establecimiento fabril, trabaja sobre la organización obrera, Fourier (1772-1835) había publicado el “ Tratado de asociación doméstica agrícola”, Saint-Simón (1760-1825), realizo una gran labor a favor de las nuevas ideas sociales, mientras Sarmiento el 20 de septiembre de 1861 le escribe a Mitre “...tengo odio a la barbarie popular...la chusma y el pueblo gaucho nos es hostil ”, ya había escrito en 1841 “...es un bien de la oligarquía chilena, formada por la clase pudiente e ilustrada”.<br /><br />Si Sarmiento es escritor instruido, si gusta de los adelantos sucedidos en la Europa, si aboga por las costumbres europeas, como puede ser que ignore lo que sucede en el mundo de esa época, hipocresía, simulador, impostor, falsedad, solo la mente distorsionada de Sarmiento puede concebir semejante posición política, porque se hace muy elocuente que en el mundo las ideas sociales ya estaban cambiando la forma de vida y el seguía con su hostilidad al gaucho, que al fin y al cabo, él, y solo él, le debía enseñar nuevas costumbres, ya que él, era el gran maestro.<br /><br />“...que servicio prestan a la patria las huérfanas, hijas de padres viciosos o extraviados, ¿Por qué ha de gastar el estado su dinero en alimentar a nadie? Son dineros mal gastados los destinados a colegios de huérfanos, si los pobres se han de morir que se mueran, que importa que el estado deje morir al que no puede vivir a causa de sus defectos”, discurso de Sarmiento en el Senado de la Nación el 13 de septiembre de 1859.<br /><br />El ocultamiento del verdadero Sarmiento lo podemos leer en la “Historia Argentina” de José C. Ibáñez, el cual de la página 211 hasta la 214, no dice absolutamente nada sobre lo escrito en estas páginas, como si esto no hubiese sucedido, pero debe ser casi seguro, que si analizamos lo escrito sobre otros presidentes, figuras o próceres, seguramente encontraremos que esa historia tiene decididamente inclinaciones políticas que no reflejan un sentido Nacional y Popular.<br /><br />Los escritos de Sarmiento sobre Facundo Quiroga, la campaña y el gaucho, tienen tal rechazo, que Valentín Alsina, Florencio Varela, Juan Bautista Alberdi, entre otros, profesos declarados unitarios, manifiestan que es inexacto todo como lo describe Sarmiento.<br /><br />Esta política de desmerecimiento encarada por Sarmiento, cuesta entender como un fin político, en ese momento, pero tengamos en cuenta que años después Sarmiento sería nombrado Presidente de la Nación, se puede concebir en una mente humana, que el pensamiento de este hombre haya sido el que dirigió los destinos del país entre 1868 y 1874, pensemos en los avatares que estamos viviendo en la vida moderna por las ideas que impuso Sarmiento hace 150 años atrás y que todavía siguen rondando en las mentes de algunos argentinos.<br /><br />Lo escrito por Sarmiento en el Facundo toma interés inusitado para la oligarquía liberal y masónica que gobierna el país. El Facundo se convierte en un instrumento de propaganda política e ideológica al necesitar esa oligarquía aniquilar todo vestigio de tradición católica, hispánica y criolla. Hay que transformar este país, comenzando por transformar la conciencia de sus habitantes, cambiar sus mentes, borrar de su memoria la verdad del pasado argentino, sobre todo la grandeza moral del gaucho y la libertad y el bienestar de que gozaba.<br /><br />Solamente al iniciarse el siglo XX, se edita el Martín Fierro, la antítesis del Facundo, ahí se reivindica al gaucho y se cuenta sus penurias.<br /><br />Sarmiento nunca llegó a comprenderlos.<br /><br />9 - COMIENZA A DIVAGAR SOBRE GOBERNABILIDAD<br /><br />Sarmiento comienza a posesionarse pensando en la caída de Rosas, y fluyen sus ideales de lo que debe ser una nación escribiendo un “Proyecto de Reorganización de la República”, en una de sus partes especifica “...quien no reconozca el gobierno del General Paz, debe ser ahorcado”, escribe “...un gobierno despótico, tirano y sanguinario”. El gobierno de Chile comienza a dudar de las facultades mentales de Sarmiento y le inventan un viaje a Europa con el fin de estudiar el sistema educativo europeo.<br /><br />En Europa lo que menos visita son los ministerios de educación, a el le importa solamente la caída de Rosas, está obsesionado con esa idea, se acerca a políticos como Thiers y Guizot, pero resulta que son Rosistas a pesar de estar a miles de kilómetros de Buenos Aires, por intermedio del General Las Heras consigue entrevistar al General san Martín que ya se encuentra viviendo en Grand Bourg, cuando comienza a hablar mal de Rosas, San Martín lo recrimina y sostiene el pensamiento del restaurador sobre su patriotismo. Nuevamente su pensamiento de gobernabilidad sufre un duro revés y justamente con San Martín.<br /><br />10 – EL PACTO PARA QUE SARMIENTO SEA PRESIDENTE<br /><br />El sistema político que comienza a imperar en Buenos Aires le es muy conocido a Sarmiento, pues ya estuvo en todos los pensamientos sediciosos de los unitarios, no desconoce como se mueven entre las sombras las fuerzas políticas, las financieras, el ejército, la marina, ya tiene en claro como llegar a lo más alto del poder.<br /><br />Sarmiento se fue al Partido Conservador, porque el Partido Liberal ofrecía abrir un camino hacía las ideas populares, y él, de ninguna forma aceptaría ese tipo de ideas, y lo escribirá en sus memorias “...las huelgas son invenciones de los ociosos que buscan motivos de alarma. El socialismo las usa como instrumento de perturbación... ”, Es decir, nunca se dignó a pensar que tras un conflicto laboral, había una necesidad pendiente.<br /><br />El único hombre que se le oponía en el mismo partido era Adolfo Alsina el cual era él mas querido de todos los candidatos. Pero la oligarquía no le tiene confianza, y los intereses solamente se los defenderá Sarmiento, el 12 de junio de 1868 es elegido presidente. En Buenos Aires no contó con un solo elector, el pueblo no votaba libremente. Y en esta elección la violencia a favor de Sarmiento fue tan brutal que Mitre tuvo que destruir al General Arredondo por sus excesos armados a favor de Sarmiento. Para ser gobernador de San Juan fue necesario degollar al Chacho, para ser presidente, fueron necesarios los sables del General Arredondo.<br /><br />Llega a presidente, pero contrariamente a lo que se conoce, no es el gran maestro que lleva adelante la educación, en España, país odiado por Sarmiento conoce a Torres, el cual será el técnico del ministerio de Educación durante la presidencia de Sarmiento, Fue Torres el de las iniciativas en las escuelas normales y colegios nacionales. Este gran aporte a la enseñanza en la presidencia de Sarmiento se debe, pues, a esa España educacional, que tanto denigrara Sarmiento. Es Torres el que restablece la disciplina del colegio Nacional de Buenos Aires; que ocupa con gran eficacia la Inspección de Colegios Nacionales de la Nación; inculca las nociones y los métodos de Montesino y Pestalozzi en nuestro país, hombres que Sarmiento en su viaje a España no los consideró importantes para la enseñanza. Sarmiento era el presidente.<br /><br />No ha de extrañar estos altos y bajos en los pensamientos de Sarmiento, porque él, está alejado de esa figurita escolar a la cual estamos ligados docentemente, porque él mismo será la contradicción de sus pensamientos, y a pesar de tomar parte de una Constitución a la norteamericana, a pesar de su disgusto, la gobernabilidad de el pasa por su propia constitución. Siendo gobernador de San Juan arrasa Entre Ríos, siendo presidente persigue a López Jordán hasta los cantones de la frontera, pone precio a las cabezas de los jefes jordanistas y persigue a José Hernández, el autor del Martín Fierro, cosa para el lógica, pues Hernández era opositor a sus ideas.<br /><br />Ya tiene el poder que necesitaba, era presidente, y amuebla parte de su despacho con los muebles que el ejército brasileño ha saqueado en la residencia de Madame Linch, de Asunción, y que se venden en subasta pública en Buenos Aires. Son muebles robados.<br /><br />Le niega el subsidio al Ferrocarril del Oeste, una iniciativa argentina y le brinda el apoyo al Ferrocarril Pacífico que es inglés, la gran iniciativa argentina en ferrocarriles, fundada por argentinos, dirigido por argentinos y con capitales argentinos, era la demostración inexcusable de la falsedad de la tesis de Sarmiento de que los argentinos éramos incapaces de dirigir el progreso del país. La competencia ferroviaria cesa, y los ingleses quedan dueños exclusivos del tráfico ferroviario.<br /><br />Ante el monumento de Belgrano, siendo presidente, en uno de sus párrafos expresa,”...la poderosa Albión, la enérgica raza inglesa, cuya misión es someter al mundo bárbaro del Asia, África, y nuevos continentes e islas”. Entre esos nuevos continentes, lógicamente, está América del Sur, nuestro país.<br /><br />Lo escrito en este informe no se encuentra en los libros escolares, ellos están automatizados en contar una historia que ocultan las verdades que harían cambiar de pensamiento a quienes la lean.<br /><br />Por eso, se hace necesario desenmascarar las identidades que encubren estas falsedades, lo peor que le puede pasar a la Patria y a su Pueblo que oscuros intereses desinformen con propósitos inconfesables, pero que mayormente están dirigidos a perder la Identidad Nacional, decía San Martín “...seamos libres, después no importa nada”, y esta es la libertad que nos quieren quitar, el del Pensamiento Nacional, fuera de las figuras de cartón que enseñan en las escuelas, por definiciones políticas, San Martín, nunca estaría al lado de Rivadavia y de Sarmiento, no, por lo que contemos nosotros, sino, por lo que escribió San Martín de ellos, por eso nos atrevemos a contar una historia por la cual lucharemos toda la vida: por la Independencia, por la Soberanía Nacional, por la Justicia Social y por la Patria Grande .<br /><br />Bibliografía consultada<br /><br />Pedro de Paoli, Sarmiento y el Desarrollo Nacional.<br /><br />Juan A. Bustinza/Gabriel A. Ribas, Las Edades Moderna y Contemporánea<br /><br />José C. Ibáñez, Síntesis de Historia Argentina<br /><br />Mariano de Vedia y Mitre, Páginas inéditas de Sarmiento, año 1931<br /><br />Arturo Jautetche, Manual de Zonceras Argentinas<br /><br />Adolfo Saldías, Un Siglo de Instituciones.<br /><br />Raúl Scalabrini Ortiz, La Historia de los Ferrocarriles Argentinos<br /><br />Fuente: www.peronvencealtiempo.com.ar</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/sarmiento.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="222" hspace="15" vspace="5" width="179" /></span><span style="font-family:Verdana;"><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Gloria_y_loor_al_gran_cipayo_argentino">Gloria y loor al gran cipayo argentino</a><br /><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><b>Algunos dichos del ilustre sanjuanino</b><br /><br />SOBRE LA PATRIA: "Los argentinos residentes en Chile pierden desde hoy su nacionalidad. Chile es nuestra Patria querida. Para Chile debemos vivir. En esta nueva afección deben ahogarse todas las antiguas afecciones nacionales" (El Progreso, 11/10/1843). "Fui chileno, señores, os consta a todos" (5/4/1884).<br /><br />SOBRE LA PATAGONIA AUSTRAL: "He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar aquel paso... El gobierno argentino, engañado por una falsa gloria, provoca una cuestión ociosa que no merece cambiar dos notas, Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a Chile y quizá toda la Patagonia... No se me ocurre después de mis demostraciones, como se atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra ni pretexto de controversia les queda". (El Progreso 11 al 28 de Nov. 1842 y La Crónica 11/3 y 4/8/1849). "Es una guerra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora en su defensa. ¿Por qué obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?" (1868; 30/5/1881 y El Nacional, 19/7/1878)<br /><br />SOBRE LA MARINA NACIONAL: "El día que Buenos Aires vendió su Escuadra hizo un acto de inteligencia que le honra. Las costas del Sur no valdrán nunca la pena de crear para ellas una Marina. Líbrenos Dios de ello y guardémonos nosotros de intentarlo". (El Nacional, 12/12/1857 y 7/6/1879).<br /><br />SOBRE LAS COLONIAS EXTRANJERAS Y LAS MALVINAS: "La Inglaterra se estaciona en las Malvinas. Seamos francos: esta invasión es útil a la civilización y al progreso" (El Progreso, 28/11/1842). "Propicio una colonia yanqui en San Juan y otra en el Chaco hasta convertirse en colonias norteamericanas de habla inglesa (años 1866 y 1868) porque EEUU es el único país culto que existe sobre la tierra. España, en cambio, es inculta y barbara. En trescientos años no ha habido en ella un hombre que piense... Europa ha concluido su misión en la historia de la humanidad". Por último se lamenta que hallamos vencido a los ingleses en las invasiones. (Cf. Gálvez, 449, 90 y 132)<br /><br />SOBRE EL GAUCHO: "Se nos habla de gauchos...La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos".(Carta a Mitre de 20 de Septiembre de 1861 y "El Nacional" 3/2/1857)<br /><br />SOBRE LA IGUALDAD DE CLASES: "Cuando decimos pueblo, entendemos los notables, activos, inteligentes: clase gobernante. Somos gentes decentes. Patricios a cuya clase pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse en nuestra Cámara (Diputados y Senadores) ni gauchos, ni negros, ni pobres (interesante apreciación de Sarmiento descendiente de negros, por parte materna y nacido pobre, N. del A.). Somos la gente decente, es decir, patriota" (Discurso de 1866)<br /><br />SOBRE LOS DESHEREDADOS SOCIALES: "Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos?. ¿Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer". (Discurso en el Senado de Buenos Aires, 13 de Septiembre de 1859)<br /><br />SOBRE LA MASA: "Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?. El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas". (En Buenos Aires, 1853; Carta a Mitre del 24 de Septiembre 1861; en EEUU., 1865)<br /><br />SOBRE EL INDIO AMERICANO: "¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado". (El Progreso, 27/9/1844; El Nacional, 25/11/1876)<br /><br />SOBRE LA PALABRA DE HONOR: "Si miento lo hago como don de familia, con la naturalidad y la sencillez de la verdad" (Carta a M. R. Garcia, 18/10/1868) (Palabra de honor del presidente de los argentinos e historiador nacional)<br /><br />SOBRE EL LIBRO FACUNDO: "Jovencito: no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito contra Rosas" (Consejo dado a Ramos Mexía). "Los muchos errores que contiene son una de las causas de su popularidad" (La Crónica, 26/12/1853). "Lleno de inexactitudes, a designio a veces" (Carta a Paz, 22/12/1845). "Cada pagina revela la precipitación con que ha sido escrito" (Rec. de Pcia.). "Sin documentos a la mano y ejecutado con propósitos de acción inmediata" (Carta a V. Alsina, 7/4/1851).<br /><br />SOBRE EL "MODELO" DE ESTUDIANTE: "La plana (libreta escolar) era abominablemente mala, tenia notas de policía (conducta deficiente), había llegado tarde, me escabullía sin licencia (se rateaba) y otra diabluras con que me desquitaba del aburrimiento" (Mi defensa, año 1843)<br /><br />SOBRE LA FUNDACION DE ESCUELAS: "En Buenos Aires SOLO LOGRE FUNDAR 2 ESCUELAS" (Carta a M. Mann, 15/5/1866). "De treinta jóvenes que era la dotación de la Escuela de Preceptores que dirigía en Chile, veintiocho fueron expulsados" (El Monitor, 15/8/1852). "En Santa Rosa de Chile fui real maestro de escuela, no habiéndolo sido antes ni después" (8/4/1884) . "En la ciudad de Buenos Aires se han construido solo dos edificios de escuelas en estos veinte años (de 1858 a 1878). Mientras tanto no se intenta nada. En la única escuela normal de varones el 95% son ineptos; el 30% debió ser expulsado, y el resto solo concurre por el aliciente del viático con que se premia su asistencia a clase. De las dos escuelas normales de mujeres se debió suprimir una" (Informe de 1878).<br /><br />SOBRE LOS UNIVERSITARIOS: "Si algo habría de hacer por el interés publico seria tratar de contener el desarrollo de las universidades... En las ciudades argentinas se han acumulado jóvenes que salen de las universidades y se han visto en todas las perturbaciones electorales... Son jóvenes que necesitan coligarse en algo porque se han inutilizado para el comercio y la industria. La apelación de "Doctor" contribuye a pervertirles el juicio... El proyecto de anexar colegios nacionales a la universidad es ruinoso y malo, pues contribuirá a perturbar las cabezas de los estudiantes secundarios e inutilizarlas para la vida real que no es la de las universidades ni de los doctores. La educación universitaria no interesa a la nacion ni interesa a la comunidad del país... Generalmente en todo el mundo las universidades son realmente libres. Nada tiene que ver ni el estado ni nadie con las universidades" (Senado Nacional, 27/7/1878 y 19/9/1878)<br /><br />SOBRE LA MASACRE PATRIOTICA: "Necesitamos entrar por la fuerza en la Nacion, la guerra si es necesario" (año 1861). "Los sublevados serán todos ahorcados, oficiales y soldados, en cualquier numero que sean" (año 1868. "Es preciso emplear el terror para triunfar. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos. Todos los medios de obrar son buenos y deben emplearse sin vacilación alguna, imitando a los jacobinos de la época de Robespierre" (año 1840). "A los que no reconozcan a Paz debiera mandarlos ahorcar y no fusilar o degollar. Este es el medio de imponer en los ánimos mayor idea de la autoridad" (año 1845). "Hemos jurado con Sarmiento que ni uno solo ha de quedar vivo" (Mitre en 1852).<br /><br />SOBRE KA DEMOCRACIA SANGUINARIA: La muerte del gobernador Benavidez "es acción santa sobre un notorio malvado. !Dios sea loado" (El Nacional, 23/10/1858). "Acabé con el Chacho(el General Peñaloza). He aplaudido la medida precisamente por la forma. Sin cortarle la cabeza a ese pícaro, las chusmas no se habrían aquietado" (Carta a Mitre, 18/11/1863).<br />"Córteles la cabeza y déjelas de muestra en el camino" (Carta a Arreondo, 12/4/1873). "Si el coronel Sandes mata gente(en las provincias) cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición (esos provincianos que defienden sus autonomías) que no se que se obtenga con tratarlos mejor" (Informe a Mitre, 1863). El fusilamiento en masa de un batallón correntino: "brillante conducta". A los sublevados enterrianos en 1868. "Proceda a diezmarlos, pasando por las armas a los que le toque en suerte". El degüello de Santa Coloma: "acto de que gusté" (año 1852). Asesinato del gobernador Virasoro que él instigó desde Buenos Aires: "San Juan tenia derecho a deshacerse de su tirano" (año 1860). Aprobó el asesinato en masa en Villamayor el 2/2/1856 y como presidente ofreció $100.000 por la cabeza de López Jordán y entre las cabezas valuadas a 1000 patacones estaba la de José Hernández, que acababa de publicar el "Martín Fierro", y era un ferviente antirrosista.<br /><br />SOBRE EL SOCIALISMO : "Las huelgas son invenciones de los ociosos que buscan motivos de alarmar. El socialismo las usó como instrumento de perturbación; pero el socialismo es una necedad en América". (El Nacional, 14/9/1878).<br /><br />SOBRE LA LIBERTAD DE SUFRAGIO: "Después de la caída de Rosas, Buenos Aires fue educada en la practicas de la libertad por demagogos. El fraude, la falsificación de las urnas electorales vienen de 1852 por los comicios organizados por Mitre. Después de veinte años de este sistema Mitre se ha quedado solo en la República con sus paniaguados. En Buenos aires hay tal libertad de sufragios que ni a palos harán que el pueblo concurra a elecciones". (Año 1872 ¡El era presidente!).<br /><br />SOBRE LA DEMOCRACIA LIBERAL: "Aquí en América la palabra libertad importa sainete ridículo; Riquísima comedia que no manifiesta tener fin" (14/11/1841). "Esta demostrado que no puede haber mas política que la del garrote y la macana" (año 1880). "A quien no quiere pagar lo soplo a la cárcel. En materia de contribución directa hago peor, pues les rasco el bolsillo" (Gobernado de San Juan en carta a Mitre, 1862).<br />"Una Constitución pública no es una regla de conducta para todos los hombres. La Constitución de las masas populares son las leyes ordinarias, los jueces que las aplican y la policía de seguridad. No queremos exigir a la democracia más igualdad que la que consienten la diferencia de raza y posiciones sociales. Nuestra simpatía para la raza de ojos azules."(OO. CC., 1886)<br /><br />SOBRE EL CONGRESO DE TUCUMÁN: "Formado en su mayoría por curas de aldea, ignorantes de la historia contemporánea. Era un niño que declara la independencia; pues no se necesita inteligencia ni ciencia para emanciparse y constituirse una fracción de pueblo independiente de otra" (Tomo 48º, p. 103 y 302 de OO.CC)<br /><br />SOBRE LAS LAS PROVINCIAS: "Son pobres satélites que esperan saber quien ha triunfado para aplaudir. La Rioja, Santiago del Estero y San Luis son piltrafas políticas, provincias que no tienen ni ciudad, ni hombres, ni cosa que valga. Son las entidades mas pobres que existen en la tierra" (El Nacional, 9/10/1857).<br /><br />SOBRE LOS PORTEÑOS: "Las elecciones de 1857 fueron las mas libres y mas ordenadas que ha presentado la América". (El Nacional, 13/10/1857). "Para ganarlas, nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror, que empleados hábilmente han dado este resultado (de las elecciones del 29 de marzo). Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos fueron puestos en el cepo o enviados a las fronteras con los indios y quemados sus ranchos. Bandas de soldados armados recorrían las calles acuchillando y persiguiendo a los opositores. Tal fue el terror que sembramos entre toda esa gente, que el día 29 triunfamos sin oposición. El miedo es una enfermedad endémica de este pueblo. Esta es la palanca con que siempre se gobernara a los porteños, que son unos necios, fatuos y tontos". (Carta a D. Oro 17/6/1857)<br /><br />SOBRE SAN MARTÍN: "San Martín el ariete desmontado ya que sirvió a la destrucción de los españoles; hombre de una pieza; anciano batido y ajado por las revoluciones americanas, ve en Rosas el defensor de la independencia amenazada y su ánimo noble se exalta y ofusca... Fastidiado estoy de los grandes hombres que he visto... Hace tiempo que me tienen cansado los héroes sudamericanos (como si el fuera europeo), personajes fabulosos todos... La expatriación de San Martín fue una expiación. Sus violencias se han vuelto contra él y lo han anonadado... Pesan sobre él ejecuciones clandestinas... Dejemos de ser panegiristas de cuanta maldad se ha cometido. San Martín, castigado por la opinión, expulsado para siempre de la América, olvidado por veinte años, es una digna y útil lección". (Año 1845. La Crónica, 26/12/1853; carta a Alberdi 19/7/1852; y año 1885)<br /><br />SOBRE ROSAS: ... falso, corazón helado, espíritu calculador... Tirano sin rival hoy en la tierra,...... una aberración, una monstruosidad... legislador de esta civilización tártara... el tirano... el lobezno que se está criando aún...... el caníbal de Buenos Aires... las miradas suspicaces del tirano... el azote del verdugo... otros execraban aquel monstruo sediento de sangre y de crímenes,... el despotismo de Rosas... tirano semibárbaro.... Degüella, castra, descuartiza a sus enemigos para acabar de un solo golpe... el execrable Nerón, el tirano brutal.... la sangre derramada ahogue al tirano!... Rosas con sus atrocidades... ese monstruo,... los bandidos, desde Facundo hasta Rosas... este genio maldito ... el monstruo... horrible monstruo... del execrable tirano... sus mismas brutalidades y su desenfreno... un forajido, un furioso, o un loco frenético...<br /><br />SOBRE URQUIZA : "No deje cicatrizar la herida de Pavón. Urquiza debe desaparecer de la escena, cueste lo que cueste. Southampton o la horca. El es la única nube negra que queda en el horizonte". (Carta a Mitre, dic. 1861). "Además es preciso acogotar a Alberdi, del Carril, Gutiérrez y Fragueiro con Vicente F. López, Cané, Luis Domínguez y Tejedor". (Carta a J. Posse, mayo 1860). "Urquiza es el verdugo vendido a Rosas. Su historia es negra y salpicada de sangre. Un reguero de sangre señala su camino. Después de despoblar la tierra con sus atrocidades, la despuebla con sus rapiñas. Suscita secuaces donde quiera haya un bárbaro. Es un escuerzo, un viejo montonero, un ambicioso, un cacique y soldado desvergonzado, un padrillo inmundo, un gaucho mazorquero e insolente: monstruo de carnicerías humanas". (Tomo 17, p. 93 y 121 y Tomo 49, p. 295)<br /><br />SOBRE EL CHACHO<br />“Quedaron en nuestro poder el mayor don Cicerón Quiroga , jefe de la infantería, y siete oficiales, los que fueron pasados por las armas a día siguiente; se cuentan treinta hombres muertos” (Parte de Sandes 13-2-1862) “ Ha sido una repetición de o de Cañada de Gómez (Informa Sandes a Mitre) “El coronel Sandes llevó orden por escrito del infrasripto de pasar por las armas a todos los que se encontrase con las armas en la mano, y lo ha ejecutado en jefes y oficiales” (Carta de Sarmiento a Mitre 15-2-1862) Más tarde, siendo presidente Sarmiento, la oposición (Mitre) reproduce la carta La Nación Argentina el 25-11/1868. Sarmiento atribuye a matanza al ejercito de Mitre que él “por un acto de generosidad… puso a cubierto de reproches” (JMR tVI p.24)</span></span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><a name="Don_Juan_Facundo_Quiroga_-_Romance_histórico_"><b>Don Juan Facundo Quiroga - Romance histórico</b></a><b><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Anónimo<br /><br />Don Juan Facundo Quiroga<br /><br />1° Parte<br />Don Juan Facundo Quiroga,<br />General de mucho bando,<br />Que tuvo tropas de líneas<br />Muchos pueblos a su mando.<br /><br />Hombre funesto y terrible<br />Que fue el terror de Los Llanos,<br />Era feroz, sanguinario,<br />Bárbaro, cruel e inhumano.<br /><br />Tenía por apodo "El Tigre",<br />Por su alma tan alevosa,<br />Por su presencia terrible<br />y su crueldad espantosa. <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo8.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="right" border="0" height="400" hspace="20" width="326" /><br /><br />Salta, Tucumán, Santiago,<br />Se hallaban desavenidos.<br />Marchó Quiroga a arreglarlos<br />Para dejarlos unidos.<br /><br />Al partir le dice al pueblo<br />Como algo que ya presiente:<br />Sí salgo bien, volveré,<br />Si no ¡Adiós, para siempre!<br /><br />Al ausentarse Quiroga<br />Ya le anunciaba el destino<br />Que había de perder la vida,<br />En ese largo camino.<br /><br />Llevaba por compañero<br />A su secretario Ortiz,<br />Y apuraba la galera<br />En aquel viaje infeliz.<br /><br />A pocas horas de andar<br />En un arroyo fangoso,<br />Se le agarró la galera,<br />Y allí se puso penoso.<br /><br />Acude el maestro de posta,<br />Mas no pudiendo salir,<br />Al maestro mismo, Quiroga,<br />A las varas lo hizo uñir.<br /><br />Al fin pudieron zafar,<br />Y como una exhalación<br />Cruzaba el coche la pampa,<br />Sin hallar interrupción.<br /><br />En cada posta que llega,<br />Pregunta muy afligido<br />La hora que ha pasado un chasqui<br />De Buenos Aires venido.<br /><br />Le contestan que hará una hora,<br />Entonces, con duro acento,<br />¡Caballos!, les pega el grito,<br />¡Sin pérdida de momento!<br /><br />Y su marcha continúa,<br />Mas quiso también el cielo,<br />Molestar a ese bandido<br />Que había ensangrentado el suelo.<br /><br />Durante tres días seguidos<br />Le hace llover permanente;<br />Se pone el camino horrible<br />Convertido en un torrente.<br /><br />Al entrar en Santa Fe,<br />Se le aumenta su inquietud<br />Y en desesperada angustia,<br />Se pone con prontitud.<br /><br />Le avisan que no hay caballos<br />En la "Posta de Pavón"<br />Y que el maistro estaba ausente,<br />Para mayor confusión.<br /><br />Sufre una horrible agonía<br />Al prever una parada,<br />Y grita ¡Traigan caballos!<br />Con una voz angustiada.<br /><br />Causaba asombro de ver<br />En este hombre tan terrible,<br />Ese extraño sobresalto<br />Donde el miedo era visible.<br /><br />Después que logran marchar<br />Dice, viendo para atrás:<br />-"Si salgo de Santa Fe<br />No temo por lo demás."<br /><br />Al pasar el río Tercero<br />Todos los gauchos acuden,<br />A ver a ese hombre famoso,<br />Tal vez que en algo le ayuden,<br /><br />De alli lo hicieron pasar<br />Casi alzando la galera.<br />Por último, llega a Córdoba,<br />Donde Reinafé lo espera.<br /><br />Estando en la posta ya,<br />Pidiendo a gritos caballos,<br />Ha llegado Reinafé,<br />Solícito a saludarlo.<br /><br />Quiroga a las nueve y media<br />Había a este punto llegado,<br />No encontró caballo pronto,<br />Por su arribo inesperado.<br /><br />Muy amable Reinafé<br />Lo invitaba atentamente:<br />-Pase en la ciudad la noche,<br />Lo atenderé dignamente.<br /><br />Pero el salvaje Quiroga, <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo5.jpg" align="right" border="0" height="657" hspace="10" width="471" /><br />Sin ninguna educación,<br />Dice: ¡Caballos preciso,<br />Para mejor atención!<br /><br />Viéndose así Reinafé,<br />Por ese hombre, despreciado,<br />Se regresó a la ciudad<br />Enteramente humillado.<br /><br />Le llevaron los caballos<br />A las doce de la noche,<br />Hora en que siguió su viaje<br />Con Ortiz dentro del coche.<br /><br />Al fin Quiroga llegó,<br />A Tucumán y Santiago,<br />Arregló todas las cosas<br />Y emprende su viaje aciago.<br /><br />¡A Córdoba! pega el grito,<br />Y los postillones tiran,<br />Resuenan los latigazos<br />Y los caballos se estiran.<br /><br />Quiroga lo sabe todo,<br />Hasta el peligro salvado,<br />Sabe el grande que le espera<br />Del enemigo burlado.<br /><br />2° Parte<br />Mientras tanto Reinafé<br />Le prepara los puñales,<br />Que habían de acabar con él<br />En desiertas soledades.<br /><br />Proponen los Reinafé.<br />Como hombres muy advertidos,<br />Llamar a un tal Santos Pérez<br />Y a otros gauchos pervertidos.<br /><br />Santos Pérez se presenta,<br />Como mozo de obediencia<br />Y ¡Santas noches!, le dice:<br />¿Cómo se halla Vuecelencia?<br /><br />Allí mismo le proponen<br />El matar a Don Facundo,<br />Haciéndole ver el bien<br />Que hará a la patria y al mundo.<br /><br />Y le dice Santos Pérez:<br />-"Yo he de rendir obediencia<br />Pero si lleva la firma<br />de manos de Vuecelencia."<br /><br />Al escritorio se entraron,<br />Estos hombres ya entendidos,<br />A trabajar este plan,<br />Sin que puedan ser sentidos.<br /><br />Y le dice Santos Pérez,<br />Al acabar de firmar:<br />Preciso en este momento<br />Un chasqui para mandar.<br /><br />Y manda al Totoral Grande<br />Que vuelvan por El Chiquito,<br />Que le llaman a su gente,<br />Yaques, Juncos y Benito.<br /><br />Yaques, juncos y Benito,<br />Estos eran los bomberos,<br />Que marchaban adelante<br />Señalando el derrotero.<br /><br />Hacia el sud de "El Ojo de Agua"<br />Al correo habían topado,<br />Le preguntaron del coche,<br />Que a dónde lo había dejado.<br /><br />Y le responde el correo,<br />Hablando por sus cabales:<br />En la posta "El Ojo de Agua"<br />Quedan mudando animales.<br /><br />3° Parte<br />Quiroga seguía su viaje<br />Sin mayor inconveniente,<br />Fía en el terror de su nombre<br />Y su orgullo de valiente.<br /><br />Un poco antes de llegar,<br />A la posta "El Ojo de Agua"<br />Un joven salió del monte,<br />Pidiendo que se pararan.<br /><br />Quiroga asomó primero<br />Preguntando: ¿Qué se ofrece?<br />-"Señor, quiero hablar a Ortiz,<br />Si inconveniente no hubiese."<br /><br />Baja Ortiz de adentro el coche<br />Para saber lo siguiente:<br />"Deben matarlos a ustedes<br />"Santos Pérez con su gente.<br /><br />"Se hallan en Barranca Yaco<br />"Aguardando a la galera,<br />"Del camino a los dos lados<br />"Se han colocado de espera.<br /><br />"Tienen orden de matar<br />"De postillones arriba,<br />"Ninguna debe salvar<br />"Ni los caballos con vida.<br /><br />"Aquí tiene este caballo<br />"Que le traigo para usted,<br />"Con el deseo de salvarlo<br />"A casa lo llevaré."<br /><br />Era un joven Sandivaras<br />Con un caballo ensillado<br />Que quiere salvar a Ortiz,<br />Por un servicio prestado.<br /><br />Con semejante noticia<br />Ortiz se puso a temblar<br />Y manifestó a Quiroga<br />No debían continuar.<br /><br />Entonces dijo Quiroga:<br />-No tenga ningún cuidado<br />Mañana mismo esos hombres,<br />Estarán a mi mandado.<br /><br />Facundo agradece al joven,<br />Y de nuevo lo interroga,<br />Mas le dice: -¡No ha nacido<br />Quien lo matará a Quiroga!<br /><br />A un grito mío la partida,<br />A mi orden se ha de poner,<br />Y hasta Córdoba hemos de ir,<br />Mañana usted lo ha de ver.<br /><br />Llegaron al "Ojo de Agua"<br />Y allí saben igual cosa,<br />Pasando el pobre de Ortiz,<br />La noche más angustiosa.<br /><br />Esa noche sin dormir<br />Pasó en amarga congoja,<br />Todas las horas pensando,<br />En sus hijos y en su esposa.<br /><br />Le manifiesta a Quiroga<br />Su intención de no seguir,<br />A lo que éste le contesta:<br />-Es peor, amigo, no ir.<br /><br />Tuvo Ortiz que someterse<br />Sufriendo mayor suplicio,<br />Y como humilde cordero,<br />Marchaba a su sacrificio.<br /><br />Quiroga llamó a su negro,<br />Que le servía de asistente,<br />En él ponía su confianza<br />Porque era hombre muy valiente.<br /><br />Le ordenó limpiar las armas<br />Y tenerlas bien cargadas,<br />Por si llega la ocasión<br />De ser bien aprovechadas.<br /><br />Y alzando nubes de tierra<br />Se alejaron de estos puntos.<br />El polvo íbalos cubriendo<br />Porque iban a ser difuntos.<br /><br />En la "Posta de Intiguasi"<br />No fueron pronto auxiliados,<br />Dándoles tiempo a los gauchos<br />Que estuvieran preparados.<br /><br />4° Parte<br />Al pie de "Barranca Yaco"<br />Treinta hombres había apostados,<br />Para asaltar la galera<br />En cuanto hubiera llegado.<br /><br />Ya sienten los latigazos<br />De los pobres postillones,<br />Y el andar de la galera<br />Que viene a los sacudones.<br /><br />Ya miran venir el coche<br />Rodando por el camino<br />¡A la carga! dice Pérez,<br />Matemos a ese asesino.<br /><br />¡Bendito Dios poderoso!<br />En aquel terrible asalto,<br />Un loro que allí venía,<br />Les gritaba que hagan alto.<br /><br />"Hagan alto", decía el loro,<br />Con su lengüita parlera,<br />"Hagan alto, mi general,<br />"Que le asaltan la galera."<br /><br />Y se asomó el General<br />Con sus armas apuntando,<br />Y pega el grito: A esa gente,<br />¿Quién la viene gobernando?<br /><br />Le responde Santos Pérez<br />Y de este modo lo trata:<br />"La hora te llegó, Quiroga,<br />"Pierdes la vida y la patria."<br /><br />-¡No me mates, Santos Pérez!<br />Le gritaba el General. . .<br />Dame tregua de minutos<br />Siquiera para rezar.<br /><br />Le responde Santos Pérez:<br />-Yo, tregua no te he de dar,<br />Yo no te daré más tregua<br />Que al golpe de un pedernal.<br /><br />Y le dio un tiro en el ojo<br />Sin dejarlo respirar,<br />Y le dice: ¡Oiga el Quiroga!<br />Se acabó ese General.<br /><br />También mataron a Ortiz<br />A pesar de sus clamores.<br />Allí sí que la pagaron<br />Los justos por pecadores.<br /><br />Diez muertes son las que hicieron<br />Con unos dos postillones,<br />Que al ver morir a uno de ellos<br />Se partían los corazones.<br /><br />-¡No me mate, señor Santos!<br />Le decía el postillón,<br />"Señor, ¡líbrame la vida,<br />"Téngame usted compasión!"<br /><br />Le respondió el gaucho Pérez:<br />-Yo no te puedo salvar<br />Porque si te dejo vida<br />Tú mismo me has de juzgar.<br /><br />Entonces dice uno de ellos: </span></span></p> <div align="right"> <table id="table1" align="right" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" height="704" width="439"> <tbody><tr> <td> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;"><span style="font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo7.jpg" style="border: 3px double rgb(192, 192, 192);" border="0" height="694" width="414" /><br /></span><span style="font-size:78%;">Soldado de Quiroga<br /> </span></span></p></td> </tr> </tbody></table> </div> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"><br />"De favor le pediré,<br />Señor, líbrele la vida,<br />Yo con él me ausentaré."<br /><br />Por respuesta Santos Pérez<br />Le voló todos los sesos,<br />En seguida al postillón<br />Le cortó libre el pescuezo.<br /><br />Pegó un grito el postillón<br />Cuando el cuchillo le entró.<br />Este grito, decía Pérez,<br />Que siempre lo atormentó.<br /><br />Se le grabó en el oído<br />Aquel grito lastimero,<br />Y en todas partes oía<br />Del niño aquel ¡ay! postrero.<br /><br />Después de hacer estas muertes<br />A ese gaucho le pesó,<br />Y desfilando de a cuatro,<br />A Sinsacate marchó.<br /><br />Tomó por refugio el monte<br />A causa de su delito,<br />Y allá oyó continuamente<br />De aquel postillón el grito.<br /><br />Al fin lo empuja el destino,<br />O de sus muertos las almas,<br />A volver a la ciudad<br />A la casa de su dama.<br /><br />Hacía unas cuantas noches<br />A que Pérez, disgustado,<br />Dio una paliza a su dama,<br />Y luego se había ausentado.<br /><br />¡Buenas noches, le dice ella!<br />¿Cómo has podido venir?<br />Está la cama tendida,<br />Ven, acostate a dormir.<br /><br />El gaucho estaba borracho,<br />Y ella con gran aflicción,<br />Lo invitaba a que se acueste<br />Con su traidora intención.<br /><br />Este gaucho era temido,<br />Por su valor temerario,<br />Por muchos hechos de sangre<br />en "La Sierra" y "El Rosario".<br /><br />La policía lo buscaba<br />Temerosa de encontrarlo,<br />Porque temblaba de miedo<br />Al sólo pensar de hallarlo.<br /><br />Ella se acostó con él,<br />Y al sentir que se ha dormido<br />Se levantó de la cama<br />Procurando no hacer ruido.<br /><br />Cuando ya se hubo vestido,<br />A la calle se salió,<br />Y en marcha a la policía<br />Corriendo se presentó.<br /><br />-¡Albricias!, le dice al jefe,<br />Y él dice: Las puede dar.<br />-A Santos lo tengo en casa,<br />Si lo quiere asegurar:<br /><br />A esto le contestó el jefe:<br />¡De dónde vas a saber<br />Si Santos no ha de venir,<br />Ni aun lo has de conocer!<br /><br />Y le responde la dama:<br />¡Como no hi conocer<br />Si ahora noches pasadas<br />Yo supe dormir con él!<br /><br />Entonces le dice el jefe:<br />Cuatro onzas te voy a dar<br />Y te voy a premiar bien<br />Si lo haces asegurar.<br /><br />Y le responde la dama:<br />Sin nada de eso, señor,<br />Mande la escolta conmigo<br />Y ya vendrá el malhechor.<br /><br />El jefe le dio los hombres<br />Y a sus órdenes los puso.<br />Vivo o muerto lo han de traer<br />En seguida, les repuso.<br /><br />Cuando ya estuvieron cerca,<br />Un poco antes de llegar,<br />Les dice: Esperen aquí,<br />Que lo voy a desarmar.<br /><br />Allí quedaron los hombres<br />Esperando que volviera,<br />Y preparando las armas<br />Por lo que tal vez pudiera.<br /><br />Ya asomó por la ventana<br />Haciendo señas por cierto<br />De arrimarse sin cuidado,<br />Que el gaucho parecía muerto.<br /><br />Sin embargo no llegaban<br />Creyendo en esa ocasión<br />Que aquella mujer pudiera<br />Hacerles una traición.<br /><br />¡Qué diablos de cordobeses,<br />Les dice aquella mujer,<br />Si ustedes no habían servido<br />Ni para sapos prender!<br /><br />Al fin llegan a la puerta<br />Y empiezan a tiritar,<br />Ni aún oyendo los ronquidos<br />No se quieren arrimar.<br /><br /> </span></p> <table id="table4" align="right" border="0" cellpadding="4" cellspacing="0" width="100"> <tbody><tr> <td> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo3.jpg" border="0" height="525" width="630" /><br /></span><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;">Los asesinos de Facundo Quiroga son juzgados, fusilados y expuestos en la actual Plaza de Mayo</span></p></td> </tr> </tbody></table> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> Al fin pudieron entrar<br />Y le rodiaron el lecho,<br />Poniendo todas las armas<br />Apuntadas a su pecho.<br /><br />¡Bienhaya el valor de Santos<br />Y la leche que mamó!<br />Después de estar apretado<br />A sus armas manotió.<br /><br />Ya se levanta la dama<br />Haciéndose que llorar:<br />¡Lo llevan a mi querido,<br />No me podré consolar!<br /><br />Y le dice Santos Pérez:<br />¡Qué te hacís la que llorás,<br />Con estos llantos fingidos<br />A mí no me has de engañar!<br /><br />Ya lo llevan a la cárcel<br />A que sufra allí su pena,<br />Para más seguridad<br />Le ponen una cadena.<br /><br />Después pasó a Buenos Aires<br />A donde fue procesado<br />Y ante un gentío numeroso<br />En la plaza fusilado.<br /><br />¡Amigos, aquí presentes!<br />Que les sirva de ejemplar<br />La vida de Santos Pérez<br />Y cómo vino a acabar.</span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">[Fuente: Cancionero tradicional argentino. Recopilación, estudio preliminar, notas y bibliografía de Horacio Jorge Becco, Buenos Aires, Hachette, 1960]</span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"><center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <center> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo2.jpg" style="border: 1px solid rgb(192, 192, 192);" align="left" border="0" height="78" hspace="10" vspace="5" width="78" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="Facundo_y_el_Moro__">Facundo y el Moro </a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />“A pocos seres se les concede el extraño privilegio de contemplar el resplandor de su alma entera, enfrente de sí mismos. Juan Facundo Quiroga se sabe uno de ellos”.<br /><br />“Doña Dolores Fernández jamás ha temido las seducciones de otras, ya se tratase de chinas o de señoras. Un solo ser, ni hembra ni siquiera humano, le ha inspirado celos. Un solo ser: el Moro.<br /><br />El moro es veloz como el corcel de Philotas, inteligente como el de César, sagrado como el de Calígula ¿De dónde ha tomado Facundo el modelo de amor que Alejandro profesaba a su Bucéfalo?(...) más de un honor desdeña en la ciudad por quedar en el campo acompañando a su cabalgadura. Un caballo es un tesoro y hay tesoros que no valen un caballo. Si Ricardo III halla el moro de Facundo, por dos veces da su reino.<br />David Peña, Juan Facundo Quiroga<br /><br />De puro brujo, no más,<br />Lo pensaban sus paisanos<br />Otra vez sobre su moro,<br />Haciendo temblar los llanos<br />León Benarós. </span></span></p> <p align="left"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;">La polvareda avanza a una velocidad inusitada. Rayos de luna se trizan y se reflejan en esa coraza móvil y porosa de tierra seca, apenas humedecida por la niebla del amanecer. Esa nube destellante se desplaza mucho más rápido que los carruajes, más velozmente aún que la sombra ambiciosa de cualquier buen caballo de pelea. Sólo hubo un caballo, uno solo, capaz de correr parejas con el viento, que podía golpear el pecho de la tierra de tal manera: rozándola apenas con un fulgor de chispa, suspendido en el aire brusco de la fuga como si fuera el aliento mismo del planeta.<br /><br />El general Quiroga contiene su propia respiración para dejar que únicamente ese mundo más antiguo respire en las patas del animal que se aproxima. ¿Y si fuera él? A medida que el bulto se acerca comienza a distinguir un brillo disperso, como de plata molida, sobre el lomo sudoroso y oscuro. Reconoce el dibujo tenso de los músculos, las crines que hace tiempo no han sido tusadas y le dan el aspecto de un animal salvaje, el relincho que anuncia las batallas y el estallido inesperado de las tormentas. Ya lo tiene apenas a unos metros, perfectamente visible y casi tangible. Ya puede estirar las manos para acercar a su cara el hocico jadeante, y apoyar la cabeza sobre el cuello largo que late al compás de su propia sangre, con un solo deseo, con un solo rumor. Juan Facundo Quiroga deja enredarse sus dedos en ese pelaje rebelde, que nadie, salvo él mismo, ha podido peinar y domesticar.<br /><br />El Moro, pues, ha vuelto, ha huido de su captor, ha respondido a su llamado persistente. Los años pasados no parecen haber dejado marca alguna de humillación o incuria sobre el cuerpo que ahora emerge, intacto y súbito, de la noche profunda, como si no hubiese vivido en cautiverio, sino a la cabeza de tropillas nómades en campos de pastoreo, inaccesible al lazo y a la ajena montura. Facundo quiere mirarse otra vez en esos ojos, como cuando indagaba en ellos su destino, en las noches que precedían al combate. Pero el Moro sacude la cabeza y los remos tiemblan. Facundo comienza a temblar también, mientras intenta, en vano, montar en pelo sobre el lomo espejado que amenaza deshacerse bajo sus muslos como la polvareda. El latigazo del reumatismo le castiga la pelvis y las últimas vértebras mientras una mano lo sacude, tomándolo del hombro izquierdo.<br /><br />- ¡General! ¡General, por Dios, despierte usted!<br /><br />Quiroga abre los ojos. Han desaparecido el Moro, las esquirlas de plata sobre el lomo sombrío del caballo y del camino, el gozo desaforado del reencuentro. Está en una cama de la Posta de Ojo de Agua, camino de Sinsacate. La cara demudada de José Santos Ortiz, su confidente y secretario, es ahora el único espejo donde el destino puede reflejarse.<br /><br />- ¿Qué quiere usted, hombre? ¿Por qué no descansa? Aproveche el poco fresco de la noche. En tres horas más el calor no nos dará respiro.<br /><br />- Si fuera sólo el calor, general. Está confirmado.<br /><br />- ¿Qué?<br /><br />- Todos lo han dicho: el maestro de posta, los peones, los arrieros, el pueblo. Todos lo saben. Santos Pérez se ha emboscado para asesinarlo, por orden de los Reinafé. Está esperándonos con una partida, quizá en Macha, quizá en el Portezuelo. Pero en cualquier caso no pasaremos de Barranca-Yaco.<br /><br />Facundo se levanta a medias. Responde, tajante.<br /><br />- Sosiéguese usted. Aun no ha nacido quien se atreva a matar al general Quiroga. A un grito mío, esa misma partida se pondrá a mis órdenes y me servirá de escolta.<br /><br />José Santos Ortiz sabe que no hay apelación posible. Ese hombre que ahora es ante todo su general, no ya su amigo, se ha decretado inmortal, y extiende el escudo mágico de su poder sobre los integrantes de su comitiva. Ortiz vuelve al catre. Detrás de las cortinas que ondean sobre la cómplice oscuridad, lo espera el camino de regreso a Santiago del Estero. Un muchacho al que antaño protegiera, el joven Usandivaras, le ha llevado esa tarde un caballo de repuesto para facilitarle la huida. Pero Santos Ortiz no se irá sin Quiroga. Si la partida de Santos Pérez no lo mata, tendrá que arrastrarse luego por la vida como un muerto civil, convicto de su deshonra.<br /><br />Facundo lo oye removerse, suspirando. Las patas de la cama precaria crujen bajo el peso de una gran congoja. El cuerpo se sacude, sin poder acomodar el alma para que permanezca dignamente quieta dentro de su terror. Él, en cambio, se mantiene rígido, doblado sobre su brazo derecho, en posición casi fetal. Cualquier desplazamiento, en su estado, puede causar dolores inmediatos, mucho más intolerables que el mero presagio de lo porvenir. Sabe que ha dicho solamente una bravata para ocultar lo inevitable. Dondequiera que vayan, hacia atrás o hacia delante, la partida asesina los seguirá, pero es mejor creer que uno muere porque ha tenido el coraje de enfrentarse al Destino. Con el Moro, acaso, Facundo Quiroga sería invulnerable. Sin el Moro, Facundo, el Tigre de Los Llanos, ese personaje magnífico y feroz, capaz de aniquilar al enemigo con sólo fijar en él las pupilas negras, donde brilla un fantasma de azogue que hechiza las voluntades, resulta apenas un reflejo inerte.<br /><br />A pocos seres se les concede el extraño privilegio de contemplar el resplandor de su alma entera, enfrente de sí mismos. Juan Facundo Quiroga se sabe uno de ellos. Ha visto su alma por primera vez una mañana, bajo el sol que cae a pico en un monte de Los Llanos. Es tal como él la ha soñado y casi palpado en las noches transparentes, congeladas tras los muros de un aire de vidrio, al pie de la cordillera. Tiene un color gris azulino que puede virar al negro según la capturen o la esquiven las sombras. Aun a pleno sol parece mojada por la luna, y es, como ella, secreta. Su alma tiene la velocidad del pensamiento y el fuego del deseo. Fuerte como la muerte, cruzará la muchedumbre de las aguas; los grandes ríos no podrán sofocarla.<br /><br />Facundo desmonta ahora del zaino al que no volverá a subir. Lo deja en el camino con todos sus aperos, como una cosa que ya no le pertenece. Se dirige a su alma que corcovea en lo alto del monte, solitaria e indómita. Sus hombres lo miran, azorados: su comandante no ha hecho siquiera ademán de sacar el lazo o las boleadoras. Camina en línea recta hacia el caballo que parece esperarlo. Lo ven, a la distancia, acariciar el lomo del animal, rodearle el cuello con el brazo. El viento no les trae el eco de la voz, pero entienden que le está hablando y que el tordillo le contesta con movimientos del hocico, y con breves relinchos. A poco, Quiroga baja por la ladera del montecito. El caballo, al que por su color llamarán "el Moro" y que apenas ha dejado de ser un potro, sigue tras él, apacible.<br /><br />Facundo ya no ha de separarse de esa máquina sensitiva y fulgurante, que conoce sus deseos antes de que él mismo pueda formularlos, que lo asiste en sus dudas y lo acompaña en sus cavilaciones. Sobre el lomo del Moro se convierte en el caudillo que reúne y concierta las voluntades de la Tierra Adentro contra la Liga del Norte y el poder unitario del porteño Rivadavia. Las herraduras del Moro marcan el suelo de San Miguel de Tucumán cuando Facundo entra en la ciudad, después de la victoria en los campos de El Tala. Cree que ha muerto en batalla el general Lamadrid, cuya espada lleva al cinto como trofeo. Esa muerte, sin embargo, es su frustración mayor, y así se lo escribirá a doña Dolores, su mujer. La Madrid es el único rival digno de él. Los dos saben entrar a la pelea dando gritos más hirientes que un filo de cuchillo, los dos saben hacer brotar de la tierra sangre y agua con un golpe de lanza. Facundo sólo estará satisfecho cuando sepa que su adversario ha logrado sobrevivir a sus once heridas de fusil, de sable y de bayoneta, y que otra vez podrá retarlo a combate hasta que uno de los dos desaparezca.<br /><br />Con el Moro invade Facundo la ciudad de San Juan cuando Buenos Aires levanta contra él nuevas fuerzas conspirativas. San Juan no le opone armas, quizá porque el pueblo llano lo está esperando o porque la fama del Tigre basta para pudrir la pólvora dentro de los fusiles y poner alas infames en los pies de la fuga. El general Quiroga desdeña a los notables que se han reunido para recibirlo, por temor o porque esperan ser favorecidos. Ignora los techos de la Casa de Gobierno que lo aguarda con honores, prefiere un potrero de alfalfa donde el Moro se reponga de la fatiga de las marchas, y donde él mismo pueda hablar tranquilo, en el remanso de un afecto, con la nodriza negra de su infancia a quien abraza y sienta a su lado, mientras que los dignatarios civiles y eclesiásticos quedan de pie, sin que nadie les dirija la palabra, sin que el Jinete se digne despedirlos.<br /><br />En las noches sanjuaninas Facundo duerme bajo un toldo, a unos metros del Moro. Los amaneceres los sorprenden en diálogo mudo. Sus enemigos toman por afrenta bárbara estos hábitos ciertamente anómalos para un hombre de ciudad. Pero él se enorgullece de haberse criado en los campos de Los Llanos, en la estancia paterna de San Antonio, entre viñedos y tropillas bravas. Sus hombres creen que el Moro es capaz de habitar en un tiempo más ancho y más profundo que la memoria humana y que le transmite recuerdos de lo porvenir. Quiroga no los desmiente; sin embargo no es ésa la razón que lo detiene junto a su caballo en el campo raso. Sabe que la libertad y la cólera se ablandan y se corrompen bajo sábanas de Holanda, en la trampa dorada de las camas con baldaquino, en los comedores iluminados por cristales y candelabros. Sabe que su alma se reconcilia consigo misma sólo bajo la luz perfecta y distante de las estrellas que únicamente a la intemperie llega a la tierra con absoluta pureza, como si el aire fuera un pozo traslúcido y sereno de agua de lluvia.<br /><br />Allí, en San Juan, recibe Facundo mensajes de Rivadavia, que le envía el comisionado Dalmacio Vélez Sársfield por medio de un correo. Quiroga desestima tanto al doctor porteño que no ha osado presentarse ante sus ojos, como a los papeles que le remite. Se los manda de vuelta con el chasque, sin abrir los sobres, y escribe en la cubierta su rechazo. No leerá comunicaciones de individuos que le han declarado la guerra; prefiere responderles con obras, dice, pues no conoce peligros que le arredren y se halla muy distante de rendirse a las cadenas con que se pretende ligarlo al pomposo carro del despotismo. Cuando el correo parte, desconcertado, Quiroga busca un guiño luminoso en la mirada del Moro. Su caballo lo aprueba porque tampoco tiene amos. No es él quien lo ha encontrado y domado; es el Moro quien ha querido esperarlo en el centro de la mañana, bajo el sol cenital, para adueñarse de esa mitad humana que le falta, para completar el acuerdo de la tierra y el cielo en una sola fuerza y un solo pensamiento.<br /><br />El general oye toser a Santos Ortiz, que no se anima a hablarle. Su secretario no puede desprenderse sin temblor y sin desgarramiento de los afectos que lo atan a la vida como se apega un animal a su querencia. También él, Quiroga, tiene hijos: Ramón, Facundo, Norberto, Jesús, Mercedes. Y una mujer hermosa que a veces ha debido huir con ellos de la casa familiar, perseguida por las tropas unitarias, y que lo ha esperado siempre, en Malanzán o en Buenos Aires, a la vuelta de las campañas o de las mesas de juego, donde Facundo desfoga su único vicio perdurable. Suspira a su pesar, inmóvil. Si sucede lo que teme Santos Ortiz, sus hijos varones heredarán el deber de vengarlo. Su esposa y sus hijas, con la tenacidad más lenta y más sutil de las mujeres, conservarán su memoria.<br /><br />Una puñalada de dolor en la base de las vértebras le arranca lágrimas de los ojos cerrados, pero no una queja que Ortiz podría oír. ¿Tendrán su esposa y sus hijas, realmente, memorias suyas? Ha estado mucho más tiempo fuera de su casa que dentro de ella, se ha demorado tanto más en las antesalas furiosas de la batalla que en los tapices y almohadones del estrado, en el hogar solariego. Ha dormido más veces al raso, junto al Moro, preparado para responder al enemigo entrevisto, que abrazado a Dolores, entre las sábanas de lino perfumadas con bolsitas de alhucema. Aun en su juventud, ha pasado más días vigilando las haciendas y entrenando los mejores parejeros para las carreras provinciales, que a la sombra de las viñas de Malanzán, donde la piel pálida de Dolores enrojecía también bajo los besos como las uvas maduras.<br /><br />"Vas a morir en un campamento, en un catre, en cualquier parte menos en esta casa" -le ha dicho su mujer una mañana de despedida, pero sin reproches, con dolor tranquilo, como si constatara un hecho inevitable. Nunca le ha dicho, en cambio "Otra te cerrará los ojos". Nunca ha temido que mujeres ajenas se instalen en cada hueco de su ausencia, y apresen el corazón de Facundo en la armadura de su corsé, y le aten las manos imperceptiblemente con las cintas de seda que adornan las cabelleras.<br /><br />Doña Dolores Fernández jamás ha temido las seducciones de otras, ya se tratase de chinas o de señoras. Un solo ser, ni hembra, ni siquiera humano, le ha inspirado celos. Un solo ser: el Moro.<br /><br />Facundo respira con cautela. Planea la complicada operación de darse vuelta con el cuidado y la precisión de una estrategia militar. Por fin, logra apoyarse del otro lado sin acrecentar mayormente sus dolores. El vuelco le refresca la espalda, que no respira, agobiada por el sudor.<br /><br />"En dos días me olvidarás, te olvidarás de todo. No tendrás más casa que un toldo volado por los vientos del llano. Vas a correr como un ciego, sin medir los peligros. El humo te nublará los ojos, la pólvora te tapará los oídos. Ese animal, que es tu oráculo, te llevará al desastre", ha dicho Dolores, y él aparta la trenza deshecha que cae sobre el seno izquierdo y besa la zona tersa del hombro que la camisilla de encaje, sin mangas, deja al descubierto.<br /><br />No la olvida, pero tampoco encuentra en el casco redondo de la noche el tambor sordo de los duelos, ni los redobles pavorosos de las ejecuciones. Sólo oye el tumulto de su montonera -llanistos campesinos, viñateros, pequeños comerciantes, hacendados humildes- que se dispara en direcciones imprevisibles para las tropas de línea. Vuelve a Rincón de Valladares, donde ha vencido de nuevo a Lamadrid y también a los mercenarios colombianos de López Matute, que saben degollar de a veinte, mejor que los argentinos, y deshacer doncellas santiagueñas y tucumanas con seca brutalidad, a tiro de fusil. Los enemigos huyen a Salta y a Bolivia. Caen Rivadavia, el presidente unitario, y su fallida Constitución. Facundo encabeza el partido federal, domina Cuyo y el Noroeste.<br /><br />Pero en el corazón deslumbrante de la victoria late el principio oscuro de todas las derrotas, y el Moro lo sabe. Sabe que el Manco Paz, el artillero unitario, victorioso en San Roque, dejará entrar a Facundo a la ciudad de Córdoba sólo para emboscarlo. Sabe que de nada valdrá una tropa de cinco mil combatientes. El general Quiroga bebe el hondo y último frescor de la noche en Ojo de Agua. Lamenta haber traicionado la clarividencia de su alma cuando aún estaba a tiempo. Lo han engañado la luz neutral de las estrellas -siempre idéntica a sí misma y al cabo indiferente a los avatares de los hombres-, las adulaciones de sus ambiguos aliados, la borrachera de la propia fuerza que parecía haber enlazado y amansado al destino bagual. Paz lo espera en La Tablada, y Facundo saldrá a darle batalla, pero no sobre el Moro, que rehusa, encabritado, cualquier jinete: tal es su disgusto porque Quiroga no ha querido acceder a las alarmas severas de sus ojos. La lucha dura dos días, y más de mil federales perecen.<br /><br />Facundo salva su vida, pero pierde al Moro.<br /><br />Dolores recupera a su marido. Lo cree salvado. Se lo lleva a Mendoza. Después, a Buenos Aires.<br /><br />El doctor Ortiz se está vistiendo a la luz aún turbia del amanecer. Afuera, los hombres de la posta aprontan caballos para uncirlos a la galera. En la cocina de tierra, una chinita descalza se despereza mientas calienta el agua del mate, y prepara un cocido de hierbas medicinales para los dolores del general.<br /><br />- Que venga Funes, ordena Quiroga.<br /><br />Entra el asistente, le da unas fricciones con linimento que traspasa a los huesos un sabor anestésico de alcanfor y eucaliptos. Le alcanza la ropa de viaje, lo ayuda a vestirse y a calzarse.<br /><br />Cuando suben a la galera, el sol ya pinta el camino y alegra los colores cansados de las cosas. Las caras de los peones parecen recién hechas, limpias, aunque los rumores les han envenenado el sueño con pequeñas dosis de muerte. Van cuatro hombres montados, dos postillones -uno de ellos un niño que ha pedido el privilegio de acompañar al general Quiroga- y dos correos: Agustín Marín y José María Luejes.<br /><br />José Santos Ortiz también parece haber olvidado la conmoción de la noche. Fuma un cigarro, distrae los ojos en la vegetación sedienta: chañares o espinillos, que ponen manchas verdes y ásperas en la seca de febrero.<br /><br />Juan Facundo Quiroga ve las caras casi borradas de sus muertos. Los que él ha mandado degollar o fusilar, y los que los otros le han matado. Los muertos de la independencia y los de la guerra civil. Sólo tiene un remordimiento: veintiséis prisioneros que ha hecho ejecutar furiosamente en represalia por el asesinato del entrañable amigo José Benito Villafañe.<br /><br />Hasta que uno de los dos desaparezca. Pelear una vez para no pelear toda la vida. Las exhortaciones que ha dirigido a sus consuetudinarios y cíclicos enemigos Paz y Lamadrid, a veces derrotados, y otras vencedores, se han perdido en el eco de batallas, saqueos y mutuas crueldades que se reiteran y se multiplican. Después de quince años de luchas los mismos adversarios siguen cambiando sus papeles sobre los mismos territorios, devastados siempre.<br /><br />- ¿Ha quedado usted satisfecho de la gestión pacificadora, general?<br /><br />- Bastante. No sólo Salta, Tucumán y Santiago han acordado la paz. También coinciden en la necesidad de constituir la nación. Claro que en Buenos Aires no estarán igual de conformes.<br /><br />Quiroga muestra a Santos Ortiz unos pliegos que guarda en el bolsillo.<br /><br />- He aquí una carta de Rosas. Él considera que nuestros pueblos no se hallan, ni se hallarán por mucho tiempo en condiciones de constituirse. Que las dificultades son aún insuperables, porque ni siquiera en cada estado hay concordia, ni sus gobiernos propios se encuentran armoniosamente establecidos.<br /><br />- ¿Y qué cree usted, general?<br /><br />- Me asquean los políticos y me ahoga la sangre. Quisiera llegar a una resolución. No tengo voluntad de volver a combate. Tuve que enfrentar a Paz en La Ciudadela con un ejército de presidiarios por el que nadie apostaba nada. Y ya antes, en La Tablada y en Oncativo, Rosas y López me dejaron solo, y volverían a hacerlo en cuanto les conviniera.<br /><br />Quiroga calla. Mira al camino como si el animal radiante que ha soñado en la víspera pudiese volver ahora.<br /><br />- Si por lo menos López me hubiese devuelto al Moro.<br /><br />- ¿Pero está usted seguro de que él lo tiene? El ha jurado que no se trata de su caballo. ¿No han intercedido incluso Rosas y Tomás de Anchorena para que se lo retornase?<br /><br />- Conozco bien a ese gaucho ladrón de vacas. Él dirá lo que quiera. Pero mis propios hombres lo han visto montando al Moro después de que se lo quitó a Lamadrid, en San Juan. No me extraña que todos crean que van a matarme, puesto que nos hallamos en el territorio de sus títeres, los Reinafé. Pero se equivocan. López es demasiado cobarde para permitirles que se atrevan conmigo.<br /><br />Quiroga cierra los ojos y acomoda los cojines de la galera. El ataque reumático apenas ha cedido, a pesar de las friegas y las tisanas calmantes. Sin el Moro nada ha vuelto a ser lo mismo: las victorias se vacían inmediatamente, como cáscaras de frutas exprimidas y desechadas; su humor y su salud se han desgastado como el filo de una espada que ya no quiere derramar sangre humana. De nada valió la carta que le ha escrito a Anchorena, exponiéndose a sus burlas: yo bien veo que para usted, es ésta cosa muy pequeña y que aún tiene por ridículo el que yo pare mi consideración en un caballo; sí, amigo, que usted lo sienta no lo dudo, pero como yo estoy seguro que se pasarán muchos siglos de años para que salga en la República otro igual, y también le protesto a usted de buena fe que no soy capaz de recibir en cambio de ese caballo el valor que contiene la República Argentina, es que me hallo disgustado más allá de lo posible.<br /><br />Después de perder al Moro se deja encarcelar en los salones de Buenos Aires. Se entrega a las atenciones asiduas y oficiosas de la Restauradora, doña Encarnación Ezcurra, abandona la ropa rústica de las campañas para vestirse en la sastrería de Lacomba y Dudignac, la misma donde Rosas y el general Mansilla mandan cortar sus trajes. Sólo en la hirsuta cabellera rizada, todavía completamente negra, y en la barba que ha jurado no afeitarse hasta vengar el agravio del Moro, se reconoce al Tigre de los Llanos. Comienza a extraviarse en los laberintos de la ciudad, donde los perfumes tapan y confunden el olor acre del peligro, donde las víboras ponzoñosas se ocultan bajo los paisajes bordados de las alfombras. El Moro ya no puede alertarlo contra esas otras emboscadas, que no se preparan a la intemperie. Los caireles de las arañas francesas, que se balancean a la menor correntada, reemplazan el alto mapa inmóvil de las constelaciones. Las pampas son ahora un pedazo de felpa verde sobre las mesas de juego, donde los doctores y los hacendados dibujan a su gusto las sendas de la política.<br /><br />Compra finalmente una casa en la ciudad del puerto, para no hallarse en ella tan extranjero. Muda allí a su familia. Hace educar a sus hijos en las leyes, la música, los idiomas; no sufrirá que los motejen de gauchos bárbaros. Su mujer lo acompaña. Juntos pasean por la Alameda, en un coche tirado por caballos inofensivos que desconocen el dibujo errante de la guerra. Dolores cree que ha olvidado al Moro. Se cree feliz. No le importa el oro abandonado sobre el campo de un azar incruento, en los salones. Ya no son cuerpos de otros en el campo de batalla, y el cuerpo de Facundo ha vuelto, definitivamente, al lugar adecuado, ceñido por sus brazos entre sábanas justas, mientras el Moro corre por el cauce de su especie: un caballo más entre los otros, anónimo, sin dones de previsión ni de palabra.<br /><br />Pero Facundo se siente solo ante el asedio de voces contrapuestas que no estiman tanto su opinión como su brazo, o el grito de guerra capaz de levantar en armas, no ya a los profesionales de la muerte, sino a los paisanos analfabetos que convalidan su poder y se alistan bajo su mando como quien se convierte a la religión verdadera. Todos, los dueños de los negocios, como su amigo Braulio Costa, o los dueños de la palabra, se aproximan para seducir al general retirado que no acierta a desentrañar las redes de las voces y las corta con gestos como disparos y con interjecciones que hacen tajos en la malla del aire.<br /><br />Todos. Y sobre todos, Rosas, el más fuerte o el más astuto, que cubre con papeles, con leguas negras de prolija escritura, las extensiones que no puede vigilar de a caballo.<br /><br />Juan Facundo Quiroga estudia el camino que se va tupiendo con talas y algarrobales. El calor aumenta dentro de la galera; los dos hombres se han desembarazado ya de las chaquetas. Ortiz atisba las alturas.<br /><br />- Hay nubes al Noroeste. Pronto tendremos lluvia.<br /><br />Las ruedas van descendiendo a medida que el bosque se adelanta y se cierra como una montonera sublevada. Sin embargo un alivio fresco afloja y desata por momentos los nudos de sopor cálido que aprietan el cuello y el pecho de los hombres. Han entrado en la sombra de Barranca-Yaco, por donde una vez, antes de la Historia, corrieron las aguas piadosas de algún río. Cuando salgan de entre esos túneles vegetales, piensa Facundo, verán al sol en la mitad del cielo.<br /><br />Un cruce de gritos y relinchos detiene bruscamente la galera. Alguien, que no es el general, ha osado dar la voz de alto. Santos Ortiz se santigua, con un gesto que aúna despedida y penitencia. Sables y disparos brotan de un cerco de ponchos azules. Cuatro peones se derrumban, heridos.<br /><br />Facundo Quiroga sabe que no alcanzarán las pistolas que ha hecho limpiar, menos por temor que por rutina, la noche antes. Tampoco la partida que mandan los Reinafé va a detenerse o a cambiar de amos cuando él mismo se incorpore para increparlos. No hay esperanza porque nadie puede seguir viviendo si ha perdido su alma.<br /><br />Asoma la cabeza por la ventanilla.<br /><br />- ¿Qué significa esto?, pregunta inútilmente.<br /><br />Un tiro de pistola le perfora el centro de la pupila, donde persiste un sol de mediodía, un incendio sin llama sobre la crin del Moro.<br /><br />Fuente: www.losandes.com.ar</span></p> <hr width="80%" style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"> <p align="left"> <span style="font-family:Verdana;"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/facundo6.jpg" style="border: 1px solid rgb(102, 102, 102);" align="left" border="0" height="200" hspace="15" vspace="5" width="204" /><span style="color:#cc3300;"><b><a name="DEVELAN_UN_MISTERIO_QUE_DATA_DE_1834__">Develan un misterio que data de 1834 </a><br /></b></span><span style="font-size:85%;"><br />Hallaron los restos del caudillo Facundo Quiroga<br /><br />El ataúd estaba dentro de una pared del cementerio de La Recoleta, en posición vertical. Usaron un dispositivo electrónico para encontrarlo.<br /><br />El misterio del paradero de los restos de Facundo Quiroga fue develado por un grupo de antropólogos, arqueólogos e historiadores, que encontró su ataúd dentro de una pared del cementerio porteño de La Recoleta, se anunció ayer oficialmente.<br /><br />El ataúd fue descubierto mediante un dispositivo electrónico, en posición vertical, como indicaba la leyenda popular, empotrado en una pared de la bóveda familiar, bajo tierra, informó el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas", a cargo de este emprendimiento que comenzó en el 2004.<br /><br />El organismo, que depende de la Presidencia de la Nación, señaló que el equipo, encabezado por el historiador Jorge Alfonsín, logró "resolver el misterio del inhallable ataúd y el paradero de los restos de Facundo Quiroga", el máximo caudillo y prócer riojano y figura descollante del movimiento federal.<br /><br />El director de Relaciones Institucionales del Instituto, Eduardo Cattaneo, dijo ayer que "se sabía que el cadáver estaba en La Recoleta, a donde fue llevado, se cree, por pedido de Rosas".<br /><br />"Al cuerpo de Facundo lo trajeron en la misma carreta en que murió, pero después se pierde el rastro, también desapareció la carreta y comenzaron a correr numerosas versiones", añadió.<br /><br />Una de las más creíbles, dijo, es la que sostiene que "estuvo un tiempo en la iglesia de San José de Flores", y que "el cadáver se encontraba de pie y con una espada, para luchar contra la muerte".<br /><br />"Se sabía que el cadáver había sido traído a La Recoleta y que estaba en la bóveda familiar", agregó Cattaneo, quien explicó que se lo había ocultado "presuntamente para preservarlo de enemigos, ya que había muchas amenazas de que lo iban a exhumar y quemar los restos".<br /><br />Cuando el Instituto decidió emprender la investigación y búsqueda del cuerpo de Facundo, primero se realizó un trabajo bibliográfico, luego "se pidió permiso a la familia y se empezó a estudiar qué cadáveres había y su procedencia", siguió el funcionario.<br /><br />La Comisión Nacional de Energía Atómica aportó al proyecto un aparato que funciona como un ecógrafo, que mide y registra los huecos a través de los muros.<br /><br />Ese dispositivo detectó un hueco grande en una pared subterránea, detrás de tres catres con cajones, los que fueron retirados para hacer un agujero con una mecha gruesa que permitió ver algo metálico, que luego se comprobó que era un ataúd en forma vertical, como señalaba la leyenda que estaba el de Facundo.<br /><br />"El ataúd fue encontrado en el 2004 y recientemente se pudo comprobar que el cuerpo era el de Facundo Quiroga y ahora hacemos el anuncio", precisó Cattaneo. El proyecto fue elaborado por el historiador Jorge Alfonsín, mientras el equipo de arqueólogos, antropólogos e historiadores fue dirigido por Juan Carlos Denovi, secretario general del Instituto, que preside Alberto Gelly Cantilo.<br /><br />Quiroga nació en 1778, en la localidad de San Antonio, del departamento riojano de Los Llanos, y murió asesinado en 1834 en Barranca Yaco, Córdoba.<br /><br />Según Cattaneo, el hallazgo de los restos también permitirá saber con precisión datos históricos, como las circunstancias de su muerte, que la historia oficial adjudica a una emboscada en Barranca Yaco, mientras viajaba en una carreta a Buenos Aires, a manos de sicarios de los hermanos Reynafé, comandados por Santos Pérez.<br /><br />Una versión de la historia popular señala que "El Tigre" fue baleado mientras se encontraba en la cama con una de sus amantes, lo que no es descartado por historiadores del Instituto, quienes señalan que tras ese episodio pudo haber llegado herido a Barranca Yaco, y morir allí en la carreta mencionada.<br /><br />Otra versión indica que Quiroga fue emboscado en Barranca Yaco, donde recibió un balazo en el ojo izquierdo que lo mató instantáneamente, y que como pago Santos Pérez fue designado por los hermanos Reynafé como intendente de la localidad serrana de Villa Tulumba, a pocos kilómetros del lugar de la emboscada.</span></span></p> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:85%;color:#ffffff;"> <marquee style="font-size: 10pt;" width="100%" height="16" bgcolor="#666666" behavior="alternate">Todos los libros están en Librería Santa Fe</marquee></span></p> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"> <table id="table79" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td width="137"> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"> <b> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;color:#003366;"> <span lang="SV"> <object classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11CF-96B8-444553540000" id="obj74" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" border="0" height="168" width="134"> <param name="movie" value="swf/160x200.swf"> <param name="quality" value="High"> <param name="base" value="http://www.lsf.com.ar/?vienede=elortiba"> <param name="menu" value="false"> <embed src="http://www.elortiba.org/swf/160x200.swf" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" type="application/x-shockwave-flash" name="obj74" quality="High" base="http://www.lsf.com.ar/?vienede=elortiba" menu="false" height="168" width="134"></embed></object> </span></span> </b> </span></p><br /></td> <td width="137"> <p align="center"> <a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/90/ASOMBRO-Y-BUSQUEDA-DE-RAFAEL-BARRETT/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9788433907905.jpg" border="0" height="170" width="110" /></a></p></td> <td width="137"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;"><a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/56/BATALLA-DE-LAS-IDEAS-LA-19431973/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9789500429566.jpg" border="0" height="168" width="110" /></a></span></p></td> <td width="137"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;color:#ffffff;"> <a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/34/PERROS-2-LOS-MEMORIAS-DE-LA-REBELDIA-FEMENINA-EN-LOS-70/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/ayer/Los_perros2.jpg" border="0" height="168" width="114" /></a></span></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;"><a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/70/CORAZONES-DESATADOS/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9789500728706.jpg" border="0" height="168" width="115" /></a></span></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;"> <a target="_blank" href="http://www.lsf.com.ar/libros/29/ARDOR-EN-LA-SANGRE-EL/?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/8498381290.jpg" border="0" height="168" width="101" /></a></span></p></td> <td width="138"> <p align="center"> <span style="font-family:Arial;font-size:78%;"><a href="http://www.lsf.com.ar/libros/85/TANGUECES-Y-LUNFARDISMOS-DE-LA-CUMBIA-VILLERA?vienede=elortiba"> <img src="http://www.elortiba.org/banners/9500514850.jpg" border="0" height="170" width="117" /></a></span></p></td> </tr> </tbody></table> </span> <p align="center"><span style="font-family:Verdana;font-size:78%;"><a href="http://www.elortiba.org/aguanta.html">VOLVER A CUADERNOS DE LA MEMORIA</a></span></p> <p align="center"><b><span style="font-family:Verdana;"><a href="http://www.elortiba.org/index.html"> <img src="http://www.elortiba.org/casita.gif" border="0" height="20" width="20" /></a></span></b></p> <p align="center"> <span style="font-family:Verdana;font-size:85%;"> Solo10.com: <a href="http://www.solo10.com/">Dominios</a> - 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Luego fundaron Los Cerrillos sobre el río Salado cerca de la frontera con los indios.<br /><br />Su primera actuación oficial fue en 1818 a pedido del Director Supremo Pueyrredón para que asumiera la responsabilidad de defender la frontera sur de los ataques de los indios.<br />Logró resolver los problemas por medio de tratados con los caciques indios a quienes conocía bien. Al año siguiente envió al gobierno un plan para el desarrollo, la vigilancia y la defensa de las pampas más remotas, anticipando en sesenta años la Conquista del Desierto.<br />Se unió al ejército de Rodríguez en Buenos Aires para luchar, con Manuel Dorrego, en la campaña contra José Miguel Carrera, Carlos M. de Alvear y Estanislao López en su oposición al gobierno de Buenos Aires.<br />Renunció al ejército con el rango de coronel; regresó a Los Cerrillos y la vida de campo.<br />Continuó preparado, con sus gauchos y peones armados, para proteger la frontera contra el ataque de los indios, instaló fuertes a lo largo de la nueva línea de frontera e hizo nuevos acuerdos con los indios, pero Rivadavia (entonces presidente) se negó a aceptar las condiciones de Rosas.<br />Los indios renovaron sus ataques y Rosas, que tenía su estancia en la frontera, se convirtió en un poderoso opositor de Rivadavia. Para ese entonces se había hecho federal, opuesto violentamente a los unitarios, dirigidos por Rivadavia.<br /><img src="http://www.agenciaelvigia.com.ar/jmrosas2.jpg" align="left" border="0" height="230" width="190" />Después de la renuncia de Rivadavia (1827), Rosas fue designado comandante de la milicia con órdenes de lograr la paz con los indios y de establecer un pueblo en Bahía Blanca. Realizó con éxito ambos cometidos. Cuando el unitario Lavalle destituyó del cargo de gobernador de Buenos Aires a Dorrego en 1828, Rosas dirigió sus propios hombres contra aquél, se unió a Estanislao López de Santa Fe para derrotar a Lavalle en Puente de Márquez, el 26 de abril de 1829, y en julio Lavalle y Rosas firmaron una tregua.<br />El 6 de diciembre de 1829, Rosas fue nombrado gobernador de Buenos Aires con poderes extraordinarios; desde entonces hasta febrero de 1852 -con la excepción del corto período desde 1832 hasta 1835- dominó no sólo Buenos Aires, sino también las provincias.<br />Rosas designó un gabinete capaz, incluyendo a Tomás Guido como ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores, Manuel J. García como ministro de Hacienda y Juan Ramón Balcarce como ministro de Guerra y Marina; una de sus primeras acciones fue celebrar un solemne funeral por Dorrego, ejecutado por Lavalle el año anterior; luego confiscó las propiedades de aquellos que habían intervenido en la revolución del 1º de diciembre de 1828, que había derrocado al gobierno de Dorrego; utilizó estos fondos para recompensar a los veteranos de su ejército restaurador y a los agricultores y peones que hablan sufrido grandes pérdidas en la lucha.<br />Rosas, que creía firmemente que una reorganización nacional constitucional era prematura en ese momento, retiró el apoyo de Buenos Aires; el 5 de diciembre de 1832, fue reelecto gobernador pero no aceptó el cargo, a pesar de las súplicas del pueblo, porque no se le otorgaban poderes extraordinarios. Juan Ramón Balcarce asumió la gobernación de Buenos Aires pero comenzaron a surgir desavenencias entre sus partidarios y los de Rosas; destituido por Rosas en la "Revolución de los Restauradores", lo siguió Juan José Viamonte (1833-1834); mientras tanto, Rosas había ido al sur de la provincia para dirigir las fuerzas expedicionarias hacia el corazón del territorio al sudoeste, oeste y noroeste de Buenos Aires.<br />Una sequía de tres años había sido desastrosa para la pastura del ganado y era esencial conseguir nuevas tierras; con casi dos mil hombres, Rosas empujó a los indios más hacia el sur, abriendo nuevas tierras, destruyendo tribus de importantes caciques que habían atacado los pueblos de Buenos Aires, matando o capturando a miles de indios, rescatando unos dos mil cautivos de ellos y explorando los cursos de los ríos Neuquén, Limay y Negro hasta el pie de los Andes.<br />Finalmente, firmó la paz con los indios, prometiéndoles la comida necesaria a cambio de su rendición y otras concesiones; esta paz duró veinte años; a su regreso a Buenos Aires, se lo aclamó con entusiasmo como héroe conquistador; la legislatura le confirió el título de "Restaurador de las leyes", le otorgó la isla de Choele Choel (que no aceptó pero tomó a cambio sesenta leguas cuadras de tierras buenas para la pastura, cercanas a Buenos Aires); se le rindieron otros muchos honores.<br />El gobierno se encontraba en dificultades, doña Encarnación y los partidarios de Rosas habían sabido manejar la situación política contra los gobiernos en el poder durante su ausencia; ya se habla creado la Mazorca, policía secreta, que incitando al pueblo a apoyar a Rosas y atemorizando a sus opositores, provocó la caída de Viamonte. Bernardino Rivadavia había regresado al país, después de un exilio de cinco años, pero no se le autorizó a permanecer. Se había comenzado a usar la cinta o divisa punzó (cinta o distintivo rojo subido, color de los uniformes usados por la primera unidad militar de Rosas contra los británicos y luego por los combatientes de los indios del sur) como emblema de la lealtad federal (luego fue obligatoria); el más grande rival de Rosas, Juan Facundo Quiroga, había sido asesinado en febrero de 1835.<br />El 7 de marzo, el gobernador interino, Manuel Vicente Maza, renunció y Rosas aceptó el cargo siempre que se le otorgaran poderes judiciales, ejecutivos y legislativos ilimitados y que un plebiscito aprobara su nombramiento; el 13 de abril de 1835, tomó el poder.<br />Por primera vez desde la Revolución de Mayo, se unieron las provincias argentinas bajo un gobierno central (de hecho, no de derecho) decidió a hacer respetar su autoridad por cualquier medio; de inmediato, Rosas dejó cesantes o pidió la baja de cientos de funcionarios del gobierno, empleados y oficiales del ejército, cuya lealtad hacia él no era del todo clara; a lo largo de su mandato enfrentó despiadadamente la oposición individual, grupal o institucional y demandó una constante demostración de lealtad; su propósito según decía era conservar la paz y el orden para que la nación pudiera prosperar política, social y económicamente.<br />Durante este período, la industria ganadera dominó la vida nacional con sus demandas de más tierras para el pastoreo, nuevas fuentes de sal para los saladeros y la creciente monopolización por parte de Buenos Aires del lucrativo comercio de carne salada y desecada.<br />Rosas estaba muy involucrado en todo esto como estanciero, y propietario de mataderos, saladeros y del monopolio de la sal.<br />En 1851, Justo José de Urquiza de Entre Ríos, uno de los generales más importantes de Rosas, anunció su intención de derrocar a Rosas.<br />Con la ayuda de los unitarios, las fuerzas de Rivera, el Brasil (contra el que Rosas había luchado por el Uruguay) y la mayoría de los caudillos provinciales, las fuerzas de Rosas fueron vencidas en la batalla de Caseros: el 3 de febrero de 1852 una era había llegado a su fin.<br />Rosas, con su familia, fue llevado a Inglaterra en un barco inglés. Se estableció en un pequeño pueblo de Inglaterra (Swarkling) cerca de Southamptom, donde vivió durante veinticinco años de los aportes partidarios de Buenos Aires (hasta de Urquiza) porque su enorme fortuna había sido confiscada; murió y fue enterrado allí. En 1990 se repatriaron sus restos a la Argentina y se colocaron en el cementerio de La Recoleta</b></span></p><p align="left"><b><span style="font-size:78%;">Fuente:</span></b><span style="font-size:78%;"><b><a href="http://www.todo-argentina.net/biografias/Personajes/juan_manuel_de_rosas.htm" style="color: rgb(181, 63, 15); text-decoration: none;"> http://www.todo-argentina.net/biografias/Personajes/juan_manuel_de_rosas.htm</a></b></span></p><p align="left"><a href="http://miarroba.com/libros/leer.php?id=17624" target="http://miarroba.com/libros/leer.php?id=17624"><span style="font-family:Haettenschweiler;font-size:180%;color:#ca0000;">LEA Y FIRME NUESTRO LIBRO DE VISITAS</span></a></p><p align="left"><a href="http://www.agenciaelvigia.com.ar/"><fontcolor="#0000ff" size="5" face="Haettenschweiler">VOLVER a la página principal de "Agenci@ EL VIGÍA"</fontcolor="#0000ff"></a></p>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-33655276435423180582008-05-09T20:18:00.000-07:002008-05-09T20:23:17.882-07:00CAMILA ´O´GORMAN /LA SENTENCIA DE ROSAS/ ARTICULO RELACIONADO<dl><div align="center"><center> <dt><img src="http://www.saber.golwen.com.ar/ARGENTINA-CLEAR91303005.gif" height="50" width="68" /></dt> </center></div><div align="center"><center> <dt><span style="font-size:6;color:#000080;"><b>Mujeres Argentinas</b></span></dt> </center></div><div align="center"><center> <dt><script type="text/javascript"><!-- google_ad_client = "pub-9704097072002380"; google_ad_width = 728; google_ad_height = 15; google_ad_format = "728x15_0ads_al_s"; google_ad_channel = ""; //--> </script> <script type="text/javascript" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js"> </script><iframe name="google_ads_frame" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/ads?client=ca-pub-9704097072002380&dt=1210389492218&lmt=1178286405&format=728x15_0ads_al_s&output=html&correlator=1210389492218&url=http%3A%2F%2Fwww.saber.golwen.com.ar%2Fcamilao.htm&ref=http%3A%2F%2Fwww.google.com.ar%2Fsearch%3Fhl%3Des%26client%3Dfirefox-a%26channel%3Ds%26rls%3Dorg.mozilla%253Aes-ES%253Aofficial%26hs%3DWcf%26q%3DCAMILA%2BO%2BGORMAN%2B%26btnG%3DBuscar%26meta%3D&frm=0&cc=100&ga_vid=3597388548026074000.1210389492&ga_sid=1210389492&ga_hid=1288552379&flash=9.0.45&u_h=768&u_w=1024&u_ah=738&u_aw=1024&u_cd=32&u_tz=-180&u_his=4&u_java=true&u_nplug=24&u_nmime=104" marginwidth="0" marginheight="0" vspace="0" hspace="0" allowtransparency="true" frameborder="0" height="15" scrolling="no" width="728"></iframe></dt> </center></div></dl> <hr style="color:#000080;"> <p><span style="font-size:180%;"><b>Camila O'Gorman</b></span></p> <div align="center"><center> <table border="0"> <tbody><tr> <td width="80%"><span style="font-size:100%;">Protagonista de un famoso drama durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. Hija de Adolfo O'Gorman y Périchon de Vandeuil, y su madre fue Juaquina Ximénez y Pinto. </span><p><span style="font-size:100%;">Era nieta de Ana Perichon, la célebre "amiga" de Santiago de Liniers, reconquistador de Buenos Aires.</span></p> <p><span style="font-size:100%;">Camila nació en Buenos Aires en 1828. Tenia diecinueve años cuando conoció al párroco del Socorro, Uladislao Gutiérrez, llegado de Tucumán. La joven cantaba en las funciones religiosas y trataba al sacerdote en su casa, que él frecuentaba. La afinidad espiritual se transformó en amor y la pareja decidió huir de Buenos Aires, el 11 de diciembre de 1847, en dirección a San Fernando, bajo los nombres de Velentina Desan y Maximo Brandier. Allí embarcaron con la complicidad del patrón del barco y llegaron a Goya, Corrientes, en tanto eran buscados por pedido del padre de Camila. </span></p> </td> <td><p align="center"><img src="http://www.saber.golwen.com.ar/camila.jpg" height="292" width="205" /></p> </td> </tr> </tbody></table> </center></div> <p><span style="font-size:100%;">La pareja se instaló en Goya y conquistó la simpatía de la población, que envió sus niños a la escuela que habían establecido. Algunos meses después, un sacerdote, de paso por el pueblo, reconoció a Gutiérrez y lo denunció. Informado Rosas, dispuso que fuesen traídos a Buenos Aires con grillos e incomunicados. Se cree que Camila escribió a </span><a href="http://www.saber.golwen.com.ar/manuelit.htm"><span style="font-size:100%;">Manuelita Rosas</span></a><span style="font-size:100%;">, pues existe una carta de la segunda, fechada en Palermo el 9 de agosto, en la que le dice haber intercedido ante su padre y le recomienda fortaleza. Los prisioneros fueron encarcelados en Santos Lugares. Manuelita había comprado muebles para la celda de Camila, pero su intervención ante Rosas no tuvo efecto, pues este ordenó que los reos fuesen fusilados al día siguiente de su llegada. La sentencia se cumplió el 18 de agosto de 1848, ante el horror de la familia de Camila, que no esperaba este desenlace. La condenada recibió el "baitismo por boca", "por las dudas si había preñez", según rezan los documentos de la época, y la ejecución revistió perfiles dramáticos por ser la primera vez que una mujer sufría la pena de muerte.</span></p> <p><span style="font-size:100%;">"Diccionario Biográfico de Mujeres Argentina", de Lily Sosa de Newton. Plus Ultra.</span></p> <hr color="#000080"> <p><a href="http://www.saber.golwen.com.ar/biografi.htm">Volver a Biografias</a></p> <p><a href="http://www.saber.golwen.com.ar/"><span style="font-size:100%;">Volver a la Pagina Principal</span></a></p> <p> </p> <script type="text/javascript"><!-- google_ad_client = "pub-9704097072002380"; google_ad_width = 728; google_ad_height = 90; google_ad_format = "728x90_as"; google_ad_type = "text_image"; google_ad_channel =""; google_color_border = "336699"; google_color_bg = "FFFFFF"; google_color_link = "0000FF"; google_color_url = "008000"; google_color_text = "000000"; //--></script> <script type="text/javascript" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js"> </script><iframe name="google_ads_frame" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/ads?client=ca-pub-9704097072002380&dt=1210389492250&lmt=1178286405&prev_fmts=728x15_0ads_al_s&format=728x90_as&output=html&correlator=1210389492218&url=http%3A%2F%2Fwww.saber.golwen.com.ar%2Fcamilao.htm&color_bg=FFFFFF&color_text=000000&color_link=0000FF&color_url=008000&color_border=336699&ad_type=text_image&ref=http%3A%2F%2Fwww.google.com.ar%2Fsearch%3Fhl%3Des%26client%3Dfirefox-a%26channel%3Ds%26rls%3Dorg.mozilla%253Aes-ES%253Aofficial%26hs%3DWcf%26q%3DCAMILA%2BO%2BGORMAN%2B%26btnG%3DBuscar%26meta%3D&frm=0&cc=72&ga_vid=3597388548026074000.1210389492&ga_sid=1210389492&ga_hid=1288552379&flash=9.0.45&u_h=768&u_w=1024&u_ah=738&u_aw=1024&u_cd=32&u_tz=-180&u_his=4&u_java=true&u_nplug=24&u_nmime=104" marginwidth="0" marginheight="0" vspace="0" hspace="0" allowtransparency="true" frameborder="0" height="90" scrolling="no" width="728"></iframe> <p> </p>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-42954172825124744652008-05-09T20:07:00.000-07:002008-05-09T20:14:17.061-07:00SU HIJA MANUELITA ROSAS// ARTICULO RELACIONADO<dl><div align="center"><center> <dt><img src="http://www.saber.golwen.com.ar/ARGENTINA-CLEAR91303005.gif" height="50" width="68" /></dt> </center></div><div align="center"><center> <dt><span style="font-size:6;color:#000080;"><b>Mujeres Argentinas</b></span></dt> </center></div><div align="center"><center> <dt> <script type="text/javascript"><!-- google_ad_client = "pub-9704097072002380"; google_ad_width = 728; google_ad_height = 15; google_ad_format = "728x15_0ads_al_s"; google_ad_channel = ""; //--> </script> <script type="text/javascript" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js"> </script><iframe name="google_ads_frame" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/ads?client=ca-pub-9704097072002380&dt=1210389204578&lmt=1178203846&format=728x15_0ads_al_s&output=html&correlator=1210389204578&url=http%3A%2F%2Fwww.saber.golwen.com.ar%2Fmanuelit.htm&ref=http%3A%2F%2Fwww.google.com.ar%2Fsearch%3Fclient%3Dfirefox-a%26rls%3Dorg.mozilla%253Aes-ES%253Aofficial%26channel%3Ds%26hl%3Des%26q%3DMANUELITA%2BROSAS%2B%26meta%3D%26btnG%3DBuscar%2Bcon%2BGoogle&frm=0&cc=100&ga_vid=2645859735409003000.1210389205&ga_sid=1210389205&ga_hid=1231719826&flash=9.0.45&u_h=768&u_w=1024&u_ah=738&u_aw=1024&u_cd=32&u_tz=-180&u_his=3&u_java=true&u_nplug=24&u_nmime=104" marginwidth="0" marginheight="0" vspace="0" hspace="0" allowtransparency="true" frameborder="0" height="15" scrolling="no" width="728"></iframe></dt> </center></div></dl> <hr style="color:#000080;"> <p><span style="font-size:180%;"><b>Manuelita Rosas</b></span></p> <div align="center"><center> <table border="0"> <tbody><tr> <td width="80%"><span style="font-size:100%;">Manuela Rosas de Terrero, hija de juan Manuel de Rosas y </span><a href="http://www.saber.golwen.com.ar/encarna.htm"><span style="font-size:100%;">Encarnación Ezcurra</span></a><span style="font-size:100%;">. Por la extensión característica del gobierno de su padre, su figura adquirió un relieve que el romanticismo de la época acentuó hasta hacer de ella un símbolo. Había nacido el 24 de mayo de 1817 en Buenos Aires. Al fallecer Encarnación, la madre, Manuelita pasó a desempeñar funciones de anfitriona y colaboradora del padre, aunque su papel político fue diferente al cumplido por su madre. Por su simpatía y bondad conquistó la adhesión de cuantos la trataban y conoció la adulación y el halago interesado. Vivía rodeada de un circulo de parientes y amigas, que compartían sus deberes oficiales y sus expansiones particulares. Obedecía a Rosas en todo y trataba a veces de suavizar sus terribles decisiones, como en los casos Maza y de </span><a href="http://www.saber.golwen.com.ar/camilao.htm"><span style="font-size:100%;">Camila O' Gorman</span></a><span style="font-size:100%;">, sin lograrlo. Su romance con Máximo terrero, alimentado durante muchos años, no pudo pasar de proyecto por la oposición de Rosas, y sólo después de la caída del padre logró concretar su casamiento, desafiando la ira del despótico ex gobernante, que nunca le perdono el haberlo abandonado.</span><p><span style="font-size:100%;">La dicha Manuelita se completó con el nacimiento de dos hijos, Manuel Máximo en 1856 y Rodrigo Tomás en 1858. Vivió en Londres, desde donde realizaba visitas al padre, viajó y mantuvo asidua correspondencia con amigas y parientes, detallando los incidentes de su tranquila vida. Murió en la capital inglesa el 17 de septiembre de 1898 sin haber podido volver a su patria.</span></p> </td> <td><p align="center"><span style="font-size:100%;"><img src="http://www.saber.golwen.com.ar/manu_rosas.jpg" height="448" width="260" /></span></p> </td> </tr> </tbody></table> </center></div> <p><span style="font-size:100%;"> </span><img src="http://www.saber.golwen.com.ar/manuelita.jpg" height="272" width="180" /></p> <p><span style="font-size:100%;">"Diccionario Biográfico de Mujeres Argentina", de Lily Sosa de Newton. Plus Ultra.</span></p> <hr color="#000080"> <dl><p><a href="http://www.saber.golwen.com.ar/"><span style="font-size:100%;">Volver a la Pagina Principal</span></a></p><p> </p><script type="text/javascript"><!-- google_ad_client = "pub-9704097072002380"; google_ad_width = 728; google_ad_height = 90; google_ad_format = "728x90_as"; google_ad_type = "text_image"; google_ad_channel =""; google_color_border = "336699"; google_color_bg = "FFFFFF"; google_color_link = "0000FF"; google_color_url = "008000"; google_color_text = "000000"; //--></script><script type="text/javascript" src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js"> </script><iframe name="google_ads_frame" 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</p></dl>herminiahttp://www.blogger.com/profile/03108199311580056569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1069262155447484263.post-60814620163870314282008-05-09T20:04:00.000-07:002008-05-09T20:07:01.101-07:00LA MUJER DE JUAN MANUEL DE ROSAS / DOÑA ENCARNACION DE EZCURRALA CREADORA DE JUAN MANUEL DE ROSAS<br /><br /><div id="todo"> <table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="100%"> <tbody><tr> <td rowspan="2"><a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/"><img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/images/encabezado.jpg" border="0" height="139" width="287" /></a></td> <td><img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/images/encabezado-02.jpg" height="117" width="477" /></td> </tr> <tr> <td><img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/images/encabezado-03.jpg" height="22" width="477" /></td> </tr> <tr> <td colspan="2"><img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/images/encabezado-04.jpg" height="11" width="764" /></td> </tr> </tbody></table> <div id="body"> <div id="left-bar"> <img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/images/tit_secciones.gif" alt="Secciones Temáticas" height="29" width="150" /> <div> <div> <ul class="module-list"><li class="module-list-item"><a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/cine/" title="">Cine (9)</a> </li><li class="module-list-item"><a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/deporte/" title="">Deporte (6)</a> </li><li class="module-list-item"><a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/fechas_evocatorias/" title="">Fechas Evocatorias (77)</a> </li><li class="module-list-item"><a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/historia/" title="">Historia (118)</a> <ul class="module-list"><li class="module-list-item"><a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/historia/historia_americana/" title="">Historia Americana (63)</a> </li><li class="module-list-item"><a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/historia/historia_argentina/" title="">Historia Argentina (121)</a> </li><li class="module-list-item"><a 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Ramiro Podetti]</em></p> <p><br />Don Juan Manuel de Rosas nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793, en el seno de una familia de estancieros. Luchó contra los portugueses en la Banda Oriental y conformó la compañía de niños del regimiento de Patricios durante las invasiones inglesas, donde se desempeñó como ayudante de Santiago de Liniers. Se unió desde temprano al movimiento y a la causa patriotas conducidos por Rodríguez Peña, Belgrano y Moreno, participando como sargento mayor del Cabildo abierto de mayo de 1810. Acompañó al ejército del Alto Perú y combatió en Suipacha y en Huaqui.</p> <p> Doña Encarnación Ezcurra nació también en Buenos Aires el 25 de marzo de 1795. Se casó con Rosas el 16 de marzo de 1813. Fue la más fervorosa colaboradora de su marido, por quien sentía una verdadera devoción. Actuó en forma brillante en las circunstancias políticas más delicadas y difíciles. Gozaba de una enorme popularidad entre los humildes, débiles y desposeídos, a los que protegía y halagaba, recibiéndolos en su casa. Llegó a ser el brazo derecho de su marido amado, con esa impunidad, habilidad, perspicacia y visión que es peculiar de la mujer. De una lealtad y fanatismo inclaudicables, sin embargo ella sólo inducía, sugería, sugestionaba, dueña de una inteligencia exquisita. Rosas se refirió a su esposa así: “digna compañera de mis cansados días, mi fina esposa y amiga”. Falleció en Buenos Aires el 20 de octubre de 1838, y su sepelio dio lugar a grandes demostraciones de duelo por la desaparición de quien recibiera el título popular de heroína de la santa Federación. El solemne cortejo fue acompañado hasta el convento de San Francisco por una doliente multitud de más de 25.000 personas en una ciudad de 60.000 habitantes.</p> <p> Don Juan Manuel de Rosas y doña Encarnación Ezcurra: la encarnación de aquellas dos almas fue completa, en forma nominal, afectiva y efectiva.</p> <p> Tras los primeros años de la Revolución de Mayo, consumidos en la obra de diseminar y difundir sus propósitos dentro y fuera del virreynato, todas las energías del impulso patriota se invirtieron en la inmensa gesta americanista, y hasta Ayacucho, cada una de las luchas del continente contaron en primera fila con los mejores cuadros de la Argentina. Pero en realidad de verdad, mientras tanto, y por más de dos décadas, la anarquía era la que estaba al mando del vasto y deshabitado territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el país en formación era un hervidero y la violencia cerril proyectaba su sombra. Será Rosas el que creará los fundamentos y el principio de una autoridad nacional en la Argentina, y quien la aplique exitosamente por primera vez en el ejercicio del poder por veintipico de años.</p> <p> El 1º de diciembre de 1828 el general Juan Lavalle –el “sable sin cabeza” como lo llamara San Martín, un militar brillante pero manipulado por los “doctores” unitarios sin escrúpulos provenientes del partido directorial- había depuesto y luego fusilado al gobernador de Buenos Aires, el coronel Manuel Dorrego, héroe de cien combates en todas las guerras de la independencia y caudillo federal indiscutible de los barrios bajos. Rosas unió sus fuerzas con las del santafecino Estanislao López y ambos vencieron a Lavalle en Puente de Márquez el 26 de abril de 1829. Ya para entonces todos ponían los ojos en ese ganadero, el más importante de Buenos Aires, administrador de las estancias más organizadas, disciplinadas y productivas del país, el creador de la industria del saladero y el fundador del capitalismo en la Argentina –y al mismo tiempo el fundador de una forma de superarlo, mediante el ejercicio de la justicia social-. Capitán general de campaña y jefe de un ejército de gauchos victorioso en la guerra contra el indio –los Colorados del Monte-, base verdadera del ejército popular y nacional.</p> <p>En diciembre de 1829 Rosas fue nombrado gobernador de Buenos Aires con poderes extraordinarios. Designó un gabinete de lujo, incluyendo a Tomás Guido como ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores, Manuel J. García como ministro de Hacienda y Juan Ramón González Balcarce como ministro de Guerra y Marina. Confiscó las propiedades de los conspiradores de 1828 y utilizó estos fondos para recompensar a los veteranos de su ejército restaurador y a los agricultores y peones que habían sufrido grandes pérdidas en la lucha, en medio de una persistente sequía de tres años.</p> <p>En diciembre de 1832 Rosas fue reelecto gobernador pero no aceptó el cargo, rechazándolo por tres veces, a pesar de las súplicas del pueblo y de la Legislatura. Para entonces el partido Federal estaba ferozmente dividido entre los “doctrinarios”, “cismáticos” o “lomos negros” y los leales al Restaurador, los “ortodoxos” o “apostólicos”. Rosas no acepta presiones y organiza un Ejército Expedicionario de dos mil hombres, se aleja de la ciudad y de la provincia, y se interna en el desierto por más de mil kilómetros hasta el Paralelo 42, alternativamente combatiendo y negociando con los caciques indios. Conquista cerca de 100.000 kilómetros cuadrados de territorio hasta Neuquén y Río Negro en los Andes, rescatando también a dos mil blancos cautivos de las tolderías. Además lleva científicos, geógrafos, médicos, ingenieros, astrónomos. Es un ejército politizado y adoctrinado. El santo y seña de cada día lo fija el propio Rosas: por ejemplo, “para ser amado del pueblo / hay que aliviarlo”, “para mandar es necesario / aprender a obedecer”. Toda esta obra lo hace acreedor por la Legislatura al título de “héroe del desierto”, el que por extensión se aplica popularmente a doña Encarnación, a la que el pueblo llama, significativamente, “la heroína”.</p> <p><br /><img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/fotos/116/image002.jpg" /></p> <p><br />Por lo demás, Rosas guarda estricto silencio sobre los sucesos de la capital. Juan Ramón Balcarce había asumido la gobernación de Buenos Aires. Es un hombre honrado pero débil y sin ningún talento administrativo. Desde el principio comenzaron a surgir desavenencias entre sus partidarios y los de Rosas. Su primer desatino fue designar como ministro de Guerra al general Enrique Martínez, referente y director de la facción federal sin Rosas, sin los hombres de Rosas y sin la política de Rosas, quien se hizo de inmediato el hombre fuerte del gobierno. Muy pronto la situación se tornó insostenible. Juan Manuel le escribe a su mujer aconsejándola: “Ya has visto lo que vale la amistad de los pobres y cuánto interesa atraerlos. Escríbeles con frecuencia y mándales cualquier regalo... Los amigos fieles que te hayan servido, déjalos que jueguen al billar en casa”.</p> <p>Doña Encarnación finalmente resuelve actuar. Le escribe a Rosas: “Cada día están mejor dispuestos los paisanos, y si no fuera que temen tu desaprobación, ya estarían reunidos para acabar con estos pícaros antes que tengan más recursos” (23/ago/1833). Rosas no contesta. “Yo les hago frente a todos y lo mismo me peleo con los cismáticos que con los apostólicos... aquí a mi casa no pisan sino los decididos” (14/sep/1833) (...no parece la mejor expresión del mal llamado “sexo débil”). Rosas guarda silencio. Pero su casa en la ciudad es un centro febril de actividad tejido por la heroína de la Federación. Ahí se cruzan señores de levita con hombres de poncho, “federales de categoría” con caudillos de parroquia, informantes de toda índole con el prestigioso general don Facundo Quiroga, y todos mezclados con mestizos y mulatos, negros libertos y gauchos de las orillas: la chusma que tanto escandalizaba a unitarios y cismáticos.</p> <p> Hace hoy ciento setenta años, el 11 de octubre de 1833, se inicia el levantamiento. Ese día va a sesionar un tribunal para enjuiciar al propietario de “El Restaurador de las Leyes”, órgano de prensa de los apostólicos. La ciudad amanece empapelada desde el centro hasta los suburbios con grandes afiches que en enormes letras coloradas anuncian: “Hoy juzgan al Restaurador de las Leyes”. Una multitud se congrega en el Cabildo, sede de la administración de justicia, ocupando las galerías y el patio. El griterío y las consignas determinan que el tribunal decida que no está en condiciones de sesionar. La guardia desaloja el edificio, pero la multitud crece en la calle y en la plaza. Sale la guardia del Fuerte y cruza la Recova, formando frente a la enardecida concentración popular. Se viven momentos de gran tensión y conatos de enfrentamiento. Finalmente la multitud se dispersa, pero sólo para reconcentrarse en Barracas. Esta multitud es el alma del pronunciamiento, y en ella hay muy pocos “federales de categoría”. Es una revolución política, pero también es una revolución social. El verdaderamente salvaje unitario Juan Cruz Varela los describe como “ilustre comitiva de negros changadores, mulatos, los de poncho en general”. Es la ilustre comitiva que promueve, representa y conduce la heroína.</p> <p> Ahora la concentración de la Revolución de los Restauradores se fija tras el puente de Gálvez, junto a la orilla sur del Riachuelo. El día 13 una partida asalta el cuartel de Quilmes y se apodera de las armas. El gobierno imparte la orden de reprimir, pero gran parte del ejército, al mando del guerrero de la independencia general Mariano Rolón, se pliega al pronunciamiento con fuerzas y oficiales. Se aclama entonces al general Agustín de Pinedo como jefe militar de la revolución.</p> <p> Al amanecer del 1º de noviembre Pinedo da la orden de avanzar sobre la ciudad. Sus fuerzas suman en ese momento 7.000 milicianos armados y bien decididos. La Legislatura, reunida precipitadamente, pide veinticuatro horas. Al día siguiente es exonerado Balcarce y se designa gobernador a Juan José Viamonte. El general Enrique Martínez se exilia en Montevideo y se inicia una serie de gobiernitos provisionales sin estabilidad que no terminan de resolver la crisis.</p> <p> La Revolución de los Restauradores amalgamó a caudillos de barrio y sus séquitos de hombres de avería con soldados y guerreros de la independencia, a gauchos de “hacha y chuza” con hacendados de la viejas familias patricias como los Anchorena, Arana y Terrero. De esta amalgama resultará la creación de Sociedad Popular Restauradora, mejor conocida como la “Mazorca”, nombre proveniente de su emblema, que ya era usado por algunas logias peninsulares como símbolo de apretada unión. Pero también de un “ritual” espontáneo del centro de la ciudad, en el que pandillas de muchachones federales solían introducir una mazorca por la parte de atrás de los pantalones de los señorones unitarios y lomos negros.</p> <p><br /><img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/fotos/116/image003.jpg" /></p> <p><br />Bajo la inspiración y habilidad de doña Encarnación se acabó así con “la flor y nata de la chocarrera pillería, de la más sublime inmoralidad y de la venalidad más denigrante” (carta del general don José de San Martín a Tomás Guido, 1º/feb/1834). [...] “En ella [la ciudad de Buenos Aires] se encuentra la crema de la anarquía; de los hombres inquietos y viciosos; de los que no viven de los trastornos, porque no teniendo nada que perder, todo lo esperan ganar en el desorden; porque el lujo excesivo multiplica las necesidades y éstas se procuran satisfacer sin reparar en los medios; ahí es donde un gran número no quiere vivir sino a costa del Estado y no trabajar”. [...] “Yo creo que los últimos acontecimientos van a poner fin a los males que nos han afligido desde el año 10, y que a nuestra patria se le abre una nueva era de felicidad... Concluyo diciendo que el hombre que establezca el orden en nuestra patria –sean cuales sean los medios que para ello emplee- es el solo que merecerá el noble título de su Libertador” (San Martín a Guido, ídem).</p> <p><br /><img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/fotos/116/image004.jpg" /></p> <p><br />Desalojados del poder Balcarce y Martínez, pero con la revolución no del todo decidida, para sorpresa de los lomos negros, Rosas concluye la campaña y ¡licencia el ejército en Bahía Blanca! Ha ganado una batalla de aproximación indirecta, pero ha sido una batalla política de aproximación indirecta. Su abandono del gobierno ha sido un riesgo sobradamente calculado en una brillante operación de distracción. Vuelve entonces -¡solo!- a la ciudad y se esparce el rumor de que abandona la vida pública y se exilia del país. Evidentemente, Rosas es el precursor de un estilo muy nacional y propio de ejercicio de la política popular.</p> <p> A la caída de Viamonte le sucederá en la dilación de la resolución de la crisis el interinato de Manuel Maza, presidente de la Legislatura. Pero en febrero del año siguiente, ante la masacre de Barranca Yaco y el tremendo crimen que se lleva la vida del general Quiroga –junto a Rosas y a López una de las tres personalidades hegemónicas del país-, en gravísimas circunstancias, la Legislatura de Buenos Aires sanciona la ley del 7 de marzo de 1935, por la que se otorga el gobierno a don Juan Manuel de Rosas por cinco años, y con la suma del poder público. La significación de esta decisión es extraordinaria no sólo por el hecho del poder que confería, sino porque era la culminación de la larga lucha por el poder interno del partido Federal, y en este sentido el verdadero y definitivo resultado del pronunciamiento popular del 11 de octubre. Desde el punto de vista institucional significó la imposición de una dictadura legal que perduraría por diecisiete años hasta la derrota popular y nacional de 1852 . Pero Rosas no aceptó la decisión de la Sala. Dada la naturaleza del poder que se le confería y para asegurar su mayor legitimidad, contestó que sólo aceptaría si era una resolución explícita del pueblo. La Legislatura decidió entonces llamar a un plebiscito en la ciudad, ya que se descartaba por innecesaria la consulta de opinión de la campaña, unánimemente favorable.</p> <p> El plebiscito del 26 de marzo de 1835 arrojó un resultado aplastante: 9.316 votos a favor y 4 en contra. La pluma completamente insospechable de Domingo Faustino Sarmiento en Facundo reconoce: “Debo decirlo en obsequio a la verdad histórica: no hubo gobierno más popular, más deseado, ni más sostenido por la opinión”. Por primera vez desde la Revolución de Mayo, se unieron las provincias argentinas bajo un gobierno central, venciendo a la anarquía y la disgregación.</p> <p><br /><img src="http://www.agendadereflexion.com.ar/fotos/116/image005.jpg" /></p> </div> <div id="more" class="entry-more"> </div> </div> <p class="entry-footer"> <span class="post-footers">Publicado por Agenda de Reflexión el Octubre 11, 2003 03:19 PM</span> <span class="separator">|</span> <a class="permalink" href="http://www.agendadereflexion.com.ar/2003/10/n_116_la_encarnacion_de_dos_al.html">Link Permanente</a> </p> </div> <div id="comments" class="comments"> <div class="comments-content"> <h3 class="comments-header">Comentarios:</h3> <div class="comment" id="comment-2668"> <div class="comment-content"> <p>estamos buscanod informacion de la mazorca y no no hay nada en toda la web<br /></p> </div> <p class="comment-footer"> Publicado por: merr y tuly | <a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/2003/10/n_116_la_encarnacion_de_dos_al.html#comment-2668">Octubre 18, 2007 05:25 PM</a> </p> </div> </div> <form method="post" action="http://www.agendadereflexion.com.ar/cgi-bin/mt/mt-comments.cgi" name="comments_form" onsubmit="if (this.bakecookie.checked) rememberMe(this)"> <input name="static" value="1" type="hidden"> <input name="entry_id" value="162" type="hidden"> <div class="comments-open" id="comments-open"> <h2 class="comments-open-header">Comente este artículo: </h2> <div class="comments-open-content"> <script type="text/javascript"> <!-- writeTypeKeyGreeting(commenter_name, 162); //--> </script> <p class="comments-open-moderated"> (Si nunca ha publicado un comentario en Agenda de Reflexión este deberá ser aprobado previo a su publicación.) </p> <div id="comments-open-data"> <div id="name-email"> <p> <label for="comment-author">Nombre:</label> <input id="comment-author" name="author" size="30"> </p> <p> <label for="comment-email">Email:</label> <input id="comment-email" name="email" size="30"> </p> </div> <p> <label for="comment-url">URL:</label> <input id="comment-url" name="url" size="30"> </p> <p> <label for="comment-bake-cookie"><input id="comment-bake-cookie" name="bakecookie" onclick="if (!this.checked) forgetMe(document.comments_form)" value="1" type="checkbox"> Recordar mis datos personales.</label> </p> </div> <p id="comments-open-text"> <label for="comment-text">Comentario: </label> <textarea id="comment-text" name="text" rows="10" cols="30"></textarea> </p> <div id="comments-open-footer" class="comments-open-footer"> <input accesskey="v" name="preview" id="comment-preview" value="Ver" type="submit"> <input accesskey="s" name="post" id="comment-post" value="Publicar" type="submit"> </div> </div> </div> </form> </div> </div> </div> </div> </div> </div> <div id="footer"><p class="copy"><a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/quienes.html">¿Quienes Somos?</a> | <a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/contacto.html">Contacto</a> | © <a href="http://www.agendadereflexion.com.ar/copyleft.html">Copyleft</a> 2002 - 2006. 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